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HAMBRE EN LA TIERRA

Publicado por:
Publicaciones Faro de GraciaP.O. Box 1043 Graham, NC 27253 www.farodegracia.org
ISBN 978-1-629461-70-0
© Copyright, 2003 por Steven J. Lawson. Todos los derechos reservados. All rights reserved.
This book was first published in the United States by Moody Publishers, 820 N. LaSalle Blvd., Chicago, IL 60610, under the title, Famine in the Land.
© Copyright 2018, Publicaciones Faro de Gracia. Traducido al español por Giancarlo Montemayor. La portada y las páginas fueron diseñadas por Benjamín Hernandez de Enjoy Media, Inc.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, procesada en algún sistema que la pueda reproducir, o transmitida en alguna forma o por algún medio –electrónico, mecánico, fotocopia, cinta magnetofónica u otro– excepto para breves citas en reseñas, sin el permiso previo de los editores.
© Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
HAMBRE EN LA TIERRA
UN LLAMADO APASIONADO
A LA PREDICACIÓN EXPOSITIVA
Steven J. Lawson
PUBLICACIONES FARO DE GRACIA P.O. Box 1043 Graham, NC 27253
a James Montgomery Boice
Un magnífico predicador de la Escritura,
un talentoso escritor y maestro
del más alto orden,
y
un hombre lleno de gracia que aceptó
mis invitaciones a predicar
cuando yo era un joven pastor
y en esas visitas
impactó grandemente mi vida y ministerio.
Que la reforma
a la que él llamaba
venga.
Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
2 Timoteo 4:1-5
Contenido
AGRADECIMIENTOS
Introducción DÍAS DE SEQUÍA
1 ¿BANQUETE O HAMBRE? LA PRIORIDAD DE LA PREDICACIÓN BÍBLICA
2 LA NECESIDAD DEL MOMENTO EL PODER DE LA PREDICACIÓN BÍBLICA
3 ¡TRAE EL LIBRO! EL PATRÓN DE LA PREDICACIÓN BÍBLICA
4 NO HAY MEJOR LLAMADO LA PASIÓN DE LA PREDICACIÓN BÍBLICA
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PREFACIO
Algunos observadores podrán pensar que el movimiento evangélico es más grande y saludable actualmente de lo que ha sido jamás. Después de todo, existen más megaiglesias que nunca, algunas con asistencia superior a las 20,000 personas por semana. Campañas masivas, festivales musicales enormes y reuniones varoniles en estadios se han hecho comunes en la cultura evangélica moderna. La música cristiana contemporánea es el segmento con mayor crecimiento de la industria musical. Las publicaciones cristianas se han convertido en un negocio enorme. Algunas novelas evangélicas han alcanzado los primeros lugares de la lista de mejores ventas del New York Times. Los evangélicos, como grupo, parecen tener más influencia que nunca.
Sin embargo, Steve Lawson dice que hay hambruna espiritual en la tierra. La escasez de predicación bíblica ha dejado débil al movimiento evangélico, hambriento de la verdad espiritual y susceptible a los estragos del enemigo.
¿Tiene razón? Estoy convencido de que sí la tiene. La evidencia parece abrumadora. La predicación en sí misma ha decaído de forma dramática. Muchas iglesias—incluidas algunas de las más grandes y más conocidas—han relegado el ministerio del púlpito a algo secundario. Lo primordial en el servicio de adoración de muchas iglesias es la música, la sátira, la tecnología o una amplia variedad de entretenimiento.
En donde aún observamos la predicación, ésta es raramente bíblica. La tendencia actual son los mensajes temáticos enfocados a asuntos temporales, relaciones humanas, éxito, auto-ayuda, adicciones o temas similares. El típico predicador actual aspira a ser un orador motivacional, en lugar de un exegeta.
Steve Lawson es una rara y preciosa excepción. Él es un apasionado por la predicación bíblica y comprende que la cuidadosa exposición bíblica desde el púlpito es la gran necesidad que tiene la iglesia actualmente. El propio ministerio de Steve es ejemplar. Como fiel predicador durante muchos años, ha sido ampliamente valorado por la audacia, claridad y cuidado con el que maneja la Escritura. Incluso su escritura es un modelo del abordaje exegético. Hambre en la tierra es un tratamiento bíblico para el tema de la predicación. Es un espléndido desglose de algunas de las más básicas e importantes instrucciones bíblicas para los predicadores.
Aquí encontrarás un maravilloso antídoto para los predicadores confundidos por todo el énfasis moderno en el estilo por encima de la sustancia. Lawson nos lleva de regreso a las Escrituras para mostrarnos cómo la predicación bíblica es ordenada y ejemplificada por la misma Biblia. Hambre en la tierra es un libro refrescante, sencillo y completo. Te desafía y alienta al mismo tiempo.
Lo mejor de todo, la pasión de Steve por la exposición bíblica es contagiosa. Él demuestra que, definitivamente, la predicación expositiva es el patrón bíblico para el ministerio. También extrae del texto bíblico muchos consejos prácticos sobre cómo predicar bíblicamente.
Este es un maravilloso e invaluable recurso para los pastores que desean alimentar su grey como el Gran Pastor nos ha llamado a hacerlo. Estoy muy agradecido por la publicación de este libro y oro para que tenga un gran impacto en los pastores, líderes de estudios bíblicos, ministerios evangélicos y en los hambrientos miembros de nuestra grey.
—John MacArthur
Si me preguntaras, “¿Cuánto tiempo has invertido en escribir este libro?”, mi respuesta no se basaría en términos de los meses recientes, sino en los muchos años que he invertido en entender, recopilar y vivir estas verdades sobre la predicación. Tal preparación ha requerido tiempo—toda una vida. En el sentido más real, escribir este libro, Hambre en la tierra, me ha llevado toda la vida
Una nube de testigos me ha rodeado, predicadores que aún viven y otros que ya han muerto, quienes me alientan a no solo predicar la Palabra, sino a hacerlo de forma que honre a Dios. Al terminar este libro, me siento obligado a reconocer a las numerosas personas que han tenido un efecto directo y positivo en mi vida, los hombres que más han moldeado mi comprensión de la predicación.
Para comenzar, me gustaría reconocer a tres ex-pastores a los cuales escuchaba domingo tras domingo predicar bíblicamente y quienes han sido un modelo para mí de lo que debe ser el púlpito. Adrian Rogers de la Bellevue Baptist Church en Memphis, Tennessee, W.A. Criswell de la First Baptist Church en Dallas, Texas y S. Lewis Johnson de la Beleiver´s Chapel en Dallas, Texas fueron un modelo de exposición bíblica en mis años formativos. Su compromiso con la predicación de la inerrante e infalible Palabra inspirada por Dios ha moldeado mi perspectiva de la predicación. Cada uno de ellos se convirtió en una encarnación de lo que Dios me ha llamado a realizar.
Además, quiero reconocer a mis profesores del Dallas Theological Seminary. Haddon Robinson y Duane Litfin me enseñaron la predicación expositiva en el salón de clases, lecciones que jamás olvidaré. Otros profesores en Dallas, hombres como Howard Hendricks, J. Dwight Pentecost, John Hannah y Stanley Toussaint han dejado su huella en mi vida. Más que a nadie, quiero agradecer a Roy Zuck, quien no solo me enseñó exposición bíblica, sino que también me pidió escribir cuatro artículos sobre predicación expositiva para la Bibliotheca Sacra, que después se convirtieron en la base de este libro. Cada página de este libro, de una u otra manera, ha sido martillada en el yunque de sus ministerios expositivos.
Adicionalmente, R.C. Sproul, uno de mis profesores en el Reformed Theological Seminary, me instruyó en los finos detalles de la comunicación. Cada una de sus clases estaba llena de su pasión para transmitir la verdad de la Escritura y aún permanecen frescas en mi mente.
Además, deseo expresar mi gratitud por la predicación expositiva de John MacArthur, pastor y maestro en la Grace Community Church en Sun Valley, California. Su incansable búsqueda del significado del texto bíblico y su apasionada predicación de ese pasaje, con un enfoque centrado en Dios, ha moldeado toda mi perspectiva del púlpito. Este hombre de Dios ha establecido para mí, y para toda una generación, el más alto estándar de lo que la predicación debería ser.
No todos mis mentores siguen con vida. Muchos hombres continuaron moldeándome mucho después de haber dejado esta tierra. Me refiero a los reformadores, hombres como Martín Lutero, Juan Calvino; los puritanos, especialmente Thomas Watson y John Owen; y otros estandartes del púlpito que han seguido sus pasos, poderosos predicadores como George Whitefield, Jonathan Edwards, Charles H. Spurgeon y, más recientemente, Martyn Lloyd-Jones. Leer sus sermones y estudiar sus vidas me ha transformado radicalmente. Las páginas de este libro surgen de la influencia de cada uno de estos hombres.
Adicionalmente, estoy agradecido con el equipo de Moody Publishers, especialmente con Mark Tobey, quien creyó en el mensaje de este libro, y Jim Vincent, cuya habilidosa edición ha tejido este manuscrito, creando una prenda sin costuras para la gloria de Dios.
En el sentido más real, escribir este libro me ha llevado toda la vida. Cada uno de los antes mencionados ha moldeado directamente mi vida en el púlpito, una influencia duradera que, confió, se transmita en este libro. Que Dios utilice todo esto para su gloria y nuestro bienestar.
Introducción
DÍAS DE SEQUÍA
El Dr. D. Martyn Lloyd-Jones, el famoso expositor de la capilla de Westminster en Londres, al dar una clase sobre predicación en el Westminster Theological Seminary, declaró: “La necesidad más urgente en la iglesia cristiana de la actualidad es la verdadera predicación; y al ser la más grande y más urgente necesidad de la iglesia, es también la más grande necesidad del mundo”.1
Si el diagnóstico del doctor es correcto, y este escritor cree que lo es, entonces regresar a la predicación—la verdadera predicación, la predicación bíblica, la predicación expositiva—es la más grande necesidad en este crítico momento. Si una reforma ha de venir a la iglesia, debe ser precedida por una reformación del púlpito. A donde se dirija el púlpito se dirige la iglesia.
El profeta Amós advirtió que habría hambre en la tierra, un hambre de oír la Palabra del Señor (Amós 8:11). El teólogo Walter Kaiser es uno de los muchos que ha declarado que esa hambre ha llegado y ha estado aquí desde hace tiempo: “El hambre por la Palabra continúa en proporciones masivas en la mayoría de Norte América”.2 Sin duda, estamos viviendo en días de sequía, momentos en los que muchas fuerzas están sofocando la predicación bíblica. Ahora más que nunca, los pastores deben regresar a su mayor llamado, el “predicar la palabra” (2 Timoteo 4:2).
¿Qué es exactamente la predicación expositiva? Difícilmente encontraremos otra mejor definición que la dada por J.I. Packer en God Has Spoken [Dios ha hablado]: “La verdadera idea al predicar es que el predicador debe convertirse en portavoz del texto, abriéndolo y aplicándolo como Palabra de Dios para sus oyentes, hablando solo con el propósito de que el texto sea hablado y escuchado”. Packer resaltó que el predicador debe “exponer cada punto del texto de tal manera que” [citando del diccionario de Westminster] “los oyentes puedan discernir lo que Dios enseña de ese texto”.3 Esta es la verdadera naturaleza de la predicación. Es el hombre de Dios abriendo la Palabra de Dios y exponiendo sus verdades para que la voz de Dios sea escuchada, la gloria de Dios sea vista y la voluntad de Dios sea obedecida.
