- -
- 100%
- +

Seba's
Como sobrevivir al embarazo siendo Papá

Editorial Autores de Argentina
Groba, Sebastián
Cómo sobrevivir al embarazo siendo papá / Sebastián Groba. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-87-0632-0
1. Ensayo Sociológico. 2. Paternidad. I. Título.
CDD 305.32
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: info@autoresdeargentina.com
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina

Cómo ser padre y sobrevivir al intento en el transcurso de los nueve meses es algo que ningún libro ni ninguna revista explica o ayuda a contener a los padres varones que comenzamos a transitar esta nueva experiencia. No solo como padres de un bebé que traemos al mundo, producto de nuestro amor y la continuidad que dejamos en este mundo de nuestra propia sangre, sino también de esta nueva etapa por la que pasamos como parejas al lado de todos los cambios que sufren nuestras amadas mujeres en dicho camino.
Justamente todo está explicado desde la óptica única de las mujeres, qué dietas alimentarias, qué vitaminas, ejercicios, cambios corporales, cambios anímicos, cambios en la ubicación o sea de la pelvis, dolores de panza, vómitos, mareos, nuevas percepciones, etc., etc., etc.... Como varones lo que sí vamos a encontrar mucho es sobre la forma de cómo ser padres ya cuando el bebé está nacido, pero de cómo sobrellevar la pareja durante este tiempo, ¿¿¿quién se ocupa??? Nos dejan completamente a la deriva en este tema, nadie tiene en cuenta que somos los chaperones, compañeros, oídos, psicólogos, deportólogos, dietólogos, traumatólogos, parejas, padres, amigos y así un sinnúmero de roles que ocupamos casi sin darnos cuenta y en los que ellas nos van posicionando según la ocasión lo amerita y, como dirían los viejos, guai de que no cumplas este rol... Se te viene la tormenta de San Quintín.... Agarrate, Catalina, la que te espera. Vas a tener 9 meses de facturas constantes, aunque quizás hasta el año del pequeño sigas recibiendo facturas con IVA discriminado , de cosas tales como... “Vos no me acompañaste a todas las visitas al médico, por suerte siempre estuvo mi mamá que me dio una mano”; “Los maridos de mis amigas estuvieron en todo”. Y mil facturas más agravadas con la testosterona a flor de piel aún, los kilos de más que no pudieron bajar, y obviamente después de nacido el bebé acrecentado por el llanto del pequeño, las pocas horas de sueño, el tiempo que no estamos en la casa porque salimos a trabajar, ya que solo tenemos una semana como padres... Hago un paréntesis en esto, ¿¿¿eso no es discriminación de género??? Lo que pasa es que justamente nadie toma en cuenta todo esto mencionado al momento de evaluarnos como padres y que también vivimos consecuencias durante el embarazo. Por eso espero que con todo esto más de uno de nosotros se sienta identificado a lo largo de la narración sobre cómo llevar un embarazo desde el lado masculino y llegar sano y salvo. Sin estrés ni tensiones, y perdón por la expresión, sin tener los huevos inflamados, que se da en medida proporcional: a ellas les crece la panza y a nosotros los testículos, qué cosa rara, ¿¿¿no???
Previa

Arranquemos por el inicio, como todo, ¿no? Bueno, un buen día conoces a una Srta. ya sea en una disco, en tu trabajo, en la calle, te la presentaron y las mil variantes que hay de conocer una Srta. Obviamente te pido por favor que dentro de este rubro no involucremos a las Srtas. de compañía que podés encontrar en un cabarulo o en alguna esquina de algún barrio... Ese es otro rubro que no deja de ser interesante, pero justamente no es la Srta. de la que estamos hablando para formar un proyecto juntos o llevarla a comer a lo de mamá. Hablamos de alguien que sea presentable ante la flia., y con la que entres orgulloso y digas: “Mamá, te presento a mi novia”; qué momento de mierda ese, ¿no? Y mientras más grande te ponés más pelotudo te sentís al hacerlo, y encima es llevarla casi siempre para presentar en algún evento, llámese cumpleaños, Año Nuevo, Navidad, etc., etc., o bien un domingo familiar a comer las pastas de la vieja... Por eso te digo: ojo, no nos confundamos de Srta., ¿o te podés imaginar que llegue el domingo y caigas con una mina alta como vos, mini hasta la raya, supermaquillada, escote que se le ve el encaje y una carterita chiquitita colgando? Es cuasi imposible que te pase como Mujer bonita... Olvidate..., así que te recomendaría que no lleves a este tipo de mujer a lo de tu vieja o reunión familiar. Primero porque los ravioles les van a quedar atragantados a tu vieja y a la nona, y segundo porque tu viejo, que te va a aplaudir cuando te vea entrar, y tu hermano, que no le va a sacar los ojos de encima, te la van a hacer pasar mal... Llevá a alguien razonable y después de cierto tiempo de estar con esa persona que sepas que podés avanzar a algo... Si no también tenés la otra, que es si llevás a cuanta mina se te cruce y creas que es normal, tu flia. nunca te va a tomar en serio y también la vas a pasar mal con algún comentario ponzoñoso de tu vieja o tu hermana. Como, por ejemplo, que de la nada te digan: “¿Cómo era que se llamaba esa chica que vino un día comer?”. “¡¡Qué macanuda que era esa chica!!”, o “¿A que no sabés quién me llamó para mi cumpleaños?”, y vos tragás saliva sabiendo que se viene el veneno cual cobra que ataque al vaquero en las películas de John Wayne.
Acto seguido te toca a vos jugarla de visitante en la flia. de tu novia y, como todo inicio en la presentación, volvemos a que siempre es en algún evento particular... Llega el momento, vos te empilchás y salís al ruedo como todo un torero heroico a la conquista de la futura flia. política, llegás justo sobre la hora del evento y te encontrás con todas caras desconocidas... Entrás como todo un galán de telenovela mientras que los demás te miran realmente como si estuvieran viendo la telenovela, pero ahí la presentación es distinta, muy pocas veces dicen: “Te presento a mi novio”, son más reacias las minas a esa palabra... Nosotros desde chicos con solo sentarnos en el mismo banco decimos: “Es mi novia...”. Ellas dicen: “Me gusta ese chico...”. Bueno, no importa, te presenta y entrás a saludar, en algunos casos son pocos, en otros son los Benvenuto. Entre todos esos saludos vos ni registrás quién carajo es quién, tratás de focalizar solo lo principal por dónde entrar, que son padre y hermano en el caso de que haya, aunque hay alguna que otra suegra jodida que va a mostrar la hilacha al toque. Percatate de cómo viene la mano, en esa banda de saludos quizás si es en un restaurante termines saludando hasta al mozo que estaba ahí sin saber si es un primo o un tío. Bueno, te sentás como un comensal más y medio que quedás sentado con la pata de la mesa entre medio de las gambas o algo parecido a esa incomodidad, porque sabés que si hablás de fútbol, política, religión, podés llegar a cagarla mal. Fijate ese detalle, también es importante ver que el hermano no tenga la camiseta de Boca puesta y vos hables de River, o que anden todos con una terrible cruz colgada del pecho o rosario y vos discutas sobre las decisiones de la Iglesia respecto al casamiento igualitario... Ojo al piojo... que por más que seas invitado ellos son más y te destierran en un toque. No solo eso, sino que después cuando te vayas te van a zumbar los oídos por un buen rato porque te van a estar cuereando... Así que tranqui, relajado, sonrisa, y a remarla para pegar una buena impresión.
Es muy importante ser observador de todas las actitudes de la flia. y tratar de ir si no tenés la misma onda para ese lado, si ves que no hay botellas en la mesa no te claves un tinto, pedite una gaseosa, no por querer caer bien te pegues una vuelta de campana como dicen en náutica o más barrio te pases de rosca y quedes como el pelotudón de la reunión, todo con mesura y análisis de la situación. En cuanto veas que la estás pasando medio, medio, siempre está la opción de rajar para el baño, mojarte la cara y salir al ruedo como que nada pasó, como el mejor actor del mundo ante una descompostura en medio de la filmación de una película.
Pasada esta primera instancia el resto es todo cuestión de tiempo, si sos joven no te apresures, el tiempo no te corre y no dejes que ellas te corran y menos las flias. de ambos, porque hoy también están las flias. de los hombres que te corren con “¿Cuándo vas a estar bien con alguien? “Vos lo que necesitás es una buena chica que te encamine”. Pero nunca te preguntan: “¿Vos estás bien así?”. Al igual que si sos más veterano tampoco te apresures, no te lleva a nada y hasta te puede llevar a dolores de cabeza, pérdida de tiempo, pérdida de guita... Tomátelo con calma, ya va a haber tiempo para todo, de hecho siempre lo hay, el problema es que nosotros siempre queremos manejar el tiempo.
Si vivís solo, todo arranca primero como tu bulo jugando de local y relajado que al otro día o como mucho el lunes se vuelve con los padres y volvés a la vida normal. Además de que estos fines de semana juntos por lo general son a pleno sexo, con lo cual no te molesta para nada, al contrario, lo disfrutás. De golpe un fin de semana se fue el lunes y cuando te vas a bañar encontrás una tanga colgada de la ducha... Mmm, empezá a preocuparte, pasan un par de semanas más y ante tu consulta de “¿Te olvidaste la tanga?”, ella te dice: “¡¡Uy, sí, perdón!!”, y bue, la dejás pasar. Otro par de semanitas y un buen día te levantás y ves dos cepillos de dientes, lo primero que te preguntás es: “Me sigue el pedo de anoche que veo doble”. En cuanto te sacas la lagaña de los ojos tomás uno en cada mano y ves que el tuyo es el que está detonado con todas las cerdas abiertas y el de ella es rosa y nuevo. Mmm, segunda alerta, la volvés a ver y le consultás sobre dicho artefacto de higiene personal, a lo que te contesta que lo compró para dejarlo ahí por el tema de que como pasa el fin de semana en tu casa... Dentro de todo es razonable, nadie quiere levantarse con una mina al lado con aliento a búfalo del zoológico de Luján, y bueno, nuevamente la dejás pasar... Hasta que un buen día (imaginate la música de la película Tiburón cuando sale la aleta del agua persiguiendo a algún surfista distraído) te dice: “Pensé en dejar un par de cosas para no andar llevando el bolso lleno de ropa de acá para allá, ¿te parece?”. ¿Y vos qué mierda le vas a decir? ¡No! Olvidate, es para sumarte quilombos, decís: “Bueno, gordita, no hay drama, te busco un lugar”. Acomodás todo tu quilombo de cosas y esa es la última advertencia que te dieron... Le diste el último cajón donde estaban las revistas porno guardadas desde que tenías 16 años, y con esa última advertencia es como en el fútbol: primero te advierten (bombacha en la ducha), después te sacan la amarilla (cepillo de dientes en el baño) y por último la roja (un cajón para que deje pilcha). Estás fuera del circuito de vivir solo en tu bulo... Lo lamento, amigo, pero es así, son como las hormigas, avanzan y avanzan. Arrancan con un cajón, una percha, dos cajones, dos perchas, tres cajones, medio perchero, te decoran de a poco el baño, para limpiar el inodoro te compran el cepillo con el sapo Pepe, te compran cepillo de dientes nuevo y así, cuando te querés acordar, como diría el sabio jugador de fútbol Diegote Maradona a Toti Pasman (si sos muy joven y no lo viste buscalo en YouTube), “la tenés adentro”, digo a ella, no confundir.
Bueno, ya estamos conviviendo, te aclaro que de ahí a estar casado no hay mucha diferencia... No viene al caso hablarte de tooodooos los hechos, de las cosas que te van a cambiar, porque ameritaría otro libro aparte.
Y ahora comienza la historia, en las reuniones familiares, y de esto estamos hablando después de un tiempo prudencial, te puede pasar que por tu lado familiar o por el de tu pareja te empiecen a llover los comentarios tales como “¿Para cuándo un nietito?”. Sobre todo si tus viejos o los viejos de ella son grandes, porque parece que no quieren envejecer sin tener un nietito, en algunos casos uno más, en otros el primero, en otros el nietito de la hija, y así miles de pretextos que se pueden analizar.
También tenés a la mamá celosa que puede mirar con recelo que apuran a su hijito (complejo de Electra, es decir, no Carmen Electra, que está más buena que comer el pollo con la mano, sino el síndrome de la madre enamorada de su hijo, es a la inversa del complejo edípico, mierda, cómo sé, ¿no?) o por el otro lado, en contrapartida, podés tener a tu suegro que mira con cara de desconfianza pensando: “Si mi hija todavía es virgen, ¿cómo va a tener un hijo?”. Lo cierto es que ante semejante planteo vos mucho no podés contestar y las respuestas más básicas que se me ocurren son: “¡¡Ya va a llegar!!” (aunque vos sabés que ella toma pastillas y vos te ponés una bolsa del Easy como preservativo). “¡¡Cuando tenga que ser va a ser!!”. Otra respuesta elegante; otra es, pero no te aseguro que funcione: “Somos jóvenes todavía, tenemos tiempo”, te digo que puede que no resulte porque ahí te saltan con la típica: “Nunca se es joven, nosotros la tuvimos cuando teníamos 20 años...”, y entrarías a explicar el por qué ahora los 40 es ser joven todavía y no lo vale. Mientras ellos hacen esa pregunta a vos se te cruzan tres millones de preguntas, parece que es como si te tiraran una granada adentro de tu cabeza y las esquirlas son las preguntas que rebotan por todo el cuerpo. Como, por ejemplo, y el viaje que tenemos ganas de hacer si cae un pibe olvidate. Si estás en tu depto. de soltero que con dos ambientes estabas supercómodo, pensás, ¿y dónde meteríamos a un crío? ¿Me alcanzará la guita para pañales si nace el bebé?, ¿quién me lo cuida? ¡Me voy a tener que olvidar de dormir hasta tarde por los llantos! Y mil cuestionarios más básicos, pero inteligentes, del manual del pequeño hombre futuro padre de flia. que existen...
Estas presiones sin darte cuenta te van preparando para asimilar lo que algún día será inevitable... La llegada de un nuevo integrante a la pareja... Y todo arrancó con la reunión familiar, el cepillo de dientes, el cajón y la puta que lo parió, cómo mierda llegamos a pensar en un bebé... y así comienza la historia.
Aclaro, obvio, que tenés otros caminos más elegantes, como el compromiso, civil, casamiento por iglesia, templo o mezquita, y la proyección a futuro de un bebé cuando la pareja sea estable, el nivel económico acompañe, y la mar en coche. Pero es tan típico y tan clásico que no tendría sentido escribir ni leer un libro sobre algo tan, tan, tan... ¿podría decirse normal?
Y ahí vamos con nuestra nueva travesía ante la noticia y espera del futuro bebé en camino.
Comienzo

Como todo tiene un inicio, y el inicio en este caso es más que obvio, no voy a hacer mención de cómo se llega a quedar embarazada una mujer, porque si a esta altura tengo que aclarártelo, evidentemente este no es un libro para vos... Hablo en cuanto al inicio desde el momento cero cuando nos enteramos. Un buen día, si convivimos con nuestra pareja, notamos que ella está inquieta, va y viene de un lado para el otro y si la observamos ni sabe a dónde va, y cada tanto se encierra en el baño y pensamos “ufff, debe estar redescompuesta por el tiempo que lleva...”. Pero, no, algo más está pasando y se está gestando en su cabeza. Ella ya sabe que viene con un atraso, pero las mujeres reaccionan de distintas maneras. Algunas te la dicen de una, al día de estar atrasadas, y enseguida viene la frase de ella: “Es rarísimo porque soy un reloj”, sacan la calculadora y empiezan con la suma y resta de días, tiempo de ovulación, último período, tiempo de descanso de las pastillas, etc., etc.... Y después de que te tiraron el misil marca cañón en medio del pecho y sin anestesia te dicen: “Pero, bueno, puede que se me atrase por nervios o mal dormida...”. Y nosotros perplejos por dentro pensamos para qué mierda me la tiraste si todavía tenés un montón de dudas y sabés que puede no pasar nada... Pero, bueno, algunas lo hacen así y nos mantienen cortando clavos hasta el día que al fin les viene, o por fin se deciden a hacer una test de embarazo y ahí empieza también la historia de las otras mujeres que se lo callan, pero deambulan como si estuvieran preparando una sorpresa con una cajita envuelta en la bolsa de la farmacia. Piensan que no nos damos cuenta y van al baño y se toman ese tiempo que les mencionaba porque se están haciendo dicha prueba... ¿Nunca se preguntaron cómo mierda hacen para embocar la pichichina en ese orificio chiquito que hace que el test funcione...? Bueno, cosa de mandinga que tampoco creo que nos interese saber...

Después de estar encerradas en el baño por el tiempo que el manual de instrucciones indica, sale del baño, quizás con una sonrisa, quizás con cara de haber visto al personaje de Scream, o quizás relajada y te dice: “Tengo algo para contarte”. Vos mientras estás en la tuya, viendo la situación desde lejos con un ojo y con el otro haciendo otra cosa... Vos le decís: “¿Qué pasó?”, mientras seguís con lo tuyo y ahí nomás a pelo te la dicen: “Estoy embarazada... ¡chan! Y ya desde este momento empezamos con los quilombos y te paso a contar. Si ponés cara de contento te dicen... “¿Te pone contento en serio o lo decís por mí?”. Si ponés cara de póker te dicen: “¿No tenés nada para decirme?”. Si las contenés y les decís: “Bueno, iba a pasar en algún momento”, te dicen: “Sí, porque no sos vos el que va a tener todos los cambios”. Y así contamos con infinidad de respuestas a nuestra cara o a nuestra actitud ante tamaña noticia, con lo cual no te preocupes, pongas la cara que pongas o digas lo que digas nunca va a ser lo adecuado en ese primer momento. Acto seguido vienen dos situaciones, dicen: “Igualmente no es nada seguro, habría que ver con un análisis de sangre porque a una amiga de mi amiga que es amiga de otra amiga una vez le dio positivo, pero después el de sangre le dio negativo y no pasó nada...”. Pero luego viene la contrapartida inmediata donde te dice: “Igual el test es casi un 99.9 % periódico seguro”. Y vos con tu cara acorde a la situación no sabés qué mierda pensar o decir, y a lo único que atinás es a decirle: “Y, bueno, veamos con un médico qué te dice con el análisis de sangre”. Y punto, a la mierda con todo, saquémonos la duda de una vez, carajo... Te tomás un vaso de cerveza para digerir el notición y que te ayude a manejar la situación y ellas arrancan con los cálculos matemáticos de cuándo fue el momento en que pudo haber pasado... Y sale a la cancha la fecha de la última indisposición, cuándo tuviste relaciones, sumado el tiempo que dejó de tomar pastillas si lo hacía, o en qué momento no usaste el forro, le restás los días feriados, si cayó sábado o domingo, multiplica por los días de atraso hasta el día del test, sumado a los cambios anímicos y tal cual la fórmula de Einstein te tiran: “Debo estar más o menos de 2 semanas...”. Dios santo... Y todo sin consultar a un médico y con el famoso palito del test en la mano, la caja abierta arriba de la mesa, el instructivo recomplicado de entender: “una rayita, negativo, siga participando; dos rayitas, estás hasta las bolas, bienvenida al nuevo mundo de la flia.”. Ufff, a veces pienso cómo hacen para entenderlo y llegar a la conclusión de que están embarazadas... Y vos mientras tanto seguís preguntándote: ¿¿¿en qué estaba hasta el momento en que salió del baño???

Al otro día casi en forma instantánea ya se sacaron el turno para los análisis, cosa que está perfecto porque vos imaginate sobrellevar esta situación durante mucho tiempo más, tan solo con un palito teñido que conserva como fiel testimonio de lo que parece ser una realidad inminente. Y a vos, como todavía no reaccionás, te queda la duda de si está o no embarazada, más que nada porque nos quedamos con lo que te contó de la amiga de la amiga... Y además empezás a pensar, ¿y si fuera un embarazo psicológico....? Como los perros, ¿viste? Es decir, nuestro grado de intelectualidad al respecto es más acotado y práctico... Está bien, vamos para adelante y vemos qué hacemos; mejor no nos guiemos por la fórmula de Einstein que también la usan para saber cuándo están ovulando o no y listo. Se levanta temprano, va sin desayunar a hacerse el análisis y después a contar los días hasta que te lo den... Una vez que te lo dan ya tenés que tener turno con un clínico para que te lo lea, ya que no es tan sencillo como dos rayitas o una rayita... Y cuando fue al clínico, vos llegás a tu casa enfrascado en los quilombos del laburo y ella te está esperando con el resultado en la mano y te dice: “Sip, estoy embarazada, vas a ser papá, y según el clínico, estoy de 2 semanas, 3 días, 8 horas y 45 minutos...”. Y nuevamente, cual déjà vu, volvemos al punto de qué cara ponés o qué actitud tomás con los mismos resultados, pero ahora con la certeza y recontra certeza de que no es psicológico el embarazo ni que el test la pifió mal, sino que realmente vas a ser papá... Qué notición, ¿no?

Primeros tiempos
Ya está, la certeza la tenemos, sabés fechas, y el análisis no falló. Ella está desorientada entre felicidad y locura casi border. Nosotros en algunos casos pasmados, llevándola como si todavía no entendiéramos qué pasó, otros casos eufóricos, otros pensando en todo lo que se les viene, otros tantos calculando todo lo que les quedó por hacer y que quizás no puedan concretar por ahora. Si bien la certeza está, según cuentan los libros sobre maternidad, hasta los tres meses, es decir, hasta las 15 semanas más o menos, porque ahora la modernidad lo cuenta de a semanas y toman la semana con 5 días por si no lo sabías, cosa a la que no le encuentro lógica alguna, quizás por ser hombre. Pero desde que tengo uso de razón se decía “estoy de tantos meses”, ahora te tiran de semanas y en la cabeza como un salame empezás a hacer cuentas de cuántos meses son tantas semanas. Bueno, en definitiva, hasta ese tiempo no es conveniente decir nada y tomarlo con pinzas porque es muy prematuro y puede que no pase nada. Esto también lo mencionan en las revistas que paradójicamente se llaman Ser padres, Padres hoy y vos ilusionado porque mencionan la palabra “padre”. Te compraste la revista y notás que solo sale un artículo sobre cómo el padre debe proceder en ciertas situaciones con el bebé, y el resto todo sobre las mujeres y los bebés... En fin... Seguimos en bolas a la espera de que se pase este tiempo prudencial para realmente reafirmarnos como padres.
Igual, y a pesar de esto, obviamente las mujeres, que son mucho más previsoras y calculadoras que los varones, ya están pensando dónde va a dormir, será nena o nene, cómo lo vamos a llamar, espero no engordar mucho, el tema del parto me tiene preocupada. Y si se llega a filtrar la información en caso de que no quieran contarlo hasta los 3 meses o en caso de que lo hayan contado igual comienzan los comentarios que a veces pienso si no son de mala leche, pobres mujeres, ¿no? Es decir, vos a un amigo le decís: “Me tengo que operar de un cálculo en el riñón”, y ninguno viene a decirte: “Vos sabés lo que duele después y conozco gente que se murió en la sala de operaciones, yo lo pasé y te puedo asegurar que en el posoperatorio te morís del dolor y nunca volvés a quedar igual...”. Creo que si un amigo enemigo nos dijera algo así antes de operarse lo mandamos bien a la misma mierda y olvidate de que te vuelva a contar algo... Las mujeres parece que no funcionan así... Si la información llegó a oídos de amigas, familiares, compañeras de laburo y que encima fueron madres, comienzan las anécdotas que en su mayoría son drásticas. Unos comentarios tales como si es por parto natural no te das una idea lo que duele y cómo te queda; si vas a cesárea quizás sea lo mejor, pero hay que ver qué cicatrización tenés, si no te queda una cicatriz bastante feíta; cuando yo tuve a pirulo nació con 7 kg y me partió cuando salió; ponete crema que las estrías hacen estragos durante el embarazo; recuperarme después de tener flia. fue duro, me recostó bajar de peso y luego nunca volvés a ser la misma. Los chistes que en definitiva siguen provocando pavor en la mujer también están... Si sale con la cabeza del padre, mamita; si tiene la espalda del padre, hay que ver cómo se acomoda para salir; y mirá si son mellizos, trillizos o quintillizos... No me parecen en absoluto estos comentarios sarcásticos, y para preocupar más a una madre, en este caso primeriza... ¿no será mucho? Digo, ¿es necesario meterles tanto miedo para que después esto repercuta en forma directa y por carácter transitivo en nosotros cuando ellas vuelven a casa y empiezan a contar todo lo que les dijeron...? En ese momento, decime la verdad, no te dan ganas de llamarlas a todas y decirles: “Pedazo de boluda, ¿no tenías otro comentario mejor que hacer que venir a romper las bolas con tanta pálida y, más aún, estando a tan solo embarazada de 2 semanas, 3 días, 8 horas y 45 minutos?”.