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12 de marzo - Relaciones
La fuerza de la unidad
“De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan”
(1 Corintios 12:26).
Cualquiera que visite la empresa donde Mariano trabaja de psicólogo or- ganizacional (o industrial) y lo vea en plena acción con un grupo de em- pleados, pensará que están perdiendo el tiempo. Para comenzar, cada uno tiene un globo que intenta mantener en el aire dándole golpecitos. Mariano va añadiendo un globo cada 5 segundos. Y a medida que el número de globos aumenta, todos los empleados se mantienen frenéticamente activos para que no caigan. Si un globo toca el suelo, Mariano pita “falta” de forma muy rui- dosa, pues las reglas dicen que, con seis faltas, la actividad se termina y todos vuelven al trabajo. El propósito es durar tanto tiempo como sea posible con los globos suspendidos. No se trata de un mero recreo, sino de una actividad que fortalece los lazos mutuos y la estrategia común. Haciendo este tipo de juegos, los trabajadores reafirman sus relaciones y promueven el espíritu de equipo. Muchas empresas están dispuestas a invertir dinero en personal (como Mariano) y tiempo para que los empleados “jueguen” porque saben que tales actividades hacen que los participantes aumenten su motivación, refuercen sus vínculos y adquieran un mayor nivel de satisfacción. Todo ello redunda en un mejor rendimiento y una producción más elevada.
El texto de hoy se halla inserto en un capítulo dedicado a describir el tejido de la comunidad eclesiástica, especialmente en la importancia de que cada uno haga su parte en un conjunto en el que todos contribuyen en alcanzar los objetivos. Sin embargo, algunos piensan que su padecimiento es individual y no consideran que “todos los miembros se duelen con él” (vers. 26), o creen que pueden hacer su parte sin el apoyo de los demás y dicen: “No tengo necesidad de vosotros” (vers. 21). Otros, hacen distinción entre fuertes y débiles e incluyen a unos y excluyen a otros sin pensar que “los miembros […] que parecen más débiles, son los más necesarios” (vers. 22). Así el Señor nos insta a “que todos los miembros se preocupen los unos de los otros” (vers. 25).
La sana y eficaz costumbre de trabajar en conjunto no se limita a la comunidad eclesiástica, sino que se extiende a la familia, al trabajo, o a cualquier círculo social. En el día de hoy recuerda la imagen de los empleados con globos en el aire y piensa que las cosas grandes y difíciles solo se consiguen con el apoyo mutuo y uniforme del grupo.
13 de marzo - Relaciones
La unión hace la fuerza
“Todo reino dividido contra sí mismo es asolado, y ninguna ciudad o casa dividida contra sí misma permanecerá”
(Mateo 12:25).
El arrastre de piedras es un deporte rural que viene practicándose en España y Francia desde épocas ancestrales. Es particularmente común en el País Vasco y también en las comunidades de Cantabria, Navarra y Castilla-León. Aunque los arrastres pueden hacerlo burros, mulas, caballos o incluso hombres, la modalidad más extendida es el arrastre que efectúan yuntas (pares) de bueyes guiadas por yunteros. El deporte consiste en ver qué yunta puede cubrir mayor distancia en 30 minutos mientras arrastra una gran piedra. El peso promedio es de 2.000 kg por yunta. Ahora bien, cuando separamos los bueyes y los ponemos a arrastrar una piedra individualmente, cada vacuno tiene el límite de arrastrar 500 o 600 kg. ¿Cómo es posible que apliquen en yunta el doble de fuerza que si arrastran por separado? Ni la física, ni la fisiología, ni la psicología explican el fenómeno de forma cabal, pero la verdad es que, cuando ambos animales jalan en unidad, cuentan con una fortaleza mucho mayor que la suma de las fuerzas separadas.
