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El capítulo 8 se construye bajo la premisa de que para entender la dolarización es necesario conocer en qué consistió la sucretización de 1984, y para entender la sucretización se debe tener claro qué pasó con el “endeudamiento agresivo” que el Consejo Supremo de Gobierno puso en marcha en 1976. La trama se desarrolla en cinco secciones. En la primera, se ofrece a los lectores un conjunto de conceptos referentes a las funciones principales del sector financiero, a las características que lo hacen tan especial, a lo que entendemos por dinero y sus funciones, y a la tipología de las instituciones con la que se trabaja en este capítulo. En la segunda, se relata cómo el “endeudamiento agresivo” por parte del sector privado casi llevó a la quiebra a la economía del país y cómo, en el salvamento, la sucretización de 1984 puso en marcha un proceso de estructuración de “instituciones extractivas” que favoreció a los estamentos en el poder a lo largo de ese período presidencial. En la tercera, se deja en claro cómo desde mediados de los noventa esas prácticas abusivas recrudecen y llevan al estallido de tres grandes crisis, tanto por el lado de leyes inconsultas como por el de la quiebra masiva de los bancos y una especulación abusiva en el mercado de cambios. En la cuarta, la atención se centra en tres interrogantes: ¿por qué nos dolarizamos?, ¿por qué pudimos seguir con la dolarización? y ¿cómo contribuyó el cambio de moneda a la desinstitucionalización que se ha hecho costumbre en el país? En la quinta sección, bajo el principio de que los problemas traen oportunidades, se argumenta que la crisis de finales de los noventa depuró el sistema bancario, lo que contribuyó a que entre 2001 y 2006 el sistema se recuperara y se consolidara, de manera que no solo le permitió capear con propiedad el temporal al que le sometió el Gobierno pasado sino que, además, está actuando como un factor estabilizador en los años difíciles que el país está viviendo desde 2015.
Así como el fútbol es mucho más que un deporte, la construcción, tema del cual se ocupa el capítulo 9, es mucho más que un sector de la producción. Se sabe que en sus espacios viven en constante interacción la creatividad de arquitectos e ingenieros, el esmero de directivos y gerentes, la capacidad de los maestros de obra, las destrezas de los obreros, la oportunidad de entrega de los proveedores de materiales, el acceso al crédito, las preferencias de los usuarios y compradores, las exigencias de las leyes y de las ordenanzas municipales, los presupuestos de las obras públicas y privadas, el anhelo de techo para los hogares, entre otros. Por estas razones este capítulo se sitúa entre el pragmatismo de los asuntos financieros cubiertos en el capítulo 8 y las vivencias de los asuntos sociales que se estudian en el capítulo 10. El capítulo se divide en cinco secciones. En la primera se sintetizan las características distintivas del sector y el papel que este juega en el desarrollo de las naciones. En la segunda se propone un marco estratégico que, como en el caso de la industria manufacturera, comprende interacciones inteligentes y pragmáticas entre las fuerzas del mercado interno, los empresarios grandes, medianos y pequeños y los funcionarios públicos a todo nivel. En la tercera se presenta una visión panorámica del PIB de la construcción y de las actividades inmobiliarias para los años de 1965 a 2017. En la quinta, a manera de reflexión de lo que sería provechoso saber una vez que los tiempos dejan de ser buenos, se relata cómo el sistema de las Unidad de Poder Adquisitivo Constante (UPAC), en Colombia, nació en 1972; en el cuarto de siglo siguiente trajo un auge sin precedentes a la construcción de vivienda, desapareció como tal en 1999 y hoy subsiste, pero en una dimensión muy disminuida. Parecería que estamos ante frases al estilo del Eclesiastés (3: 1-15), que desde tiempos inmemoriales ha dicho: “todo tiene su momento, y todo cuanto se hace debajo del Sol tiene su tiempo”, como, por ejemplo, la caída drástica del sector en los años de 2015 al 2017 que espera de acciones innovadoras como las del UPAC para recuperarse.
