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Los Consejos Campesinos están orientados en el sentido de dar unidad al movimiento de los trabajadores de la tierra, terminando con el divisionismo que significan las distintas organizaciones. Esta unidad significa, al mismo tiempo, mayor fuerza para enfrentar a la burguesía del campo y la ciudad que está empeñada en impedir el proceso de R.A.. Con la organización de los campesinos a través de los Consejos, se pretende crearles una conciencia de clase para vencer, de este modo, la división natural que existe entre los trabajadores de la tierra debido a sus distintos estratos sociales50.
En este esfuerzo de construcción de un poder campesino ampliado a lo largo del país se estaba realizando, en su real profundidad, el cambio estructural en Chile, no solo puntualmente en el agro chileno, sino a nivel de toda la sociedad, hacia la cual aquel cambio irradiaba. En efecto, la remoción del estrato más rígido de la sociedad histórica chilena cual era el estrato rural, donde anidaba, se criaba y fundaba históricamente la relación dominación/subordinación social, irradiando su ordenamiento hacia el resto de la sociedad, configuraba un panorama de pacífica pero, al mismo tiempo, telúrica revolución político-social en Chile: se trataba de un fenómeno removedor de la estructura social más profunda de Chile.
El 26 y 27 de marzo se efectuó en Temuco el 1er. Encuentro de Consejeros de los Consejos Comunales Campesinos de la Provincia de Cautín. Los campesinos discutieron un amplio temario que se refirió a la participación en el proceso de R.A. y visión crítica de la Ley de Sindicalización Campesina, participación en el crédito y en el proceso de comercialización y organización de la producción, (…) el nuevo decreto de los Consejos Campesinos, constitución del Consejo Provincial Campesino y la sedición que tiene orquestada la burguesía agraria.
En el acto inaugural del Encuentro habló el presidente de la Federación de Estudiantes de la U. de Chile con sede en Temuco, Antonio Coloma, quien llevó el saludo de los universitarios a los campesinos:
Quiero hacer llegar el saludo revolucionario y fraternal de los estudiantes universitarios a los compañeros campesinos por esta iniciativa que Uds. han comenzado a gestar en toda nuestra patria, que es la constitución de estos C. C. C. (…) La verdad es que si antes la historia de nuestra patria la escribía un grupo reducido de personas, ahora la están escribiendo la mayoría de los chilenos. La historia la están escribiendo los propios campesinos que, cansados de la tramitación a que fueron sometidos en regímenes anteriores, cansados de la explotación y de la humillación, hoy día alzan la voz, se organizan y se incorporan, junto al gobierno de la UP, a dirigir su destino y a escribir su propia historia51.
30.000 trabajadores del campo y la ciudad, estudiantes y otros sectores obreros se reunieron el domingo 28 de marzo en la Asamblea Provincial de Trabajadores con el Presidente Allende en Temuco. (…) Fue la ocasión en que los campesinos se encontraron con el compañero Allende para plantearle sus inquietudes y problemas. No fue una concentración política, fue una auténtica Asamblea (en que) los Consejeros Comunales Campesinos entregaron al Presidente Allende las conclusiones del Encuentro del 26 y 27 de marzo. (…) Fue el día en que se juntaron trabajadores del campo y de la ciudad, estudiantes y otros sectores laborales. El domingo 28 sirvió para demostrar con hechos el empuje y la fuerza del movimiento popular que se juntó en el corazón mismo de la burguesía agraria52.
Al diferenciar «una asamblea» de un «encuentro político», al afirmar positivamente la primera y negar lo segundo, el discurso de los C.C.C. apunta a valorar la presencia allí de una voz que surge desde el pueblo, voz que se emite ante las autoridades en su propio lugar de emisión y donde aquella ha acudido especialmente a escucharla. Se trata, por otra parte, de una voz que ha construido previamente un discurso y texto escrito propio, el que porta su opinión y sus demandas colectivamente establecidas. Expresión del ejercicio de una práctica de democracia social que estaba llamada a cambiar el contenido y significado de la democracia en Chile, generando descentralización en las decisiones y democracia social territorial; como decía uno de los oradores, esta amplia participación popular y social territorial estaba escribiendo, con otros lápices y otros actores, una nueva historia de Chile.