El principio se traduce al ámbito humano: atletas, empleados de fábrica, artesanos, albañiles, inventores, entre otros, multiplican su fuerza al trabajar en equipo. Y no solo la fuerza física, sino también las tareas de naturaleza mental. Esto es, además, cierto en las relaciones. Cuando una pareja, una familia o un grupo de trabajo tienen metas comunes en las que todos creen, las alcanzarán de manera más rápida y eficaz. Dice el proverbio: “El hierro con hierro se afila, y el hombre con el rostro de su amigo” (Prov. 27:17). El proverbio no coloca a un amigo en posición de preeminencia sobre el otro. No es mayor, ni menor el que ayuda o el que es ayudado. Ambas hojas pierden partículas de hierro para afilarse mutuamente.
El texto de hoy contiene las palabras que Jesús pronunció ante los escribas porque ellos lo acusaban de expulsar demonios en alianza con Satanás. Jesús les hizo saber que, si él se aliara con Satanás, su casa estaría dividida y no habría resultado positivo. Jesús estaba en armonía con Dios y esa era la razón de su poder.
Nos queda claro que, en conjunción y en armonía con otros, las metas se alcanzan más fácilmente. Es un principio verdadero y útil. Pero aún es más poderosa la alianza con Jesús. A su lado y bajo su guía, tanto individuos como grupos, alcanzarán fines nobles y realizarán grandes empresas. Asóciate hoy con Jesús, invitándolo a cualquier pensamiento o acción que lleves a cabo.
14 de marzo - Relaciones
Sonríe
“Una mirada radiante alegra el corazón, y las buenas noticias renuevan las fuerzas”
(Proverbios 15:30, NVI).
No hay nada más cálido y relajante que una sonrisa franca. Y si esta va acompañada de mensajes gratos, la consecuencia es un buen estado de ánimo y hasta un mejor bienestar físico. Así lo confirma el texto de hoy: una mirada radiante comunica alegría al corazón y las buenas noticias proporcionan fuerza física.
El investigador Fritz Strack estudió el efecto de la sonrisa sobre el estado de ánimo. Para ello, explicaba a sus participantes (de forma falsa) que estaba explorando el sentir de las personas cuyas manos estaban impedidas y debían utilizar boca y dientes para asistirse en tareas habituales como escribir con un bolígrafo o usar el mando del televisor. Instruyó a la mitad del grupo a que realizaran tareas sujetando un lápiz con los dientes (forzando los músculos de la sonrisa) y a la otra mitad a que realizaran las mismas tareas con el lápiz en los labios (impidiéndoles la sonrisa). A continuación, hizo que cada uno de los participantes evaluara el nivel de humor de una serie de dibujos animados. Quedó claro que los que sujetaban el bolígrafo con los dientes valoraban los dibujos de forma mucho más cómica que los que sujetaban el bolígrafo con los labios. La conclusión de estas observaciones es que no solo “el corazón alegre embellece el rostro” (Prov. 15:13), sino que también la sonrisa aislada ayuda a mejorar el estado de ánimo. Tal vez por ello el patriarca Job nos invita a mostrar una mirada radiante que equivale a una buena sonrisa. El mismo autor inspirado nos asegura que es posible y recomendable cambiar el rostro: “Olvidaré mi queja, cambiaré mi triste semblante y me esforzaré” (Job 9:27). Además de los beneficios que el rostro alegre reporta a la salud física y mental, hemos de subrayar la gran ayuda que esto proporciona a las relaciones interpersonales. Cuando uno de los interlocutores se muestra radiante y sonriente, determina el humor del otro (u otros) suavizando las diferencias e invitando al acercamiento y a la relación cordial.
Proponte sonreír a lo largo del día de hoy. Recuérdate una y otra vez: “Voy a mantener una amplia sonrisa frente a los demás”. Hazlo con cada miembro de tu familia, cada compañero de trabajo, cada vecino, cada persona con la que hagas transacciones comerciales… Experimentarás un sentir generalizado de bienestar y tu relación con ellos será mucho más plácida. Por último, estarás haciendo la voluntad del Señor que te invita a mantener “una mirada radiante”.
