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Comité Editorial de México: Jorge Fabre (presidente), Ignacio Aranguren, Luis Ernesto Derbez, Marcelino Elosua, María Fonseca, Alfonso González, Daniela Ruiz Massieu, Jorge Smeke y Julio de Quesada.
Colección Viva
Editada por LID Editorial Mexicana
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Editorial y patrocinadores respetan íntegramente los textos de los autores, sin que ello suponga compartir lo expresado en ellos.
© Ernesto del Blanco 2018, del Prólogo.
© Yurima Cruz Gutiérrez, 2018
© LID Editorial Mexicana 2018, de esta edición
ISBN: 978-607-9380-75-5
Editora de la colección: Claudia Herrán Monedero
Corrección de estilo y de pruebas: Valentina Gatti
Maquetación: Claudio Araujo
Diseño de portada: Claudio Araujo
Impreso en México / Printed in Mexico
Primera edición: abril de 2018
Te escuchamos. Escríbenos con tus sugerencias, dudas, errores que veas o lo que tú quieras. Te contestaremos, seguro: queremosleerteati@lideditorial.com
Gracias a todas las personas que me ayudaron a seguir, a no dejarme vencer, y que me infundieron ánimo para compartir este sueño.
A quienes me ayudaron con cada lectura,
con cada recomendación, con cada comentario,
con cada corrección.
A quienes creyeron en un sueño
dibujado en unas hojas de papel.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1. José el soñador
CAPÍTULO 2. Personalidades financieras
CAPÍTULO 3. El tesoro más grande del mundo
CAPÍTULO 4. ¿La fuente eterna?
CAPÍTULO 5. Los ciclos en la naturaleza
CAPÍTULO 6. Los ciclos en la vida financiera de una persona
CAPÍTULO 7. Los ciclos económicos
CAPÍTULO 8. Mi primer millón
CAPÍTULO 9. LOS 7 PASOS
BIBLIOGRAFÍA

PRÓLOGO

En los tiempos actuales, ahorrar de manera tradicional ya no es suficiente: requerimos de inversiones más inteligentes que permitan tener mejores resultados en el presente, y que a la vez nos ayuden a planear el futuro. Estas decisiones se toman mejor con educación financiera, ya que para tener finanzas sanas, que nos garanticen un futuro estable, es fundamental entender cómo los ciclos económicos afectan la toma de decisiones, y explicar esto en algunas ocasiones ––incluso para los expertos en el tema–– es difícil. Por ello, conseguir exponerlo de forma sencilla, accesible y con un lenguaje adaptado a la vida cotidiana resulta un verdadero logro.
Vacas gordas vs. vacas flacas, de Yurima Cruz, propone un sistema de hábitos para mejorar tus finanzas, con la maravillosa opción de poder tener contacto con expertos que te orientan a tomar mejores decisiones. En sus páginas encontrarás recursos educativos que te permitirán generar cambios tangibles en tu economía, sin importar si estás comenzando tu vida activa financieramente o si ya tienes un camino recorrido o incluso un patrimonio ya formado.
La narrativa de este libro va de lo general a lo particular, de temas especializados a ámbitos que atañen a la vida financiera de los individuos; continúa con una serie de siete pasos ––una de sus aportaciones más tangibles–– y finaliza con su implementación en prácticas cotidianas para que veas resultados en el día a día.
Los siete pasos propuestos por Yurima incluyen, entre otros, poner en contexto los activos, pasivos y el capital con que cuenta el lector; llevar un registro de gastos, tanto fijos y variables como los que llama «discrecionales»; hacer un esquema para categorizar los gastos según su prioridad; potencializar los talentos para generar nuevos ingresos y negocios, y finalmente el ahorro, las inversiones y los seguros para proteger el patrimonio obtenido.
Estas estrategias, simples y al alcance de todos, ordenadas y explicadas en un contexto accesible para el público no especializado, son el resultado de muchos años de experiencia y compromiso de su autora con los temas relacionados con las finanzas personales. Con su lectura, estamos seguros de que todos podremos disfrutar de las épocas de vacas gordas, y vivir sin preocupaciones y con plenitud las épocas de vacas flacas.
Don Ernesto del Blanco
Presidente Grupo del Blanco

