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De esta manera, uno de los principales elementos de intervención del lenguaje claro se encuentra en la posibilidad de acción mediante la cual se puede generar la eliminación de barreras sociales, en una sociedad donde continuamente se presentan circunstancias de ambivalencia y donde existen constantes de desigualdad graduales que pueden evidenciarse en el trato hacia las élites y el que reciben los habitantes de calle. Debido a ello, si bien la estructura social colombiana cambia y se moderniza, sigue siendo necesario contar con un factor adicional para fortalecer la inclusión social. A partir de eso, se puede considerar que el lenguaje claro es uno de los mejores medios para modificar las condiciones de vida de quienes no se encuentran incluidos debido a su estatus académico, profesional o social.
Asimismo, el lenguaje claro permite establecer un sentido de igualdad entre los seres humanos. Esto, toda vez que al materializar la posibilidad de que todas las personas puedan acceder a los mismos recursos, simultáneamente se favorece el reconocimiento equitativo entre las partes. En este sentido, las brechas de desigualdad que diferencian a las personas por sus niveles de educación o sus condiciones económicas encontrarían un contraflujo en el hecho de que todos los seres humanos posean el mismo nivel de entendimiento sobre asuntos fundamentales. Eso se lograría especialmente por la influencia de la capacidad de comprensión del lenguaje mediante el cual se expresan dichos asuntos.
Por otra parte, en lo que se refiere a la defensa y el reconocimiento autónomo de los derechos fundamentales, tampoco se puede desconocer que uno de los principales efectos de la comunicación en lenguaje claro consiste en las facilidades del acceso a la justicia. Ciertamente, uno de los principales obstáculos para que las personas reconozcan, identifiquen y exijan sus derechos, radica en la dificultad de conocerlos o saber cómo exigirlos, tal como se demostró en el ejemplo de los pueblos indígenas según se planteó previamente. Sin embargo, el propósito de emplear lenguaje claro dentro de los ámbitos estatales y jurídicos permite llevar a cabo ese proceso de reconocimiento de derechos y abre la posibilidad de acceder a mecanismos jurídicos y judiciales comprensibles.
Debido a ello, para referirse al establecimiento de entornos verdaderamente participativos, es necesario aclarar la relación que existe entre el lenguaje claro como herramienta de inclusión social y la participación. En ese sentido, puesto que el lenguaje claro favorece el mejoramiento de la comunicación humana y el método de inclusión social hace referencia a la persecución de mejores posibilidades de vida, enfocadas a alcanzar el éxito en la participación en la sociedad, el uso del lenguaje claro favorece la comunicación simple, oportuna y de fácil comprensión y, por lo tanto la participación de los ciudadanos.
Además, las manifestaciones del lenguaje claro no tienen lugar únicamente en los textos escritos, también integra las expresiones de lenguaje oral y corporal, pues pueden redefinirse con respecto al sentido de la claridad comunicativa. De esta manera, tanto los factores de comunicación escrita y verbal como los elementos paralingüísticos (contacto visual, entonación, gesticulación, entre otros)17 están directamente relacionados con la comunicación en lenguaje claro.
Por lo mismo, estas herramientas alternativas de comunicación en lenguaje claro también son representativas dentro de las ventajas participativas que se derivan de la inclusión social, toda vez que comunicarse con una potencial igualdad y en términos ampliamente comprensibles favorece el desarrollo de un correcto ejercicio de la ciudadanía. Adicionalmente, la comunicación en lenguaje claro permite la adquisición de autonomía, la posibilidad de llevar a cabo trabajos colaborativos, generar o incrementar el conocimiento, e incluso, formar parte de procesos de integración social.
3. LA DISCRIMINACIÓN INVISIBLE CAUSADA POR EL LENGUAJE DE DIFÍCIL COMPRENSIÓN, QUE SE ASIMILA CON EL USO DE TECNOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN E INFORMACIÓN (TICS)
Comprender que el lenguaje claro constituye una herramienta para facilitar la integración social evidencia que el uso de términos y conceptos que no todos conocen, manejan o entienden puede complejizar innecesariamente la participación y la inclusión de las personas en la democracia. Por eso, existen múltiples medios que requieren la intervención del lenguaje claro, por ejemplo: en el escenario virtual, al interior de las páginas web que utilizan las personas para buscar la información que desean y necesitan. En efecto, no se puede desconocer que quienes utilizan Internet lo hacen de forma cada vez más intensiva y además con acceso a banda ancha18, de modo que la información proporcionada digitalmente debe ser clara; de lo contrario se estaría estableciendo una brecha digital que a su vez se convierte en una brecha social.
Específicamente para este caso, varios autores han avanzado en señalar la importancia de acceder a los servicios digitales. Así, establecen que la pobreza social “se define no sólo por la carencia de parques y servicios públicos, sino por el hecho de que no está conectado a ninguno de los circuitos importantes de información”19. En este sentido, la falta de claridad en la manera en que la información se proporciona en las redes digitales también ha llegado a constituir un mecanismo de exclusión social. Ciertamente, aunque la información se ha democratizado al encontrarse disponible, también se han complejizado los sistemas para ocultarla20 cuando la accesibilidad no puede ser plena debido a la dificultad para comprenderla.
A esto, cabría añadir la existencia de barreras para el acceso a las TIC21, lo cual repercute en que la información en línea no siempre adquiera la difusión esperada. No obstante, la limitación más importante para la difusión de la información sigue siendo la barrera del lenguaje: el hecho de que no nos cuestionemos por la capacidad del otro para comprender lo que estamos comunicando. De manera que, el lenguaje claro tiene un papel clave como instrumento formativo al servicio de una sociedad más justa, solidaria y democrática. Una sociedad en donde la información y el conocimiento son accesibles en igualdad de condiciones se convierte en una sociedad participativa que piensa en las personas. Por lo mismo, resulta prioritario enfatizar en fomentar la integración del lenguaje claro en nuestra cotidianidad como sujetos. Debe trascenderse el enfoque comunicativo centrado exclusivamente en transmitir ideas mediante habilidades mecánicas y conocimientos preadquiridos, que pueden ser necesarios, pero no suficientes.
Frente a esto, podría pensarse que implementar el lenguaje claro en realidad se trata de desarrollar “una cultura construida de usuario a usuario”, o en otras palabras, favorecer un acceso equitativo a los recursos, a la información y así separar la justicia de la dimensión económica, del acceso a tecnologías o del conocimiento académico previo, conforme lo plantea Casacuberta22.
Ahora bien, múltiples gobiernos en el mundo han intentado avanzar en la integración social mediante la implementación de soluciones meramente tecnológicas que plantean superar la brecha digital mediante inversiones en nuevas máquinas23. Sin embargo, la respuesta para alcanzar la integración y la inclusión social plena, en realidad podría encontrarse en el ámbito de la implementación del lenguaje claro. Es decir, la posibilidad de que todas las personas se comuniquen en un mismo lenguaje y sean capaces de entenderse unas a otras, sus necesidades, sus derechos y sus obligaciones puede ser la clave para avanzar hacia sociedades participativas y democráticas.
4. EL LENGUAJE CLARO COMO HERRAMIENTA PARA GENERAR INTERVENCIONES EFECTIVAS QUE FAVOREZCAN LA INCLUSIÓN SOCIAL
Conforme a los planteamientos anteriores, el lenguaje claro en sí mismo constituye una potencialidad. Se presenta como un elemento de transformación social, capaz de generar un efecto significativo para mejorar la vida cotidiana de las personas. Esto aplica especialmente para quienes atraviesan situaciones de exclusión social o se encuentran en riesgo de caer en dicha categoría. Adicionalmente, otro aspecto a considerar consiste en que, al interior de la sociedad actual, se ha vuelto cada vez más difícil ascender en la escala social y, en cambio, es más fácil descender en ella24, lo cual favorece tanto la posibilidad de generar exclusión social como el riesgo de caer en esta.
Así pues, la implementación del lenguaje claro apunta hacia un nuevo tipo de sociedad civil predispuesta a una interacción más democrática, en donde, por lo pronto, han surgido nuevos modelos de desigualdad y nuevas formas de división25. Esto ha ocurrido debido a que los vacíos académicos y los problemas de comprensión del vocabulario persisten, en relación con las desigualdades económicas y sociales de clase, raza y género. Además, es posible que también exista una influencia del factor de geolocalización dentro del uso del lenguaje claro, pues la ubicación y los accesos que tienen los individuos a las diferentes instancias y entidades pueden incidir en la manera en que se relacionan con ellas.
De este modo, debe pensarse que el lenguaje claro no puede limitarse a la conversación personal o a los intercambios de cartas y derechos de petición. La inclusión social a través del lenguaje claro supone la posibilidad de trascender la situación actual, de una en la cual si bien se dispone de un marco legal suficiente (en las sociedades desarrolladas) respecto a la transmisión y difusión de la información, en realidad resulta insuficiente en su concreción de acciones eficientes y capaces de dar respuesta a los problemas reales de las personas debido a la complejidad con que se comunica. En algunas ocasiones, las administraciones públicas parecen avanzar más en la dirección de privatizar los sistemas de protección social, donde el Estado social de derecho se sustituye por un estado asistencialista26.
Sin embargo, la asistencia social no es el mecanismo que las personas necesitan para integrarse dentro de la sociedad como miembros críticos y participativos. Ofrecer ayudas económicas podría no contribuir de la forma esperada a combatir la desigualdad social y sus causas27. Por su parte, el lenguaje claro sí puede ser un mecanismo para lidiar con dichas desigualdades, logra —como pocas estrategias— establecer un rango de equidad entre todos los seres humanos, mediante una comprensión clara y universal, sin considerar las diferencias entre ellos.
En ese contexto, tanto la formación en competencias de lenguaje claro como su recepción pueden resultar revolucionarias. Generar una verdadera inclusión social a su vez permitiría fomentar el desarrollo de personas autónomas, reflexivas, críticas y responsables, capaces de transformar la sociedad, trabajar con los demás para generar conocimiento colectivo y compartido.
Además, si la información que ya “está en todas partes” se vuelve accesible para todos en igualdad de condiciones y si reconocemos que “¡el conocimiento, ya no el tiempo, es oro!”28, el lenguaje claro se comprende desde un rol transformador. Utilizar lenguaje claro haría que todos comprendieran lo que necesitan saber, posibilitaría que cambien las relaciones de poder y permite incrementar las oportunidades de quienes se encuentran en situaciones de desventaja.
Finalmente, puesto que la necesidad del lenguaje claro se ha situado en la estructura social colombiana, es evidente que su implementación podría generar efectos impresionantes para el proceso de inclusión social, especialmente, si se tienen en cuenta la “ética del desarrollo” propuesta por Amartya Sen y la importancia del capital social y humano en el crecimiento. Los individuos como capital tienen un papel trascendental dentro de la sociedad, hacen parte del esquema fundamental para el crecimiento de las empresas y pueden contribuir a mejorar diversas circunstancias y espacios.
5. CONCLUSIONES
En conclusión, el proceso de implementación de un lenguaje claro inicia por pensar en incluir a los excluidos, en quienes no logran entender desde un comienzo lo que necesitan, quienes presentan dudas cuando acceden a la información y quienes requieren aclaraciones múltiples y necesitan presentar derechos de información o de petición para clarificar un punto. Si cambiamos nuestro mecanismo de comunicación, si procedemos a implementar el uso de sinónimos, a utilizar palabras familiares para nuestros receptores y explicamos los conceptos técnicos, disciplinares o complejos que utilizamos, nos estamos comunicando en lenguaje claro.
Comunicarse en lenguaje claro puede permitir que las personas participen pasiva y activamente mediante una ampliación de la ciudadanía hacia una sociedad en la cual los derechos sociales, económicos y culturales son de uso cotidiano. Permite que todos comprendamos las comunicaciones gubernamentales, así como la información referente a la normatividad, nuestros derechos, nuestros deberes, etc. Para cumplir este propósito, se necesita que en Colombia se reconozca la importancia de implementar el lenguaje claro y de cambiar el sentido que tiene la comunicación actual. Esto se lograría a través de los servidores públicos, los funcionarios y las instituciones al servicio de las personas. En otras palabras, el lenguaje claro necesita concebirse como un propósito nacional con políticas a largo plazo para garantizar que la inclusión social sea verdaderamente efectiva. Esto se propone, ya que constantemente pueden aparecer diferentes barreras que excluyen o discriminan a los ciudadanos, que limitan su acceso a recursos o su pleno desarrollo como personas. Sin embargo, el lenguaje claro puede ser el método para eliminar esas barreras, para comprender qué significan y encontrar mecanismos alternativos de inclusión, pues se trata de una cuestión de derechos.
Ahora bien, son muchas las reflexiones que se pueden derivar respecto al estudio del lenguaje claro aplicado como mecanismo de transformación, pues las aseveraciones que se han compartido previamente se fundamentan en ejemplos claros de ello. Las entidades nacionales que ya han empezado a implementar lenguaje claro o que han promovido la formación de servidores públicos capacitados en lenguaje claro han evidenciado las ventajas y beneficios de este cambio en la comunicación.
Si bien en principio el lenguaje claro no supone la inclusión social, sí parece constituir un elemento que puede facilitarla, siempre que existan las condiciones de dedicación y compromiso con el cambio. Cuando se empieza a hablar en lenguaje claro, se evidencia notoriamente una incorporación de las personas en situación o riesgo de exclusión social a un escenario de comprensión que les permite satisfacer sus requerimientos. Además, supone ventajas institucionales, pues se ahorran muchos recursos en tiempo y dinero cuando las personas acuden una única vez a las entidades y no necesitan pedir explicaciones o aclaraciones en intervenciones adicionales.
Así, la mayoría de las acciones de lenguaje claro serán fáciles de incorporar en las compañías, empresas, en entidades estatales e incluso como individuos que se comunican desde un determinado cargo con otras personas, en la medida en que propician la comprensión mediante la adquisición de habilidades instrumentales básicas por parte de los comunicadores. Por ello, para el lenguaje claro, lo verdaderamente significativo depende del grado de apropiación que se haga del mismo.
Ciertamente, si se genera un interés creciente por reformular el enfoque comunicativo vigente para incluir, además de la formación básica, un uso adecuado del lenguaje por parte de los emisores para lograr la comprensión, esto podría incluso fomentar valores cooperativos como la empatía. Las dinámicas sociales del lenguaje claro potencian el desarrollo de capital social y habilidades humanas dentro de las acciones formativas de la persona, que se vinculan con la dinámica laboral.
Por ello, es importante considerar que las acciones de implementación de lenguaje claro que se impulsen no deben limitarse en el tiempo, debido a que esta propuesta en sí misma favorecerá abarcar un sinnúmero de requerimientos y necesidades de quienes recurren a solicitar información. Además, es necesario considerar que no es posible garantizar o forzar la inclusión de toda la población, pero articular el lenguaje claro facilitará avanzar hacia una sociedad realmente inclusiva y justa.
Estas reflexiones, en conclusión, pretenden comprender las posibilidades que ofrece el lenguaje claro como elemento de cohesión e inclusión social, además de aportar ideas para la mejora de los procesos de integración de las sociedades a partir de factores comunicativos. Por lo mismo, este análisis puede ser de interés, además de para las instituciones y administraciones públicas, para empresas que intervengan en el ámbito social, profesionales que interactúan con otras personas o incluso para investigadores sociales que deseen explorar la importancia de la comprensión como fenómeno global.
Por último, cabe destacar la importancia que las personas deben tener en todo proceso formativo, especialmente porque todas las propuestas desarrolladas en torno al cambio del lenguaje claro se fundamentan en la capacidad de estas para modificar sus mecanismos de interacción con quienes no los comprenden. Ello supone, además de la efectiva implicación de las instituciones sociales —en tanto que son garantes del desarrollo igualitario de todos los miembros de la sociedad—, la voluntad de quienes participan en estos procesos de reforma comunicativa hacia el lenguaje claro, para buscar la igualdad y permitir que sus receptores se desprendan de las limitaciones económicas, educativas o sociales.
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Notas
1 Para citar este capítulo: http://dx.doi.org/10.15425/2017.370.
2 “¿Qué es el lenguaje claro?”, Plain Language Association International, https://plainlanguagenetwork.org/plain-language/que-es-el-lenguajeclaro/. Para ampliar la conceptualización acerca del lenguaje claro y acceder a recursos digitales que permiten entenderlo como metodología, se puede consultar la página oficial de la Asociación Internacional de Lenguaje Claro, PLAIN. Se encuentra disponible en el siguiente enlace: https://plainlanguagenetwork.org/.
3 Departamento Nacional de Planeación [DNP], Guía de lenguaje claro para servidores públicos de Colombia (Bogotá: DNP, 2015), 7-14.
4 Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL], La protección social de cara al futuro: acceso, financiamiento y solidaridad (Santiago de Chile: CEPAL, 2006), 24-28.
5 Amartya Sen, Development as Freedom (Nueva York: Knopf, 1999), 19-32.
6 Entre los cuales se encuentran: Aubrey Fisher, “Decision Emergence: Phases in Group Decision-making”. Speech Monograph 37, (1970): 53-66; Dennis. S. Gouran, “Variables Related to Consensus in Group Discussions of Questions of Policy”. Speech Monographs 36, (1969): 387-391; Dennis S. Gouran y Randy Y. Hirokawa, “A Descriptive Investigation of the Possible Communication-Based Reasons for Effective and Ineffective Group Decision Making”, en Communications in Transition, editado por Mary, S. Mander (Nueva York: Praeger, 1983), 363-379; Dennis S. Gouran y Randy Y. Hirokawa, “The Role of Communication in Decision-making Groups: A Functional Perspective”, en Communications in Transition, editado por Mary, S. Mander (Nueva York: Praeger, 1983); Edward Mabry, “An Exploratory Analysis of a Developmental Model for Task-oriented Small Groups”. Human Communication Research 2, n.° 1 (1975): 66-74; entre otros investigadores lingüísticos.
7 Juan E. Díaz Bordenave, Comunicación y sociedad (Buenos Aires: Ediciones Búsqueda, 1985), 31-45.
8 Conforme conceptualizaron Spencer A. Rathus, “A 30-item Schedule for Assessing Assertive Behavior”. Behavior Therapy 4, n.° 3 (1973): 398-406; y Joseph Wolpe y Arnold Lazarus, Behavior Therapy Techniques: A guide to the Treatment of Neuroses (Oxford: Pergamon Press, 1966), la asertividad se refiere específicamente a la facultad de ser certero y pertinente.