Responsabilidad de la persona y sostenibilidad de las organizaciones

- -
- 100%
- +
La vertiente del individualismo conocido como igualitario intenta paliar la distancia del ideal democrático que proponía el individualismo radical. La teoría más representativa de esta corriente es la propuesta por John Rawls (1921-2002), que caracteriza a las personas como entidades libres porque, gracias a sus capacidades racionales, pueden emitir juicios morales, de acuerdo con su sentido de la justicia y del bien, e iguales, porque cooperan en la formación de la sociedad, siguiendo unas reglas y unos procedimientos aceptados por todos.
Cada persona comprometida se beneficia de la cooperación social de los otros, siempre y cuando cumpla con los roles y tareas marcadas; por tanto, la cooperación refleja una situación de ventaja para todos, aunque esté pensada en favor del bien individual de cada uno de los participantes.
La sociedad es una suma de individualidades que cooperan para promover el bien de todos los que la configuran. La diversidad de intereses de los individuos, que desean los mayores beneficios posibles, facilita el conflicto.
Las desigualdades deben mitigarse desde el Estado, que, desde esta concepción, puede acercarse al ideal democrático, aunque ello no implique en ningún caso que el punto de partida y final de todos los individuos sea igual para todos. Se trata, en todo caso, de mejorar la situación de todos aquellos que cooperan. Rawls distingue entre lo racional, egoísmo individual que lleva a la persona a considerar solo el propio beneficio, y lo razonable, que supone tener en cuenta el interés ajeno. Sin ambos puntos de vista no es posible la cooperación social estable.
El principal objetivo de un Estado justo es establecer una estructura básica de sociedad en la que las grandes instituciones sociales distribuyan derechos y deberes fundamentales y determinen la diferencia entre las ventajas que surjan de la cooperación social.
Rawls propone en Teoría de la justicia (1971) que la desigualdad social y económica está justificada siempre que se maximice la utilidad para los individuos más desfavorecidos de la sociedad: «No hay injusticia en que unos pocos obtengan beneficios con tal de que con ello se mejore la situación de las personas menos afortunadas».48
El Estado debe aspirar a maximizar el bienestar de la persona peor situada en la sociedad, aunque esto lógicamente no puede llevar a una situación idéntica para todos los individuos que la configuran. La justicia no es igualdad, sino imparcialidad, pues solo a partir de condiciones imparciales se pueden obtener resultados imparciales.
Su principio de eficacia afirma que una configuración es eficiente siempre que sea imposible cambiarla de modo que beneficie a algunas personas sin que al mismo tiempo dañe a otras.
La estructura social debe facilitar una distribución justa, para ello es necesario establecer políticas e instituciones legales adecuadas que propicien el progreso social y económico garantizando la imparcialidad. El Estado debe ofrecer iguales oportunidades a personas con similares capacidades y garantizar los mínimos sociales a aquellos que más lo necesitan; sin embargo, la teoría de la justicia social no favorece en sí misma un régimen capitalista o socialista, pues la decisión de cuál es más oportuno será consecuencia de las circunstancias y de la tradición histórica de la sociedad. Según su principio de compensación:
Las desigualdades inmerecidas requieren una compensación; y dado que las desigualdades de nacimiento y dotes naturales son inmerecidas, habrán de ser compensadas de algún modo […]. La distribución natural no es justa ni injusta, como tampoco es injusto que las personas nazcan en una determinada posición social. Estos son hechos meramente naturales. Lo que puede ser justo o injusto es el modo en que las instituciones actúan respecto a estos hechos […]. La estructura básica de estas sociedades incorpora la arbitrariedad de la naturaleza. Sin embargo, no es necesario que los hombres se sometan a estas contingencias. El sistema social no es un orden inmodificable colocado más allá del control de los hombres, sino un patrón de la acción humana.49
Sus principios de justicia se fundamentan en la elección racional del individuo. El compromiso de cada persona para acogerse a unos acuerdos válidos para todos será en todo caso voluntario; escoger los mejores principios para la sociedad no implica dejar de elegir lo mejor para los individuos, pues los bienes sociales primarios son deseados por todos los seres racionales: derechos, libertades, oportunidades, riqueza, autoestima. Los bienes primarios son considerados como medios para lograr fines y, por ello, el individuo busca obtener la mayor cantidad de estos.
No obstante, los individuos se ven afectados por el mutuo desinterés, no están dispuestos a sacrificarse por el bien de los demás, están mediatizados por un velo de ignorancia que les impide conocer cuáles son sus circunstancias particulares. Son capaces de captar que tienen intereses, pero no saben definir con exactitud cuáles son; por ello, al escoger los principios que fomenten sus propios intereses, eligen por defecto aquellos que protegen también los del grupo social en el que se encuentran.
Consideramos que las aportaciones de Rawls son un claro referente para comprender el punto de vista individualista de la responsabilidad social, sobre todo por sus aproximaciones al concepto de justicia social; por esta razón, volvemos a incidir en su pensamiento en el último capítulo de este estudio.
2.2. FUNDAMENTACIÓN DIALÉCTICO MARXISTA
La aproximación dialéctica a la comprensión del ser humano es considerada como una ontología, más que como un método, que da explicación de las cosas mediante la formulación de tesis, antítesis y síntesis, a través de un discurso en el que se presenta una idea y sus contradicciones para llegar finalmente a la resolución o nueva comprensión del problema. Desde la dialéctica se presenta una concepción idealista del mundo derivada de un modo concreto de concebir la sociedad y al propio individuo.
Entre los grandes exponentes de esta posición encontramos a Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831), que defiende que todas las cosas son contradictorias en sí mismas; por ello, justifica que no hay una única cuestión moral permanente. Al igual que los pensamientos y la práctica ordinaria tienen una historia, también la ética debe ser una disciplina que se estudie e investigue desde el punto de vista histórico. El individuo está movido por pasiones y deseos que se muestran ante él, son variables en función del entorno social. El hombre se dirige hacia fines que dependen del tipo de estructura social en que se encuentra: «El dilema de no poder apartarse de un mundo social que deforma a un mismo tiempo la relación con los otros y la propia personalidad recibe finalmente una expresión social en la forma de vida que Hegel llama la conciencia infeliz».50
Nuestra relación con los demás viene marcada por el papel que tenemos que jugar en la sociedad, ya sea el de director, empleado o accionista, y eso mismo configura también el concepto que tenemos de nosotros mismos; la autoconciencia del individuo se realiza en sus roles sociales y sus relaciones.
Para comprender conceptos y explicar creencias es necesario ubicar primero el sistema del que forman parte; la manera de conducirnos marca las posiciones que tomamos ante la vida. Cuanto más conscientes somos de nuestro modo de vivir, más posibilidades tenemos de comprender aquello que nos trasciende, las propias limitaciones de nuestro entorno se convierten en un reto que superar, y esto constituye la realización contemporánea de la libertad.
Comprender que la sociedad evoluciona mediante la sucesión de formas de vida y que la racionalidad nos permite superar las limitaciones de cada una de ellas es uno de los fundamentos de la ética de Hegel, que se traduce en el precepto metodológico con respecto a cualquier época: «Comprender su vida y su pensamiento en función de sus metas y objetivos, y comprender sus metas y objetivos mediante el descubrimiento de los que los hombres consideraron como obstáculos en su camino».51
La libertad está enlazada con la razón, lo que es en cada tiempo y lugar se define por las propias características de ese tiempo y lugar; las normas que se aplican por voluntad humana no son necesariamente las mismas en todas las épocas, la posibilidad de acusar a alguien de algo depende muchas veces del conocimiento de los factores y variables de la situación.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.