Poesía digital

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¿Por qué esta gran variación en los nombres que designan a los textos poéticos en el entorno digital? ¿Qué tendrá la poesía que la hace tan diversa en su denominación en el medio digital?
PANTALLAS MÓBILES Y LITERATURA DIGITAL
Hoy por hoy, la literatura digital se considera todavía un fenómeno desconocido, solo consumido por la comunidad académica o por los artistas relacionados de alguna manera con las humanidades digitales. Pero con la aparición de multitud de dispositivos móbiles, parece que la literatura digital está encontrando atajos para acercarse cada vez más a lo lúdico y a lo colaborativo, más conectado a un público general. La capacidad de transportar las obras a dondequiera que vayamos en nuestros teléfonos y tabletas táctiles, tal y como pasa con los libros de papel, libera a la literatura digital de soportes más estáticos que requieren espacios específicos, como por ejemplo la computadora. Y es que es esta percepción de trasportabilidad y manipulación que tiene el libro a la cual estamos acostumbrados como lectores y, por más que la lectura en la computadora sea interactiva, la disposición lectora depende de una conexión fija e inamovible que hace que la percibamos más estática.
Aparte de eso, los dispositivos móviles con conexión a Internet ya forman parte del imaginario de ocio y de cultura de una buena parte de la población y son especialmente relevantes para la gente joven, la cual se socializa y conforma su propia identidad con la ayuda de estos dispositivos. Las creaciones de literatura digital tienen en cuenta el nuevo panorama de dispositivos portátiles desde los últimos cinco años. Encontramos, en esta clase de soportes, obras de ficción interactiva o hipermedias colaborativos muy reseñables, más abundantes y más cercanos, pongamos por caso, al mundo del videojuego, pero también algunas obras de poesía digital.
Dreaming Methods30, la factoría creativa que Andy Campbell comenzó en el año 1999, ha emprendido hace poco el camino de la creación de obras de literatura digital para dispositivos móviles. Este escritor, en colaboración con otros escritores y con algunos artistas digitales, ya ha diseñado una serie de relatos interactivos multimedia que podemos leer en nuestro dispositivo móvil, teléfono o tableta táctil. La obra colaborativa con más difusión de esta propuesta creativa es Inanimate Alice31, una narración enfocada al público juvenil que dispone ya de la traducción del original a diversas lenguas y que va acompañada de una propuesta didáctica muy interesante completamente pensada para las nuevas generaciones de aprendices. Otro proyecto de ficción interactiva que hay que tener en cuenta es The Silent History32 que nos narra la historia de una generación de criaturas nacidas con la misteriosa particularidad de que no hablan, la generación de los “silentes”. Esta historia se nos cuenta, por medio de una trama con capítulos geolocalizados en mapas reales que se va enriqueciendo y va aumentando semanalment con nuevas expansiones narrativas elaboradas por los lectores a medida que transcurre la ficción: se trata, por tanto, de una ficción interactiva colaborativa. Pero una de las primeras obras de narrativa hipermedia que pudimos leer en tableta táctil es Strange Rain33 (2010), de Erik Loyer34, un escritor digital que hace tiempo que explora la imagen, el sonido y el movimiento en ficciones interactivas táctiles. Especialmente destacable es esta novela breve para iPad, una narración fragmentada, un monólogo interior expresado en fragmentos de pensamiento y en la lluvia que cae sobre la cabeza del protagonista y sobre nuestras cabezas, si lo queremos, al leerla.
A caballo entre la poesía y la narrativa electrónicas para dispositivos móviles encontramos la obra de Aya Karpinska35 Shadows never sleep36. Aunque la autora la considera una obra de “zoom narrative” es el efecto de la obra fragmentada y el dispositivo móvil en el que la leemos, acompañada de las imágenes de las sombras, lo que la convierte en una especie de híbrido genérico. Karpinska interconecta las narraciones y los cuentos tradicionales (estructuras formales repetitivas que varían) y, por tanto, la literatura infantil (con todo lo que implica esta en lo que se refiere al juego: rimas, repeticiones, aliteraciones fonéticas y gráficas...) con el medio digital portátil y táctil, resultando así esta interesante obra literaria, un poco inquietante y cercana al misterio. Karpinska, en otras obras, “deconstruye el espacio de la escritura37” y también lo hace en esta, cosa que provoca en el lector un evidente efecto de percepción poética.
