Mercedes Sanz-Bachiller

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29 Los datos y las dos citas siguientes en Carlos Hermida Revillas: «Coyuntura económica y movilización campesina en Castilla la Vieja, 1914-1923», Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, 3, 1982, pp. 182-184.
30 Pablo Pérez López: «Los negocios y la actividad industrial y mercantil en Valladolid vistos por sus protagonistas (1913-1927)», Espacio, Tiempo y Forma, serie V, Historia Contemporánea, 3, 1990, pp. 249-256.
31 Pedro Carasa Soto: «Castilla y León», en José Varela Ortega: El poder de la influencia. Geografía del caciquismo en España (1875-1923), Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales / Marcial Pons, 2001, pp. 175-235; íd.: «Cambio de cultura política y poder local en la Castilla contemporánea», en Pedro Carasa Soto (dir.): El poder local en Castilla. Estudios sobre su ejercicio durante la Restauración (1874-1923), Valladolid, Universidad de Valladolid, 2003, pp. 7-25; María Ángeles Lario González: «La Corona en el proyecto canovista», en Javier Tusell y Florentino Portero (eds.): Antonio Cánovas y el sistema político de la Restauración, Madrid, Biblioteca Nueva, 1998, pp. 89-110; Fidel Gómez Ochoa: «La formación del Partido Conservador: la fusión conservadora», Ayer, 52, 2003, pp. 57-90; José Ramón Milán García: «Los liberales en el reinado de Alfonso XII: el difícil arte de aprender de los fracasos», Ayer, 52, 2003, pp. 91-115; Carlos Dardé: «El sistema político y las elecciones», en Javier Tusell y Florentino Portero (eds.): Antonio Cánovas y el sistema político de la Restauración, Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 111-135.
32 Inés Sofía Hidalgo Marín: «La familia Gamazo: elite castellana en la Restauración (1876-1923)», Investigaciones Históricas, 15, 1995, pp. 107-118; Esther Calzada del Amo: Germán Gamazo. Poder político y redes sociales en la Restauración (1840-1901), Madrid, Marcial Pons, 2011; Juan Antonio Cano García: Gamacistas y albistas. La vida política en Valladolid durante la Restauración, Valladolid, Universidad de Valladolid, 2008, pp. 65-102.
33 Celso Almuiña: «Santiago Alba, paradigma de político regenerador», Investigaciones Históricas, 15, 1995, pp. 269-296; J. A. Cano García: Gamacistas..., pp. 103-206.
34 Guillermo A. Pérez Sánchez, Pablo Pérez López, Ricardo Martín de la Guardia y Juan Antonio Cano García: «Parlamentarios vallisoletanos en la segunda Restauración (1901-1923)», Investigaciones Históricas, 15, 1995, pp. 81-95.
35 Censo de la población de 1900, provincia de Valladolid, población de hecho. Disponible en línea:
36 Juan A. Cano García: «El componente económico en la configuración de la élite política vallisoletana», Investigaciones Históricas, 18, 1998, pp. 224 y 228; íd.: «El conservadurismo vallisoletano en la segunda Restauración: César Silió», Investigaciones Históricas, 15, 1995, pp. 97-105.
37 Guillermo A. Pérez Sánchez et al.: «Parlamentarios vallisoletanos...», p. 93.
38 Juan Pablo Fusi y Jordi Palafox: España: 1808-1996. El desafío de la modernidad, Madrid, Espasa-Calpe, 1998, pp. 178-183; Ramón Villares y Javier Moreno Luzón: «Restauración y dictadura», en Josep Fontana y Ramón Villares (dirs.): Historia de España, Barcelona, Crítica / Marcial Pons, 2009, vol. 7, pp. 307-420.
39 María del Carmen García de la Rasilla Ortega: «Repercusión del problema marroquí en la vida Vallisoletana (1909-27)», Investigaciones Históricas, 6, 1986, pp. 189-213.
40 Jesús Ángel Redondo Cardeñoso: 1904. Rebelión en Castilla y León, Valladolid, Universidad de Valladolid, 2013, pp. 33-53.
41 Jesús María Palomares Ibáñez: «Líderes del socialismo castellano: Remigio Cabello, fundador de la Agrupación Socialista de Valladolid (1869-1936)», Investigaciones Históricas, 6, 1986, pp. 171-185.