15 de marzo - Relaciones
Agradecido
“Jesús le preguntó: ‘¿No son diez los que han quedado limpios? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviera y diera gloria a Dios sino este extranjero?’ ”
(Lucas 17:17, 18).
De camino a Jerusalén, Jesús se encontró con diez leprosos que le rogaron los sanara de su terrible enfermedad. Jesús no los sanó de inmediato, sino que los envió a los sacerdotes. De camino hacia el templo, quedaron
todos milagrosamente limpios. Uno de ellos regresó “glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies dándole gracias” (vers. 15, 16). Nada más se nos dice de los nueve desagradecidos.
La lección más importante de este relato es la gratitud. Los nueve eran probablemente judíos, con un sentir de derecho a estar sanos y a ser salvos por su condición de pueblo elegido. No veían necesidad de acudir al Maestro para agradecerle el colosal milagro. El otro, un extranjero humilde y con menos derechos, sintió el amor de Jesús y lo expresó de manera obvia con sus palabras y acciones. Jesús le respondió con la dulce certeza: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado” (vers. 19).
Las palabras de aprecio y agradecimiento son un bálsamo eficaz en toda relación interpersonal. Sara Algoe y Barbara Fredrickson, de la Universidad de Carolina del Norte, llevaron a cabo un estudio sobre la gratitud cuyo diseño se ha repetido en varias ocasiones, con diversos participantes, en lugares diferentes y con resultados parecidos. Pares de amigos participaron en el experimento en el que tenían que llevar a cabo tareas en equipo. Los investigadores dividieron al grupo en dos mitades: el grupo experimental y el de control. En el grupo experimental, uno de los componentes de cada par recibió instrucciones en privado para que expresara apreciación y gratitud al amigo por algo específico. Al grupo de control no se le dio instrucción alguna. Todos participaron en un seguimiento para evaluar la calidad de relación durante seis meses tras el experimento. Se constató que los miembros del grupo experimental (los que habían expresado gratitud) gozaron de una relación de mayor calidad durante todo ese tiempo en comparación con el grupo de control.
Cuando Jesús reconoció la gratitud que mostró el leproso, no lo hizo porque el Señor necesitaba reconocimiento, sino porque aquel hombre se beneficiaría de ello. La gratitud beneficia más a quien la emite que a quien la recibe. Escoge hoy a alguien a quien estés verdaderamente agradecido. Demuéstrale tu gratitud de manera abierta y clara de forma oral o escrita. Te embargará un sentimiento de bienestar y satisfacción. Muestra también agradecimiento a tu Creador y el resultado tendrá consecuencias trascendente.
16 de marzo - Relaciones
Edificándonos
“Por lo tanto, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación”
(Romanos 14:19, NVI).
El neurocientífico Robert Sapolsky es bien conocido en el campo de las ciencias sociales por sus múltiples observaciones de la conducta de man- driles en el Parque nacional Serengueti (Tanzania). Una de sus observa- ciones fue que, cuando había grupos agresivos de mandriles que se peleaban y azuzaban al resto de la comunidad, la salud y el bienestar de toda la colonia se afectaba manifiestamente. Además, el ambiente se envenenaba de tal forma que, cuando un macho era víctima del acoso de otros, se frustraba y golpeaba a las hembras o incluso a los mandriles más jóvenes.
En una ocasión, una de estas comunidades contaba con una pequeña banda de machos especialmente agresivos. El grupito descubrió un contenedor de basura donde se arrojaban los desperdicios de la cocina de un hotel de cazadores. Allí habían tirado carne de vacuno contaminada por la tuberculosis. Los matones impidieron que los demás comieran aquella carne y la reservaron en exclusiva para sí mismos. Finalmente, murieron víctimas de la tuberculosis. Lo interesante fue que, con la desaparición de esa banda, la salud (tanto física como mental) de todos los demás mandriles mejoró significativamente.
Estaba claro que la presencia de amigos y vecinos pacíficos y amables promovía la buena salud general.