En el capítulo 10 se atiende a la pregunta: ¿qué ha sucedido con las condiciones de vida de los ecuatorianos durante la era del petróleo? En la sección correspondiente al marco teórico se deja a disposición de los lectores los tres conceptos claves para este capítulo: dualismo, crecimiento económico y desarrollo socioeconómico. En la segunda sección se cubren los temas de inflación y de desempleo y, con base en los datos disponibles, se concluye que, sin disminuir su importancia, ni la inflación ni el desempleo han sido problemas crónicos en nuestra historia, tal como ha sido, y sigue siendo, el subempleo. En la tercera sección se relieva el hecho de que la salud y la educación van muy de la mano, y se destaca la buena nueva de que en salud el Ecuador ha logrado progresos trascendentales, mientras en educación, si bien ha habido avances significativos, estos no han alcanzado las dimensiones logradas en el primer frente. El capítulo se cierra con datos y reflexiones sobre la distribución del ingreso y el alivio de la pobreza. Las cifras reflejan que hay progresos notables. También dicen que queda mucho por hacer, especialmente en relación con las mujeres, las etnias y los pobres.
Dicho todo lo anterior, se deja constancia de algunas particularidades del libro:
•Siguiendo pautas de Adam Smith, Alfred Marshall y Dani Rodrik, no se descarta la definición tradicional, pero sí se amplía: “La Economía estudia cómo los grupos humanos se organizan para producir y distribuir los bienes y servicios requeridos para satisfacer las necesidades de su gente dentro de contextos conformados por sus realidades ecológicas, tecnológicas, socioculturales e históricas”.
•Siguiendo a Adam Smith, tres son los protagonistas que de uno u otro modo están presentes en casi todos los capítulos del libro: el mercado, el estado y la gente. Los dos primeros constituyen las instituciones medulares que, en diferentes proporciones, hacen parte de las economías que hoy en día funcionan en el mundo. El tercero es la razón de ser de todas estas economías. Como planteó el expresidente colombiano Juan Manuel Santos en su última campaña electoral: “El mercado hasta donde sea posible, el Estado hasta donde sea necesario”.
•En el análisis económico, al tenor de Rodrik, la eficiencia es de interés como un patrón de referencia útil, pero no en cuanto a un imperativo de buen comportamiento. En otras palabras, aquí se entiende que el norte de una brújula sirve para localizar vías alternas en los otros puntos cardinales, mas no como la única ruta que el caminante tiene que seguir.
•De igual manera, como lo hacen Acemoglu y Robinson, se da prelación al papel que en el desarrollo de las naciones juegan las instituciones políticas y económicas. En palabras de North, se entiende como instituciones a las reglas del juego que norman el funcionamiento de los conglomerados humanos y que van acompañadas de organismos que respaldan sus cumplimientos y sancionan sus incumplimientos. En palabras nuestras, las instituciones son herramientas de trabajo de las cuales se valen los grupos humanos para hacer que sus anatomías organizacionales cuenten con sus respectivas fisiologías.
•Lo anterior significa que, a menos que sea estrictamente necesario, es muy poco el uso que se hace de expresiones cargadas de lastres ideológicos, tales como capitalismo, socialismo o cualquier otro “ismo” que vaya en esas direcciones. Siguiendo a Cooper, se puntualiza que una de las razones por las cuales la disciplina de la Economía está en crisis es porque los espacios propios del análisis profesional se han llenado con pronunciamientos confesionales que, en algunos casos, ya han llegado a la jerarquía de evangelios.
•Como se espera en un libro sobre economía, se presta mucha atención a la elocuencia de las cifras cuando se las hace funcionar como parte integral de conceptos y de hechos. Los procesamientos estadísticos son muy sencillos y están al alcance de quienes estén dispuestos a indagar qué dicen sus resultados.
•No es intención del autor ni del libro llevar a pensar como economistas a quienes lo lean o lo estudien. No obstante, sí se pretende proporcionar a los usuarios elementos de juicio que les ayuden a reflexionar como hombres y mujeres de bien sobre aspectos sociales y económicos que ameriten su apoyo, así como de aquellos ante los cuales harían mal en permanecer indiferentes.
