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Formación de educadores líderes en la UC
Es importante explicitar el aporte que la educación superior hace al mejoramiento de la calidad de la educación escolar, avanzando en la formación de profesores y atrayendo a los mejores alumnos a estudiar y continuar en la pedagogía.
Mediante el fortalecimiento de sus facultades de Educación, las universidades juegan un papel fundamental. Junto con una sólida preparación teórica, es vital la temprana y adecuada práctica de la pedagogía por parte de los estudiantes en redes de escuelas y liceos. Así, es necesario proveer oportunidades para la formación de liderazgos en educación, con programas académicos que formen directores fuertemente comprometidos.
Las universidades complejas deben aportar, además, investigación avanzada en materias de educación escolar, para fortalecer el desarrollo de políticas públicas en este tema.
En este campo, nuestra universidad ha fortalecido su contribución en los últimos años. En el caso de la formación de directores, imparte actualmente dos programas relacionados con este tema: el Diplomado en Gestión Directiva de Organizaciones Escolares y el Diplomado en Liderazgo Educacional. El énfasis de estos programas se orienta a la influencia que directivos y profesores ejercen para aumentar las oportunidades y los logros de aprendizaje de los estudiantes
Es necesario proveer oportunidades para la formación de liderazgos en educación, con programas académicos que formen directores fuertemente comprometidos.
En ellos, así como en los programas de magíster en educación, en los últimos años han participado más de 1.500 profesores. Especialmente importante en los últimos dos años ha sido la cobertura regional alcanzada, y el gran número de profesionales jóvenes que muestran interés por formarse en liderazgo escolar.
Publicado en el diario La Tercera el 28 de abril de 2013.
Los profesores universitarios
El debate de fondo de la educación superior habitualmente omite uno de los aspectos más importantes de todo proceso educativo: los profesores universitarios. En la Edad Media se acuñó la denominación de universidad para referirse a una “corporación de maestros y escolares”, lo que es más que una descripción: se estaba fijando un contenido y un estilo. La universidad es una actividad social, una convivencia de individuos pertenecientes a generaciones distintas, libremente asociados en torno al perfeccionamiento compartido en el saber. Una universidad es una comunidad académica que, de modo riguroso, contribuye al desarrollo humano y a la herencia cultural, mediante la investigación, la enseñanza y los servicios que se ofrecen a la sociedad. Es la institución que debe buscar el sentido de la verdad, valor fundamental sin el cual desaparecen la libertad, la justicia y la dignidad del hombre.
El pilar fundamental de una universidad son sus profesores, los que a su vez, con sus capacidades y méritos, van a atraer y formar a los mejores alumnos. La labor del profesor no consiste solo en preparar a sus discípulos. Comprende la investigación y creación de nuevo conocimiento, la difusión del saber y su orientación hacia los grandes problemas que afectan a la sociedad. Para un profesor universitario, el ser superado por un discípulo es señal de que ha tenido éxito, que ha sido capaz de entender su vida como una entrega al servicio de los demás.
Para un profesor universitario, el ser superado por un discípulo es señal de que ha tenido éxito, que ha sido capaz de entender su vida como una entrega al servicio de los demás.
Es importante detallar algunas características que destacan a un buen docente e investigador universitario. En primer lugar, la tarea científica es enemiga de la presunción, y solo quien está dispuesto a trabajar de manera silenciosa, por un largo tiempo y con tesón, podrá entregar una contribución docente o de investigación significativa. En segundo lugar, hay que trabajar con un fuerte nivel de exigencias, con autocrítica, con rigurosidad similar a la que exigimos a nuestros alumnos.
El tercer concepto es que de manera constante hay que abrirse a nuevos horizontes, y no quedarse solo con nuestro estilo de trabajo, con una realidad particular. Hay que soñar y volar alto para poder conocer otras realidades en este mundo cada vez más globalizado. Por último, poseer determinados conocimientos y destrezas no debe ser un elemento de autoafirmación y superioridad, sino más bien, con sencillez, es necesario sentir por ello una gran responsabilidad. La parábola de los talentos nos recuerda que el profesor universitario, el académico, es una persona que ha tenido más oportunidades en la vida y, por tanto, se encuentra en una posición privilegiada para hacer de su existencia un gozoso servicio a los demás, entregando generosamente sus conocimientos, que han sido fruto del estudio permanente y de la experiencia acumulada.