Dejando los simios aparte, este tipo de conducta también ocurre entre los seres humanos, donde existen con frecuencia matones que amenazan e incluso maltratan a los más débiles. Pero se ha observado que, cuando los afectados encuentran apoyo y consuelo en las personas queridas, su salud mejora y su sistema de defensas se fortalece. Bert Uchino y Wendy Birmingham, de la Universidad de Utah (EE.UU.), crearon la hipótesis de la amortiguación del estrés. Significa que los amigos constituyen una protección eficacísima contra los agentes estresantes y que su presencia mejora la salud, tanto física como mental. En concreto, estos investigadores constataron que quienes cuentan con una red sólida de amigos están protegidos de la depresión, de la ansiedad, de las enfermedades cardiovasculares y de la muerte prematura. En diversos estudios han comprobado que los que viven aislados, o no tienen buenas relaciones sociales, son más propensos a esas enfermedades que los que viven en armonía con otras personas.
El apóstol insta a sus lectores a que hagan esfuerzos “por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación”. Pide a Dios que hoy te ayude a hacer tu parte para procurar la paz y la mutua edificación. Según la ciencia, esto te proporcionará salud de cuerpo y mente.
17 de marzo - Relaciones
Amigos auténticos
“En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano”
(Proverbios 17:17).
El irlandés Clive Stapes Lewis (1898-1963), ensayista, novelista, crítico li- terario y autor de Las crónicas de Narnia, entre otras muchas obras de renombre, interrumpió sus estudios en la Universidad de Oxford para alis- tarse en el ejército británico y defender a Gran Bretaña de los avances alemanes.
El mismo día en que cumplió los diecinueve años, llegó a su destino en Somme (Francia). Allí fue destinado a las trincheras con un alto nivel de riesgo.
Junto a él estaba Paddy Moore, un buen amigo que había seguido los pasos de Clive. En tales circunstancias, ambos jóvenes se prometieron mutuamente que, si uno de ellos moría y el otro no, el superviviente se haría cargo de sus respectivos progenitores (el padre de Clive era viudo y había perdido a su esposa cuando el chico tenía ocho años, y la madre de Paddy era divorciada). Ambos jóvenes resultaron heridos de gravedad en el campo de batalla. Clive fue tocado por una de las bombas británicas que quedó corta en su trayectoria y, después de una larga convalecencia, se recuperó. La suerte de Paddy fue distinta. Resultó herido por la artillería enemiga y pronto murió. Su cuerpo nunca fue repatriado y quedó enterrado al sur de Peronne (Francia). Entonces Clive se ocupó de la madre de su amigo y de su hermana menor. El cuidado y la amistad entre ambas familias se mantuvieron durante décadas, y así aquel hombre cumplió su promesa.
El texto de hoy nos recuerda que el verdadero amigo no lo es solamente en momentos de bonanza, sino en todo tiempo y muy especialmente en la adversidad. La amistad verdadera es uno de los ministerios más hermosos que pueda practicar el creyente. Las relaciones fundadas en el apoyo de unos a otros son la auténtica y verdadera interacción social que propone la Escritura.
Se dice que Sócrates preguntó una vez a un anciano:
—¿De qué estás profundamente agradecido? A lo que este respondió:
—De que, siendo como soy, tengo los amigos que tengo.
No tienes que ser perfecto para brindar tu ayuda a un amigo o para recibir su apoyo cuando lo necesites. Contempla hoy las oportunidades que tienes para tender la mano a alguien. Y si eres tú quien está en la adversidad, permite que alguien te eche una mano, pues el Señor usa a otros para que te auxilien cuando lo necesites.
18 de marzo - Relaciones
La confidencialidad
“El que encubre la falta busca la amistad; el que la divulga, aparta al amigo”
(Proverbios 17:9).
Carmen es psicóloga clínica y lleva décadas ejerciendo su profesión. A lo largo de los años, ha tenido ocasión de escuchar infinidad de problemas humanos en todo detalle. Sin embargo, tiene muy claro que todo lo que escucha en la sesión es confidencial y no cuenta con la libertad de referir estecontenido a nadie, ni siquiera a su esposo.