42 J. A. Redondo Cardeñoso: 1904. Rebelión..., pp. 58-139.
43 J. P. Fusi et al.: España: 1808-1996..., p. 185.
44 Francisco J. Romero Salvadó: España, 1914-1918. Entre la guerra y la revolución, Barcelona, Crítica, 2002, pp. 6-29; Maximiliano Fuentes Codera: España en la Primera Guerra Mundial. Una movilización cultural, Madrid, Akal, 2014, pp. 61-72; J. P. Fusi et al.: España: 1808-1996..., pp. 185-190; R. Villares et al.: «Restauración...», pp. 421-495.
45 Albert Carreras y Xavier Tafunell: Historia económica de la España contemporánea, Barcelona, Crítica, 2007, pp. 223-234.
46 Juan Agapito y Revilla: «Sumario artístico-histórico de los edificios más importantes de Valladolid», en Guía de Valladolid. Dedicada a los congresistas por el Comité local, Valladolid, Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, Congreso de Valladolid (17-22 de octubre de 1915). Disponible en línea:
47 La llegada de las dominicas francesas se produjo en el contexto de laicización del sistema educativo francés que impulsó el ministro de Instrucción Pública de la III República, Jules Ferry. Se concretó en dos decretos, ambos de 29 de marzo de 1880, por los que se expulsaba y dispersaba a algunas órdenes religiosas en un plazo de tres meses. A las congregaciones que no estaban autorizadas para impartir enseñanza se les daba un tiempo para que presentaran la solicitud de autorización. Al negarse a aceptar tal procedimiento, empezaron a salir de Francia y a establecerse en España, concretamente en las dos Castillas y Andalucía. En Paulí Dávila Balsera: «Las órdenes y congregaciones religiosas francesas y su impacto sobre la educación en España. Siglos XIX y XX», en José María Hernández Díaz (ed.): Francia en la educación de la España contemporánea (1808-2008), Salamanca, Universidad de Salamanca, 2011, pp. 120-121.
48 Loreto Casado Candelas: «Una práctica cultural. Colegio Nuestra Señora del Rosario (Dominicas Francesas) de Valladolid, 1888», en Pere Gabriel, Jordi Pomés y Francisco Fernández Gómez (eds.): «España Res publica». Nacionalización española e identidades en conflicto (siglos XIX y XX), Granada, Comares, 2013, pp. 483-491.
49 Jesús María Palomares Ibáñez: Valladolid. 1900-1931, Valladolid, Ateneo de Valladolid, 1981, pp. 30-35; Ignacio Martín Jiménez: Hacia el paroxismo. Violencia política en la provincia de Valladolid (1917-1936), Valladolid, Universidad de Valladolid, 2008, pp. 20-40.
50 J. M. Palomares Ibáñez: Valladolid..., pp. 22-24.
51 Ibíd., p. 58.
52 Guía-anuario de Valladolid y su provincia, Valladolid, Casa Santarén, 1922, p. 437. Disponible en línea:
53 Rosa Agenjo Bosch: La pintora Ángeles Santos y su obra anterior a la Guerra Civil Española. Catalogación y estudio, tesis doctoral, Universitat de Barcelona, 1986, p. 13. Disponible en línea:
54 M. Sanz-Bachiller: «Breves reflexiones...».
55 Shlomo Ben-Ami: El cirujano de hierro. La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), Barcelona, RBA, 2012, pp. 125-169; José Luis Gómez Navarro: El régimen de Primo de Rivera: reyes, dictaduras y dictadores, Madrid, Cátedra, 1991, pp. 207-260.
56 Jesús María Palomares Ibáñez: Nuevos políticos para un nuevo caciquismo: la dictadura de Primo de Rivera en Valladolid, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1993, pp. 44-46 y 78-79.
57 GM, 274, 1 de octubre de 1923. Disponible en línea:
58 C. Almuiña: «Santiago Alba, paradigma...», pp. 291-292.
59 A. Carreras et al.: Historia económica..., pp. 237-251; Antonio Pérez Yuste: «La creación de la Compañía Telefónica Nacional de España en la Dictadura de Primo de Riera», Cuadernos de Historia Contemporánea, 29, 2007, pp. 95-117; S. Ben Ami: El cirujano..., pp. 222-288; J. L. Gómez Navarro: El régimen de Primo..., pp. 391-486; J. P. Fusi et al.: España: 1808-1996..., pp. 241-243.
60 RCMP, Defunciones, libro 35, f. 141.
61 Había nacido el 10 de agosto de 1875. RCMP, Nacimientos, libro 5, f. 33.
62 Aurelio Bachiller Sanz fue médico y alcalde de Montemayor de Pililla en 1922, según consta en Guía-anuario de Valladolid y su provincia, Valladolid, Casa Santarén, 1922, p. 437. Disponible en línea:
63 C. Isasi Vicondoa: «Recuerdos y emociones...», p. 11.
64 Sofía Moro: Ellos y nosotros, Barcelona, Círculo de Lectores, 2006, p. 205.
65 M. Sanz-Bachiller: «Breves reflexiones...».
66 Entrevista con Mercedes Redondo Sanz-Bachiller (17 de febrero de 2013); entrevista con Pilar Redondo Sanz-Bachiller (9 de octubre de 2013).
67 Entrevista con Mercedes Redondo Sanz-Bachiller (22 de febrero de 2017).
68 C. Isasi Vicondoa: «Recuerdos y emociones...», p. 11.
69 Carmen González Martínez: «La Dictadura de Primo de Rivera: una propuesta de análisis», Anales de Historia Contemporánea, 16, 2000, pp. 337-408; J. L. Gómez Navarro: El régimen de Primo..., pp. 520 y ss.; S. Ben Ami: El cirujano..., pp. 289-353.
70 Juan José Oña Fernández: «Tensión en capitanía: los sucesos de Valencia de 1929», Revista de Historia Militar, 103, 2008, pp. 167-205.
71 A. Carreras et al.: Historia económica..., pp. 251-259.
72 Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo: «Proclamación de la República, Constitución y reformas», en Santos Juliá (coord.): República y guerra en España (1931-1939), Madrid, Espasa-Calpe, 2006, pp. 1-8; Julián Casanova: «República y guerra civil», en Josep Fontana y Ramón Villares (dirs.): Historia de España, Barcelona, Crítica / Marcial Pons, 2007, vol. 8, pp. 3-15.
73 P. Preston: Palomas..., pp. 25-26.
74 S. Moro: Ellos..., p. 205.
75 J. L. Mínguez Goyanes: Onésimo Redondo..., pp. 11-22; M. Tomasoni: Onésimo Redondo..., pp. 55-105.
76 C. Isasi Vicondoa: «Recuerdos y emociones...», p. 13.
77 P. Preston: Palomas..., p. 28.
78 M. Sanz-Bachiller: «Breves reflexiones...».
79 M. Tomasoni: Onésimo Redondo..., p. 112.
80 Jesús María Palomares Ibáñez: La Segunda República en Valladolid: agrupaciones y partidos políticos, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1996, pp. 67-70.
81 M. Tomasoni: Onésimo Redondo..., pp. 109-110.
II. MERCEDES SANZ-BACHILLER Y ONÉSIMO REDONDO (1931-1936)
En Valladolid, Mercedes y Onésimo empezaron a organizar la boda. Onésimo ya había encontrado el que sería su piso, contiguo al que compartía con su hermano Andrés en el edificio Mantilla.1 Con todo preparado, se casaron el 11 de febrero de 1931 ante el juez municipal, y al día siguiente se celebró la ceremonia religiosa en la capilla del Palacio Arzobispal de Valladolid.2 Los testigos fueron, por parte de Mercedes, Jesús de la Fuente y Millán Alonso Lasheras y, por parte de Onésimo, Agustín Íscar y Luis Martín Alonso.3 Mercedes llegaba a la boda con diecinueve años y medio; a Onésimo le quedaban cinco días para cumplir los veintiséis. Ofició la boda el arzobispo monseñor Remigio Gandásegui, a quien Mercedes conocía porque ya había recibido de él la Primera Comunión y la Confirmación durante su etapa estudiantil en las dominicas francesas. La novia llevaba un vestido «color rosa claro, precioso, de muaré [sic por moirée]».4 Después de pasar los primeros días de luna de miel en Madrid, iniciaron su viaje de bodas por Andalucía. Visitaron Córdoba, Málaga y Sevilla, y fue allí, estando en Sevilla, cuando Onésimo recibió un telegrama para que volviera a Valladolid, ya que tenía que representar a su padre en un pleito en la Audiencia. A su regreso del viaje, Mercedes ya estaba embarazada de su primer hijo.
Mientras tanto, la monarquía agonizaba. Alfonso XIII había ofrecido a José Sánchez Guerra la formación de gobierno, a lo que se negó. Eran ya mediados de febrero y a toda la oposición política se añadió la Agrupación al Servicio de la República. Como última alternativa, el rey ofreció al almirante Juan Bautista Aznar la presidencia del que sería el último Gobierno de la monarquía. A las pocas semanas, en marzo, se celebró el juicio a los responsables de la sublevación de diciembre, y para el 12 de abril quedaron convocadas las elecciones municipales. Políticamente, el año 1931 iba a ser un año decisivo para el país, sin duda, pero también para la vida de Mercedes y Onésimo. Veamos.
Aunque la vida profesional de Onésimo transcurría entre el sindicato y el ejercicio de la abogacía,5 las circunstancias políticas por las que atravesaba España a principios de 1931 le empujaban a implicarse cada vez más en los asuntos políticos. La ocasión se presentó con el inicio de la campaña electoral para las elecciones municipales del 12 de abril colaborando con los monárquicos de Valladolid y participando en los actos públicos de propaganda a favor de Acción Nacional, como el que se realizó en la Casa Social Católica.6 Llegó el día 12 de abril y, una vez realizado el escrutinio, se desencadenaron los hechos que llevaron, dos días después, a la proclamación de la República.7 Así pues, el 14 de abril, a primera hora, la República fue proclamada en Éibar y, por la tarde, Niceto Alcalá Zamora, presidente del Gobierno provisional, hacía lo propio desde el balcón del Ministerio de Gobernación, en la madrileña Puerta del Sol. El rey Alfonso XIII abandonó la capital ese mismo día. En Valladolid,8
a las ocho de la noche una imponente manifestación, encabezada por la bandera tricolor, se dirige hacia el Ayuntamiento, consiguiendo algunos invadir la sala principal. Desde el balcón, el antiguo republicano Eustaquio Sanz Pasalodos proclama la República y declara la República en Valladolid.
Esa misma noche quedó constituido el nuevo Ayuntamiento, resultando elegido alcalde de la ciudad el socialista Federico Landrove.
Al día siguiente de la proclamación de la República, el 15 de abril, Onésimo y otros muchos monárquicos se concentraron en la estación de ferrocarril de la capital vallisoletana para despedir a la reina Victoria Eugenia y sus tres hijos, que pasaban por allí de camino hacia Irún. Cuando el tren partió, muchos de los allí congregados se marcharon a la Casa Social Católica, donde Onésimo Redondo les arengó para defender los valores tradicionales que para él representaban el campo y la monarquía. Allí fue donde anunció la creación de un semanario que, cuando salió a la calle a mediados de junio, llevó por título Libertad.9 Para Mercedes empezaba a hacerse meridianamente claro que su matrimonio con Onésimo no iba a ser una unión convencional y que, si quería a aquel hombre, debía acostumbrarse a esta cotidianidad acelerada que la política empezaba a imprimir en su vida.
El Gobierno provisional de la República,10 presidido por Niceto Alcalá Zamora, empezó a tomar las primeras medidas, como la aprobación de la Ley de Reforma Militar, impulsada por el ministro de Guerra, Manuel Azaña, y la Ley de Términos Municipales y el Decreto de Laboreo Forzoso, ambos del ministro de Trabajo, Francisco Largo Caballero. La Iglesia católica se mostró cauta al principio, aunque muy pronto el cardenal Pedro Segura tensó las relaciones con el Gobierno provisional y con el propio Vaticano. Un mes después de la proclamación republicana, la explosión anticlerical, con el incendio de edificios religiosos, empezó a fracturar las relaciones entre los católicos y la República. Así estaban las cosas cuando se convocaron las elecciones a Cortes constituyentes, que debían celebrarse el 28 de junio. Los socialistas y republicanos se presentaron en coalición, no así las derechas, que intentaban organizarse a través de Acción Nacional. Onésimo se dispuso a hacer campaña por este nuevo partido recorriendo los pueblos de Valladolid11 y, el 13 de junio, salió a la luz el primer número de Libertad. Pasadas las elecciones, tras ganar la coalición republicano-socialista y una vez constituidas las Cortes, se formó el primer Gobierno de la República.
Mientras tanto, en Valladolid, las inquietudes políticas del marido de Mercedes Sanz-Bachiller acabaron tomando forma en otra formación política. Los hermanos Onésimo y Andrés Redondo y los hermanos Jesús y Francisco Ercilla fundaron las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica. Era el 9 de agosto de 1931, y para entonces Mercedes ya lucía un avanzado embarazo. La fundación de las JCAH y la dedicación de Onésimo a esta nueva y minúscula formación política12 imprimieron un nuevo carácter en la cotidianidad de la pareja, puesto que las primeras reuniones de las JCAH se celebraban en el domicilio conyugal;13 sin embargo, pronto empezaron a reunirse en lugares más apartados de la capital.14 Las JCAH representaban el ultraderechismo más radical, legitimaban el uso de la violencia como instrumento de lucha contra el marxismo, el anarquismo, el regionalismo, el laicismo y el judaísmo que, según Onésimo y las JCAH, ponían en peligro la España nacida de la Castilla católica y rural, con sus valores tradicionales, y que tenía en sus juventudes la punta de lanza.15 Además, a finales de agosto, mientras se debatían los artículos de la constitución, Onésimo fue denunciado por injurias contra Marcelino Domingo, acusación que fue llevada hasta el Tribunal Supremo, y progresivamente «se convirtió en un interlocutor incómodo para las autoridades, además de ser señalado por los ambientes izquierdistas como un nuevo enemigo a quién combatir».16
Durante el verano de 1931, mientras en Madrid se debatía el proyecto constitucional, las JCAH y el grupo «La Conquista del Estado», liderado por Ramiro Ledesma Ramos, entraron en contacto. Fruto de ello nacieron, el 3 de octubre de 1931, las JONS, dirigidas por un triunvirato formado por Ramiro Ledesma Ramos, Onésimo Redondo y Francisco Giménez, este último sustituido por Bermúdez Cañete. Las JONS adoptaron como símbolos el yugo y las flechas de los Reyes Católicos, y lemas como «Arriba España», «Por la Patria, el Pan y la Justicia» o «España: Una, Grande y Libre», y tomaron la bandera roja y negra, de inspiración anarquista, como propia. En cuanto a las ideas políticas,17 el fascismo del grupo de Ledesma Ramos acabó por predominar en las JONS, quedando como algo más residual el ultraderechismo y el ultracatolicismo de Onésimo Redondo. Los 18 puntos programáticos de las JONS confluían en las ideas de patria, nación, imperio, catolicismo, antiparlamentarismo, antimarxismo, nacionalsindicalismo, repudio de lo extranjerizante, juventud, dignidad y justicia para el pueblo, así como fomento de la explotación comunal y familiar de la tierra. Sin embargo, después de la fusión, las JONS continuaban siendo una minúscula formación con muchísimos problemas económicos, que intentaban salvar con la financiación de los monárquicos, como José María de Areilza, y de Renovación Española, el partido de los alfonsinos.
Además de todo lo dicho, pronto se cruzó la desgracia en la vida de Mercedes y Onésimo, puesto que el 9 de noviembre de 1931, Mercedes dio a luz un niño que murió al nacer, enredado en el cordón umbilical. Mercedes parió sola en su piso de Valladolid, ya que tanto Onésimo como el ginecólogo que debía asistirla en el parto estaban en Palencia, muy probablemente asistiendo al mitin revisionista de las derechas que se celebró el 8 de noviembre. Así lo recogió Carolina Isasi Vicondoa en las memorias de Mercedes Sanz-Bachiller:
Al poco tiempo, Mercedes ya estaba embarazada de su primer hijo que nació muerto, estrangulado por el cordón umbilical, el 9 de noviembre de 1931. El día anterior del nacimiento de este niño, se celebraba en Palencia el mitin de la CEDA y el ginecólogo de Mercedes también había acudido a él.18
Lógicamente, en esa fecha la CEDA no se había fundado, pero en dicho mitin19 intervino José María Gil Robles, lo cual pudo confundirse en la memoria de Mercedes Sanz-Bachiller, al identificar este acto con un acto de la todavía inexistente CEDA. A este mitin revisionista de las derechas asistieron muchos vallisoletanos, entre los que estaría Onésimo Redondo, quien, a pesar de haberse fundado ya las JCAH, todavía seguía colaborando con Acción Nacional.20 También estuvo en este mitin el bilbaíno Javier Martínez de Bedoya, quien, a partir de entonces, empezó a colaborar con el semanario Libertad, que dirigía Onésimo Redondo.21
El 9 de diciembre de 1931, con la ausencia de los diputados de derechas no republicanos, las Cortes aprobaron la Constitución y eligieron a Alcalá Zamora como presidente de la República, que encargó a Manuel Azaña la formación de gobierno. Este nuevo Gobierno tenía importantes reformas22 que acometer. La reforma agraria, aprobada en septiembre de 1932, permitió la expropiación de los latifundios y el asentamiento de los campesinos en ellos. La religiosa englobó varias medidas que pretendían, entre otras cosas, la separación entre la Iglesia y el Estado, la libertad de culto, el divorcio, la secularización de los cementerios o la disolución de la Compañía de Jesús en enero de 1932. Además, la Ley de Congregaciones Religiosas, aprobada en mayo de 1933, contempló el cierre de los centros educativos religiosos o la obligatoriedad para las órdenes religiosas de inscribirse en un registro del Ministerio de Justicia, entre otras medidas. El Gobierno de la República incrementó el presupuesto en educación y logró construir, entre 1931 y 1933, unas 10.000 escuelas y habilitar a unos 7.000 maestros. En relación con la cuestión territorial, se aprobó el estatuto de Cataluña en septiembre de 1932, que permitía su autonomía, su propio gobierno, la Generalitat, y su propio parlamento. El 12 de abril de 1932, además, se decretó la prohibición de utilizar el apelativo «nacional» en los partidos, con lo que Acción Nacional, partido con el que había colaborado Onésimo Redondo en 1931, pasó a llamarse Acción Popular.
Bien pronto, sin embargo, empezaron las protestas, huelgas e insurrecciones, a las que se respondió con la acción represiva de las fuerzas del orden, principalmente la Guardia Civil y los Guardias de Asalto, unas acciones que empezaron a ser noticia y a poner entre las cuerdas al Gobierno de la República. Los sucesos de Castilblanco y Arnedo, entre finales de 1931 y principios de 1932, fueron los más graves por el número de víctimas mortales y por la acción desmesurada de las fuerzas del orden, hechos por los que el general Sanjurjo, director general de la Guardia Civil, fue destituido.
A los pocos meses, el 10 de agosto de 1932, y desde Sevilla, el general Sanjurjo dio un golpe de estado que fracasó, pero que tuvo consecuencias muy importantes para la vida de Mercedes y Onésimo. Entre otras cosas, el semanario Libertad fue suspendido, y Onésimo, de quien las autoridades sospechaban que había participado en la sublevación, avisado de su probable detención, decidió marchar a Portugal. Recordaba su hermano Andrés que
Se fue a la finca de Eduardo Calero, en el monte de Torozos. Allí pasó cinco días [...]. Lo que más le decidió a Onésimo a cruzar la frontera fueron los doce años de prisión que habían ido acumulando los fiscales en sus procesos contra él por artículos en Libertad y que ahora, en medio de este ambiente, les tocaba ya sustanciarse. Fue el propio Eduardo Calero el que le propuso entrar en Portugal. En Puebla de Sanabria (Zamora) tenía un amigo agricultor. [...] Con motivo de una romería, de las que se celebran alrededor de la Virgen de Agosto, en el pueblo fronterizo portugués de Franca, este agricultor, conocido por todos los de la pequeña aduana, le llevó en su coche, en plan de jarana local con otros labradores vecinos, todos descamisados y con buenas botas de vino. Nadie anotó los que iban, así que Onésimo continuó viaje para Braganza y Oporto mientras los demás regresaban.23