•El tema de las etnias es recurrente no solo porque de un tiempo a esta parte han recibido deferencias que van desde la Constitución vigente hasta notas cotidianas en los medios de comunicación, sino porque, como lo pusieron los indígenas en la rebelión de 1990, los muchos años de indiferencia y hasta de ostracismo son más que suficientes. No hay que olvidar que, mientras no se corrijan las debilidades de ese eslabón humano, la fortaleza integral de la nación ecuatoriana nunca podrá ir más allá de lo que esa fragilidad le permita.
RECONOCIMIENTOS
Mis reconocimientos van en una secuencia de hitos que han marcado la ruta de mis aprendizajes, que son, al fin y al cabo, lo que comparto con los lectores.
Encuentro que mis reconocimientos inician con los organizadores y con los participantes del Programa de Alta Gerencia que, con la inspiradora presencia de Peter Drucker, se llevó a cabo en 1964 en la Universidad del Valle, en Cali, Colombia. Bajo el liderazgo de Manuel Carvajal Sinisterra, a la fecha presidente de Carvajal S. A., concurrió toda la plana mayor del empresariado del departamento del Valle del Cauca. Fungí en el programa como uno de varios instructores, pero ante el cúmulo de conocimientos que adquirí sobre cómo funcionan en la vida real las empresas y las comunidades con las que interactúan, mi participación fue de aprendiz. Mis agradecimientos van en dirección de quienes hicieron posible que yo fuera parte de tan notable acontecimiento: Roderick O’Connor, del Georgia Institute of Technology, y mentalizador de este; Alfonso Ocampo Londoño, rector de la Universidad del Valle; Reynaldo Scarpetta, decano de la División de Ciencias Sociales y Económicas de esta universidad, y Germán Holguín Zamorano, director del Instituto Colombiano de Administración (Incolda).
Años después, cuando la violencia marxista de los setenta nos sacó literalmente de la universidad estatal, formé parte de un grupo de desalojados que, desde cero, concebimos, diseñamos y pusimos en marcha, con el apoyo de las principales empresas de la región, lo que hoy es la Universidad Icesi, en Cali. Fue allí donde, en mi calidad de Vicerrector, con la colaboración de directivos, administradores, profesores y alumnos, descubrí que mi verdadera vocación era la de educador. Por ello, mi gratitud para Alberto León Betancur y Alfonso Ocampo Londoño, primer y segundo rector de esa universidad; Lucrecia Cruz, secretaria administrativa; Rodrigo Varela, director del Centro de Creatividad Empresarial; Hipólito González, director de Planeación, y, sobre todo, para mis alumnos de pregrado y posgrado que, en mucho, han forjado lo que yo realmente soy.
En 1990, después de una ausencia de casi treinta años, regresé al Ecuador a formar parte del equipo de asesores económicos del presidente Rodrigo Borja. Mi reinserción en las realidades políticas y económicas del país no pudo ser más afortunada. Por encargo del presidente de la República, convoqué y coordiné el trabajo de ocho comisiones conformadas con representantes de los sectores público, privado y laboral que se dedicaron a estudiar una agenda de ocho temas, con el fin de proporcionar al presidente elementos de juicio para la decisión que, a nombre de los ecuatorianos, él debía llevar a la próxima reunión de presidentes de la Comunidad Andina en Caracas sobre si el Ecuador entraba o no en el proceso de conformación de la Zona de Libre Comercio al 31 de diciembre de 1991. Por acuerdos conjuntos entre los tres sectores, los temas que se estudiaron fueron política laboral; promoción del comercio exterior; políticas de desarrollo industrial; política agropecuaria; política arancelaria y mecanismos de integración; eficiencia y simplificación del sector público; política financiera y promoción de inversiones y políticas de transporte, comunicaciones y otros servicios. Con base en los resultados de esta consulta, la decisión que a nombre del país llevó el presidente a la reunión fue afirmativa. En este caso, mis principales reconocimientos son para el expresidente Borja y para Washington Herrera, en aquel entonces secretario general de la Administración Pública, por su permanente apoyo y por haberme dado la oportunidad de participar en un curso de intensa actualización sobre un vasto frente de problemas y aspiraciones que en esos momentos vivían los ecuatorianos. Los agradecimientos siguientes son para quienes fueron, mis instructores inmediatos, entre ellos destaco a Germánico Salgado, Luis Luna Osorio, Carlos Palacios y Marcelo Ruiz, en el sector público; Roberto Peña Durini, Roberto Illingworth, Carlos Rivadeneira, Ignacio Pérez, Neptalí Bonifaz, Diego Gándara, Fabián Corral y Francisco Díaz Garaicoa, en el sector privado, y Fausto Dután, en el sector laboral.
Cumplida mi tarea en el sector público, en 1992 me incorporé al sector privado como director de la Maestría en Administración en la Universidad San Francisco de Quito USFQ. En esta casa de estudios, a más de la dirección de la maestría, he sido decano del Colegio de Administración para el Desarrollo (CAD), decano de Estudiantes y, sobre todo, me he desempeñado como profesor de Economía en los cursos de pregrado y en los de posgrado, incluyendo los del MDI, espacio en el cual vio sus primeras luces este libro.
Han transcurrido veinticinco años de una excepcional y grata estadía. Mi gratitud especial a Santiago Gangotena y a Carlos Montúfar, a quienes les debo el gusto y el privilegio de haber sido parte de la mejor institución de educación superior del país. A Fernando Romo, director del MDI, y a sus asistentes, Alicia Rivera y Gisella Sánchez, quienes han sido soportes clave en mi desempeño docente. A continuación, mi agradecimiento a Gabriela Moreno y Pedro Romero, quienes, cuando se desempeñaron como coordinadores del área de Economía, fueron de gran ayuda en los puntos altos y bajos que acompañaron la escritura de esta obra. En esta misma línea están Pablo Lucio Paredes y Mónica Rojas, decano y coordinadora de la actual Escuela de Economía, por sus siempre presentes estímulos tanto en la escritura de este libro como en su publicación. A propósito de este último pero vital paso, mis sinceros y muy especiales reconocimientos son para Andrea Naranjo y al equipo editorial María José Valencia, Valentina Bravo, Krushenka Bayas, Shirma Guzmán de la USFQ PRESS, más Fabián Luzuriaga y Xavier Lasso, director de la filial ecuatoriana del FCE y Ariadna Vargas, gestora cultural del FCE.
Varias fueron las personas que dentro y fuera de la USFQ leyeron uno o varios capítulos del manuscrito, y cuyos acuerdos y desacuerdos contribuyeron a mejoras concretas en la versión final. Entre los primeros, mis sentidos reconocimientos para Rodrigo Borja, Luis Luna Osorio y Abelardo Pachano; entre los segundos, para Estuardo Gordillo, Magdalena Barreiro, Carlos Freile, Roberto Salem y Jaime Maya.
Acá en Ecuador, al igual que en Colombia, ante la imposibilidad de agradecer de manera individual, a continuación expreso mi gratitud a dos colectividades: mis alumnos en todos los cursos de pregrado y posgrado, y los empresarios con quienes he tenido la oportunidad de trabajar como consultor. Mucho de lo escrito en este libro proviene de lo aprendido en estas amables y fructíferas interrelaciones.
A nivel familiar, los reconocimientos van en dos direcciones. En Quito, mi gratitud para Juan Maiguashca Guevara, quien en sus varias visitas a esta ciudad fue mi interlocutor particular de varias de las ideas que aparecen en numerosas páginas de este libro, y para Lincoln Maiguashca Guevara, que leyó el manuscrito y sobre la marcha hizo correcciones necesarias, exigió precisiones indispensables y sugirió acertados cambios. En Colombia: Ana Fernanda Olano, Manuel Maiguashca Olano y Ana Fernanda Maiguashca Olano, a pesar de la distancia, estuvieron presentes con la especial compañía que solo los propios son capaces de brindar.
Por último, es indispensable dejar constancia de que nada de lo que yo hago en mi trabajo profesional, incluyendo el haber escrito este libro, sería posible si no fuera por el eficaz y eficiente apoyo administrativo y profesional de mi asistente Viviana Zurita. Mis agradecimientos hacia ella no tienen límites.
Franklin Maiguashca Guevara
Noviembre de 2018
ABREVIATURAS
AGD: Agencia de Garantía de Depósitos BCE: Banco Central del Ecuador BIESS: Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social CAV: Corporaciones de Ahorro y Vivienda CCI: Centro de Comercio Internacional CEPAL: Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEREPS: Cuenta Especial de Reactivación Productiva y Social del Desarrollo Científico, Tecnológico y de Estabilidad Fiscal CETCA: Compañía Ecuatoriana del Té CIIU: Clasificación industrial internacional uniforme COMEX: Comité de Comercio Exterior CONCOPE: Consorcio de Consejos Provinciales del Ecuador CONPES: Consejo de Política Económica y Social COOTAD: Código de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización DMQ: Distrito Metropolitano de Quito DNA: Ácido desoxirribonucleico, por su sigla en inglés DNP: Departamento Nacional de Planeación DP: Democracia Popular DTF: Depósitos a término fijo ENAC: Empresa Nacional de Almacenamiento y Comercialización ENEMDU: Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo EMELEC: Empresa Eléctrica del Ecuador EMPROVIT: Empresa Nacional de Productos Vitales ESPAC: Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua FAC: Fondo de Ahorro y Contingencias FAVI: Fondo de Ahorro y Vivienda FBKF: Formación Bruta de Capital Fijo FEIREP: Fondo de Estabilización, Inversión Social y Productiva y Reducción del Endeudamiento Público FEISEH: Fondo Ecuatoriano de Inversión en los Sectores Energéticos e Hidrocarburíferos FMI: Fondo Monetario Internacional FRA: Frente Radical Alfarista GAD: Gobierno Autónomo Descentralizado ICA: Instituto Agropecuario Colombiano ICI: Índice de Comercio Industrial IDH: Índice de Desarrollo Humano IESS: Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social IICA: Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura INB: Ingreso Nacional Bruto INEC: Instituto Nacional de Estadística y Censos INIAP: Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias IPC: Índice de Precios al Consumidor ISD: Impuesto de Salida de Divisas ISI: Industrialización por sustitución de importaciones ISO: Organización Internacional de Normalización, por su sigla en inglés IVA: Impuesto al Valor Agregado MAG: Ministerio de Agricultura y Ganadería MAGAP: Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca MCPEC: Ministerio de Coordinación de la Producción, Empleo y Competitividad MIP: Matriz Insumo-Producto MNA: Medidas no arancelarias MSP: Ministerio de Salud Pública OCP: Oleoducto de Crudos Pesados OMC: Organización Mundial del Comercio ONG: Organizaciones no gubernamentales ONUDI: Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial OPEP: Organización de Países Exportadores de Petróleo PEA: Población Económicamente Activa PIB: Producto Interno Bruto PNUD: Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo PRONAREG: Dirección de Regionalización Agraria PSC: Partido Social Cristiano PVP: Precio de venta al público ROE: Rentabilidad sobre el patrimonio, por su sigla en inglés SENDAS: Servicios por un Desarrollo Alternativo en el Sur SNDPP: Sistema Nacional Descentralizado de Planificación Participativa SPNF: Sector Público no Financiero SRI: Servicio de Rentas Internas SRH: Sistema de Responsabilidad de los Hogares TCP: Tratados de Comercio Preferencial TEP: Tasa Efectiva de Protección TTCP: Tratados de Comercio Preferencial TLC: Tratado de Libre Comercio UASB-E: Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador UNCTAD: Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrolllo, por su sigla en inglés UPA: Unidades de producción agropecuaria UPAC: Unidad de Poder Adquisitivo Constante USAID: Unidad de Poder Adquisitivo Constante UVR: Unidad de Valor Real