Cuando recibe a un nuevo paciente, el primer día pone sobre la mesa los detalles de su propio estilo, sus técnicas, sus metas generales, sus fortalezas y sus limitaciones. Un punto obligado es asegurar al cliente que el contenido de las conversaciones que tendrán es privado y que ella no divulgará nada a nadie sin el permiso escrito del paciente.
Hemos de apresurarnos a decir que la ética de esta profesión impone límites a la confidencialidad. Por ejemplo, si una persona amenaza con suicidarse o matar a otra o alguien habla de abusos a niños o a ancianos, entonces la seguridad personal y la vida prevalecen sobre el derecho a la confidencialidad, y el profesional de la salud mental está obligado a comunicar dichos riesgos a quienes tienen autoridad para proteger a la posible víctima.
Excepciones aparte, la confidencialidad es muy importante no solo en el ámbito profesional, sino también en las relaciones mutuas. La certeza de que las cuestiones íntimas no van a divulgarse aumenta la confianza, fortalece la relación, anima a expresar los problemas con libertad (lo cual favorece la salud mental) y demuestra al sufriente que él o ella merecen profundo respeto, aun con sus errores o debilidades.
El versículo de hoy se refiere a confidencias de tipo inmoral, faltas, caídas, pecados… Y se nos invita a que no los divulguemos. ¿Significa ello que aprobamos los hechos inmorales? ¡De ninguna manera! Pero el texto nos da a entender que debemos trabajar con discreción, apoyando y guiando a la persona a hacer la restauración correspondiente y a procurar el perdón de Dios. ¿Y qué ocurre cuando divulgamos la falta? La Escritura nos dice que la relación se rompe.
La confidencialidad puede ir más allá de una relación psicoterapéutica y alcanzar el terreno moral. Hay muchos, aun en comunidades religiosas, que parecen hallar especial placer en divulgar las faltas de otros. Pero la recomendación bíblica es muy diferente. Tal vez tú puedas desempeñar un papel fundamental en escuchar y guiar a alguien que, habiendo cometido un error, confíe en ti. Recuerda que debes mantener una cuidadosa discreción y apoyar al afectado a resolver su problema a la luz de las Sagradas Escrituras.
19 de marzo - Relaciones
Un espíritu sin freno
“Como ciudad destruida y sin murallas es el hombre que no pone freno a su espíritu”
(Proverbios 25:28).
El famoso actor y humorista neoyorquino Jerry Seinfeld suele decir: “Hay dos cosas que me permiten averiguar la verdadera naturaleza de las personas. La primera es verlos conducir un vehículo; la segunda es oírlos hablar del matrimonio”. Aunque lo diga en broma, la declaración es seria. La gente suele perder el control en situaciones de estrés, especialmente cuando la tensión va asociada a las relaciones interpersonales: cónyuge, hijos, amigos, colegas, vecinos, etcétera. Conducir un coche, especialmente en la gran ciudad, puede ser una situación altamente estresante y casi siempre el con- flicto viene por la conducta de otros automovilistas. La vida en matrimonio puede también causar tensión, especialmente en momentos de dificultades profundas entre los esposos. En estas situaciones, cualquiera puede perder el control. El versículo de hoy menciona dos consecuencias por la falta de dominio propio: la derrota total de uno mismo y la indefensión: “Ciudad destruida y sin murallas”.
El desenfreno del espíritu no es otra cosa que el enojo. El disgusto hiere los sentimientos del que lo recibe, crea temor, desconfianza y distancia, inclu yendo odio hacia el iracundo. También daña la salud mental y física del que se enoja, pues le produce estrés, falta de sentido común, pensamiento obsesivo, culpa y frustración, e incluso hasta depresión. La ira conlleva además riesgos de naturaleza fisiológica: enfermedad coronaria, elevación de la presión sanguínea, diabetes, problemas de colesterol y pérdida de defensas.