Reclamo con legítimo orgullo el honor de haber establecido la participación real de los campesinos, que no sólo puede medirse por entrevistas más o entrevistas menos con altos ejecutivos, sino básicamente en la participación real y consciente de todas las masas campesinas en el avance del proceso de Reforma Agraria y en la campaña de producción agropecuaria53.
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Habiendo, efectivamente, finalizado el gobierno de la Unidad Popular el proceso de expropiaciones determinadas por la ley a inicios del año agrícola de 1971 (1.400.000 hectáreas ya reformadas), Salvador Allende y su ministro de Agricultura, Jacques Chonchol, hicieron un llamado a la responsabilidad de los campesinos reformados y productores agrícolas en general, a producir bien la tierra para generar los alimentos que la población chilena requería –especialmente en un momento histórico de ampliación social de la demanda–, proceso que debía ser controlado por los propios Consejos Campesinos. Con el fin de alcanzar el gran objetivo productivo –en el cual se jugaba el éxito inmediato de la R.A.–, el gobierno constituyó el Comando Nacional de la Campaña de Aumento de la producción Agropecuaria para 1971, presidido por el ministro de Agricultura, Jacques Chonchol; comando constituido por los jefes de los Servicios Agrícolas y representantes de la CUT, y de los Consejos Campesinos54.
Como parte y motor de esta «campaña por la producción agrícola», el gobierno y los trabajadores del agro, a través de sus representantes, firman un Acta de Compromiso por el aumento de la producción agrícola: «Los trabajadores agrupados en la Confederación Nacional de Trabajadores del Agro, conscientes de que nuestro destino e intereses son los de la clase obrera y el campesinado, hemos firmado un Acta de Compromiso para luchar por el aumento de la producción agropecuaria, junto a las organizaciones campesinas y a la Central Única de Trabajadores»55.
En el acto de firma de este pacto de compromiso, al que asistieron las autoridades de gobierno y los representantes de los trabajadores agrícolas, el gobierno dio inicio, en abril de 1971, a la «campaña nacional de aumento de la producción agropecuaria». En dicho acto, el ministro Chonchol señaló que
la batalla por el aumento de la producción, es también la batalla por el éxito de la Reforma Agraria. Debemos demostrar que la tierra en poder de los campesinos es capaz de producir más que en poder de los latifundistas. (…) Tenemos que ayudar a los campesinos a trabajar con mayor eficiencia, pero teniendo cuidado de no convertirnos en los nuevos patrones, de no asumir una actitud paternalista. (…) En la campaña de aumento de la producción el pueblo debe tener plena participación ya que se trata de constituir un país más libre, en el que cada chileno tenga la posibilidad de ser un hombre integral56.
En dicho acto habló el presidente de la Confederación de Trabajadores del Agro, Ulises Manríquez: «Estamos conscientes de la responsabilidad que hemos asumido y a las tareas a que nos hemos comprometido. Con este Acto nos estamos incorporando como trabajadores a una tarea patriótica en beneficio de todos los chilenos»57.
Por otra parte, el gobierno define su política agraria hacia los latifundistas, transparentando el proceso de R.A., y hacia los pequeños y medianos productores, facilitando el crédito e incentivando la producción en estos sectores. Asimismo, el gobierno ya había procedido al reparto de semillas, pesticidas y fertilizantes a los campesinos, disponiéndose el otorgamiento de asistencia técnica a todos los sectores reformados, trabajadores agrícolas, pequeños propietarios y medianos agricultores: los principales sujetos a través de los cuales se buscaba construir el Chile Nuevo en el campo nacional.
Nos gustaría que pudieran ver lo que son estas tierras ahora y
lo que haremos con ellas
trabajándolas con empeño y cariño58.
5. El caso de la Reforma Agraria en la comuna de Los Lagos: la experiencia vivida por sus protagonistas59.
Durante el gobierno de la Unidad Popular, el proceso de Reforma Agraria logró materializarse en la comuna de Los Lagos (Región de Los Lagos): cientos de campesinos tuvieron la oportunidad de cumplir aquel tan anhelado sueño, trabajar autónomamente un pedazo de tierra. Así, frente a la necesidad de redistribuir la propiedad de la tierra y entregarla a los campesinos para su producción, se expropió una gran cantidad de fundos de extensas proporciones. En el transcurso de los años de la Unidad Popular se formaron en la comuna de Los Lagos alrededor de treinta y siete asentamientos campesinos, quienes se organizaron en conjunto con la CORA y el apoyo permanente de INDAP y el Banco del Estado, produciéndose durante este tiempo un avance significativo en cuanto a la producción y organización de los campesinos tanto en los asentamientos como en sindicatos agrícolas. Las palabras de don Jorge Fuentes Espinoza, quien fue un arduo dirigente sindical y de asentamiento campesino durante aquellos años, muestran el sentir que tuvo la reforma agraria como proceso de cambio en la comuna, señalando que:
en el periodo de la Unidad Popular de Allende tuvimos una oportunidad muy grande todos los campesinos (…) se aprovechó mucho la oportunidad que la gente pudiera tener un pedazo de tierra (…) por medio de los asentamientos que se crearon, hubo un gran despertar dentro de la gente, una gran facilidad para poder hacer producir la tierra, se dio la oportunidad de poder tener, algo que no se había dado antes60.
Dentro de las particularidades que tuvo la reforma agraria en la comuna de Los Lagos respecto de la situación nacional, podemos destacar que el proceso de expropiaciones realizado bajo la normativa del programa de reforma agraria de la Unidad Popular no fue muy resistido por parte de los propietarios de la tierra; según los testimonios recogidos, en muchos casos este proceso se realizó por la propia voluntad de los dueños de fundos, acogiéndose a la ley y entregando la tierra bajo mutuo acuerdo con los trabajadores. De este modo se pudieron evitar las expropiaciones forzadas y los conflictos que de esta situación pudieron surgir, tal como ocurrió en otras zonas de nuestro país.
Tanto la reforma agraria como la sindicalización campesina fueron dos procesos que se vieron fuertemente profundizados en la comuna de Los Lagos, significando positivamente las vidas de los campesinos y de sus familias, representando una posibilidad efectiva de acceso a la tierra, con la consiguiente mejora en las condiciones de vida y de trabajo.
El proceso de Reforma Agraria vivido por los campesinos y dirigentes en la comuna de Los Lagos durante el periodo de la Unidad Popular fue muy relevante, ya que marcó un antes y un después en las vidas de estos protagonistas; de igual modo, fue un cambio significativo que vivió la sociedad rural de la comuna de Los Lagos en su conjunto, pues permitió la transformación de una comuna caracterizada por la presencia de grandes propiedades, a una con presencia de muchos pequeños productores agrícolas que lograron, con gran esfuerzo familiar, mantener su parcela asignada, fruto de la Reforma Agraria, tal como la podemos ver hoy día.
La historia vivida por los campesinos en la comuna estuvo caracterizada por una fuerte dependencia patronal, generaciones tras generaciones trabajando la tierra del patrón, con condiciones de vida y de trabajo bastante deficientes. Sin embargo, el proceso social, económico y político que comenzaba a surgir hacia fines de la década del sesenta, principalmente la Reforma Agraria, trajo para los campesinos de estas latitudes, la esperanza y la firme convicción de que todo aquello que ya estaba ocurriendo en otras zonas del país (zona centro principalmente) llegaría por fin a tocar estas tierras sureñas. Y estos son los recuerdos que tiene don Manuel Quilaqueo, excampesino asentado y dirigente de asentamiento, al decirnos con profunda emoción que:
aquí ya se iba escuchando de que con el tiempo la tierra iba ser del campesino… queríamos que se hiciera la reforma agraria… después llegó Allende y profundizó este planteamiento… y los campesinos lo apoyamos, porque veíamos que había mucho sufrimiento en nosotros, estábamos marginados… como postergados… los dueños de fundos hacían lo que querían con nosotros, nos explotaban a su manera, nos miraban como ellos querían…61.
Cuando la reforma agraria tocó estos campos sureños, surgió paulatinamente el despertar de los campesinos y de los trabajadores del campo, la toma de conciencia, la necesidad de cambio, la lucha por lo anhelado, por el trabajo colectivo y la producción de la tierra. Don Evaristo Barra Ibáñez, excampesino asentado y exdirigente sindical, nos grafica este sentir al contarnos que «la reforma agraria para nosotros los campesinos, fue un cambio muy grande… después trabajábamos a nuestra voluntad de lo que podíamos hacer… mientras que cuando era fundo era lo que nos decían que hagamos y lo hacíamos… después teníamos que ingeniarnos para hacer lo que teníamos que hacer… tomamos conciencia… cuando estábamos apatronados era recibir órdenes no más, igual que un perro, después uno se organizó como una familia no más»62. Por su parte y como un fiel impulsor de la reforma agraria en el sur, don Santiago Acuña, exfuncionario de la CORA, nos cuenta que «con esto de terminar con el latifundio a su vez se termina con el inquilinaje en Chile y esa situación le devolvió dignidad al campesino propiamente tal, como ser humano, o sea se sintió más libre, se sintió con derechos… la sociedad lo pasaba a reconocer como sujeto importante en el proceso que se estaba llevando a cabo…»63.
Don Santiago nos habla de libertad y dignidad, dos palabras claves para entender el proceso de cambio que estaba viviendo la sociedad rural chilena en su conjunto y la comuna de Los Lagos en particular. Libertad del campesino, en el sentido de verse desvinculado de la antigua condición de trabajador apatronado, libertad de poder ser parte y verse favorecido de un proceso de carácter nacional y que los estaba poniendo a ellos como protagonistas, a la vez que se les instaba y motivaba a la organización sindical. Por otro lado, ahí está presente la dignidad, al tener la oportunidad de cambiar su condición de marginalidad, pobreza y miseria por una condición más justa y con mayor reconocimiento por parte del Estado y de la sociedad. El trabajador del campo chileno fue sacado del estado de postergación en que se encontraba y conducido a través del trabajo y la organización a una vida más justa.
El trabajo colectivo en el sistema de asentamiento campesino fue muy valorado por los campesinos asentados, desde el momento en que se formaron los asentamientos y se elegían democráticamente los dirigentes de los mismos; existió la conciencia de que debían trabajar, producir la tierra, pues estaban aportando a la economía nacional y solventando las necesidades de ellos mismos. Se formaban Comités de Producción, los que se encargaban de coordinar lo relativo a una determinada área productiva, tal como lechería, agricultura, explotación maderera, etc. Los asentamientos contaron con la ayuda y el apoyo técnico requerido a través de los técnicos agrícolas, funcionarios de la CORA, que los orientaban en materias de producción.
La vida en comunidad que se vivía en este espacio de producción y organización fue muy favorable para los campesinos asentados, así lo recuerda don Manuel Quilaqueo, quien nos cuenta que «aquí nosotros trabajábamos muy bien, no había problema, no habían vicios, era responsable la gente»64. La organización democrática de este espacio es apreciada por don Jorge Fuentes Espinoza, excampesino asentado y exdirigente sindical, quien nos dice que: «todas las decisiones se tomaban de forma democrática, en tranquilidad, todo en común acuerdo, todos apoyaban, porque nunca hacíamos acuerdos para destrucción, sino para cosas buenas, para ir avanzando cada día más»65.
La comuna de Los Lagos destacó por la eficiente producción especialmente de trigo, remolacha y avena. Los asentamientos se organizaron de tal manera que lograron, la mayoría de ellos, cumplir con las metas de producción y solventar los gastos de insumos y sueldos, también para responder con la deuda que contraían con el Banco del Estado en ese periodo. Don Francisco Guajardo, subdelegado comunal en el gobierno de la Unidad Popular, señala que hacia el año 1973, Los Lagos lideraba el ranking de productores de trigo en esa temporada; se sembraron cerca de 2.500 hectáreas de trigo:«… para poder dar cumplimiento a esto, como autoridades (…) teníamos que ir al campo, conversar con los 5 ó 6 representantes de cada asentamiento y decirles que la tarea era hacer producir la tierra, no era para tenerla tirada, se expropió esta tierra para hacerla producir más que cuando estaban en manos de propietarios, los patrones (…) tenemos la tierra y debemos poner el esfuerzo para producir, de lo contrario nadie nos va a venir a dar…»66.
Lo significativo de la reforma agraria para los campesinos asentados de la comuna de Los Lagos en los años de la Unidad Popular se puede visualizar también en la creciente organización sindical que se llevó a cabo en aquel periodo. En la comuna se lograron organizar cuatro sindicatos agrícolas: sindicato «Esperanza del Sur», sindicato «El Despertar Campesino», «Venceremos Unidos» y el sindicato «Porvenir». La situación previa a 1970 mostraba a una sociedad rural escasamente organizada en la actividad sindical; al respecto, don Alberto Chacón, exfuncionario de la CORA, nos dice: «Bueno, aquí en Los Lagos, hasta ese momento la parte sindical poco se conocía, o sea en las zonas rurales; claro que en las áreas urbanas había empresas que fomentaban la sindicalización, pero en la parte rural no se conocía mucho, porque al patrón no le convenía y por desconocimiento de los propios trabajadores, tampoco se organizaban… entonces había un adormecimiento y no se avanzaba en ese aspecto»67.
En relación a la labor ejercida por los sindicatos, don Rodolfo Rojas, excampesino asentado y dirigente del asentamiento «Los Valientes de Santa Julia», nos cuenta: «Yo por mi parte hallaba bueno tener representación…muchas cosas se hacían por medio de los sindicatos… yo hallaba que era bueno, muy bueno que hubiera un intermediario, era más fácil… los sindicatos se ayudaban unos con otros, fue bueno, fue un apoyo…»68. Así también lo recuerda don Joel Leal, excampesino asentado, al contarnos sobre las gestiones que realizaban los sindicatos en apoyo a los asentamientos y a los campesinos, «aquí recibimos mucho apoyo de los sindicatos, todos los meses se hacían reuniones, se daban a conocer las metas… todo se hacía a través de una asamblea, cuánta era la producción de leña, madera, y todo tipo de cosechas»69.
La labor de los dirigentes campesinos de los asentamientos y de los sindicatos agrícolas fue muy importante durante este periodo, pues ofrecieron apoyo y orientación en cuanto al trabajo, motivándolos a elevar el nivel de producción de los campos, promoviendo la cooperación mutua y sirviendo de representantes de los campesinos en el ejercicio de sus derechos.
Así, la reforma agraria permitió al campesino visualizar críticamente su condición de campesino apatronado y semimarginado de la sociedad chilena, así como su derecho histórico a la propiedad de la tierra. Desde el inicio del proceso de Reforma Agraria en la comuna, este fue visto como una oportunidad real de acceso a la tierra, en un sentido de colectividad, es decir, para trabajarla organizadamente, en este caso en el sistema de asentamientos campesinos.
La nueva situación que caracterizó la vida de los campesinos asentados en la comuna de Los Lagos, de la mano de la Reforma Agraria, contribuyó al fortalecimiento de la propia identidad campesina, proceso que se caracterizó por el logro de la igualdad y la justicia que tanto se había difundido. Los campesinos pasaron a transformase en los nuevos actores sociales, conscientes del proceso que estaban viviendo y con nuevas y mejores expectativas de vida y de trabajo, situación que se manifestó en la creciente participación en la actividad sindical que tuvieron los campesinos asentados de la comuna de Los Lagos durante los años de la Unidad Popular.
Sin embargo, el intenso proceso llevado a cabo en la comuna de Los Lagos durante los años de la Unidad Popular se vio abruptamente interrumpido con la intervención de la dictadura militar, comenzando a gestarse un nuevo escenario político, social y económico en la zona, caracterizado por la represión a los dirigentes de asentamientos y sindicatos, y la trasformación en el sistema de asignación de la tierra. La interrupción del proceso de reforma agraria en la comuna de Los Lagos provocó un gran impacto en las vidas de los campesinos asentados y los dirigentes, pues significó una transformación, un retroceso de todo lo logrado hasta ese periodo. En relación a la intervención de la dictadura en el proceso, don Alberto Chacón, exfuncionario de la CORA, nos señala que: «El golpe de Estado fue un quiebre totalmente brusco, un golpe represivo, un golpe a todas las personas, que detuvo abruptamente todo lo que se había echado a andar en el campo, la producción, los créditos, con el golpe se viene todo abajo»70.
Si bien varios asentamientos campesinos en la comuna de Los Lagos siguieron funcionando por dos o tres años después del golpe, la realidad que caracterizó el trabajo y las relaciones de los campesinos en este sistema de tenencia de tierra sufrió abruptas transformaciones. En un breve tiempo comenzó a desarticularse la organización sindical, se originaron cambios en los funcionarios de la CORA y en los dirigentes de asentamientos. Sumado a todo esto, comienza a efectivizarse la asignación de tierra de manera individual, lo cual produjo entre los asentados un hondo desconcierto, puesto que la falta de apoyo por parte del Estado los dejó entregados a su suerte, sin tener acceso a créditos para continuar produciendo sus predios y sin asistencia técnica, dificultando gravemente las posibilidades de gestión adecuada de sus tierras. Esta situación los llevó a desprenderse de aquello por lo cual tanto habían luchado: la tierra. Así lo recuerda don Santiago Acuña, exfuncionario de la CORA, al contarnos que: «A poco andar un alto porcentaje de parceleros vendieron sus tierras y emigraron a la ciudad, pasando a engrosar los bolsones de pobreza, miseria y cesantía.71 Así, los campesinos asignatarios de la comuna de Los Lagos, en su mayoría, se vieron en la necesidad de vender su tierra, si bien algunos todavía conservan unas hectáreas de lo asignado, muchos de ellos debieron desprenderse de la totalidad de su parcela por no contar con el apoyo financiero requerido y de la ayuda técnica y preparación personal que necesitaban. Ciertamente, esta situación provocó en muchos casos una desvinculación con la vida del campo, como también pérdida de identidad.
Conjuntamente con los cambios producidos en la tenencia de tierra en la comuna de Los Lagos, durante los primeros años de dictadura se reprimió violentamente la organización sindical campesina; los dirigentes de sindicatos fueron apresados y violentados física y psicológicamente. En efecto, una vez que el gobierno socialista de Salvador Allende es derrocado, la dictadura deja caer toda su violencia hacia los sectores rurales, elevándose a miles las muertes en el campo. «Campesinos activistas, dirigentes sindicales, beneficiarios de la reforma agraria e indígenas fueron las víctimas principales en la represión llevada a cabo por la dictadura en el campo»72. Según nos relató don Santiago Acuña, exfuncionario de la CORA, en la comuna de Los Lagos, «se desata una represión generalizada a campesinos, destruyendo el sindicalismo en el campo, declarando ilegales a los sindicatos y federaciones, reprimiendo la ardua labor realizada por los dirigentes campesinos en aquellos años»73.






