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La Universidad, como institución inmersa en el mundo contemporáneo, participa también de sus lutos y dolores. Ella afronta un mundo en el cual la mutilación del secularismo toca de lleno a la misma persona del hombre creado a imagen y semejanza de Dios. A la serie cruel de guerras y revoluciones sangrientas, se viene a sumar el rechazo del ser humano en el inicio de su vida, y la afrentosa defensa del crimen del aborto. El libro reproduce varios textos en Defensa de la Vida donde queda clara la postura de la Universidad en esta nueva fase de una vieja lucha por la dignidad del hombre.
Una gran universidad moderna no puede funcionar sin una cantidad enorme de recursos. Algunos provienen de las rentas de su patrimonio, otros del pago de sus servicios docentes, otros de contribuciones del Estado, ya sea a la docencia, ya a proyectos de investigación; otros finalmente de instituciones o de personas naturales, como donaciones, legados etc. La diversidad en las fuentes de recursos es paralela a la de su distribución, y se exige una administración eficiente que permita sustentar el trabajo conjunto. El financiamiento de la Universidad y su regulación son expresión de la consideración que a la sociedad le merece la educación de sus miembros y su contribución a la gran empresa universal de la cultura. No son acciones ajenas a lo académico, sino aspectos especiales de una misma tarea. Varias modalidades y problemas relacionados con el financiamiento se han transformado en asuntos públicos de gran magnitud y se encuentran abordados en artículos diversos cuyo conjunto da luz sobre problemas urgentes de la educación superior.
Temas como los que se esbozan en la presentación son tratados en este libro, que viene a ser como una respuesta a los múltiples desafíos que afronta una universidad. Y una Universidad Católica. Como se ha mostrado muchas veces en su historia, la Universidad está llamada a un íntimo contacto con su mundo y su época. Aunque el desarrollo de este libro siga un orden no convencional, el que recorra sus páginas recibirá un eco de la pugna cultural de nuestro tiempo: cómo llevar los beneficios del saber y de la ciencia a un número cada vez mayor de seres humanos, y cómo procurar que ese progreso no se pierda en una pura manipulación del mundo, sino que abra nuevos caminos para lo auténticamente humano. La Universidad y la sociedad, el ser humano y su mundo, se expresan aquí con la vivacidad de un encuentro y un descubrimiento.
Juan de Dios Vial Correa
Rector emérito de la Pontificia Universidad Católica de Chile
Presentación
Poder resumir en 626 páginas lo realizado en cinco años por una Universidad del nivel de la Pontificia Universidad Católica de Chile es, sin duda, un trabajo de proporciones. Sin embargo, el rector Ignacio Sánchez Díaz logra dar cuenta, de manera abierta y transparente, de lo que ha sido su primer rectorado, en un período muy particular del país y de la educación superior chilena.
Escritos de prensa, documentos, discursos, cuentas anuales y otros testimonios sirven no solo para revisar, sino que para poner en perspectiva lo que Sánchez ha llevado a cabo desde que asumió su alto cargo con su propia Declaración de Principios, mediante la cual, en sus palabras, aspira a ser “un rector al servicio de la universidad, en una universidad al servicio de Chile”, para lo cual asume el desafío consciente “de ser modesto albañil, y que es el Señor quien construye esta casa”.
Así, desde sus inicios el Rector da cuenta de su fidelidad a una misión e identidad basadas en un proyecto educativo con inspiración y sentido cristiano orientado a ser un aporte a la cultura, para ser una universidad de calidad internacional, con una identidad católica clara y expuesta a la comunidad, que tenga un definido liderazgo latinoamericano y que se destaque en áreas que –junto a las ciencias, humanidades y tecnologías– reflejen sus carismas.
Estos cinco años, como señalé al comienzo, han sido un período muy especial en lo que respecta a la educación superior chilena, en particular para las universidades. La sociedad toda no quedó indiferente frente a los reclamos surgidos desde los propios estudiantes, quienes demandaron otro trato para sus instituciones. Tiempo, también, en que quedaron de manifiesto diferencias entre estas casas de estudio superiores, de acuerdo con sus diversas naturalezas.
En el caso de las universidades católicas, y en particular de la PUC, ha sido su Rector el que con fuerza y decisión ha elevado su voz y dado a conocer sus planteamientos. Es así como ha sido un firme defensor de lo público por sobre lo estatal, planteando su convicción de que la función y vocación pública superan con creces la naturaleza jurídica de una institución, y que lo público va más allá de lo estatal; también es justo destacar su importante rol en el G9, donde puso en relieve lo que a su juicio constituyen sus fortalezas: su tradición, servicio público, arraigo e identidad en el entorno regional y nacional, siendo referentes nacionales e internacionales.
