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Pero nos interesa resaltar una definición de la clínica que da Lacan en el anuncio de la Creación de la Sección Clínica de París: “La clínica es lo imposible de soportar. El inconsciente es la huella y a la vez el camino por el saber que constituye: haciéndose un deber repudiar todo lo que implica la idea de conocimiento”. (56)
La clínica como imposible de soportar, es la que pone en juego aquel que nos consulta o nos llama (en el caso de los adolescentes muchas veces los padres o familiares), tal como dice Brodsky “aquel que llamamos impropiamente el paciente, puesto que para él lo imposible de soportar se presenta como urgencia, como desborde del cuerpo o del pensamiento”. (57)
La clínica de la orientación a lo real, es una clínica de la urgencia y es en la medida en que un analista logró “extraer una satisfacción que apacigua su urgencia, lo que lo fuerza a analizarse”, (58) “es que puede hacer con sus casos de urgencia, el par”. (59)
La clínica psicoanalítica entonces no parte de una interrogación que se hace desde afuera de la experiencia, sino que emerge de la más íntima experiencia del analista en tanto es o fue analizante. Para estar a la altura de la clínica de la orientación a lo real, es necesario haber pasado por la propia experiencia de lo imposible de soportar, no solo localizando y estableciendo la lógica significante del síntoma, sino extrayendo lo que él conserva de trauma, como goce imposible, y a su vez encontrar un modo de arreglo, sinthomático, que resuelva la urgencia.
Esta investigación parte entonces de las consultas de adolescentes frente a un imposible de soportar, una urgencia del cuerpo o del pensamiento, cuya especificidad localizamos en el despertar a lo real, despertar al trauma sexual, que pone a prueba las respuestas que el sujeto ya tenía. Respuestas que muchas veces ya no son óptimas para los nuevos desafíos, con lo cual debe recrearlas, reconstruirlas. O bien, inventar respuestas nuevas, cuando no las tiene.
Esta investigación es una transmisión de los resultados del psicoanálisis aplicado a casos de jóvenes que consultaron en forma privada, al dispositivo de Pausa, o a servicios de atención hospitalaria de adolescentes.
Estos jóvenes son sus propios clínicos en tanto el despertar sexual vivido como trauma, tuvo consecuencias en sus cuerpos o en sus pensamientos, que experimentaron como insoportables y que los llevaron a consultar. Tal como señala Miller: “El síntoma toma la forma de la clínica cuando resulta imposible de soportar y si esto no sucede uno se las arregla, lo que no significa que no tenga esos síntomas”. (60)
La pubertad en tanto pone en juego a flor de piel lo que no marcha entre los hombres y las mujeres, el no hay relación sexual, es un momento especial, en que el sujeto verificará si se las puede seguir arreglando con lo que tiene para afrontar el encuentro sexual. O tendrá que recrear sus propios fantasmas o bien inventar síntomas, usando el objeto dúctil del psicoanalista como par. En ese sentido la pubertad vivida como trauma sexual, pone a prueba el anudamiento de un joven, provocando muchas veces la eclosión de una neurosis o el desencadenamiento o desenganche de una psicosis, que hasta ese momento se sostenían sintomáticamente. Se podría afirmar que la pubertad pone a prueba la estructura de un sujeto –si lo pensamos en términos de la clínica estructural–; o bien la consistencia del nudo RSI –si tomamos la clínica del síntoma o clínica de los nudos–.
7. Clínica de la orientación a lo real en la adolescencia
La orientación por lo real en la clínica de adolescentes no es la orientación por lo simbólico. Esta preocupación de Lacan está desde sus orígenes, al interrogar la práctica analítica apuntando a prescindir del Otro del Otro, es decir la figura del padre que introduce Freud con el Edipo.