Y el problema va más allá de los riesgos físicos y mentales, pues alcanza la salud moral. No es extraño que la Biblia mencione tantas veces los peligros de las palabras improcedentes y del enojo (Sal. 37:8; Prov. 12:18; 14:29; 25:28; 29:20; Ecl. 7:9). Jesús mismo pronuncia la firme sentencia de que el que se enoja e insulta a su hermano es culpable de juicio y queda expuesto al infierno de fuego (Mat. 5:21, 22).
Pero es posible apartar de uno mismo este problema que quiebra las relaciones. Si no fuera así, no diría el salmista: “Deja la ira y desecha el enojo” (Sal. 37:8). Para ello, es necesario confiar por completo en la divinidad: “El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gál. 5:22, 23). Repite pausadamente estas virtudes y ora a Dios para que las preserve en ti a lo largo de este día y también en el futuro.
20 de marzo - Relaciones
La libra de mantequilla
“Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo, porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”
(Lucas 6:38).
Un panadero de una población canadiense compraba regularmente man- tequilla de una lechería cercana para elaborar sus panes. Un día, empezó a sospechar que los paquetes de mantequilla pesaban menos de lo habitual. Y cuando comprobó el peso de los bloques, comprobó que todos eran faltos. Así que denunció a su proveedor y este fue llamado a declarar ante el juez municipal.
—¿Puede mostrarme sus pesas? —preguntó el juez interesado en ver si estaban trucadas.
—No uso pesas —contestó el lechero. Sorprendido, el juez exclamó:
—Entonces ¿cómo sabe usted que sus medidas son exactas?
—Muy sencillo—explicó el lechero—, Señoría. Cuando el panadero empezó a adquirir mi mantequilla, yo comencé a comprar su pan. Desde entonces, uso su pan de a libra como pesa para las libras de mantequilla. Si la mantequilla no da el peso, es porque el pan está falto.
Recuerdo (J) otra experiencia aún más sombría. En nombre de mi familia adquirí un local comercial en Madrid. El lugar había sido pollería y huevería durante décadas. Los dueños decidieron jubilarse y venderlo. Cerramos el trato y con la venta incluyeron una serie de utensilios de trabajo que a los compradores no nos servían de nada, pero quedaron como parte de la transacción. Entre ellos había una báscula antigua con pesas de hierro que habían sido utilizadas para la venta de sus productos. Examinando las piezas, me di cuenta de que todas ocultaban, en su parte inferior, un imán cúbico que encajaba en la base de las pesas. Así podían hacerse las pesas más ligeras a voluntad. Meses después supe que el antiguo dueño había fallecido, si bien su viuda vivió muchos años más. Sentí escalofríos cuando leí el texto: “No tendrás en tu bolsa una pesa grande y otra pesa chica, ni tendrás en tu casa un efa grande y otro efa pequeño. Una pesa exacta y justa tendrás; un efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la tierra que Jehová, tu Dios, te da” (Deut. 25:13-15, énfasis añadido). ¿Sería cierto que la muerte prematura del pollero guardara relación con su presunta deshonestidad? Solo Dios sabe la verdad, pero el versículo resalta la seriedad de la honestidad.
El texto de hoy va aún más lejos. Nos invita a dar más de lo justo y así recibir en abundancia. Prueba hoy la eficacia de esta promesa. Sé generoso con tus semejantes y verás de inmediato una mejor relación con ellos y otras ricas recompensas.
21 de marzo - Relaciones
Expectativas opuestas
“La esperanza de los justos es alegría, mas la esperanza de los malvados perecerá”
(Proverbios 10:28).
En tiempos de la expansión de la frontera estadounidense del siglo XIX, muchos europeos y colonos asentados en la costa oriental norteameri- cana viajaron hacia el oeste en busca de establecer un hogar y vivir de la tierra. Se cuenta la historia de un anciano llamado Pedro que llevaba muchos años viviendo en un pueblo del lejano oeste. Al atardecer, se sentaba frente a su casa a observar el paso de los advenedizos. Esta era una conversación frecuente que Pedro mantenía con algún recién llegado que le preguntaba:






