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5. La organización planeada, requerida y factible
La propuesta es explicar un enfoque de política y poder directivo en el marco conceptual de la organización sustentable para entender y mejorar las decisiones de gobierno en un contexto de cambio. Implica una visión ampliada de la organización, que destaca no solo sus objetivos declarados sino también los impactos de una realidad compleja, derivada de la diversidad de fines, demandas e intereses en juego. Destacamos los propósitos múltiples, las formas de dirección participadas, las estructuras centralizadas en cuanto a políticas pero también relacionadas con proyectos concretos. Sin dejar de lado la vigencia de los procesos sociales y culturales emergentes, que llevan a la diferenciación e integración de capacidades. En este sentido, se trata de destacar las bases conceptuales y las conexiones entre la organización planeada, requerida y factible.
Desde esta perspectiva se destacan ciertos temas críticos para la dirección en la organización compleja. Entre dichos temas se pueden señalar: las decisiones de políticas, formas de gobierno, proyectos, ideología, estrategias, poder, intereses y discurso directivo. La explicación busca destacar la vigencia de un ambiente de complejidad, la coexistencia del orden y del desorden. No se trata de incertidumbre, porque existen límites y restricciones que hacen al marco y la continuidad de la organización. Un ambiente donde los proyectos y esfuerzos colaborativos coexisten con los límites de las demandas sectoriales.
El concepto de organización sustentable implica poner atención sobre la dualidad de criterios en relaciones complejas, las posiciones ambiguas, la diversidad de razones o lógicas requeridas y las divergencias. Son factores críticos que limitan pero que también movilizan, que llevan al debate, la negociación y los procesos de superación. No como desviaciones o imprevistos sino como factores de una realidad dinámica que incluye posiciones racionales y también la subjetividad presente en el orden de preferencias. De modo que lo sustentable no se limita a la eficacia, a la relación de costos y beneficios, la productividad o relación entre medios y fines, sino que incluye la definición de estrategias y negociaciones para mantener, desde el gobierno, las condiciones que hacen sustentable a la organización en su contexto.
Es una visión amplia de la organización, aplicable a empresas y asociaciones, instituciones de orden público y privado, rescatando sus diferencias. Toma en consideración condiciones de orden económico y rasgos socioculturales, y destaca los procesos de poder y política que hacen a la dinámica de las organizaciones. Visto desde la posición de gobierno, una de las cuestiones complejas es cómo superar las brechas y tensiones lógicas entre dichas condiciones diversas; las formas de considerar la diversidad e integridad en la organización. Es lo que sucede ante tensiones entre las demandas de eficacia y cohesión frente a propósitos múltiples en un sistema complejo, con relaciones que se negocian pero también con controversias en los procesos de transición. Allí es función de la política y el gobierno el desarrollo de proyectos que permitan acercar y superar las internas del poder, y los intereses que separan a los grupos.
La obra estudia la organización en sus rasgos de orden político. Un modelo integrado desde un acuerdo de posiciones diversas que convergen en objetivos compartidos, pero también limitados. No es una comunidad natural, espontánea, sino construida; modelo en el cual opera una estructura de poder representativa y participativa. Se trata de lograr la gobernabilidad desde acuerdos sobre planes y proyectos convenidos, pero también sobre los ajustes requeridos. Ello no significa armonía, porque también hay diferencias en los procesos de transición. La organización política incluye en su agenda los aportes y condiciones de la relación con los accionistas, directivos, empleados, proveedores, clientes, asociaciones profesionales y otras instituciones sociales del contexto. En la operación (realidad) aparecen discrepancias entre lo deseable, lo requerido y lo factible; tensiones entre los diversos actores y grupos de interés con respecto a su ubicación en el mapa de poder y las posiciones de gobierno.
La organización requiere de acuerdos, previsibilidad y continuidad. En ella operan demandas que, siendo necesarias, no son congruentes o complementarias, y por lo tanto necesitan criterios superadores. Es lo que sucede con las fuerzas que operan basadas en demandas o criterios duales, como las necesidades de innovación y conservación, de creatividad y programación, de centralización y delegación. En el campo de la decisión directiva, este marco de complejidad afecta a la racionalidad dominante de la organización. La realidad muestra la coexistencia de estrategias oficiales junto con posiciones que son cruciales para el poder desigual vigente. Se trata entonces de una realidad con orden y desorden, reglas y formas que operan en paralelo.
A lo largo de la obra se diferencian en la organización compleja tres contenidos relevantes de las decisiones de operación, dirección y gobierno. Ellas corresponden a las áreas diferenciadas de: a) producción de bienes y servicios para el contexto bajo criterios de calidad y eficacia; b) estructuración, que busca el sinergismo entre las funciones, la relación laboral y reglas de juego del sistema, y c) decisiones de gobierno y directivas que se refieren y controlan los temas de orden político, por ejemplo la definición de objetivos, presupuestos, estrategias y los espacios de poder legitimado para las decisiones de los funcionarios.
La idea es destacar los factores de articulación, así como las controversias en la trilogía que incluye la eficacia productiva, la estructuración y la gobernabilidad. Cuando se logra la integración entre dichos criterios también es posible la sustentabilidad del sistema en su contexto. Ayuda a la aceptación de la organización y la continuidad de las transacciones. En el texto se analizan las formas de unidad en la diversidad, porque la realidad compleja lleva a brechas y fisuras en la organización que deben atenderse desde la función de gobierno. El tema crítico es cómo superar las propias internas de la política y el poder cuando pesa la voluntad de los grupos dominantes por crecer como fuerza y no solo por conducir la organización.
En el plano conceptual, la presente obra se ubica en el análisis de la organización compleja con un enfoque que prioriza los factores de política, la coexistencia de intereses con proyectos compartidos, las funciones de gobierno, las relaciones de poder y sus efectos. En forma resumida: el enfoque incluye la descripción y propuesta sobre los acuerdos constitutivos de la organización, definición de proyectos y objetivos, la construcción conjunta de un marco ideológico, los procesos de negociación entre áreas diversas, los debates por la estructura, el arbitraje e intervención en conflictos que afectan al sistema, los diagramas formales y las fuerzas emergentes, los sentidos asociados con la comunicación y el discurso directivo, y los convenios y alianzas con instituciones oficiales y otras fuerzas externas.
Desde la función de gobierno, se toman decisiones para compatibilizar la diversidad de demandas en el marco de objetivos múltiples del sistema. Se trata de fuerzas y capacidades que deben conjugarse en un proyecto donde operan las demandas de distintos grupos de interés, con aspectos no siempre compatibles. Por ejemplo, las necesidades de creatividad en un entorno inestable junto a la necesidad de definir las reglas que pongan límites a las elecciones personales. Son procesos en los cuales operan razones e intereses reconocidos y concretos, junto con la necesaria subjetividad y motivos de orden emocional (convicciones); motivaciones que también tienen que ver con la ideología como construcción cultural.
En el marco de la política, el logro de acuerdos, las medidas de gobierno y las decisiones directivas son condiciones y estrategias que buscan definir líneas de acción compartidas. Criterios que atraviesan el razonamiento directivo. Significa fijar la posición reconocida de manera formal frente a situaciones ambiguas. Requieren ponderar y equilibrar la diversidad de fuerzas que operan en los proyectos de la organización compleja. Y negociar, superar divergencias y conflictos. No se reduce a razonar en términos de proyectos, productos y servicios bajo criterios de eficacia y productividad. Los criterios políticos incluyen fijar prioridades en decisiones de conjunto. Desde la gobernabilidad, debe pensarse en la unidad en la diversidad, en lo centralizado y delegado con un diagrama de poder reconocido, no excluyente.
En el análisis político de las organizaciones corresponde diferenciar entre buscar consenso para avanzar con proyectos compartidos y la actividad de ubicar los grupos dominantes que aplican su poder para definir objetivos de conjunto. Se trata de marcar la diferencia entre: a) la discusión de los miembros para llegar a conclusiones compartidas sobre la integración del gobierno y los propósitos del sistema, y b) las negociaciones y manejos del poder de grupos que confrontan entre sí para imponer sus respectivos proyectos, postergando los restantes. En el caso de una organización hospitalaria, el análisis de política y poder la cuestión es distinguir entre: a) procurar la mejor manera de brindar atención médica en las condiciones que decidan los profesionales en el ámbito de la dirección y b) hacer un movimiento de fuerza para apropiarse del poder y orientar el hospital hacia los fines de un grupo de interés determinado.
La continuidad y el desarrollo de la organización como sistema político busca compensar las tensiones y brechas disruptivas derivadas de las crisis en situaciones reales no previstas en los acuerdos constitutivos. Desde la visión política, de gobierno y poder directivo, avanzar con un sistema sustentable no implica excluir posiciones críticas. La política en la organización incluye la voluntad de realizar el análisis de las diferencias para considerar sus posibles aportes al desarrollo conjunto. No se reduce a decidir desde el gobierno quién se impone y quién queda afuera. El poder admite versiones. El texto lo expone como una capacidad requerida pero además legitimada, no impuesta. La idea es la integración de la organización sobre la base de proyectos reconocidos, procesos de influencia, comunicación y motivación. Con respecto al mapa de poder, proponemos una relación con capacidades diferentes, pero no injusta o autoritaria.
La función política incluye el estudio de los caminos alternativos, la posibilidad de integrar proyectos diferentes y formas de razonamiento (no la fuerza) para superar las situaciones de crisis o conflicto. La negociación y búsqueda de acuerdos, en un sistema gobernable con autoridad reconocida también requiere de ciertos sistemas de ideas compartidas sobre lo deseable para el conjunto; sistemas de ideas de la organización social (no limitada al gobierno) asociados con las razones y propuestas que sustentan las políticas de empresa. Un ambiente predecible, en cuanto al sentido final de las decisiones, lo cual implica la definición de reglas de juego aceptables, razonables. En este marco, la gobernabilidad se refiere a un ambiente de proyectos y acuerdos negociados, no de fuerzas excluyentes.
En el texto se desarrolla un análisis macro desde la política, y también lecturas micro o sectoriales. Lo macro trata temas sobre la continuidad de la organización en su conjunto, la definición de propósitos, ideologías, formas de gobierno, estrategias para la apropiación de beneficios, negociación con otras instituciones (bancos, sindicatos, oficinas de gobierno). Mientras que la visión micro de la política analiza la interna del poder y los intereses sectoriales. Por ejemplo, los movimientos de grupos postergados para defender su posición en la estructura jerárquica, los reclamos para mejorar las remuneraciones o las condiciones de trabajo.
La idea de la organización sustentable es distinta de la fuerza de un gobierno que se impone; consiste en articular cultura (construcción interna) y contexto (entorno social). Significa considerar las demandas y necesidades internas con los legítimos intereses en juego. Como sistema abierto, la condición es satisfacer las normas de orden social y cultural que la mantienen conectada con el contexto. En lo interno, las demandas del personal de estar comunicado y desarrollarse en el trabajo. La idea de organización sustentable consiste en considerar los aportes desde la diversidad de capacidades, para nada relacionado con el “pensamiento unificado” del poder. Debe evitarse la idea de organización como un sistema basado en el orden instituido y la burocracia productiva, y cuestionar la eficacia impersonal de los esquemas hegemónicos sostenidos desde la función de gobierno. Se trata de apoyar el aporte de la diversidad, del pensamiento creativo y superador.
6. Política y cultura. Factores ideológicos y discursivos
La ideología, como construcción cultural, tiene que ver con las creencias y valores que se priorizan en los comportamientos y proyectos de conjunto en la organización. Es uno de los marcos y soportes de las líneas de política en el proyecto, con visiones que hacen a la vida interna y a las relaciones con el contexto. Es el compromiso cultural de sostener principios de orden cooperativo o competitivo, la convicción orientada hacia el trabajo en equipo o el énfasis puesto en los aportes y capacidades de orden personal. La construcción de proyectos con otras instituciones o tener como prioridad el logro del desarrollo autónomo de la organización.
Hay una posición ideológica en la decisión de avanzar únicamente con proyectos compartidos y basados en la responsabilidad social de la organización, distintos del propósito de aplicar el poder y el conocimiento para destruir el medio ambiente. Un proyecto político o de gobierno sustentable es más que la fuerza que lo sostiene. En un marco de desarrollo social, las bases y condiciones del proyecto se rigen por criterios de equidad, libertad y justicia, e incluyen formas participativas y de integración con el contexto (responsabilidad). La ideología aporta a los participantes una motivación que tiene en cuenta la integración de diversos fines. Ideas que deben evaluarse por sus implicancias. Existen connotaciones positivas pero también destructivas; por ejemplo, cuando se trata de utilizar formas de poder excluyentes o discriminatorias.
Como rasgo diferenciable en la cultura organizacional, la ideología es una construcción conceptual, con crítica y propuesta. Un saber fundado y a partir de él adoptar una posición compartida. No se trata de una cuestión de intereses en juego sino de parte de un proyecto de conjunto; una toma de posición con respecto al orden comunitario, organizacional, institucional. Es “una” en cuanto a su comunicación y reconocimiento, pero no es excluyente. Expresa una posición sobre valores que definen un marco de referencia o esquema de ideas compartido. En el texto, las menciones a la base ideológica aluden a organizaciones abiertas, no a las de orden partidario o sectarias.
En el caso de un periódico, las condiciones del contrato laboral deben ser compatibles con la libertad de expresión, el debate esclarecedor y el respeto a la diversidad de creencias. Ello no impide que el propio periódico haga explícitas sus posiciones en los editoriales ni la existencia de códigos de conducta formales. Otro ejemplo puede verse en un hospital, con respecto a las ideas sobre el alcance y transparencia de las relaciones estimadas correctas y deseables. Por ejemplo en cuanto a la comunicación del diagnóstico en la relación médico-paciente. También en una fábrica, las posiciones de conjunto sobre los principios a respetar en temas como la contaminación ambiental, las condiciones de seguridad y el desarrollo personal en el trabajo.
Visto desde la organización gubernamental, aludimos a la ideología en su versión constructiva, no como estrategia discursiva ni como apariencia o dualidad en el discurso. Nos referimos a pautas culturales positivas, formas de pensar deseables para el desarrollo del grupo social, ideas y creencias que contribuyan a la reflexión conjunta y a la ampliación de las comunicaciones, a su transparencia. Son propuestas para mejorar las relaciones humanas, ideas para mantener un sistema más equitativo. No se refiere solo a las transacciones, a las tecnologías de producción o a los criterios que apoyan los objetivos de eficacia, sino también a las convicciones y motivaciones de orden sociocultural en las organizaciones sustentables.
La ideología como factor social es un esquema de pensamientos sobre objetivos deseables, valores y creencias compartidas, no individuales o sectarias. Brinda modelos de comportamiento en la organización establecidos como deseables, pensando en el desarrollo y bienestar del sistema basado en ideas de equidad y justicia en las relaciones. Pero también operan formas del discurso directivo autoritario que toman a la capacidad humana como un recurso obediente dentro de un proceso productivo. En el marco de una organización sustentable no es coherente sostener que el sistema opere por sobre la voluntad de los actores. La ideología no debe entenderse como un contenido discursivo de las políticas que presentan la eficiencia y eficacia como criterios excluyentes para el desarrollo de la organización.
En la obra se analiza el peso de la ideología, aunque también la compleja relación entre el desarrollo personal y la integración en equipos, y los lazos entre motivación y productividad. En este punto, la idea de organización sustentable no supone una fórmula óptima que asegure la cohesión buscada. Alude a una dinámica de las relaciones basada en una agenda de prioridades en el trabajo; una posición que reconoce límites y negocia un espacio entre los puntos extremos. En la organización compleja, ello implica un estado de tensión y crisis que desde la función de gobierno se considera estableciendo prioridades de orden político. Este esquema, que hace a la estabilidad y convivencia deseables, es compatible con las condiciones de gobernabilidad.
En cuanto al sistema deseable, la ideología contribuye al debate con creencias y razones sobre las prioridades para el desarrollo humano en el trabajo. En este marco se plantean y se critican las diferencias entre los modelos autoritario y democrático, cooperativo y competitivo, responsable y pragmático, conservador y renovador con formas abiertas o restrictivas de comunicación. Como fuerza (simbólica), la ideología supone una estrategia discursiva, ya que la comunicación no es de carácter informativo sino que colabora con la producción de sentido (excluyente) de los mensajes de gobierno. Cuando la organización es vista como una contienda de fuerzas, la comunicación directiva adquiere una tendencia al doble discurso. Con sentido crítico, señalamos los riesgos de la ideología como propuesta sesgada por los intereses del poder instituido.
En la obra se trata el tema de la gobernabilidad y de las decisiones de política en el plano de lo visible y lo simbólico, lo declarado y lo postergado en los mensajes directivos. Consideramos la cuestión de la credibilidad en las comunicaciones en el marco de las relaciones de poder; el rol de las comunicaciones en la aceptación de los proyectos de la organización, y el compromiso con ellos, considerando el peso de las críticas y resistencias por parte de los destinatarios. En este marco surge el doble discurso directivo, el tema de la transparencia y la intención de condicionar las voluntades críticas. El doble discurso intenta ocultar el peso de los intereses sectoriales y personales cuando se habla de la política de empresa. Los actores tienden a realizar una segunda lectura ante lo evidente y lo que se dice. El discurso como máscara obliga a dedicar energías a la tarea de descifrar los mensajes teniendo en cuenta los intereses en juego.
En este marco, el texto resalta tanto la importancia como el riesgo del discurso directivo en cuanto a la decisión de establecer prioridades, pero también a la de ocultar o no explicitar las alternativas postergadas. Se destaca la relación entre poder, los intereses no declarados y la ideología en la construcción del discurso directivo. Una forma de hipocresía derivada de las presiones internas y externas, en parte construida desde el poder pero también relacionada con las presiones externas contradictorias. En el orden de lo simbólico, las dualidades operan en las estrategias de imagen y de manejo de las comunicaciones. En la comunicación, también se busca apartar a los interlocutores del análisis crítico de la realidad desigual.
En la presente obra explicamos la visión de la sustentabilidad como criterio superador de las tensiones propias del poder como fuerza asociada con una ideología sesgada, interesada. En su versión constructiva, el sistema de ideas contribuye con los valores del trabajo en equipo, la responsabilidad social del sistema y la educación continuada para el desarrollo humano en la relación laboral. La propuesta es considerar la función política, la gobernabilidad y la dinámica del poder en sus aspectos constructivos. En el marco de lo sustentable, la función de gobierno no es imponer un orden sino considerar ciertos objetivos y proyectos responsables, comunicaciones confiables, y formas de participación y de poder equilibradas. Factores todos que contribuyen a la cohesión interna y el desarrollo de la organización compleja en su contexto.
La dimensión política de la realidad organizacional refleja la búsqueda de acuerdos, aunque también la intención de los participantes que procuran avanzar con sus propios proyectos. En esta compleja realidad de orden político participan las figuras de adherentes y adversarios, con sus apoyos y resistencias respecto de los proyectos de la organización. Los actores declaran su voluntad de negociar con otras fuerzas en una realidad difícil donde también operan intereses no declarados. Ciertas creencias que se dicen sociales o culturales pueden formar parte de estrategias destinadas a sostener posiciones dominantes desde el gobierno. También operan los proyectos de la oposición, que desde una postura crítica moviliza criterios destinados a resistir las medidas del gobierno.
La gestión política de la organización implica una lectura amplia, considerando la trama de propósitos y fuerzas que intervienen en el sistema, para revelar la existencia de tensiones activas, presiones de actores diversos como diferencias y divergencias que deben compatibilizarse en una realidad compleja con diversidad de presiones internas y de contexto. Para ello, se requieren procesos de negociación y superación, en busca de la definición de un proyecto compartido. En este marco se procesa un posible acuerdo de voluntades y también se reconocen las asignaturas pendientes. Como sistema organizacional, la función de gobierno interviene en la definición del rumbo dentro de estas complejidades, que son parte del orden político.
7. Gráfico 1. Gobierno, Dirección y Gerencia en organizaciones

El Gráfico 1 presenta una visión de la organización compleja, en la cual se destacan las diferencias y relaciones entre las áreas de Gobierno, Dirección y Gerencia. El gráfico no es un modelo de jerarquías sino una visión de la interacción del sistema complejo: a) en su contexto diversificado, b) entre las áreas y funciones que lo componen. Un sistema con funciones articuladas que hacen a la estabilidad y continuidad del conjunto. El sistema tiene componentes de inestabilidad, dado que debe procesar las tensiones y dualidades derivadas de la variedad de demandas, intereses en juego y las resistencias al poder. El gráfico destaca que en la realidad operan condiciones diversas, factores que estabilizan y orientan las fuerzas no solo en el sentido de la eficacia de conjunto. Grupos de poder que movilizan al conjunto pero también avanzan en el sentido de proyectos propios. Una diversidad que aporta y fija condiciones, que es parte de la realidad política donde operan grupos con posiciones diferenciadas. A ello refiere en el gráfico la mención a la tensión dialógica en las decisiones. Destaca la vigencia de posiciones duales, de distintas razones y motivos, que no son coherentes, pero que confluyen en el sistema. Esto implica que el tema de lo sustentable, en cuanto a la necesaria viabilidad y el desarrollo, no se relaciona solo con optimizar el objetivo de hacer negocios. El gráfico muestra que las relaciones y procesos de política y poder en la organización compleja deben aportar creatividad para procesar los aportes y también las resistencias al Gobierno, a la Dirección y a la Gerencia. Reconocer la existencia de disonancias entre fines propios y de conjunto, la concentración y delegación, las finanzas y la responsabilidad social. En el gráfico esta posición es también aplicable en cuanto a las relaciones en el Contexto. Allí la idea es destacar no solo el peso externo del orden instituido y el desarrollo tecnológico. Una realidad compleja donde operan diversidad de actores enfocados en sus intereses. Realidad que no siempre es compatible con las condiciones y proyectos relacionados con el desarrollo y la calidad de vida en la organización. La idea de la organización sustentable es constructiva, y a través de la gobernabilidad aplica una visión que permite procesar, no solo limitar, la diversidad y tensiones propias de la realidad sociopolítica del sistema.