En un texto reciente Amadeo de Freda plantea: “Freud se ocupó particularmente de los adolescentes, con el fin de poner de relieve los avatares del Edipo y sus consecuencias (…) a esta etapa de la vida la caracteriza como un momento de pasaje que se manifiesta en un cierto rechazo a la figura del padre, acompañado a un deseo de separarse de él. Dicha separación se inscribió dentro de lo que Freud consideró un homenaje al padre, que es aquello de lo que el adolescente quiere deshacerse. Se trata de una rebeldía dentro del Edipo una rebeldía orientada”. (61)
Amadeo afirma que lo que observamos en la clínica actual del adolescente es “una rebeldía dentro de la desorientación”, una rebeldía fuera del Otro, y agrega que el adolescente lacaniano como adolescente de hoy a diferencia del adolescente freudiano, no quiere sacarse al padre de encima, ya que tal vez no hay un Otro consistente sino más bien
“el tiene que hacerse un padre a la altura misma de su fracaso”. (62)
Atento a este texto, del cual Miller escribió su prólogo, plantea unos días antes en su Intervención en las Jornadas del niño: “es sobre los adolescentes que se hacen sentir con mayor intensidad los efectos del orden simbólico en mutación y ante todo la decadencia del patriarcado”, y agrega: “El padre se volvió una de las formas del síntoma, uno de los operadores susceptibles de efectuar un nudo de tres registros. Dicho de otro modo, la función que le era eminente es degradada conforme las limitaciones naturales son rotas por el discurso de la ciencia. Ese discurso, que nos ha llevado a las manipulaciones de la procreación, ha producido también que, vía los gadgets de comunicación, la transmisión del saber y las maneras de hacer, de un modo general, escapen a la voz del padre. Los registros tradicionales que enseñaban lo que conviene ser y hacer para ser un hombre, para ser una mujer, retroceden. Intimidados ante el dispositivo social de la comunicación, son destituidos”. Miller agrega que el hundimiento del Nombre del Padre, no su desaparición, tiene efectos de desorientación que afectan a los adolescentes de hoy. (63)
Este es el estado de situación. Podemos sintetizarlo con la afirmación de que en la clínica actual y específicamente en la clínica de los adolescentes de hoy no podemos valernos de supuestos suplementarios como los del Nombre del Padre o el Edipo, en tanto muchas veces no contamos con dichas herramientas simbólicas.
En tanto el psicoanálisis es un lazo social entre dos, analizante y analizado, la clínica de lo real debe estar a al altura de la subjetividad de la época.
El Nombre del padre fue una forma de la cultura que en tanto artificio permitió atemperar lo real como imposible de soportar. En esa dirección Miller señala en “Una fantasía”, que la moral civilizada erigida en el Nombre del padre daba al sujeto una brújula, un punto de apoyo a los desorientados, “para hacer existir la relación sexual, había que frenar, inhibir, reprimir el goce”. (64)
En la sociedad de hoy ya no contamos con la brújula de la ley del padre, sino que lo que la rige es la ley del mercado sostenida en los objetos de consumo. La propuesta de Miller es que lo que pasó a comandar la sociedad actual, con el discurso hipermoderno es el objeto a, en tanto gadget, objeto de consumo. Los objetos tecnológicos que la sociedad capitalista de hoy produce y renueva incesantemente, invitan a un empuje constante de satisfacción. Esta dictadura del plus de gozar, nuevo malestar de la civilización, desgasta la naturaleza, hace desfallecer al matrimonio dispersando las familias.
Frente a este estado de situación, en esa conferencia, Miller señala que uno de los peligros del psicoanálisis es replegarse en una clínica que intente reactivar el discurso del amo, volver a poner al amo en su lugar, ironizando dice: “Y quizás mañana tengamos un psicoanálisis cuyo objetivo sea reconstruir el inconsciente de antaño (…) veremos psicoanalistas tratando de reconstruir el inconsciente de papá, el inconsciente de ayer…”. (65)
Llegados a este punto: ¿qué orienta en la clínica de los adolescentes de hoy? ¿cuáles son las bases para una práctica que se oriente por lo real?
En su Intervención en el Teatro Sorano, a nuestro modo de ver, Miller propone que la vía de desembarazarse del padre en la clínica, es la orientación que nos brinda el fantasma. Apelando a Una semana de vacaciones de Angot y al tratamiento que Lacan hace de Shakespeare en el Seminario 6, plantea que el padre en sí mismo enferma, y que la única brújula de orientación del deseo no es la del padre. (66)
Lacan decíamos intenta desembarazarse del padre para orientarse por los imposibles intrínsecos al psicoanálisis mismo, imposibles que puso en juego el final del análisis: fantasma y sinthome. Afirmamos anteriormente que la clínica de la orientación a lo real se articula en tanto práctica (psicoanálisis aplicado) a la experiencia del psicoanálisis mismo (psicoanálisis puro), en tanto toma de este los imposibles que la orientan. Imposibles que no funcionan al modo de límites sino de imposibles demostrados.
Se tomará entonces estos dos imposibles fantasma y sinthome para pensar el psicoanálisis orientado a lo real en la clínica psicoanalítica con adolescentes.
Respecto al fantasma, y la forma que toma en la actualidad: su vacilación generalizada, hablaremos con detenimiento en el segundo capitulo. La hipótesis, es que la perpetuación de la adolescencia, está vinculada a la dificultad en los adolescentes de hoy de contar con un fantasma consistente que les sirva de orientación, tanto en su posición de deseo como de goce. El desfallecimiento del padre, se traduce hoy en una vacilación cada vez más común del fantasma. El discurso de la ciencia y la tecnología, desconectan a los jóvenes de la experiencia del inconsciente, al ofrecerles diferentes respuestas fantasmáticas prêt-à-porter, respecto al agujero en el saber sobre la sexualidad. El porno generalizado de un solo click que inunda las pantallas hoy –por ejemplo–, no favorece la creación fantasmática y singular de los jóvenes con consecuencias muchas veces difíciles para ese momento precioso de definiciones. Las múltiples propuestas tecnológicas y de consumo que convocan a un goce inmediato, invitan al vagabundeo y a la errancia virtual sin promover que los jóvenes subjetiven sus goces y deseos singulares, por la vía del inconsciente. La consecuencia, es una generación de adolescentes conectados a su gadgets y desarticulados de su inconsciente y su fantasmática singular; identificados muchas veces artificialmente a síntomas sociales que se les ofrecen: anorexias, bulimias, adicciones, etc.
1- Miller, J.-A. (2011) “El ser y el Uno”, Clase del 19/1/2011. Inédito.
2- Ibíd., Clase del 6/1/2011.
3- Lacan, J., Seminario L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre (1976-1977), lección del 15 de marzo de 1977. Inédito.
4- Miller, J.-A. (1983-1984) “Las respuestas de lo real”. Inédito.
5- Lacan, J. (1972) “El atolondradicho”, en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 483.
6- Miller, J.-A. (1988) “Las respuestas de lo real”, en Aspectos del malestar en la cultura. Coloquio del CNRS Psicoanálisis y prácticas sociales, Manantial, Buenos Aires, 1989, p. 8.
7- Ibíd., p. 16.
8- Miller, J.-A. (1998-1999) La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, 2004, p. 16.
9- Ibíd., p. 94.
10- Ibíd., p. 95.
11- Lacan, J. (1975-1976) El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 130.
12- Lacan, J. (1976) “Prefacio a la edición inglesa del seminario XI”, en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 599.
13- Pregunta que ya anticipa Lacan en el Seminario 11, en el capítulo “El inconsciente freudiano y el nuestro”.
14- Miller, J.-A. (2006-2007) El ultimísimo Lacan, Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 152.
15- Lacan, J., Seminario, L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre (1976-1977), lección del 8 de marzo de 1977. Inédito.
16- Miller, J.-A. (2011) “El ser y el Uno”, op. cit. Clase del 26/1/2011.
17- Ibíd., 26/1/2011.
18- Ibíd., 2/2/2011.
19- Miller, J.-A. (1998): “Nuevas inquisiciones clínicas. La experiencia de lo real en la cura analítica”, en Seminarios en Caracas y Bogotá, Paidós, Buenos Aires, 2015, p. 463.
20- En su primer Seminario en Caracas de 1979, la segunda parte se tituló “Acerca de lo real”, presentando allí la categoría de lo real, en la enseñanza de Lacan.
21- Lacan, J. (1965) “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 205.
22- Miller, J.-A. (1998): “Nuevas inquisiciones clínicas. La experiencia de lo real en la cura analítica”, op. cit., p. 471.
23- Lacan, J. (1964) El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, op. cit., p. 25.
24- Ibíd., pp. 28/29.
25- Ibíd., pp. 29/30.
26- Lacan, J. (1964) El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, op. cit., p. 31.
27- Ibíd., p. 63.
28- Lacan, J. (1964) El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, op. cit., p. 61.
29- Freud, S. (1900) “La interpretación de los sueños”, en Obras completas, t. V, Amorrortu, Buenos Aires, 1986, p. 511.
30- Lacan, J. (1964) El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, op. cit., p. 52.
31- Ibíd., p. 66.
32- Ibíd., p. 67.
33- López, G. “Lo que quema del cuerpo en la adolescencia”. En el Capítulo 5 de este libro.
34- Se trata exactamente del 13 de febrero de 1907.
35- Lacan, J. (1974) “Prefacio a El despertar de la primavera”, en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 587.
36- Freud, S. (1896) “Manuscrito K. Las neurosis de defensa”, en Obras completas, t. I, Amorrortu, Buenos Aires, 1992, p. 260.
37- Ibíd., p. 261.
38- Freud, S. (1905) “Tres ensayos de una teoría sexual”, en Obras Completas, t. VII, Amorrortu, Buenos Aires, 1989, p. 214.
39- Freud, S. (1917) 23° Conferencia “Los caminos de la formación de síntoma”, en Obras completas, t. XVI, Amorrortu, Buenos Aires, 1990, p. 390.
40- Ibíd., p. 189
41- Ibíd., p. 200.
42- Lacan, J. (1974) “Prefacio a El despertar de la primavera”. op. cit., p. 587.
43- Laurent, E. (1985) “El objeto en el psicoanálisis de niños”, en Hay un fin de análisis para los niños, Colección Diva, Buenos Aires, 2003, p. 53.
44- Nos ocuparemos de esto con detenimiento en el capítulo 2.
45- Planteando a la creencia en el Nombre del Padre como su boludez, al localizar al Nombre del Padre como cuarto nudo que anuda a los otros tres, RSI. Lacan termina planteando también un cuarto pero diferente al nombre del padre, el sinthome, síntoma singular, modo de goce singular de cada uno.
46- Lacan, J. (1974) “Prefacio a El despertar de la primavera”. op. cit., p. 587.
47- Ibíd., p. 587.
48- Stevens, A. (1998) “La adolescencia, síntoma de la pubertad”, en Actualidad de la práctica psicoanalítica. Centro Pequeño Hans, Ediciones Labrado, Buenos Aires, 1998, p. 26.
49- Le Breton, D. (2014): Una breve historia de la adolescencia, Nueva Visión Editorial, Buenos Aires, 2014, p. 6.
50- López, G. “Lo que quema del cuerpo en la adolescencia”, op. cit., p. 183 de este libro.
51- Eliade M. (1975) Iniciaciones místicas, Taurus Editores, Madrid, 1975, p. 1.
52- Miller, J.-A. (2004) “Una fantasía”, en Revista Lacaniana, EOL-Grama ediciones, Buenos Aires, Año 3, Nº 3, Agosto 2005, p. 9.
53- Brodsky, G. (2010) “Apertura del ciclo lectivo del ICdeBA”, Inédito, Extraído de URL: http://www.icdeba.org.ar/Buscar.php?q=brodsky
54- Ibíd., inédito.
55- Lacan, J. (1977): “Apertura de la sección clínica de París”, en Ornicar?, nº 3, Editorial Petrel, Barcelona, 1981, p. 47.
56- Lacan, J. (1977b) “Creación de la Sección Clínica de París”, inédito.
57- Brodsky, G. (2013) “La clínica y lo real”, Texto de Orientación IX Congreso de la AMP, Un real para el siglo XXI, 2014, en URL: http://www.congresamp2014.com/es/template.php?file=Textos/La-clinica-y-lo-real_Graciela-Brodsky.html
58- Miller, J.-A (2008-2009) Sutilezas analíticas, Paidós, Buenos Aires, 2011, p. 145.
59- Lacan, J. (1976) “Prefacio a la edición inglesa del seminario XI”, en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 601.
60- Miller, J.-A. (1975-1987) Matemas II, Manantial, Buenos Aires, 1988, p.127.
61- Amadeo de Freda, D. (2014) El adolescente actual, Unsam, Buenos Aires, 2015, p. 15.
62- Ibíd., p. 16.
63- Miller, J.- A. (2015): “En dirección a la adolescencia”. Intervención de clausura de la 3º Jornada del Institut de l´Enfant “Interpretar al niño”, en Revista Registros, Tomo Rojoazul Jóvenes, Buenos Aires, Año 13, Marzo 2016, p. 16.
64- Miller, J.-A. (2004) “Una fantasía”, op. cit., p. 14.
65- Ibíd., p. 12.
66- Miller, J.-A. (2013) Encuentro con Jacques-Alain Miller, “Intervención de Jacques-Alain Miller en el Teatro Sorano”, en Feminismos. Variaciones Controversias. Grama ediciones. Buenos Aires. 2018, p. 19.

CAPÍTULO 2 Vacilación del fantasma
1. Antecedentes freudianos de la fantasía en la pubertad
Freud en 1895 en el “Proyecto de una psicología para neurólogos” plantea al encuentro con la sexualidad como algo traumático y propio de la pubertad. En ese momento parece desconocer en detalle la relevancia que la sexualidad infantil tiene en sí misma como causa efectiva y traumática de las neurosis. Allí en la parte II se ocupa de la psicopatología de la histeria articulándola a la pubertad, planteando que es en la pubertad que surge el despertar de una representación hipertensa, afirma:
“Si bien en la vida psíquica no es habitual que un recuerdo despierte un afecto que no conllevó como vivencia, eso es algo por entero habitual en el caso de la representación sexual, justamente porque la dilación de la pubertad es un carácter universal de la organización. Toda persona adolescente tiene huellas mnémicas que solo pueden ser comprendidas con la emergencia de las sensaciones sexuales propias (…) el análisis indica que lo perturbador en un trauma sexual es claramente el desprendimiento de afecto”. (1)
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