Una de las virtudes que debemos preservar es la gratitud por nuestros maestros y profesores. Desde los orígenes de las universidades, los maestros nos recordaban a los que nos transmitieron el arte, la ciencia y el oficio. Nos enseñaban que debíamos quererlos como a nuestros padres. Son ellos quienes han entregado lo mejor de cada uno en la construcción y desarrollo de las instituciones. La comunidad universitaria se funda y renueva cada año en su cuerpo de profesores.
Publicado en el diario La Segunda el 16 de mayo de 2013.
Avanzar en la formación de profesores
En las últimas semanas se ha abierto el debate por el proyecto de carrera inicial docente. Existe consenso en el país acerca de que el factor más importante para mejorar la calidad del sistema educativo es avanzar en la calidad de la formación de los profesores. Esto debe comenzar por atraer y apasionar a mejores estudiantes por la profesión docente, labor que debiera ser socialmente la más importante, ya que permite formar a nuevas generaciones que van a influir en el nuevo mundo y en sus condiciones de vida.
Lamentablemente la situación actual presenta serias debilidades. El número de estudiantes de pedagogía llega a más de 120 mil, la mayoría con una débil formación escolar, con más de un 60% de ellos que no ha logrado los puntajes mínimos de postulación a las universidades y que realiza su formación en instituciones con serios problemas de calidad y acreditación en cuanto a sus estándares mínimos. El problema de fondo es la desregulación de la formación de docentes y la existencia de centros de formación de profesores de regular calidad y ausencia de acreditación.
La prueba Inicia, que evalúa los conocimientos pedagógicos, disciplinarios y las habilidades de comunicación escrita de los egresados, demostró en su última versión que más del 60% presentó un desempeño insuficiente. Si bien hubo escasa participación de egresados (14%) y lúe rendida en una mata época del año, los resultados previos han sido similares. Se ve una gran diferencia en el rendimiento de los egresados dependiendo de la calidad de los centros formadores de los que provienen. A partir de esto, uno de los desafíos es avanzar en competencias y evaluación de habilidades prácticas en las pruebas de egreso.
Parte importante de la motivación para sentirse atraídos por la profesión docente tiene que ver con la valoración social de su labor, por lo cual la dignidad de los profesores es un tema prioritario a nivel país. El prestigio, reconocimiento Y remuneraciones deben estar en la categoría de las profesiones con mayor reconocimiento social. El desafío es contar con los mejores profesores para los colegios más vulnerables.
Varias de las iniciativas propuestas en el proyecto de carrera docente van en el sentido correcto. Es importante elevar las exigencias en la selección de los estudiantes, no solo por el puntaje PSU, sino también valorando el rendimiento escotar a través del ranking de notas, en especial en los colegios vulnerables. Así también, el aumentar el tiempo protegido de los docentes para la preparación de sus clases (a 30%) es un avance que deberá incrementarse en los próximos años, por tratarse de un factor clave para los resultados de aprendizaje en el aula. Se contemplan mayores oportunidades de desarrollo profesional y económico, los que debieran ser un incentivo para atraer a mejores alumnos. Sin embargo, parte importante de la motivación para sentirse atraídos por la profesión docente tiene que ver con la valoración social de su labor, por lo cual la dignidad de los profesores es un tema prioritario a nivel país. El prestigio, reconocimiento y remuneraciones deben estar en la categoría de las profesiones con mayor reconocimiento social. El desafío es contar con los mejores profesores para los colegios más vulnerables.
Es un avance la presencia de estándares mínimos obligatorios, en términos pedagógicos y disciplinares, que deben ser exigentes, de calidad y conocidos, para evaluar la formación entregada por las universidades. Se requiere definir la habilitación para la docencia no solo desde el punto de vista de los conocimientos, sino también de las habilidades desarrolladas en el ejercicio práctico de la profesión. En este sentido, es crucial la evaluación de competencias docentes y una red de prácticas disponibles para la enseñanza.
Dentro de los factores de apoyo con los que cuenta el alumno, es importante mencionar a la familia, un gran estímulo en el aprendizaje. Además, la educación parvularia representa una etapa de gran crecimiento en habilidades cognitivas y afectivas. Ya en la formación escolar, la literatura sobre la formación inicial docente ha destacado la importancia de contar con mentores para los futuros profesores, en especial de los jóvenes que inician su carrera.
Por último, un tema en el cual no se ha enfatizado lo suficiente para las decisiones de política pública es la importancia del diálogo y conocer qué piensan y sienten los profesores. Se habla por ellos, pero no siempre conocemos de primera fuente sus anhelos, frustraciones, sueños y expectativas. Es tiempo de escucharlos de manera activa, de darles confianza y de alinear las propuestas e incentivos en un diálogo que tenga en el centro al estudiante y su maestro. El contacto personal y la relación docente-alumno, de confianza, afectiva, con presencia y profundidad, serán cuestiones fundamentales que marcarán todo el proceso educativo.
Publicado en el diario La Segunda el 13 de septiembre de 2013.
Perfeccionamiento de los profesores
El reciente proyecto de carrera inicial docente ha puesto nuevamente el foco en el aporte de los profesores como el factor clave para mejorar la calidad de la enseñanza y por tanto el aprendizaje de nuestros niños. Existe consenso en que el desarrollo de los maestros debe ser una idea país de gran relevancia, la que se debe planificar de manera programada en varias áreas. Las etapas a desarrollar deben incluir la atracción de mejores estudiantes, realizar cambios curriculares que permitan perfeccionar la formación inicial, dar un mayor tiempo protegido a los profesores para la preparación y evaluación de sus tareas docentes, así como facilidades para acceder a formación continua.
Así también se debe avanzar en la socialización y acuerdo respecto de la obligatoriedad de estándares mínimos de conocimientos disciplinares y pedagógicos. Es importante, además, desarrollar una mejor prueba de egreso que incluya conocimientos disciplinares y competencias prácticas en aula. Es crucial definir la docencia no solo desde el punto de vista de los conocimientos teóricos, sino también de las habilidades prácticas desarrolladas en el ejercicio de la profesión. Para esto, es relevante el rol que puede cumplir un campo educacional constituido por una red de prácticas que ofrezca a los futuros profesores oportunidades activas de aprendizaje.
Es crucial definir la docencia no solo desde el punto de vista de los conocimientos teóricos, sino también de las habilidades prácticas desarrolladas en el ejercicio de la profesión. Para esto, es relevante el rol que puede cumplir un campo educacional constituido por una red de prácticas que ofrezca a los futuros profesores oportunidades activas de aprendizaje.
Por otra parte, es importante avanzar en un diálogo permanente con las universidades y centros formadores, y especialmente conocer el sentir y la visión de los profesores para en conjunto avanzar en la valoración y prestigio social de una de las profesiones y vocaciones más importantes de la sociedad. El prestigio, remuneraciones y reconocimiento social deben alinearse con una agenda país que privilegie tener a mejores profesores para nuestros niños.
Actualmente en Chile existe un gran número de estudiantes de pedagogía, la mayoría con una débil formación escolar, que no logran los puntajes mínimos de postulación a las universidades y realizan su formación en instituciones que presentan serios problemas de calidad y acreditación. En este escenario, junto con potenciar la calidad de su formación actual, es importante recalcar la formación de habilidades y la oportunidad de continuar aprendiendo durante su ejercicio profesional.
Es por ello que parece muy necesario hablar de los más de 180 mil profesores que actualmente se desempeñan en nuestro sistema educacional. La planificación y trabajo de formación, educación y capacitación continua es vital para poder avanzar en su perfeccionamiento a lo largo de su trayectoria profesional.
Los cursos y programas organizados por las universidades, ya sea en formatos de seminarios, diplomados o programas más estructurados a nivel de magíster, deben diseñarse y desarrollarse en un diálogo e intercambio de opiniones más cercano y sensible a los contextos educacionales en que se desempeñan los docentes. Esta debe ser la manera de planificar programas y contenidos acorde a sus reales necesidades. Las áreas de liderazgo escolar, perfeccionamiento disciplinar, actualización curricular, trabajo en aula, competencias docentes, temas de políticas públicas en educación, retroalimentación o feedback y evaluación de los estudiantes, son algunas en que es muy importante realizar una planificación y avanzar. El trabajo debe ser reconocido y validado por los establecimientos educacionales, con financiamiento y dentro del horario de tiempo contratado, para que se demuestre un compromiso y confianza de parte de las autoridades para con sus profesores. De los maestros se espera una dedicación y responsabilidad similar a la que solicitan a diario a sus estudiantes.
El perfeccionamiento continuo de los profesores reviste una importancia crucial. Permite actualizar contenidos y competencias, compensar deficiencias de su período de formación, y además permite una conexión muy importante para el profesor en su proceso de compromiso continuo de enseñanza-aprendizaje. Demos las herramientas y confiemos en nuestros profesores. Los docentes de nuestro país esperan demostrar de lo que son capaces.
Publicado en el diario La Segunda el 7 de octubre de 2013.
Formación docente de los profesores universitarios
La misión de las universidades es la formación de los jóvenes, tanto en los aspectos disciplinarios como en los que permiten un crecimiento integral de los estudiantes para poder aportar al bien común en un mundo global izado.
Junto con este aspecto, la creación de nuevo conocimiento, a través de la investigación, con una genuina y persistente búsqueda de la verdad, del bien y de la belleza, son los dos pilares que le dan sustento a una institución universitaria. Todo lo descrito debe tener un solo norte: servir mejor a nuestro país y a la sociedad. Como se puede apreciar, el compromiso es grande. Es nada menos que con el desarrollo y destino de Chile.
Los estudiantes son el grupo central del diario esfuerzo formativo que se realiza al interior de las universidades. En este énfasis por el desarrollo de una mayor calidad de la docencia universitaria, la formación de los docentes es de la mayor importancia. Son los profesores los que forman, enseñan y se relacionan de manera cercana con nuestros alumnos. Así, la calidad de una universidad va a estar en directa relación con la formación de los profesores universitarios. Es por esto que debemos trabajar para avanzar en su capacitación y perfeccionamiento docente.
Los elementos centrales de la docencia universitaria lo constituyen el conocimiento pedagógico y el disciplinario. De esta manera, un desafío permanente en la mayoría de las universidades es la formación docente de sus profesores jóvenes, quienes recién se incorporan a una institución, los que han desarrollado una formación prioritaria en investigación y que requieren conocer y perfeccionar la entrega de sus conocimientos.
Los elementos centrales de la docencia universitaria lo constituyen el conocimiento pedagógico y el disciplinario. De esta manera, un desafío permanente en la mayoría de las universidades es la formación docente de sus profesores jóvenes, quienes recién se incorporan a una institución, los que han desarrollado una formación prioritaria en investigación y que requieren conocer y perfeccionar la entrega de sus conocimientos. Esta es la forma en que podrán desplegar las técnicas y enfoques más actualizados, con el fin de enseñar de la mejor forma a sus estudiantes.
Es así como se han ofrecido interesantes diplomas de docencia universitaria, que incluyen: aspectos de misión e identidad de las instituciones, metodologías de aprendizaje efectivo (estrategias, instrumentos docentes, calificaciones), instrumentos de evaluación (formas de plantear preguntas, objetivos), elementos de ética profesional (refuerzo de conductas, dilemas éticos, valores), desarrollo de habilidades comunicativas (verbales y escritas), retroalimentación de la enseñanza (feedback de los estudiantes), reflexión de los contenidos y práctica docente, entre otros. Junto con lo anterior, es vital apoyar en el uso de recursos de apoyo académico, servicios de biblioteca, adecuación de la docencia para estudiantes con necesidades especiales, apoyo académico para estudiantes vulnerables con brechas de aprendizaje previas y otros.
Este desarrollo y capacitación docente permite compartir experiencias con otras universidades y de manera especial con centros extranjeros, a través de proyectos de investigación docente en el área. De esta manera, se les aporta una docencia de calidad internacional a nuestros alumnos, permitiendo la entrega de contenidos más actualizados, con una pedagogía docente de calidad, considerando los aspectos metodológicos que se requieren para una mejor enseñanza. Este avance será de gran relevancia y procura un efecto positivo significativo en la enseñanza y la docencia en la UC.
La posibilidad de desarrollar estándares internacionales en la formación docente y capacitación de los profesores universitarios es un desafío actual y una necesidad en las universidades de nuestro país. Una mejor docencia va a significar un mejor aprendizaje, conocimiento maduro, y mayores tasas de titulación y egreso de nuestros estudiantes. De esta manera, damos otro paso en el necesario avance en la calidad internacional de nuestro sistema de educación superior.
La posibilidad de desarrollar estándares internacionales en la formación docente y capacitación de los profesores universitarios es un desafío actual y una necesidad en las universidades de nuestro país.
Publicado en el diario El Mercurio el 16 de junio de 2014.
Financiamiento
El apoyo del Estado a las universidades que producen bienes públicos tiene que ser distinto. En las instituciones que tienen labor docente, el apoyo del Estado debiera ir al estudiante. El Estado tiene mucho interés en las instituciones que hacen un aporte saignificativo en investigación al país. El producto de esas investigaciones genera bienes públicos y, por lo tanto, el Estado tiene que hacer esa diferencia.
Aranceles universitarios, la otra mirada
En el debate de la educación, el financiamiento ha sido uno de los aspectos más importantes de la discusión. En Chile, más del 85% de la inversión en educación superior proviene de las familias, lo que se compara con el 30% en promedio de la OCDE y menos del 15% en algunos países europeos. Nuestro país tiene el mayor costo relativo en educación superior, considerando que el valor promedio de los aranceles representa el 41% del PIB per cápita. No se puede rebatir que los aranceles de la educación superior en Chile son altos y que su peso está radicado en las familias. Pero si queremos abordar de manera adecuada este tema, se hacen absolutamente necesarios la participación del Estado y aranceles que reflejen la diferencia entre los distintos proyectos educativos.
En primer término, se requiere apoyo estatal para incrementar la cantidad y el monto de las becas destinadas a los estudiantes que más las necesitan. El segundo aumento significativo debería ser en los fondos para la investigación. Esta última no solo fortalece la docencia, sino que también contribuye a resolver los problemas de la sociedad para el adecuado desarrollo de Chile.
Cuando se considera el valor de los aranceles, el análisis de los promedios puede confundir. En el sistema universitario chileno su variabilidad no es significativa y da la impresión de que todas las instituciones son similares. Ello no corresponde a la realidad y los aranceles deberían reflejar las diferencias que existen en calidad y complejidad de los proyectos educativos.
Por otro lado, cuando se considera el valor de los aranceles, el análisis de los promedios puede confundir. En el sistema universitario chileno su variabilidad no es significativa y da la impresión de que todas las instituciones son similares. Ello no corresponde a la realidad y los aranceles deberían reflejar las diferencias que existen en calidad y complejidad de los proyectos educativos. Tener una planta de más de 1.200 profesores de jornada completa real, con formación de posgrado en el extranjero y alta capacidad de investigación e innovación, no es lo mismo que tener una mayoría de docentes de jornada parcial y que no realizan actividades de este tipo. Es cierto que, en instituciones como la nuestra, algunas carreras han aumentado significativamente sus costos en los últimos quince años, pero también debemos considerar que los profesores universitarios están ahora más preparados, tienen compensaciones más dignas, la infraestructura posee estándares mínimos para una formación adecuada y el sistema de educación superior es cada vez más competitivo. Lo anterior sin considerar temas como la mayor sofisticación de los laboratorios, la calidad de las bibliotecas, el aporte y compromiso con el país expresado en diversas iniciativas de gran impacto en los estudiantes, la empleabilidad de los egresados, etcétera.
Las universidades complejas y de alta calidad han tenido que traspasar los costos de la formación a los aranceles. En el caso de la UC, este ingreso representa actualmente más del 30% del presupuesto, en circunstancias de que ninguna universidad en el mundo –de la calidad de la nuestra– tiene aranceles que expliquen más allá del 12% de su financiamiento. El impacto habría sido mayor si no generáramos recursos a través, por ejemplo, de servicios prestados a la sociedad o de aportes obtenidos de donaciones.
Se ha mencionado la posibilidad de regular los valores de los aranceles universitarios. Si la regulación se va a centrar en el resguardo de la calidad y la mejor información, bienvenida sea. En este sentido, los aranceles de referencia que considera el Estado deben marcar una diferencia de acuerdo con la institución. Obviamente, en una universidad de docencia e investigación de calidad internacional, el estudiante se formará en un ambiente académico de mayor excelencia, lo que le significará un beneficio mayor en su desempeño profesional futuro. El país también se beneficia, no solo porque recibe el aporte de esos mejores profesionales, sino también porque se imponen estándares elevados al resto del sistema. Si se piensa que fijar “hacia la baja” los aranceles va a ser una solución, se puede terminar sacrificando a las pocas universidades complejas de alta calidad que tiene el país –como la UC, la U. de Chile y otro pequeño grupo de instituciones–, que ha llevado más de cien años conformar y llevar al nivel que hoy día tienen. Si bien nadie pretende tener privilegios, parece razonable considerar el riesgo de terminar “nivelando la cancha para abajo” en el sistema universitario chileno. Por este motivo, lo más razonable sería establecer tramos de acuerdo con la calidad de las instituciones medida por diversos factores, tales como la planta docente, acreditación (con un sistema perfeccionado), calidad de la investigación y publicaciones, aporte y compromiso con el país, entre otros aspectos.