Frente al tema mismo de la Reforma, el rector Sánchez –y en esto sí coincidimos plenamente– ha puesto a la Calidad como el denominador común que debe cimentarla, ya que tanto para él como para mí, ella contribuye de manera decidida al proceso de transformación de una persona que se prepara a dar un salto mayor en su formación humana, valórica, ciudadana, intelectual e integral.
Por otra parte, y respecto de los jóvenes estudiantes, el rectorado de Sánchez destaca por haber llevado a cabo importantes medidas inclusivas y justas para asegurar el ingreso de los más capaces. Aun cuando la PUC ostenta los mejores puntajes de ingreso y las mejores condiciones socioeconómicas de sus estudiantes, ha sido en su período en el que se apoyaron decididamente iniciativas como el Ranking de Notas, instrumento que, estamos seguros, servirá para dar mayores y mejores oportunidades a muchos jóvenes vulnerables que sueñan con un futuro mejor.
Soy un convencido de que este período está escribiendo importantes páginas en la historia del país. No hemos avanzado con la velocidad que los tiempos requieren, y que los jóvenes, sus padres, la sociedad entera esperan para construir un futuro mejor. Sin embargo, la lectura de las siguientes páginas da cuenta de la firme decisión de una universidad, diferente a la que dirijo, pero con la cual tenemos mucho en común –y que nos une–, como es el incansable trabajo por pavimentar un camino más justo, inclusivo y solidario para con los más desposeídos.
Nadie duda del lugar en que se encuentra la Pontificia Universidad Católica de Chile, tanto en el concierto nacional como internacional, así como tampoco de la voluntad de su Rector por contribuir de manera decisiva y gravitante en el desarrollo del país y de su gente.
Hay quienes lo hacemos desde la perspectiva de demandar del Estado el aporte que hemos perdido y merecemos, porque pertenecemos a él, a la sociedad entera, y a ella debemos responder de nuestras acciones.
Otros, como la PUC y su rector Sánchez, ya en su segundo período, trabajarán también incansablemente por elevar sus voces y planteamientos, desde la perspectiva de ser instituciones no estatales de función y vocación pública, con su misión, identidad y valores fundamentales que la guían.
Al finalizar, creo pertinente tomar las propias palabras de Ignacio Sánchez al señalar que “la Pontificia Universidad Católica de Chile ha sido fundada por la Iglesia, es parte integral de ella, y, con autonomía académica y de gestión, en permanente comunión con la Santa Sede. Su misión es ser un puente en el diálogo fe y cultura, aportando en la formación de personas y en la creación de nuevo conocimiento, trabajando por el desarrollo del país. El aporte de la PUC, a partir de su propia identidad, no hace más que enriquecer a nuestro país”.
Juan Manuel Zolezzi
Rector de la Universidad de Santiago de Chile
Vicepresidente del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas 2011-2015
Prólogo del autor
Este libro surge de la voluntad de recoger, desde la Rectoría, la presencia pública de la UC en columnas de opinión, cartas, artículos de prensa, entrevistas y otras actividades por medio de las cuales se expresa nuestra postura en temas de relevancia nacional. En él se incluyen también documentos, monografías, discursos y conferencias referidos a la educación y a otros temas de debate en la sociedad. Por último, hay además una selección de correos electrónicos de información a los miembros de la Universidad, cuya finalidad es mantener un estrecho contacto con los miembros de la comunidad UC en temas de la mayor relevancia para la institución.
La principal motivación para desempeñar este cargo de Rector con entrega y dedicación se debe a que ha sido encomendado por la Iglesia. Es una hermosa misión que se realiza con Fe en Cristo, poniendo el trabajo al servicio de nuestro país y por un encargo eclesial. Esto hace que la tarea, a veces muy compleja y con grandes desafíos, se realice con convicción, alegría y optimismo. Nuestra Universidad es de función y vocación pública; todos los temas que impactan en el desarrollo integral de las personas nos interesan y queremos aportar lo mejor al desarrollo de la docencia, investigación y análisis en profundidad. El desarrollo de la persona y del país es lo que nos motiva, ya que es el compromiso con la sociedad el principal estímulo que guía nuestra misión.
El quinquenio 2010-2015 estuvo marcado por el movimiento social y estudiantil más importante de los últimos 40 años. En estos acontecimientos, nuestra Universidad ha cumplido un rol destacado, desde el estamento estudiantil, sus profesores, el equipo profesional, administrativo y su equipo directivo. Por ello, creemos que es importante dejar un archivo histórico sistematizado por áreas, temas y cronología, que pueda ayudar a comprender mejor este período de la historia de la educación superior del país.
Los escritos han sido clasificados de acuerdo con las distintas materias que se relacionan con la educación superior. Así, el libro se ordena bajo los siguientes grandes temas:
Sentido de la educación superior, en que encontramos reflexiones sobre el significado de la educación superior en un contexto general y sus elementos distintivos en una institución de inspiración e identidad católicas.
Luego, en Calidad de la enseñanza exponemos la importancia que en ella tienen los buenos profesores, la necesidad de nivelar las oportunidades desde la primera infancia para disminuir las brechas entre educación privada y pública, y la conveniencia de regular el sistema, entre otros. Aquí aparecen temas como el de la acreditación, en el que proponemos una serie de cambios para que efectivamente esta sea una instancia que certifique la calidad no solo de los procesos, sino que también de los resultados de la enseñanza y de la empleabilidad de los egresados.
En Acceso universitario presentamos nuestra visión de los instrumentos que hoy se utilizan para seleccionar a los futuros alumnos, especialmente la PSU. También es posible observar cómo evoluciona nuestra percepción del ranking de notas, que demuestra un afán de ser coherentes con la realidad de su puesta en práctica y con los problemas que se han reportado en los últimos procesos de admisión. Planteamos, asimismo, la necesidad de incorporar en igualdad de condiciones a aquellos estudiantes vulnerables o que presentan necesidades especiales. Es la Universidad la que debe implementar medidas de apoyo y nivelación académica.
En Institucionalidad universitaria incluimos una reforma al marco institucional que rige a este sector. También abogamos por mejorar las estructuras internas de las casas de estudio –el Ombudsman universitario es un buen ejemplo de ello– y describimos el gobierno universitario y el rol que juegan los estudiantes a través de una participación que debe enriquecer el debate respecto del desarrollo de las instituciones.
Investigación en las universidades revisa los factores necesarios para que el país dé el salto en ciencia y tecnología, al tiempo que atribuimos una importancia crucial a la relación entre las empresas y las universidades. Abordamos la innovación, el gran valor agregado que las instituciones de educación superior deben entregar a la sociedad. De igual forma, enfatizamos el valor de las artes y humanidades, disciplinas que integran el conocimiento científico en el amplio campo del espíritu humano.
Respecto de la Formación de profesores, señalamos la importancia de los profesores universitarios en el desarrollo de los jóvenes. Una señal de éxito descrita por ellos es haber sido superados por sus discípulos. Asimismo, destacamos la relevancia de promover una mayor valoración social del rol del profesor, de modo de atraer a los mejores a las carreras de pedagogía. Enfatizamos también en el hecho de potenciar las habilidades prácticas, junto a los conocimientos teóricos.
En Financiamiento de la educación superior llamamos la atención sobre la necesidad de que las universidades sean apoyadas por el Estado de forma diferenciada, de acuerdo con los requerimientos de los estudiantes. Asimismo, afirmamos que la gratuidad en la educación superior, tal como se ha planteado, es una política regresiva, pues primero debiese apoyarse el desarrollo y calidad de la educación inicial, básica y secundaria. Como alternativa, proponemos que el Estado procure un sistema de becas y créditos progresivo, orientado a los alumnos vulnerables. En consideración a la etapa de desarrollo de la nación, el camino indicado es focalizar los recursos y avanzar de manera programada.
Compromiso público entra de lleno en el debate de si el Estado debe o no privilegiar a sus propias universidades, en detrimento de aquellas que sin pertenecer a él, tienen una clara función pública. Se presentan ejemplos sobre distintos bienes públicos que no pertenecen al Estado, demostrando así que lo estatal no es sinónimo de público.
En Sociedad y universidad analizamos cómo las instituciones de educación superior contribuyen a mejorar las condiciones de vida de las personas, a través de los aportes en conocimiento que ellas realizan. Se revela, además, nuestra preocupación por las características de la convivencia en la sociedad chilena a través del análisis de las sucesivas versiones de la encuesta Bicentenario llevada adelante por la UC y GfK Adimark.
En Visión pastoral se presenta una reflexión sobre la misión de la Universidad Católica en el marco de la Constitución Apostólica Ex corde Ecclesiae y los desafíos futuros, dentro de este mismo contexto. Recalcamos la misión de la UC respecto de su contribución al diálogo entre la razón y la fe; asimismo, se describen algunos momentos y experiencias, como el Año de la Fe y el Encuentro Mundial de la Juventud celebrado en Río, en que se hizo evidente la alegría de la fe en los jóvenes.
La Defensa de la vida es un elemento clave en nuestra concepción del ser humano. Aquí se expone claramente que la vida comienza en el momento de la concepción y que ella es sagrada, por cuanto en ese segundo aparece un alguien que antes no existía, una persona que será la misma hasta su muerte natural. Este tema, de la mayor relevancia para el país, se aborda en una monografía que analiza el proyecto de despenalización del aborto en tres circunstancias y se asume una posición de respeto a la existencia del niño que está por nacer.
Por último, Personas contiene reconocimientos a personalidades de la UC y del ámbito público. Recordamos al rector Fernando Castillo Velasco, resaltando sus cualidades como persona y como rector; percibimos la creación de cardenal de monseñor Ricardo Ezzati como un motivo de alegría y un signo de esperanza de una Iglesia viva, y nos congratulamos por los 50 años de sacerdocio del cardenal Zenon Grocholewski.
Por otro lado, los documentos que se incluyen en este libro representan un análisis en profundidad de aquellos temas que consideramos claves para el desarrollo de la educación superior: los desafíos para los próximos años, la calidad y la libertad de enseñanza, el avance en inclusión a través de diferentes instrumentos y el aporte de la Iglesia en la formación de los jóvenes y en la creación de nuevo conocimiento.
La selección de correos electrónicos a los miembros de la Universidad refleja el modo de mantener informada a la comunidad UC en temas relevantes para la institución, buscando siempre la mayor transparencia. El grueso de los escritos y columnas ha sido pensado y redactado en el marco de una situación contingente que atañe a nuestro quehacer. Varios de ellos, en medio de situaciones complejas, en un escenario de incertidumbre respecto del futuro inmediato.
Este libro también podría haberse titulado “Desde la madrugada a la sociedad”, pues gran parte de los textos fueron escritos antes de asomar el sol. La tranquilidad y el descanso proporcionados por el sueño nocturno y el despertar de madrugada me permitieron percibir con una mayor lucidez la realidad y las posibilidades de entregar propuestas. Escribir sobre el sentido de lo que hacemos, poner de relevancia la calidad y equidad en Educación Superior, destacar el rol de los profesores, el aporte de los estudiantes, es una labor apasionante. Así también, destacar el valor de la vida, informar sobre decisiones importantes y difíciles para el desarrollo de la Universidad, requieren de una fe que se debe construir día a día, del apoyo familiar y de un gran equipo de trabajo de la Dirección Superior de la Universidad, que siempre me respaldó para realizar una tarea al servicio de la Universidad, de la Iglesia y del país.
Agradezco de manera especial a mi familia por el apoyo permanente en mi diario trabajo. A los presentadores del libro, el rector emérito de la UC, profesor Juan de Dios Vial Correa, y el rector de la Universidad de Santiago y ex vicepresidente del Consejo de Rectores, Juan Manuel Zolezzi, por el tiempo empleado en revisar y comentar el contenido de estas páginas. Agradezco a Carlos Jorquera por su labor editorial de excelencia y a Andrea Pinochet por colaborar durante estos cinco años en la generación de este material. Gracias a M. Angélica Zegers y a Ediciones UC por apoyar la edición de este libro, que busca ser un aporte real a la discusión del presente y futuro de la Educación Superior del país en un período muy importante de su desarrollo.
Santiago, mayo 2015
PRIMERA PARTE
Columnas, cartas, artículos de prensa
El sentido de la educación superior
Educar significa conducir al individuo fuera de sí mismo, para llevarlo a otra realidad, hacia un crecimiento que se orienta a la plenitud de la persona.
Nuevos desafíos de la UC
Nuestra universidad debe cultivar y compartir con la sociedad un saber iluminado por la fe, para ponerlo al servicio de las personas y contribuir a la evangelización de la cultura. La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva a la contemplación de la verdad (Fides et ratio, 1998). Debemos aportar al progreso espiritual y material del país, educar a nuestros estudiantes para que sean ejemplos de vida intelectual y cristiana, emprendedores, íntegros y solidarios; generar conocimientos que permitan el progreso, y aportar soluciones para los problemas que aquejan a la sociedad chilena.