En el caso de la poesía electrónica y de los dispositivos móviles, cabe destacar el fuerte vínculo que se evidencia entre las obras más relevantes al alcance y la corriente poética relacionada con la poesía visual y sonora presente desde las vanguardias. Así P.o.E.M.M. (Poetry for Excitable Mobile Media38) un proyecto de Jason Edward Lewis y Bruno Nadeau aúna la creación poética con la experimentación sobre la literatura digital y su relación con el arte, ya que las obras poéticas que lo componen se muestran en los dispositivos táctiles pero también en instalaciones artísticas. Las obras son, en cierta manera, colaborativas, ya que diversos escritores digitales han contribuido en ellas, pero quieren ser, sobre todo, un ejercicio de lectura capaz de abrir un proceso de reflexión (y de manipulación, de observación, de debate...) en los lectores.
Uno de los autores de poesía digital que hace más tiempo que se dedica a la creación de obras para dispositivos móviles es el austríaco Jörg Piringer, con una relevante y bastante difundida obra y con una voluntad didáctica y divulgativa evidentes. Jörg Piringer39 se dedica a la poesía visual y sonora, es miembro del Instituto para la Investigació Transacústica (Institute for Transacoustic Research40) y miembro de la Orquesta Vegetal (The Vegetable Orchestra/Das erste Wiener Gemüseorchester41). Sus proyectos son múltiples y variados y van desde la performance poética hasta la creación de apps de poesía sonora y visual, pasando por la elaboración de programas relacionados con la música y los samplers de sonidos, útiles para los poetas sonoros.
Esta dimensión social y colectiva, el afán de poner al alcance la creación digital, está presente en toda la trayectoria creativa de Piringer. De hecho la performance pública42 es una de las prácticas poéticas que Piringer suele llevar a cabo, cosa que muestra la estrecha conexión de algunas formas de la literatura digital con el arte (o el net.art) y el espectáculo (o el audiovisual). Su activismo poético lo lleva, además, a la creación de herramientas digitales43 al servicio de la poesía sonora o de la música concreta de la cual también participa en la Orquesta Vegetal44. Una mención especial merece la app Ünimator45 con la cual podemos crear nuestros propios poemas visuales con movimiento y sonido sin tener que conocer ninguna tecnología, de una manera puramente intuitiva solo con el manejo de nuestra tableta digital o teléfono inteligente.
abcdefghijklmnopqrstuvwxyz46 y konsonant47, son dos poemas digitales para teléfono móvil y tableta digital que juegan con el movimiento, el sonido, la forma y la medida de las letras, dejando al lector la libertad máxima para manipular la obra y, así, producir nuestros propios experimentos de poesía visual-tipográfica y sonora.
En abcdefghijklmnopqrstuvwxyz las letras del alfabeto se mueven por la pantalla según la fuerza de la gravedad, como si fueran vehículos, como pájaros o como grillos. Mientras se mueven, cada una de ellas suena con el sonido que le es propio, pero con una intensidad y un ritmo diferentes de acuerdo con el personaje que representan: las letras-vehículo se mueven con un repetitivo sonido de motor antiguo y cuando chocan entre ellas desaparecen; los grillos corren rápidos y temblorosos, como insectos, y no “cantan” hasta que se encuentran; los pájaros suenan sin parar mientras vuelan y se unen en bandadas y las letras caen según las leyes de la gravedad atendiendo a su peso y a su velocidad, aunque podemos hacer que se paren o circulen más deprisa moviendo nuestro dispositivo móvil. En cualquier caso, podemos luchar contra las letras del alfabeto y eliminarlas con bombas y flechas o capturarlas con nuestros dedos y llevarlas donde queramos. Además, podemos controlar la intensidad del sonido y las marcas que dejan las letras sobre nuestra pantalla, con fondo blanco. Podemos fotografiarlas si queremos y, por tanto, nos es posible dibujar con ellas, así como jugar con sus sonidos de manera constante. La mezcla de sonidos depende de nuestra elección de las letras y de la manipulación a la que las sometemos. La tipografía en abcdefghijklmnopqrstuvwxyz está viva, pero siempre la podemos controlar de alguna manera.
