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El Anticristo recibirá autoridad de Dios para hacer la guerra a los santos; sin embargo, esta desgracia no podría caer sobre la iglesia, es decir, sobre los cristianos que fueron fieles al Señor antes de la Gran Tribulación.2
“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.”
Apocalipsis 3:10
Al cristiano se le ha dado autoridad para resistir al diablo y hacer que el maligno huya y se aparte (Santiago 4:7), pues “mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). Así que, el hecho de que el Anticristo recibirá poder para perseguir a los santos y vencerlos, es una prueba de que la iglesia ya no estará en el mundo.
“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.”
Apocalipsis 7:9-14
Los “santos” mencionados durante la Gran Tribulación son los que nunca oyeron el evangelio o lo rechazaron antes del rapto. Estos creyentes pagarán su fe con sus vidas, pues los que no acepten la marca de la bestia sufrirán la muerte.3
Estos creyentes convertidos durante la Gran Tribulación, al ver los terribles juicios de Dios y la proximidad del Armagedón, sabrán que la segunda venida está próxima y estarán atentos para ver aparecer al Señor, quien “llegará cuando menos se lo espere, como un ladrón” (1 Tesalonicenses 5:2 DHH), “como un relámpago” (Mateo 24:27) en un tiempo que “nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre” (Mateo 24:36). Sin embargo, se verán grandes señales que le antecederán (Mateo 24:29-30).
Los Tiempos de Cristo y el Anticristo
Para comprender cómo estos dos eventos se llevarán a cabo durante el conflicto final entre Cristo y el Anticristo, es necesario analizar algunas comparaciones entre estos dos antagonistas. Aun cuando no se pueda saber el día o la hora del rapto de la iglesia, la Biblia ofrece varias claves acerca del tiempo no específico, sino general, en el que pasará.
Los tiempos de Jesús
El tiempo de la primera venida de Jesús al mundo fue exactamente en el tiempo en el que Dios lo programó y lo mismo será en su segunda venida (Gálatas 4:4). Lo mismo sucederá con el Anticristo (2 Tesalonicenses 2:6).
De manera interesante, el Imperio Romano jugará una parte integral en el tiempo para la revelación tanto de Jesús como del Anticristo. Jesús nació cuando el Imperio Romano gobernaba el mundo (Lucas 2:1); sus decretos, especialmente el que se refirió al censo, ocasionaron que José y María debieran ir a Belén para que en Jesús se pudiera cumplir la profecía (Miqueas 5:2). También fue durante el gobierno de este imperio que Jesús fue sentenciado a morir en la cruz (Salmo 22:1, 14-18). Para el regreso de Jesús, el Imperio Romano debe ser revivido, tal como lo profetiza la visión de los pies de la estatua del sueño de Nabucodonosor (Daniel 2:32-33, 41-44). Jesús no estableció su reino en su primera venida, pero lo hará a su regreso, “en los días de estos reyes,” ¡cuando el Imperio Romano sea revivido!
De este mismo imperio también saldrá el Anticristo (Daniel 7:7-8, 23-24). Jesús no regresará ya como el Cordero de Dios, sino como el Juez de toda la humanidad, con poder y gloria.
El tiempo del Anticristo.
Es esencial que el Imperio Romano sea revivido para el surgimiento del Anticristo. Según Daniel 9:26, “el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario,” es decir, el ejército romano destruirá la ciudad de Jerusalén y el Templo en el año 70 d.C. El ejército romano, en aquel entonces, había conquistado varias naciones de occidente y del oriente y sus legiones estaban integradas por gentes de varias nacionalidades que conformaban el imperio en ese momento. La extensión del Imperio Romano exigía un ejército numeroso, el cual hasta cierto momento estaba integrado sólo por hombres nacidos inicialmente de familias romanas y, posteriormente, tras las guerras de unificación de la península (91-89 a.C.), de aquellas originarias de las provincias latinas o italianas incorporadas al imperio. Atender los territorios de las provincias más lejanas exigían grandes recursos tanco económicos como humanos que desgastaban las finanzas del imperio, alimentadas por los impuestos y los tributos de las naciones conquistadas. Una de las fuentes de recursos fue la venta de la ciudadanía a las familias prestantes o con nexos económicos con el imperio en cada provincia (este fue el caso de la familia de Saulo de Tarso, que eran contratistas del ejército romano, al que proveían de tiendas). En cuanto al ejército, se incorporaron a las legiones soldados de entre la población misma de las provincias, a los que se le ofrecieron beneficios, como la ciudadanía romana, después de los años de servicio. A partir de 212 d.C., bajo el gobierno del emperador Caracalla, se promulgó la Constitutio Antoniniana, que otorgó la ciudadanía romana a todos los hombres libres dentro del Imperio Romano. Así, Roma no sólo era la ciudad, sino todo el imperio y el ejército romano se convirtió en una fuerza multinacional.4 De una de las naciones que conformaban el imperio, saldrá el Anticristo.
Al llamar al Anticristo el “príncipe que ha de venir,” indica que, al igual que los antiguos césares, gobernará este imperio cuando sea revivido. En este punto es necesario recordar que el Imperio Romano no sólo fue una entidad política, militar y económica, sino también religiosa, al adorar a un dios-emperador. Así que, en conjunto con un gobierno mundial, deberá surgir también una religión mundial encabezada por un poderoso líder religioso (Apocalipsis 13:11-18).
Durante el antiguo Imperio Romano, todo aquel que no se sometiera a los césares y los adorara o profesara una religión diferente, eran condenados a muerte. Así mismo sucederá en el tiempo del Anticristo (Apocalipsis 13:8-15).
El Contraste entre Cristo y el Anticristo
Los contrastes entre Cristo y el Anticristo también son muy significativos e instructivos, como lo muestra el cuadro de la página siguiente.
Es muy triste ver a muchos líderes cristianos que, con el fin de obtener más ganancias económicas, comerciales, políticas y sociales, terminan involucrados en una falsa religión y en la predicación de un falso evangelio, sin pensar que de esa manera preparan el camino para revivir la “religión romana” encabezada por el Anticristo. La tragedia es que, en medio de este proceso, perderán credibilidad, los galardones prometidos y la dirección del Espíritu Santo (Hebreos 6:10-12; 10:35-39).
CristoAnticristoJesús fue despreciado y desechado por Israel y por el mundo.Juan 19:14-16El Anticristo será exaltado y admirado.Apocalipsis 13:4Los enemigos de Jesús dijeron: “No queremos que este reine sobre nosotros.”Lucas 19:14El Anticristo será aceptado como su rey y hasta le entregaron el poder.Apocalipsis 17:13El reino de Jesús es de luz y de verdad.Juan 18:36El reino del Anticristo es de mentiras y oscuridad.Juan 8:44; 1 Juan 5:19Misterio entre Cristo y el Anticristo.
El misterio rodea tanto a Cristo como al Anticristo. Uno involucra a una virgen, otro a una ramera. De Jesús se dice que Él es el “misterio de la piedad,” en el que “Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria” (1 Timoteo 3:16). Por su parte, del Anticristo se dice que “ya está en acción el misterio de la iniquidad” y que es “aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (2 Tesalonicenses 2:7-8).
El “misterio de la piedad,” que se revelará en la novia de Cristo (la iglesia), “se ha mantenido oculto desde tiempos eternos” (Romanos 16:25). El “misterio de la iniquidad” también será revelado a través de la novia del Anticristo, la cual es llamada “Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra” (Apocalipsis 17:5). Al contrario de Jesús, que ama y sostiene a su novia, el Anticristo “quemará con fuego” a la suya (Apocalipsis 17:16).
Dos eventos distintos.
En su segunda venida, Cristo se manifestará con poder y gloria para rescatar a Israel en el Armagedón y será un evento completamente distinto al rapto de la iglesia. Muchos han pretendido que ambos serán un solo evento, pero, mientras que en el rapto la iglesia será sacada del mundo súbitamente para recibir a Jesús en el aire, en su segunda venida, los que fueron raptados vendrán con Él a establecer su reino en el mundo.5
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.”
Apocalipsis 19:11-16
Dos propósitos distintos.
Conforme al sueño de Nabucodonosor interpretado por Daniel, en el que “una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó… fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro” (Daniel 2:34-35), uno de los principales propósitos de Jesús en su segunda venida será destruir a “aquel inicuo,” al Anticristo, “a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (2 Tesalonicenses 2:8). Por esta razón, la segunda venida no puede ocurrir hasta que el Anticristo se haya revelado y su reino se haya establecido en el mundo. Si el rapto no fuera un evento separado de la segunda venida de Cristo, los cristianos no estarían esperando el regreso de Jesús sino la llegada del Anticristo.
Uno de los más graves errores en los que ha incurrido la iglesia en su enseñanza actual, es afirmar que la iglesia no será raptada hasta cuando se haya conquistado el mundo y que, en ese momento, Jesús regresará. Esta falsa enseñanza es la que se denomina Teología del Reino, la cual no tiene sustento bíblico, teológico o escatológico alguno.
Jesús prometió que regresaría por nosotros para llevarnos con Él (Juan 14:1-3) y sobre eso, el apóstol Pablo escribió:
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”
1 Tesalonicenses 4:16-17
Será sólo hasta cuando suene la Séptima Trompeta que Jesús iniciará la conquista de las naciones:
“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.”
Apocalipsis 11:15-18
Notas
Mateo 24:1; 1 Timoteo 4:1; 2 Pedro 2:1-3.
Mateo 16:18; Romanos 5:9; 1 Tesalonicenses 1:10; 5:9.
Apocalipsis 13:8; 14:9-11; 17:8.
Ciudadanía romana - Página de voz - Gran Enciclopedia Aragonesa OnLine (enciclopedia-aragonesa.com).
Zacarías 14:4-5; Mateo 24:29-30.
Capítulo 2
El Misterio de la Bestia
La histórica resurrección de Jesucristo es el evento central de la fe cristiana y en la que todo el cristianismo se sostiene o puede ser derribado. Sus últimas palabras fueron “consumado es” (Juan 19:30), es decir, que su muerte expiatoria había sido consumada en su tumba vacía cuando un ángel anunció: ¡Ha resucitado!
Sin embargo, el clímax final de su salvación ocurrirá en su segunda venida, pero antes de que eso suceda, habrá una señal revelada, también con un lenguaje misterioso.
“Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.”
Apocalipsis 13:1-8
“La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será. Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo. La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición. Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia.”
Apocalipsis 17:8-13
Esta “bestia” ha sido mencionada de varias maneras en el libro del profeta Daniel y en otros pasajes de las Sagradas Escrituras1 que describen como tal al mismo personaje conocido como el Anticristo. Esta es la revelación completa del “misterio de la bestia.”
La complejidad de este pasaje se hace evidente con las palabras, “esto, para la mente que tenga sabiduría” (Apocalipsis 13:18; 17:9), dando a entender tanto la dificultad para comprender como la necesidad de tener discernimiento espiritual. Esto recuerda las humildes palabras del profeta Daniel al rey Nabucodonosor: “Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón” (Daniel 2:30).
Una Doble Existencia
La Biblia revela que la bestia tiene siete cabezas (Apocalipsis 17:3, 9), pero el Anticristo es identificado como el “octavo.” Sin embargo, al afirmar que sólo hay siete cabezas, implica que ¡una de las cabezas tiene una doble existencia! También dice que “es de entre los siete” (Apocalipsis 17:11), es decir, que una de las siete cabezas está siendo designada dos veces… ¡Una de las cabezas tiene doble existencia!
Así pues, la bestia es identificada con una de las siete cabezas. ¿Cuál es su significado? El ángel enviado al apóstol Juan revela la clave al definir las cabezas de la siguiente manera: “Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo” (Apocalipsis 17:9-10). Sin embargo, esta revelación lleva a otras preguntas: ¿Qué significan los siete montes y los siete reyes?
Siete Montes son Siete Reinos
En el tiempo del regreso de Jesús, un ángel anunciará que “los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15), lo cual es muy significativo al tratar de determinar el significado de los montes. Es importante recordar que la gigantesca estatua que el rey Nabucodonosor soñó y en la que era adorado, estaba compuesta por varias secciones que representaban los imperios (reinos) gentiles, desde el tiempo de Daniel hasta la segunda venida de Jesús: Babilonia, Media-Persia, Grecia y Roma.
Pero “en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos” (Daniel 2:44); es decir, en su segunda venida, el Señor Jesucristo destruye todos estos imperios o reinos mundiales de la historia.2 En ese tiempo, estos cuatro imperios estarán todos unificados como uno solo bajo la autoridad del Anticristo.
El reino de Jesucristo es descrito como un “monte que llenó la tierra” (Daniel 2:35). Dado que el reino que vendrá después de los otros reinos es descrito como un “monte,” estos deben ser vistos de la misma manera, como montes alegóricos en las demás partes de la Biblia. Por ejemplo, “en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes” (Isaías 2:2), es decir, de las naciones o reinos de alrededor; “yo estoy contra ti, oh monte destruidor, … y te reduciré a monte quemado” (Jeremías 51:25), refiriéndose al reino de Babilonia; “¿Quién eres tú, oh gran monte?” (Zacarías 4:7), refiriéndose al imperio o reino que se oponía a la construcción del segundo Templo.
“Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro. Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo. Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.”
Daniel 2:37-45
En este pasaje clave, se encuentra una sucesión de cinco reinos, siendo el último descrito como un “monte.” Por lo tanto, los otros cuatro reinos pueden ser también descritos igual. Estos montes o reinos son a los que hace referencia el Apocalipsis, pues “las siete cabezas son siete montes [o reinos], sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes” (Apocalipsis 17:9-10). La Gran Ramera o Babilonia la Grande, la cual es el origen de todas las falsas religiones, es descrita en este mismo pasaje sentada sobre las cabezas de la bestia. En otro pasaje, versículos más adelante, dice que “donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas” (Apocalipsis 17:15), haciendo referencia a la multitud de reinos (naciones) alrededor del mundo, los cuales deben ser dispersados a través del tiempo porque el origen (la madre) de las falsas religiones se ha extendido por varios siglos desde la Torre de Babel.
Hay otra conexión muy interesante al respecto que muestra que la bestia es creada a la imagen de Satanás, pues lo describe como “un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas” (Apocalipsis 12:3), en tanto que el Anticristo es descrito como “una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas” (Apocalipsis 13:1). Las diademas o coronas representan gobierno y, según Jesús, Satanás es “el príncipe de este mundo” (Juan 12:31).3 Este principado requiere de los reinos de este mundo, lo cual Satanás no negó cuando tentó a Jesús en el desierto (Lucas 4:5-8).
Si estas coronas requieren de un gobierno y Satanás gobierna los reinos (naciones) de este mundo, y, dado que las coronas se encuentran sobre las siete cabezas, entonces las cabezas deben representar reinos. Esta es la mayor evidencia de que las siete cabezas, representadas como montes, son realmente siete reinos o naciones del mundo.
Siete Reinos Mundiales
La frase, “y son siete reyes” (Apocalipsis 17:10), anticipa una identificación estricta de los siete montes con los siete reyes. Los montes, por tanto, son poderes imperiales de gobierno. Un rey y su reino son vistos por lo general como uno solo; se levantan o caen juntos, pues no hay reyes sin un reino ni súbditos que le sirvan. Estos siete reyes no son identificados con ningún imperio anterior o diferente a los representados por los siete montes.
La Biblia menciona algo importante respecto a estos siete montes o reinos: “Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo” (Apocalipsis 17:10). Aquí se observa que hay un orden de existencia de estos siete reinos: cinco del pasado, uno actual y otro futuro; pero para poder identificarlos, es necesario tener un punto de referencia desde el cual poder ubicarlos apropiadamente en la historia y en el tiempo. Este punto de referencia se encuentra en por lo menos tres pasajes que mencionan el tiempo profético en el que se hallaba el apóstol Juan cuando recibió esta visión y la registró en el libro del Apocalipsis:
1 Las primeras cuatro características que describen a la bestia en Apocalipsis 13 son las mismas cuatro bestias (reinos) de Daniel 7. Sin embargo, ¡son nombradas en orden inverso!“Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar. La primera era como león, … Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, … Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, … Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible … y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos.”Daniel 7:3-7“Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad.”Apocalipsis 13:1-2Mientras que Daniel miró el surgimiento de los reinos hacia el futuro desde el principio de los tiempos de los gentiles (Babilonia, el “león;” Media-Persia, “el oso;” Grecia, el “leopardo;” y Roma, “la bestia espantosa y terrible”), Juan vio los mismos imperios mirando hacia atrás (primero el “leopardo,” luego el “oso,” y, finalmente el “león”), en el tiempo de Roma, 600 años después de Daniel, una vez que estos reinos habían llegado al final de su carrera.