Los elementos prioritarios de la misión universitaria son la docencia y la investigación, por lo que lograr una articulación armónica debiera ser un objetivo prioritario. Nuestra universidad tiene un importante desarrollo en investigación, que permea a la enseñanza, por lo que podemos afirmar que en variadas áreas se enseña lo que se investiga y que nuestra docencia está en la frontera del nuevo conocimiento. La mejor manera de abordar este gran proyecto es fortaleciendo al cuerpo de profesores, preocupándose por sus condiciones de trabajo y desarrollo profesional. Además, debemos ser más eficaces aún en la captación de recursos externos, ya sea de fondos públicos o privados, capaces de producir un real impacto y que aborden los problemas más acuciantes.
Debemos ser una universidad de calidad internacional, con una identidad católica clara y expuesta a la comunidad, que tenga un definido liderazgo latinoamericano y que se destaque en áreas que –junto a las ciencias, humanidades y tecnologías– reflejen sus carismas.
Junto a estas tareas fundacionales, la vinculación con la sociedad y sus necesidades en áreas diferentes –tales como la educación, la salud, el cuidado del medio ambiente, la vivienda popular, la gestión municipal y otros– ha permitido dar un aporte de real impacto en bien de la comunidad. En momentos como los que afectan hoy a nuestro país, el compromiso de profesores, alumnos y administrativos ha quedado de manifiesto en las áreas más golpeadas por el terremoto. Es de esta forma como la universidad puede entregar su conocimiento, experiencia y apoyo en bien de la comunidad.
Debemos ser una universidad de calidad internacional, con una identidad católica clara y expuesta a la comunidad, que tenga un definido liderazgo latinoamericano y que se destaque en áreas que –junto a las ciencias, humanidades y tecnologías– reflejen sus carismas. Nuestra universidad debe realizar un gran esfuerzo para considerar nuestra cultura actual, la que nos va influyendo y modelando como comunidad y como individuos. Se trata de cumplir la misión y el mensaje de la buena nueva a que estamos llamados como Universidad Católica. Nuestra identidad se manifiesta en cientos de jóvenes que dan testimonio de una propuesta valórica y de formación, que se transforman en agentes de cambio al egresar. Debemos trabajar para ser fieles a nuestra misión y a nuestros fundadores. El desarrollo de las artes y las humanidades requiere de un esfuerzo y dedicación especial. Sus importantes aportes permiten que nuestra universidad sea completa, un lugar del cultivo del saber amplio y profundo, con la presencia de las diferentes sensibilidades que conforman el conocimiento.
Siguiendo las directrices de Ex corde Ecclesiae (Constitución Apostólica, 1990), quiero ser un rector al servicio de la universidad, en una universidad al servicio de Chile. Quiero poder prestar el mejor servicio a sus profesores, alumnos, administrativos y auxiliares. Quiero prestar el mejor servicio anunciando el inestimable valor de la vida humana, desde el momento de la fecundación hasta su muerte natural. Quiero prestar el mejor servicio para aspirar a tener un espacio de humanización y poder generar una auténtica comunidad de personas. Y asumir este apasionante desafío con entusiasmo y confianza, consciente de que somos modestos albañiles y que es el Señor quien construye esta casa.
Publicado en el diario El Mercurio el 16 de marzo de 2010.
Las universidades al servicio del país
Potenciar la educación superior es clave para que Chile alcance el desarrollo que requiere en los próximos años. Por este motivo, se impone como una necesidad la sinergia entre las dos principales universidades del país. Estamos planificando reforzar nuestros actuales proyectos docentes y de investigación conjuntos, haciendo un análisis de todas aquellas áreas donde podemos formar en el corto plazo una alianza que permita el mejor desarrollo de ambas instituciones y del sistema universitario en general. Nos guía la confianza de que unidos somos más y podemos servir de mejor manera al país.
Nuestros alumnos y profesores desde siempre han desarrollado proyectos conjuntos, iniciativas que incluyen a miembros de un número significativo de universidades públicas y privadas. En el área internacional, tenemos convenios académicos con las principales universidades del mundo, por lo que existe un gran potencial para fortalecer las redes de investigación nacionales ya existentes. En las artes, aglutinamos la principal creación artística, musical y teatral universitaria del país, con obras de reconocimiento internacional.
Se impone como una necesidad la sinergia entre las dos principales universidades nacionales.





