Poesía digital

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Pero, por lo que a mi se refiere, no veo en esto ningún mal; y creo encontrar en ello ciertas ventajas para la literatura. Esta proliferación de imágenes fotográficas de la que hablaba, podría indirectamente acabar beneficiando a las letras (entiendo por ello, las Bellas Letras, o, más bien, las Letras verdaderamente Bellas). Si la fotografía y sus conquistas del movimiento y del color, por no hablar del relieve, nos desaniman para describir lo real, tambien nos recuerdan los límites del lenguaje articulado, y nos aconsejan a nosotros, los escritores, un uso absolutamente ajustado a la propia naturaleza de nuestros medios2.
Es decir, Valéry presenta, no sin cierta ironía, las “desventajas” que se pueden derivar de una proliferación de la imagen fotográfica sobre la letra como una oportunidad de reajuste del sistema literario: la aparición de esta nueva tecnología que era entonces la fotografía obligaría a la literatura a autoexplorarse, a esforzarse en ello y a ensanchar sus márgenes produciéndose, de rebote, un producto más destilado, más perfecto.
Valéry no olvida, sin embargo, las posibilidades ventajosas inherentes a la nueva herramienta. Y lo hace desde el punto de vista de la comprensión de la realidad: “Podemos, por ejemplo, distinguir, aunque sea a grandes rasgos, la manera de andar de la gente, pero no percibimos en absoluto su postura en esa fracción de segundo en que alarga el paso. La fotografía, sin embargo, con sus recursos, el ralentí o el aumento, nos la revela”3.
Desde este punto de vista, y teniendo en cuenta que cualquier manifestación artística es un intento de aproximación a la comprensión del mundo, las nuevas herramientas, por tanto, incorporan nuevas visiones de la realidad porque hacen posible poner de manifiesto aspectos existentes de esta pero imposibles, tiempo antes, de expresar con tanta exactitud. La complejidad de lo que nos rodea será captada con una mayor profundidad gracias a la “nueva herramienta”. Esta profundización por parte del artista gracias a la mirada que le ha proporcionado la nueva posibilidad tecnológica de creación le tendría que llevar a una reflexión sobre la propia práctica artística o literaria, y a producir nuevos discursos aprovechables para comprender (para leer) estas nuevas maneras de observar el mundo. El sistema se reajusta, crece, mejora... La realidad, la intuimos más compleja y, por tanto, más complicada de abarcar.
Con la aparición de la fotografía algunos miedos se mostraban similares a otros más nuevos y actuales, los relacionados con el entorno digital y la literatura. El miedo a la desaparición de las letras (matizado más arriba por Valéry) o la euforia desmesurada por las posibilidades de expressión de la nueva tecnología (que veremos con más concreción en la cita de Benjamin que sigue), son debidamente ponderados por ambos intelectuales y creadores: “‘El analfabeto del futuro no será quien desconozca la escritura, sino quien desconozca la fotografía’, se ha dicho. ¿Pero no es más analfabeto el fotógrafo que no sabe leer sus propias imágenes?”4.
Ya hace unos cuantos años que desde un sector de la comunidad académica formada por los estudiosos, creadores y docentes relacionados con las humanidades se observa como el entorno digital influye sobre el hecho literario y estos ejemplos nos sitúan de lleno en la necesidad de conocer, de primera mano, estas nuevas posibilidades de creación. La posición intelectual que se toma en este sentido, sin embargo, no siempre es la que apuntan Benjamin y Valéry.
El acercamiento crítico a las humanidades digitales tendría que obrar desde la observación, descripción y reflexión del fenómeno literario en el entorno digital según el corpus teórico existente relacionado con la hermenéutica del discurso literario. Necesitamos una mirada analítica hacia las propias prácticas artísticas al tiempo que vinculada a una comunidad global por parte de los creadores digitales y una voluntad de aportar una dimensión pedagógica moderna, actual, útil y valiosa de los estudios literarios para los tiempos que corren en lo relativo a la docencia. Estas son las características fundamentales que se habrían de vincular, en estos momentos ya bien entrado el siglo XXI, al campo del saber relacionado con los estudios literarios y las tecnologías digitales.
LITERATURA DIGITALIZADA
Cabe distinguir, en primer lugar, aquellas obras literarias en las cuales el fenómeno digital no produce un cambio significativo en el artificio literario de aquellas que se encuentran completamente removidas por el medio digital. Entre las primeras, la literatura digitalizada hace evidente la influencia de los cambios devenidos en la era digital sobre el hecho literario en general, pero ni el texto ni la manera de leerlo se ven alterados en profundidad. En estos casos, la digitalidad no transforma tanto las obras literarias como otros fenómenos que las acompañan, relacionados, por ejemplo, con su difusión o con el público lector. Estas obras se pueden desvincular del entorno digital para poder ser leídas; otra cuestión es si esta desvinculación empobrece aquello que supone la implementación de estas obras en formatos digitales, audiovisuales o en ambos.
Un ejemplo de literatura enriquecida por el medio digital es el libro de poemas Unlimited Sobrassada que ha diseñado Ubicuo Studio5. Es un libro de poesía ilustrada para iPad del poeta Jaume C. Pons Alorda y el ilustrador Tòfol Pons. De los poemas seleccionados por el autor, el medio digital posibilita la traducción instantánea del original en catalán a cuatro lenguas (castellano, inglés, francés e italiano), podemos leerlos y escucharlos recitados por el poeta de manera sincronizada, ver vídeos donde el poeta recita los poemas en diversos lugares, ver al ilustrador pintando un mural en Ciutadella, manipular los dibujos o compartir la experiencia lectora a través de las redes sociales. En la misma línea, el poemario Diamond Bird6 de Rocío Álvarez Albizuri incluye, además, videopoemas y contacto directo con la autora justo en el momento en el cual estamos leyendo (o escuchando, o viendo) el poema. El último libro de poesía para iPad de Ubicuo Studio es Infmit 7 que recupera en el proceso lector, gracias al medio en el que lo leemos, aspectos conceptuales propios de la poesía de Màrius Sampere8 y que conectan con la tradición poética occidental desde las vanguardias, como por ejemplo el acceso aleatorio, el azar y el discurso infinito.
Estos tres ejemplos resultan muy ilustrativos de cómo el medio digital puede expandir o enriquecer la experiencia lectora de la poesía. El texto, sin embargo, no se ve transformado, sino, más bien, amplificado de una manera que, si lo observamos detenidamente, retorna a la poesía prácticamente a sus orígenes, en los tiempos de la importancia de la voz y la representación recitativa. Este hecho de poder escuchar el poema en cualquier momento y situación, es decir, de manera asincrónica, es relevante pero no es nuevo en absoluto. Solo hay que recordar cómo la aparición de las grabaciones transformó la recepción de la poesía sonora9:
La relació entre la poesia i l’electrònica neix des del moment que els aparells electrònics estan a l’abast del públic, és a dir, cap a 1950. Tot i que als anys 40 ja es feien gravacions en magnetòfon tant a estudis de ràdio com a discogràfiques, no será fins que aquests aparells es popularitzen que la poesia els comença a utilitzar. [...] De fet, sense tecnologia no es pot parlar pròpiament de poesia sonora; la tecnologia està gravada en el seu codi genètic. El magnetòfon i la possibilitat real de multiplicar la veu del propi poeta, sobreposar pistes (en estudi i en directe) i de manipular la cinta, (tallant i enganxant, manipulant la velocitat, afegint-hi efectes) creen un nou gènere que se separa molt del primitivisme de la poesia fonètica i que definitivament dóna una estocada mortal al que Henri Chopin anomenava la civilització del paper. La poesia sonora, com el text-sound suec, desplaçva l’escriptura a l’estudi de gravació i a l’execució en directe i eliminava el llibre com a suport de transmissió10.
Además, el contacto directo con los autores sitúa la experiencia de lectura en el ahora y el aquí, recuperando a los lectores la sensación de texto compartido que con frecuencia se tiene con la asistencia a recitales o a lecturas públicas poéticas. De hecho, es como volver a hacer pública una experiencia de lectura poética que se había vuelto íntima e individual, tal vez por los cambios sociales ocurridos en una determinada época y no por las características del texto poético en sí. Como explican Eduard Escoffet y Lis Costa:
La poesia pública, per dir-ho amb un terme que no distingeix entre tradició i avantguarda, beu de les novetats tecnològiques per tornar als orígens, i els mateixos avenços tecnològics li obren actualment les portes a una major vigència pel fet de ser una pràctica creativa efímera, una forma artística que es desenvolupa en viu.
La poesia pública no busca la decoració d’un text, sinó que l’amplifica i reubica els plans de l’escriptura i la lectura i, en certa mesura, multiplica els nivells de lectura. És a dir, desplaça l’escriptura a l’acte públic (damunt de l’escenari) i desplaça la lectura a la presencia efímera (limitada a un espai i a un moment concrets, sense possibilitat de tornar al text, fora de la pròpia memòria del lector). El so, el gest i tots els elements extratextuals han de ser interpretats (executats per una banda i llegits per una altra) i el poema n’és la suma i la confluència. La informació circula fragmentada per més d’un canal; el poema és el conjunt. No es tracta, doncs, de redundar en el discurs, sinó de fer-lo més complex11.
Esta manera enriquecida de leer poesía la podríamos considerar, por tanto, incluso más “tradicional” que la poesía en papel, si tenemos en cuenta que los poemas frecuentemente han sido textos compartidos más que textos de lectura individualizada.
No son solo los textos poéticos de poetas actuales aquellos que se ven beneficiados de su implementación en el entorno digital. Autores clásicos como, por ejemplo, William Shakespeare, T.S. Eliot o Octavio Paz, también tienen cabida en los dispositivos móviles: los Sonnets, The Waste Land y Blanco son las obras de estos autores que ahora mismo podemos leer en el iPad de manera enriquecida, pero cada vez son más las iniciativas lectoras para dispositivos móviles digitales. The Waste Land y The Sonnets, ambos diseñados por Touch Press12, contienen las lecturas anotadas de las obras, grabaciones en audio y video, manuscritos originales de los poemas en el caso de Eliot y la primera edición digitalizada de los sonetos de Shakespeare, además de lecciones a cargo de expertos en los dos autores. En Blanco, en cambio, el soporte digital, además de hacer posible que los lectores podamos observar el manuscrito original, fotografías, documentos, audios y vídeos hace realidad la concepción primigenia de Paz al escribir el poema, ya que permite todas las lecturas que él había imaginado.
Por todas estas ventajas del soporte digital para el lector de poesía, la literatura infantil y juvenil tiene en los dispositivos móviles al aliado perfecto para conectar con los pequeños o jóvenes lectores. La poesía infantil no se queda atrás en apps para dispositivos móviles y, además de los libros de rimas parecidos a los álbumes ilustrados pero interactivos como The Cat in the Hat13 (un clásico anglófono de las rimas infantiles), podemos encontrar selecciones como If14, con una magnífica antología para niños de 270 poemas clásicos recitados por personalidades conocidas del mundo del cine y organizados por temas y edades. La manipulación obligada en la lectura que piden los últimos dispositivos móviles táctiles hace de estas obras infantiles una puerta de entrada más compleja y enriquecida en el mundo lector ya que se mantiene el hecho de tocar que encontramos en los libros infantiles en papel, tan relevante en los primeros años de aprendizaje, y se amplía con la posibilidad de escuchar sonidos y palabras, observar movimientos o rayar y colorear sin fin.
El enriquecimiento que frecuentemente experimenta la literatura en el entorno digital (literatura digitalizada) hace evidente cuáles son los aspectos esenciales en la nueva dimensión que adquiere la literatura en el medio electrónico como, por ejemplo, la mixtura de diferentes tipos de lenguajes (oral, escrito, audiovisual, cinético...) o la mirada, por eso, ahora más poliédrica y compleja sobre la traducción de obras y su posterior difusión. Y todo eso, teniendo muy en cuenta a la figura del lector, porque en el espacio digital la comunidad de lectores tiene un protagonismo absolutamente renovado. Sin embargo, la poesía digitalizada enriquecida no es lo mismo que la poesía nacida digital, como veremos seguidamente.
LITERATURA DIGITAL: LA POESÍA DIGITAL O ELECTRÓNICA
Se denomina literatura digital a la creación literaria realizada con medios electrónicos y/o nacida en el entorno digital que aprovecha las herramientas propias de este entorno (código, red, tiempo, espacio, imagen, sonido, movimiento, enlaces...) para ser. Es decir, las herramientas digitales y electrónicas son usadas por los escritores para conseguir unas finalidades estéticas determinadas en la creación literaria y en ningún caso trasladables a un soporte en papel. Se trata, así pues, de obras literarias que no se pueden desvincular del entorno digital o electrónico en el cual han nacido para poder ser leídas en su globalidad y complejidad. Las obras literarias digitales ponen de relieve algunos aspectos metaliterarios e, incluso, paraliterarios, que nos comprometen a reformular y a repensar aspectos fundamentales de los estudios literarios como, por ejemplo, la cuestión de la autoría, la influencia del contexto, el papel, efecto y significado de las figuras retóricas, del tiempo y del espacio en la obra poética y otros aspectos más históricos como los géneros, la lectura, la escritura-creación y la traducción.
A la literatura digital, los diferentes críticos y estudiosos, se han aproximado desde puntos de vista y tradiciones diferentes y han remarcado diversos y relevantes aspectos del nuevo medio y de las nuevas textualidades en el seno del entorno digital. En este breve estudio introductorio a la poesía digital apuntaremos solo algunos aspectos fundamentales de las teorías relacionadas con el texto literario digital.
La literatura como producto cultural que se sirve de las herramientas y del entorno digital para existir, es decir, la literatura electrónica15 o literatura digital, ya hace algunas décadas que se estudia puesto que disponemos de multitud de creaciones de este tipo y porque, como veremos, el término hipertexto (en el entorno digital, o no) se puede considerar el concepto clave que designa un fenómeno textual relativamente antiguo.
George P. Landow16, profesor de Lengua inglesa e Historia del arte en la Brown University, se considera uno de los pioneros en teoría y crítica del hipertexto y uno de los primeros introductores del hipertexto para la enseñanza superior con su proyecto The Victorian Web. Hypertext: The Convergence of Contemporary Literary Theory and Technology17 (Landow: 1992) supone también un hito en el estudio académico de la escritura de los textos en el entorno digital, usando las potencialidades de este entorno. Tanto esta obra como los posteriores estudios de Landow sitúan a la teoría hipertextual en conexión con la corriente de la crítica postestructuralista, relacionándola con autores como Derrida o Barthes pero, al mismo tiempo, con una amplia perspectiva que incluye desde Wittgenstein a Genette, las teorías de la recepción lectora o la reflexión teórica sobre las figuras retóricas en el marco digital. Toda su producción crítica sobre literatura digital la podemos encontrar revisada y ampliada en el muy recomendable Hypertext S.O: Critical Theory and New Media in an Era of Globalization publicado en el año 2006 por la John’s Hopkins University Press. Landow, además, es el autor de diversas obras hipertextuales para la enseñanza de la literatura como por ejemplo The Dickens Web, The In Memoriam Web y Writing At The Edge18. Con todo, es el proyecto The Victorian Web el material hipertextual más antiguo (año 1987) en el cual Landow participó como principal motivador e investigador. El proyecto ha sido traducido al francés y al español. Otros estudiosos de la literatura en el nuevo medio digital que han profundizado en las características de esta clase de textos son Espen Aarseth19 (1997) y N. Katherine Hayles20 (2008), los cuales acuñan los términos “ergodicidad” y “tecnotexto” respectivamente para caracterizar y definir el texto literario digital.
El término “ergodicidad” (“nontrivial effort is required to allow the reader to traverse the text. If ergodic literature is to make a sense as a concept, there must also be nonergodic literature, where the effort to traverse the text is trivial, with no extranoematic responsibilities placed on the reader except (for example) eye movement and the periodic or arbitrary turning of pages21”) hace referencia a una característica que podemos encontrar en cualquier tipo de textos, sean digitales o no y, en cambio, la definición de Hayles de “tecnotexto” implica plenamente las potencialidades del medio digital, porque exige una mirada específica para esta clase de literatura totalmente empapada de las posibilidades del medio donde se desarrolla: el medio electrónico. En la literatura digital la forma y el contenido se influyen mútuamente. Giovanna Di Rosario en Electronic poetry: understanding poetry in the digital environment22 compara ambos enfoques sobre el texto literario digital y llega a la conclusión de que:
It can be argued that Aarseth’s typology of media position offers us a richer map than Hayles’s thematic schema of materiality, but for the purpose of this study the specificity of the medium appears to be one of the main points in order to understand how and if poetry is being modified by the “new” medium. Moreover, while Aarseth’s typology provides also blank gaps that have to be filled in -a potential text that does not exist yet- the typology I will propose in this thesis takes into consideration only the existing different forms of electronic poetry. In order to do that I will consider the specificity of the digital medium and see if and how those characteristics mark the electronic poems23.
Di Rosario tiene en cuenta, también, el punto de vista de teóricos como Philippe Bootz (“Digital Poetry: From Cybertext to Programmed Forms”: 2006) o Noah Wardip-Fruin (“Understanding Digital Literature”: 2005) los cuales consideran que no se puede hacer un análisis completo de la literatura digital sin tener en cuenta el lenguaje de programación, es decir, lo que hay detrás del texto literario digital o, dicho en otras palabras, cuál es el algoritmo y cómo se comporta el código que lo sostiene. El hecho de tener en cuenta el código en las obras digitales es una reflexión crítica que está estrechamente relacionada con la poesía generativa o creada por el ordenador, con una larga tradición ligada a algunos aspectos de los movimientos literarios y artísticos de las vanguardias, como el Dadaismo o algunas prácticas de escritura de los surrealistas. Sin embargo, Di Rosario considera que el objetivo del análisis de textos no ha de ser otro que el de hacer más leíbles los textos analizados y, para eso, no es absolutamente necesario entrar en el análisis del proceso de creación del poema desde el punto de vista del código.
Giovanna Di Rosario elabora una categorización del poema digital atendiendo al medio y, al mismo tiempo, a su caracterización en lo que se refiere a la forma y al contenido. Analiza 35 poemas digitales desde esta perspectiva y, además, incluye aspectos descriptivos referentes a los autores de los poemas. El magnífico análisis de Di Rosario, sin embargo, nunca pierde de vista la poeticidad de los textos que presenta y nos los hace llegar con un evidente talante didáctico en el cual la legibilidad de los poemas electrónicos ocupa un lugar central, fundamental. Electronic poetry: understanding poetry in the digital environment24 es, sin duda, un texto de referencia para el estudio de la poesía digital.
Como se puede observar, el acercamiento al fenómeno literario en el entorno digital es complejo y diverso. Con un evidente afán didáctico, Laura Borràs, (Textualidades electrónicas, Borràs: 2005)25, elabora un muy práctico, al tiempo que rigurosísimo, compendio crítico del aparato conceptual relacionado con las textualidades electrónicas, desde las definiciones del término hipertexto, concepto que se considera la piedra angular de la teoría literaria relacionada con la literatura y el entorno digital, hasta la categorización de los géneros literarios digitales. Desde la definición de hipertexto como “escritura no secuencial” acuñada por Nelson en el año 1965) Borràs enumera veinticinco definiciones o caracterizaciones diferentes de este término, hecho que da testimonio de la complejidad intrínseca del fenómeno mencionado. Esta complejidad hace que no podamos referirnos al término hipertexto de manera unívoca, sino que es un concepto que abraza cuatro dimensiones de una realidad con puntos de contacto:
Así, el hipertexto es, al mismo tiempo:
• Un modelo teórico: una propuesta de organizar la información para que se pueda leer siguiendo relaciones asociativas y no solo secuenciales.
• Una abstracción: define de una manera ideal en la cual toda la cultura escrita producida por la humanidad podría estar al alcance de los usuarios en un universo telemático, el ciberespacio.
• Un tipo de programas informáticos que sirven para crear documentos digitales susceptibles de ser leídos por la vía de las relaciones asociativas.
• Los documentos digitales resultantes26.
Si el término hipertexto que, a priori, es el más usado y conocido al relacionar entorno digital y literatura presenta esta variedad de definiciones y conceptos, no resulta menos compleja la caracterización y la designación general de las textualidades generadas en el seno del entorno digital. Laura Borràs expone, en un utilísimo estado de la cuestión totalmente válido a dia de hoy27, los diferentes nombres usados a lo largo de estos años para la literatura creada para un entorno electrónico o digital. Da cita allí de once términos, todos diferentes, fundamentados, justificados y usados en diversas publicaciones especializadas, más o menos controvertidos, acertados o exitosos, según el caso: literatura/textualidad digital, literatura/textualidad electrónica, literatura hipertextual, hiperliteratura, ciberliteratura (y, en consecuencia, cibertexto, siendo esta una de las definiciones que más induce a la confusión “en la medida en que [...] la cibertextualidad ha sido definida como ‘a perspective in all texts’, eso es, una perspectiva que tiene en consideración y explota la funcionalidad de todo tipo de textos, lo cual significa que la cibertextualidad no debe ser aplicada solo a los textos digitales, sino a todas las posibilidades textuales28”), literatura hipertextual, hiperliteratura, literatura ergódica, literatrónica, multicourse literature, blended genre y web texts. Para las variadas manifestaciones concretas y diferenciadas de la literatura digital (lo que tradicionalmente denominaríamos los géneros literarios) los términos ficción hipertextual, ficción interactiva, ciberdrama e hiperdrama parecen respetar la clasificación tradicional de los géneros narrativo y dramático, respectivamente. Sin embargo, en lo que se refiere a la poesía, la cantidad de nombres se multiplica y, mientras hace referencia a los términos recogidos por Jorge Luiz Antonio, Alain Vuillemin y Espen Aarseth, Borràs recopila cuarenta y ocho nombres diferentes:
Jorge Luiz Antonio presentó un exhaustivo resumen en Slope: Cin(E)Poetry, Click poetry, Computer poem, Cyberpoetry, Cybervisual, Diagram-poem, Digital Clip-poem, Digital poetry, Electric word, Electronic poetry or e-poetry, Holopoetry, Hypermedia poetry, Hypertextual poetry, Infopoetry, Internet poetry, Interpoetry or hypermedia interactive poetry, Intersign poetry, Network hypermedia, New media poetry, New visual poetry, Palm poetry, Permutational poem, Pixel poetry or pixel poetics, Poem-on-computer, Poetechnic or digital poetics, Text-generating software, 3D transpoetic, Vieopoetry, Videotext, Virtual poetry or vpoem cuya última versión es consultable en la sala de lectura de Hermeneia. También Alain Vuillemin ha recogido términos para referirse a esta realidad como: poesía latente, virtual, inmaterial, digital, interactiva, informática, electrónica, mediática, pan-mediática, hipermediática, multimedia, hipermedia, o la web-arte, la web-poesía, la web-creación, la e-poesía, la clic-poesía, o la ciberpoesía. Y Espen Aarseth por su parte utiliza el concepto “poegram”29.