Hace algunos siglos, el reformador ginebrino, Juan Calvino, declaró que la predicación involucra la explicación de la Escritura, desenvolviendo su verdadero y natural significado, mientras establece aplicaciones a la vida y experiencia de la congregación.4 En otras palabras, la exposición involucra tanto la explicación como la aplicación, o la Palabra explicada cuidadosamente y relacionada prácticamente a la vida. Calvino también declaró: “La predicación es la exposición pública de la Escritura por el hombre enviado por Dios, en donde Dios mismo está presente en juicio y gracia”.5 Esto es la verdadera predicación expositiva. Es predicar la Biblia, explicando el verdadero significado de la Escritura de una forma que conlleve juicio divino si es rechazada y gracia divina si es recibida. En este sentido, Calvino argumenta que Dios está inusualmente presente en la predicación de su Palabra. Cuando Esta es la dinámica sobrenatural de la predicación expositiva. En donde la Biblia habla, Dios habla.
Más recientemente, Merrill Unger definió la exposición bíblica como comunicar el “real y esencial significado” de un pasaje de la Escritura “como existió en la mente del escritor bíblico y como existe a la luz de todo el contexto de la Escritura”.6 Unger explicó que es “la Palabra de Dios hecha simple y aplicada a las necesidades actuales de los oyentes”. Además añadió: “No es predicar sobre la Biblia, sino predicar la Biblia. ´Lo que dice el Señor´ es el alfa y omega de la predicación expositiva. Comienza en la Biblia y termina en la Biblia, y todo lo que interviene surge de la Biblia. En otras Palabras, la predicación expositiva es una predicación centrada en la Biblia”.7 O como J.I. Packer escribió, es simplemente “dejar que el texto hable”.8 A esto nos referimos con predicación expositiva y esto es lo que tanto necesitamos actualmente.
Hambre en la tierra es una expansión de una serie de cuatro partes originalmente publicada en la Bibliotheca Sacra entre 2001 y 2002.9 Parte del material preparado para esa serie, omitido debido a restricciones del espacio, ha sido restaurado en este libro. Estas adiciones proveerán un efecto más polémico y provocativo. Los capítulos mismos son exposiciones de la Escritura, modelando su llamado, es decir, un mensaje centrado en Dios extraído de un texto bíblico. Este abordaje basado en el texto permitirá que la Palabra de Dios determine el lugar que la predicación bíblica debe tener en la iglesia, así como definirá cómo la Palabra debe ser predicada.
Estas páginas tienen la intención de fortalecer el compromiso de aquellos que predican la Palabra, ya sean pastores, maestros, evangelistas, profesores de seminario o profesores de Biblia en los colegios, así como estudiantes preparándose para el ministerio de la predicación. Este libro está diseñado para unir a todos los que están en las trincheras de la fe, predicando y enseñando la Escritura para discernir y desechar las muchas amenazas que han surgido contra la completa exposición del consejo de Dios. Así mismo, está escrito para alentar a quienes aman la fiel predicación de la Palabra de Dios, desafiándolos a apoyar a aquellos que los alimentan con la sana doctrina de la Escritura.
Hambre en la tierra aborda directamente lo que, desde mi perspectiva, es la necesidad más importante del momento, específicamente que el púlpito sea restaurado a su antigua gloria de generaciones pasadas, días en donde la verdad de Dios era proclamada valientemente—días cuando la claridad doctrinal, la precisión teológica y la aplicación eran derramadas desde el púlpito.
Este libro surge con la oración de que, en estos días de hambre en la tierra, la cabeza de la iglesia, el Señor Jesucristo, levante nuevamente hombres piadosos que, fiel y valientemente, prediquen la Palabra. Que Dios se complazca en darnos una poderosa reforma y un avivamiento a su iglesia para la soberana gloria de su bendito nombre.
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
Hechos 2:42-47
“El púlpito es el trono para la Palabra de Dios”. —Martín Lutero
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