konsonant, en cambio, es un poema visual con un gran peso de la música (Jörg Piringer lo califica de “juguete sonoro”), una mayor elaboración en los movimientos y, por tanto, una mayor limitación de nuestro campo de acción como lectores. Consta de cuatro posibilidades de manipulación de algunas letras: la primera consiste en trazar caminos por donde transitan la M, la N y la O que suenan según la intensidad y la forma de nuestro trazo y, si se encuentran, se desdibujan y suenan de manera diferente, más nasales; la segunda nos permite eliminar las letras que surgen de una nube creadora de letras con nuestras “armas” que son las H, X y Z; la tercera posibilidad nos permite construir máquinas y mecanismos con la C, F, H, J, L y M para gestionar la constante fabricación de letras por parte de la nube-creadora y la última posibilidad nos muestra un circuito en red en el cual podemos trazar diferentes itinerarios por las diversas R (R, r, R, r, R, r) marcando en los nodos que se entrecruzan las alteraciones que deseemos en el movimiento, como por ejemplo el sonido, la velocidad, la repetición, un efecto sorpresa, etc. A estas cuatro variantes hemos de añadirles la posibilidad de escuchar como banda sonora y, por tanto, “sampleados”48 los sonidos que nuestro juego va produciendo con las consonantes: las quince pistas musicales creadas por Piringer que, además, nos anima a compartir con él nuestras propias mezclas.
Sin duda, estas dos obras de poesía digital táctil (poesía visual, tipográfica, sonora, juego sonoro) son sobre todo juegos: nos permiten manipular, destruir, recomenzar tantas veces como nos plazca, grabar imagen y sonido, trazar dibujos y garabatos, masacrar letras o construir máquinas que las manufacturen e incluso elaborar un circuito “e-letra-trónico”49 a nuestro gusto. Jugar es el sentido que tiene la obra. El significado es la mezcla del componente visual y sonoro, el ritmo del sonido y el ritmo del movimiento para la manipulación creativa del poema.
En este caso, el medio electrónico posibilita la relectura infinita del poema pero cada relectura es una obra nueva y, por tanto, el lector participa plenamente de ella. Esta lectura-juego de la poesía de Piringer a través de los dispositivos móviles evoca los aspectos originales de la poesía sonora y visual: lo efímero, la aleatoriedad, lo antiacadémico alejado del intelectualismo y lo lúdico. El móvil y la tableta son, en este caso, el espacio potencial de la performance virtual, de una performance, eso sí, diferida en el tiempo, en el espacio, efímera pero recuperable en parte. Y aunque se pierde la posibilidad de compartir el tiempo y el espacio en directo, el espectáculo ha tenido lugar para el lector que, además, ha formado parte de éste. El caso de Piringer es un magnífico ejemplo para la reflexión sobre como se influyen literatura electrónica y soporte, y como esta ya “antigua” poesía digital esta evolucionando con rapidez. Admitir que el soporte en el cual la encontramos es algo que afecta a la obra literaria en aspectos esenciales puede significar aceptar que los lectores sufrimos un proceso de identificación de la obra con su soporte, del cual es difícil sustraerse. Por ejemplo, la última creación de Piringer es Tiny poems50, poemas concretos mínimos para dispositivos móviles en general, pero más concretamente pensados para la última invención de Apple, el reloj AppleWatch. Com vemos, el soporte digital, también orienta al artista de alguna manera y, sin duda, conforma la obra en algunos aspectos.