INTRODUCCIÓN

En el camino a la prosperidad es necesario comprender la gran importancia de lo que dices y conciliarlo con lo que quieres. Para lograr objetivos es indispensable que seas congruente entre lo que piensas, dices y haces; tus pensamientos deben estar alineados con tus deseos y metas.
Con frecuencia nos decimos frases que implican un grado de rechazo a la idea de la prosperidad, representan el conformismo o la exclusión de la riqueza en la vida de quienes se repiten estas palabras como un mantra. Muchas personas desean progresar materialmente, pero sus pensamientos o creencias y su forma de hablar no están alineados con ese objetivo. Si a esto sumas tus acciones en materia de finanzas, encontrarás también que muchas personas actúan de manera equivocada respecto de su economía.
Durante muchos años he estudiado la relación y funcionamiento entre cerebro, lenguaje, comportamiento y resultados en materia financiera, y uno de los aspectos relacionados con las finanzas personales que más me llama la atención es cómo entendemos el ahorro. Si nos remitimos a la infancia, a la forma en que desde hace décadas se fomenta el ahorro, seguramente recordaremos la figura de una alcancía en forma de cerdito.
Durante los cursos que imparto pregunto a los participantes: ¿dónde vive un cerdo? Nueve de cada diez personas describen un lugar sucio, poco higiénico, con mal olor, acompañando estas respuestas con gestos de desagrado; solo uno de cada diez indica que en un lugar diferente; sin embargo, coinciden en que es un lugar poco atractivo cuando describen con mayor detalle el hogar de este animal.
Después les pregunto: ¿cómo obtienes la ganancia de este cerdito? El 97 % de los entrevistados indica: matándole; es necesario matar al cerdo para poder comer su carne y usar la grasa que tiene en su cuerpo; incluso la piel, que se utiliza para hacer zapatos, bolsos o ropa, debe ser desprendida del cuerpo del cerdo para poder utilizarla. Esto significa que si no está muerto, no sirve.
¿En qué se asemeja el ahorro a este proceso? Se «le engorda» durante algún tiempo, se ahorra durante unos meses y al final «se le da chicharrón», como se dice en México, es decir, se rompe la alcancía y se acaba con todo el dinero. Así se ahorra para la graduación, las vacaciones o un viaje, y de pronto se acaba con todo. Entonces, ¿por qué sigues enseñando a tus hijos y a ti mismo que es necesario guardar el dinero en «el cochinito»? Como quien se pone a dieta de lunes a viernes y el fin de semana se va a comer todas las calorías que no ha podido consumir. ¿Les suena familiar que alguien trabaje todo el año y al recibir su aguinaldo se lo acaba en unos días, o aquellos que reciben su quincena y les dura solo horas? ¿Y la cuesta de enero? Estos son ejemplos de patrones de comportamiento que se enlazan con pensamientos y palabras.
Si quieres tener tu primer millón, es fundamental aprender a dar las instrucciones de manera eficiente a tu cerebro mediante el lenguaje que usas, así como desarrollar ciertas habilidades y utilizar algunas herramientas que te mostraré en este libro. Si quieres resultados diferentes, tienes que hacer cosas diferentes.
Otra pregunta que hago en mis cursos es: ¿dónde vive una vaca? Las respuestas son: en un establo, una granja o en el pasto. Cuando invito a describir dónde vive este animal, algunos dicen que en un establo con techo y paja fresca y que es necesario que tenga bebederos limpios para que no les dañe el estómago alguna bacteria, es decir, se les debe cuidar y mantener vivas, si se mueren se considera una pérdida.
El siguiente cuestionamiento es: ¿cómo obtienes ganancia de estas vacas? ¡Con la leche! Responden en un tono que hace pensar que la respuesta es obvia. Después agregan que con la leche puedes hacer mantequilla, helados, quesos y diferentes derivados lácteos.
Entonces significa que puedes vivir de las vacas sin necesidad de matarlas. Puedes ahorrar, invertir o manejar tus finanzas sin necesidad de terminar con ellas. Esto es darle la instrucción correcta a tu cerebro con respecto al dinero: «vive de los frutos», es decir, no tienes que matar a la fuente de riqueza para poder comértela. ¿Has escuchado la expresión «no hay que matar a la gallina de los huevos de oro»?
El error ha sido pensar que se ahorra para matar al cochinito. Con esto, lo que le dices a tu cerebro es que siempre vives en aprietos económicos y que solo esperas el momento para poder «romper el cochinito». Es similar a quien vive eternamente haciendo dieta, se «mata de hambre», baja de peso, luego «rebota» al comer todo aquello de lo que se abstuvo, vuelve a subir de peso y otra vez a dieta. ¿No te parece absurdo?
En realidad, lo que debes enseñar a tu cerebro es que cuando tienes un ingreso constante, conocido como ciclo de flujo, puedes guardar una parte de esos recursos para vivir en el futuro y con esto llegar a una fase donde vivas de los frutos que sembraste, el ciclo de riqueza.
Si logras reconfigurar tu forma de pensar, hablar y actuar, te aseguro que no solo tendrás una vaca, sino muchos rebaños.
Bienvenido a esta nueva aventura financiera.
¡Disfruta de la travesía y compártela!
https://www.masfinanzas.com/


CAPÍTULO 1




José el soñador

Soy soñador, por muchas razones; sueño con los ojos cerrados, sueño despierto y trabajo para conseguir esos sueños; creo en el poder de los sueños, en que estos se pueden hacer realidad, creo que los sueños nos pueden impulsar a hacer cosas extraordinarias.
Los sueños inspiran y guían a lograr cosas que para otros parecen imposibles; soñar es imaginar, es tener fe y además, soñar es actuar, es ser constante y disciplinado en la búsqueda del sueño. Por eso me dicen soñador...
Me dicen soñador porque soy capaz de ver el futuro y anticiparme a él, en algunos casos, para construir el futuro y en otros para resistir sus embates. Me llamó José y me dicen «soñador». Y tú... ¿también sueñas?
En la Biblia, el libro del Génesis, capítulo 37, habla de un hombre conocido como José el soñador, al que, como a todos, en ocasiones parecía irle mal. A su alrededor, tanto las personas como las circunstancias a veces le complicaban la vida; sin embargo, él nunca se lo tomó personal, no se pasaba el tiempo lamentándose sobre lo malas que eran las personas o sobre las circunstancias difíciles por las que pasaba. Fue traicionado por sus propios hermanos, arrojado de sus tierras, de su familia, vendido como esclavo, acusado injustamente y encerrado en la cárcel, pero poseía la gracia de una buena estrella y una buena actitud.
Probablemente, en algún momento este chico clamó a los cielos, encarando a su creador, preguntando y reclamando por su desdicha. Ante el silencio encontró, como Medea, la respuesta: ¿qué queda? Quedo yo y con ello queda todo.
La vida, como en esa historia, es un océano por momentos calmo, lleno de alimento y oportunidades; a veces agitado por las tempestades, las pasiones y las adversidades.
Las opciones se reducen como en código binario, a un cero o un número uno, a quedarse inmóvil, esperando la respuesta externa o a ser uno mismo la respuesta. La gran diferencia es cómo actúas frente a la adversidad, cómo eres en la abundancia para luego afrontar la escasez. Podemos ver que la vida y las finanzas son cuestión de ciclos. La misma naturaleza, las estaciones, el mar, los bosques, la vida en la tierra, los planetas, todo nos lleva a eventos en donde hay luz y calor, oscuridad y frío, tiempos en que se cosecha y otros en lo que escasean los frutos.
José el soñador era muy querido por su padre, lo que despertó la envidia de sus medios hermanos; algunos querían matarlo, pero otros se inclinaron por el «mal menor», como si dijeran «hay que perjudicarlo, pero poquito». Así que aprovecharon un día que estaban lejos de casa para sorprenderlo, golpearlo y despojarlo de sus ropas, que luego darían a su padre llenas de la sangre de un animal, para hacerle creer que había sido devorado por fieras salvajes.
Tristemente, lo vendieron como esclavo a una caravana de mercaderes, quienes lo llevaron a Egipto, en donde un hombre importante lo tomó a su servicio. La actitud y trabajo de José lo llevaron a más responsabilidades; con esfuerzo y diligencia se ganó cada vez más confianza y nuevos compromisos.
El conocimiento, así como el buen manejo de las finanzas y negocios, llevaron a nuestro protagonista a ser el depositario de la administración de la hacienda de su amo. Pero, nuevamente, el infortunio golpeó a José. La mala fe de una mujer lo llevó a terminar en la cárcel, en donde se le empezó a conocer por su capacidad para interpretar sueños.
Cierto día el faraón soñó que del río Nilo salían siete hermosas y gordas vacas que pastaban a las orillas del agua; de pronto, del río emergieron otras vacas feas, enfermas y famélicas, que terminaban devorando a las primeras. También soñó con siete espigas hermosas y llenas de grano, que luego eran engullidas por siete secas y quemadas espigas. Agitado, el mandatario, despertó y trató de encontrarle una interpretación a ese sueño.
Buscó febrilmente desde entonces el significado, lo que le quitó precisamente el buen dormir, hasta que llegaron a sus oídos los dones de José, quien encontró sentido a esa pesadilla: «Vendrán siete años de gran abundancia, seguidos de otros siete de grave escasez», dijo José. Además, enunció la estrategia de solución: «Encuentra un hombre sabio que deberá establecer un sistema eficaz, que permitirá reservar la quinta parte de las cosechas, para guardarla en previsión de los tiempos de necesidad».
Impresionado por la claridad y contundencia de la exposición de José, el faraón lo encargó de tal faena, otorgándole amplios poderes para gestionar los recursos del reino y para prepararse, en la abundancia, para los tiempos de escasez. Con esto José, el faraón y Egipto encontraron en una crisis, una oportunidad.


CAPÍTULO 2




Personalidades
financieras

En el tiempo que he asesorado a personas que desean mejorar sus finanzas personales y las de sus negocios, he encontrado algunos patrones de comportamiento a los que denomino «personalidades financieras». Veamos algunos ejemplos:
Los no me alcanza. Existen personas que ganan una determinada cantidad, pero la consideran insuficiente para cubrir sus necesidades; cuando logran incrementar sus ingresos, siguen diciendo lo mismo: «no me alcanza». Pueden duplicar, triplicar o cuadruplicar sus ingresos y siempre les parecerá insuficiente. Son personas a las que «nunca les alcanza».
¿Por qué? Porque no manejan adecuadamente lo poco ni lo mucho. Ignoran que quien es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho.
Los sorprendidos. Son quienes ante una enfermedad o imprevisto corren a pedir prestado; ante la pérdida de trabajo, inicio de clases o en la cuesta de enero deben buscar un tercero que les ayude a solucionar el «imprevisto» que tienen. Y siempre tienen imprevistos... y nunca están preparados.
Los antojadizos. Son quienes también piden ayuda o prestado, acuden a centros de empeño, tarjetas de crédito, amigos y/o familiares para pedir un préstamo y gastar lo que aún no han ganado, no solo en casos de necesidad, sino también de celebración, ya sea día de las madres, vacaciones, festejos religiosos o cualquier otra ocasión de gozo.
Los sofisticados. Son personas con un buen nivel de ingreso que en ocasiones expresan: «Mi nivel de vida no me permite dejar mi trabajo». Califican sus labores como tediosas y odiosas. Otros, a pesar de tener sesenta o setenta años, tienen que trabajar hasta el último día de sus vidas para mantener el ritmo de vida «acomodado» al que están acostumbrados, ya sea por estatus o apariencia. Ya que dependen de sus flujos, no llegan a vivir en ciclo de riqueza.
Las víctimas. Hay quienes siempre se quejan de lo mal que les va en la vida y en las finanzas, de lo poco que cobran en su trabajo, de lo grandes que son sus gastos, de que si sus padres, sus parejas, su empresa o la vida les dieran mejores ingresos todo cambiaría. Se lamentan atribuyendo a otros su desventura financiera.

Conocí muchos casos que son verdaderos Cuentos de terror financiero (un libro que te recomiendo leer). Todos los días hay personas que ante una eventualidad, imprevisto, enfermedad o padecimiento, terminan perdiendo ahorros, bienes y hasta la casa donde viven. A la pena de la enfermedad o de la pérdida familiar, se suma la pérdida de la seguridad y sustento diario, todo por falta de planeación financiera adecuada.
¿Te suena familiar? ¿Conoces personas así? ¿Eres una de ellas? ¿Te gustaría poder cambiarlo? ¿No quieres verte en esos casos? Entonces sigue leyendo.
Y hablando de vacas...
¿qué clase de pastor eres?
¿Eres de los que cuidan su patrimonio o de los que se duermen mientras sus vacas se pueden perder o las deja a merced de su suerte? Es decir, ¿tienes forma de recibir leche diariamente o en ocasiones carne? Hablando en términos de granja, ¿tienes gallinas que te dan huevo, árboles que te den fruto o tierras que te den cosecha?



CAPÍTULO 3


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