Además de esta última literatura digital que nace en el seno de la proliferación de dispositivos móviles capaces de reproducirla, no podemos obviar que, aunque a veces parezca que la realidad es más potente que la enseñanza reglada, con frecuencia somos los enseñantes quienes hemos de preocuparnos por incorporar realidades nuevas a nuestra práctica docente. Y si hablamos de la literatura, el sistema educativo permite pocos episodios de lucidez en lo que se refiere a la investigación en el campo de las humanidades y, más todavía, en lo que se refiere a las humanidades digitales. Por eso, sería necesario valorar este campo de la investigación científica, el de las humanidades, como un espacio de conocimiento fundamental para sobrevivir en un mundo global en el cual el renovado poder de las palabras, como elemento de comunicación y de consumo, se ha aliado con los códigos sonoro, cinético y audiovisual en el espacio digital.
Los docentes, pues, hacemos lectores y la alfabetización digital y las nuevas formas de la literatura tendrían que ser una parte importante del currículum de nuestros escolares, desde la educación infantil hasta la finalización de la formación obligatoria y también, muy especialmente, en todos los grados relacionados de alguna manera con el estudio de las humanidades hasta los estudios de posgrado y doctorales. En el Estado español, al frente del estudio de la confluencia entre literatura y digitalidad, el grupo de investigación de la Universitat de Barcelona Hermeneia: estudis literaris i tecnologies digitals51 reúne, desde el año 1999, a una comunidad de docentes, alumnos y creadores de carácter internacional y, por eso, se ejerce allí la investigación desde la primera línea y en conexión con las comunidades científicas europeas y americanas de este campo de estudio de la literatura. El Máster en Literatura en la era digital que Laura Borràs dirige en la Universitat de Barcelona, encabeza la maestría de lo que en Europa y en los EEUU se denomina Digital Humanities disciplina que, habitualmente, se incluye dentro de los Estudios Literarios ya que no hay ninguna otra oferta de estudios de Máster centrados en la observación y el análisis del fenómeno literario en la encrucijada tecnológica actualmente en el Estado español. Tanto en Hermeneia como en el Màster en Literatura en la era digital, el estudio de la influencia del entorno digital en el hecho literario toca tanto la reflexión teórica y la hermenéutica, como los ejercicios prácticos de traducción y creación, así como la aplicación didáctica de este fenómeno para la enseñanza de la literatura y el estudio conjunto de las textualidades electrónicas codo a codo con los creadores e investigadores de esta disciplina52.
¿UN CÁNON DE LA LITERATURA DIGITAL?
La Electronic Literature Organization53 (ELO) es una organización global fundada en 1999 por Scott Rettberg, Robert Coover y Jeff Ballowe para fomentar y promover la lectura, la escritura, la docencia y la comprensión de la literatura digital. La ELO incluye a escritores, artistas, lectores, investigadores y desarrolladores y ha publicado dos volúmenes que antologan obras de literatura digital y las clasifican. Consta de un comité de directores y de un consejo literario los cuales, por el momento, ya han editado dos antologías. Además, organiza congresos y seminarios especializados, y acoge a estudiantes e investigadores del campo de la literatura.
La clasificación de las obras que hace la ELO atiende a múltiples características, desde el programa con el cual la obra se ha creado hasta el contenido, la forma, el papel del lector en lo relativo a la interactividad que exige la obra o, incluso, aspectos de historia social de la literatura. Esta clasificación basada en palabras clave es semántica y usa el mismo sistema de etiquetado que usamos con los contenidos que generamos en la red. Esta multiplicidad de etiquetas da cuenta del estado de la cuestión: la literatura digital es un campo de creación y estudio relativamente nuevo y el grueso de obras, aunque es ya sumamente considerable, varía en poco tiempo en forma y en soporte, ya que el entorno donde se desarrolla cambia de manera vertiginosa.
El mundo de la literatura digital es básicamente anglófono. En el primer volumen de la antología54 publicada en 2006 y editada por N. Katherine Hayles, Nick Montfort, Scott Rettberg y Stephanie Strickland solo dos obras de las sesenta antologadas eran en francés55, y cuatro en formato multilingüe o con juegos sonoros que no se corresponden con ninguna lengua; la antología atendía a la creación literaria digital en inglés y en el mundo anglosajón. En la segunda antología que la ELO publicó en el año 201156 (Electronic Literature Collection,vol. 2), aunque predomina la literatura en inglés creada por autores de diferentes lugares contiene 11 obras que no están escritas estrictamente en inglés. De estas, dos son en catalán (la misma representatividad que tenía el francés en la primera antología) y eso, si tenemos en cuenta que las publicadas en portugués son dos y en castellano son cuatro, y estas dos lenguas tienen muchos millones de hablantes, es un dato muy relevante para la cultura que se vehicula en catalán. Los editores de esta segunda antología de la ELO fueron Talan Memmott, Rita Raley, Brian Stefans y Laura Borràs, quien realizó un gran trabajo de visibilización de la literatura digital no anglófona en este sentido. Ahora mismo se prepara una tercera antología a cargo de Stephanie Boluk, Leonardo Flores, Jacob Garbe y Anastasia Salter y que verá la luz en el 2016.
Que dispongamos de un corpus de literatura digital en catalán con obras que se remontan a los años 90 da cuenta del interés y la vitalidad creativa en nuestra lengua, pero también son producto del trabajo realizado por Laura Borràs al frente de Hermeneia, a través de la investigación académica, de la divulgación docente y también del fomento de la creación de la literatura digital. Así, de los años 2004 al 2008 Hermeneia junto con el Ajuntament de Vinaròs convocaron el Premi Internacional de Literatura Digital Ciutat de Vinaros57 en el cual, a lo largo de los cuatro años en los que se celebró, se presentaron más de un centenar de obras de literatura electrónica en las modalidades de narrativa digital, poesía digital y un apartado especial para obras en lengua catalana.
La ELO ha creado un Consorcio para desarrollar colaboraciones con la comunidad académica de literatura digital (organizaciones, universidades y publicaciones): el CELL (Consortium on Electronic Literature). Los socios que pertenecen al CELL actualmente son: NT2-The Canadian Directory of Electronic Literaturas58 de la Universidad del Quebec; PO.EX59, Archivo de Poesía Experimental, Universitat Fernando Pessoa de Portugal; Electronic Literature Directory (ELD)60; Electronic Book Review61 (ebr), Hermeneia62, de la Universitat de Barcelona y LINKUMED63, Universitat de Siegen.
Más allá de la organización global que es la ELO, el proyecto ELMCIP (Electronic Literature as a Model of Creativity and Innovation in Practice) es una red que ha llevado adelante un trabajo de investigación sobre literatura digital en Europa64 y ha elaborado una base de datos colaborativa donde recoge las obras ordenadas cronológicamente con los escritos teóricos que se relacionan con cada obra y autor. En el ámbito hispánico, la página web del grupo de investigación de la Universitat de Barcelona Hermeneia: estudis literaris i tecnologies digitals65 reúne un magnífico repositorio de obras literarias digitales (más de 700) y de artículos teóricos relacionados (más de 350) junto con ejemplos didácticos sobre literatura digital y enseñanza de la literatura con recursos digitales, organizados por orden alfabético, según el autor y el género y los trabajos de los estudiantes del Màster en Literatura en l’Era Digital66 (obras literarias digitales, materiales digitales para la enseñanza de la literatura, análisis e investigación sobre literatura digital y literatura transmedia y comparada), los únicos estudios postgraduales que ahora mismo ofrecen formación específica en literatura digital en el Estado español.
En lo que se refiere al campo específico de la poesía digital, ya hay mucho escrito para poder trabajar en una cronología exhaustiva que contenga los datos y las fechas fundamentales relacionadas con estos textos. Diversos artículos y autores recogen momentos en la evolución de la poesía digital que valdría la pena recopilar en un único eje cronológico, como por ejemplo French e-poetry. A short/long story, de Patrick-Henri Burgaud67; Leonardo Bibliography Project68, una selección de bibliografía compilada por Eduardo Kac; The Electronic Labyrinth69 de Christopher Keep, Tim McLaughlin y Robin Parmar y A Subjective Chronology of Cybertext, Hypertext, and Electronic Writing70 de Stuart Moulthrop.
Es importante destacar el valor que tiene que instituciones como la MLA (Modern Language Association71) hayan dedicado exposiciones a la literatura digital. En la convención de 2012, se ha podido ver la exposición “Avenues of Access: An Exhibit & Online Archive of New ‘Born Digital’ Literature72” donde se ha mostrado una panorámica de la literatura digital con obras desde los inicios hasta los últimos trabajos para dispositivos móviles inteligentes. Es muy significativo que en esta exhibición y archivo virtual se hayan organizado las obras según los soportes en los que se pueden leer, además de clasificarlas por géneros y por los temas que tratan. Así, la exposición distingue entre obras para ser leídas mediante el ordenador, obras que requieren performance además del soporte digital y obras para ser leídas a través de dispositivos móviles y con geolocalización (desktop, performance & Mobile-geolocative). Dene Grigar, Kathi Inman Berens y Lori Emerson justifican esta clasificación y también la elección que hacen como antologadoras y cuidadoras aduciendo la voluntad y la necesidad de conectar con un público lector muy joven que ya está plenamente inmerso en estas textualidades.
Este último ejemplo da cuenta de cómo está de viva la literatura digital. La comunidad de creadores y estudiosos de estas nuevas textualidades ven en sus potencialidades muchas posibilidades para acercar la literatura a la sociedad. La voluntad didáctica y divulgativa es una característica específica y muy particular de aquellos organismos, grupos de investigación y editoriales dedicadas a la literatura digital, por una parte, porque el objeto de estudio y las plataformas de divulgación se situan en la red y en abierto y, por la otra, porque siendo todavía un campo de estudio emergente, la comunidad académica con quien la literatura digital se vincula está formada principalmente por muchos investigadores e investigadoras jóvenes animados a compartir y a dar a conocer todo lo relacionado con este campo.
LA LECTURA ATENTA DE LA POESÍA DIGITAL: MI EXPERIENCIA LECTORA
En el contexto de la literatura digital que hemos querido dibujar, nos movemos en un terreno marginal, fronterizo, que fluye entre la imagen, la palabra, el sonido y el movimiento. Pero como dijo Josep Pla: “la frontera no és un límit: és una gran finestra oberta73”.
La poesía se adapta a la actualidad más reciente: en la época de la web 2.0 y de las redes sociales la poesía es un género bien vivo y compartido. El texto poético como fenómeno cultural forma parte de un acto de comunicación que podemos ir resiguiendo a lo largo de la historia de la literatura y en el cual algunos componentes, como el emisor, el receptor y el canal, han ido variando a lo largo del tiempo. El poema, como protagonista de un acto comunicativo que se establece entre un emisor (el poeta o los poetas), un receptor (el lector o el público) y un canal que lo vehicula, se ha ido acoplando a las diferentes épocas que ha atravesado y los canales mediante los cuales se ha transmitido han sido variados: oral, escrito-musical, escrito, visual, etc. Singularmente, sin embargo, lo que equivaldría en otros ejemplos textuales al ruido (si seguimos con la analogía del acto comunicativo), en lo que se refiere a la lectura especial que pide el texto poético, podría, incluso, formar parte del mensaje de la poesía moderna: la sintaxis rota, la disposición del texto y los espacios, los cambios de ritmo... Joan Margarit, en Noves cartes a un jove poeta, lo expresa así, mientras compara la poesía con la música:










