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Otro aspecto interesante es que en el museo cambian las dinámicas y los roles que se establecen en el salón de clases, ya que los alumnos pueden recurrir a otros conocimientos, habilidades o destrezas que no tienen la oportunidad de emplear en el aula. Por lo tanto, el maestro puede descubrir otras características de sus alumnos que desconocía.
Los museos deben contar con un departamento de servicios educativos y atención al visitante, que oriente y ayude a cada escuela a planear su visita y a obtener el máximo provecho de la experiencia. Es recomendable que se produzcan materiales escritos con propuestas didácticas para los maestros y que se les sugieran actividades para antes, durante y después de la visita. El museo también se beneficia de esta relación con el sector educativo ya que la experiencia de los docentes puede aportar información muy valiosa para el desarrollo de proyectos museológicos.
La labor educativa en los MCC no debe limitarse a los escolares. Los museos tienen el potencial para convertirse en espacios de educación para toda la vida (Delors, et al., 1996) por lo que es indispensable tener una amplia disponibilidad de equipos, programas y actividades para todos los sectores de la población (Reynoso y Franco, 2015).
La UNESCO en diferentes conferencias internacionales ha profundizado sobre las diferentes conceptualizaciones que debe tener una educación que se prolongue a lo largo de toda la vida de las personas. Desde la denominación de educación permanente, que abarca todas las facetas y ámbitos de la educación, hasta la denominación más actual de la educación para toda la vida y que se la ha consolidado con el Informe Delors de 1997. Es evidente, que con el paso del tiempo, la educación ha ido transformando sus perspectivas y ha dejado de ser una función destinada a preparar a los individuos para la vida y ha pasado a ser una constante en la evolución de las personas durante toda su existencia (Camacho, 2006/2007).
La tercera función sustantiva es la investigación. Aquí nuevamente se puede pensar en una dimensión interna y otra externa. En la parte interna, al llevar a cabo las labores de la CPC en los MCC, se deberá asumir una actitud crítica, considerando los fundamentos teóricos y metodológicos, así como la experiencia acumulada. Algunos aspectos a considerar son los estudios de públicos, de los diseños de equipos y los espacios; la evaluación, la experimentación y la reflexión sobre su práctica. Al igual que en cualquier otro campo, las personas dedicadas a la CPC en este medio deberán estar al día en relación con las nuevas propuestas para analizarlas, ponerlas en práctica y abrirlas a la experimentación, la crítica y la evaluación. Es indispensable incrementar la investigación en MCC con la finalidad de mejorar las propuestas teóricas y metodológicas que lleven a nuevas contribuciones al campo de conocimiento y a mejorar los productos, actividades y servicios que ofrecen los MCC. Los resultados de investigaciones, estudios y reflexiones deberán someterse al debate y la crítica entre pares en seminarios, congresos, comunicaciones formales y publicaciones (Reynoso y Franco, 2015).
La función externa de la investigación está íntimamente ligada con la difusión de la ciencia que se realiza en el país y en la institución. Los MCC son excelentes foros para que diferentes sectores de la sociedad convivan y compartan conocimientos y experiencias con la comunidad académica en un ambiente cordial y de intercambio de saberes. Estos diálogos pueden ser la base de conocimiento nuevo más acorde a las necesidades locales. Es conveniente que en este intercambio de saberes participen diversos sectores de la sociedad civil, incluyendo empresarios y tomadores de decisiones. Ejemplos de temas que se podrían explorar son los relacionados con la salud, la seguridad alimentaria, el cambio climático, la sustentabilidad, las fuentes alternas de energía y las adicciones, por mencionar algunos. En el proyecto de renovación del museo Universum se propone incluir estos espacios de debate y reflexión.
Aunque estas tres funciones sustantivas son características de las universidades públicas, es altamente recomendable considerar esta tríada difusión-docencia-investigación para la planeación, desarrollo y operación de cualquier museo, sea público o privado.
El contexto
Como se mencionó, la misión, la visión, los valores y los objetivos de un museo o de un proyecto de renovación están íntimamente ligados al contexto en que está inmersa la institución. En el caso de un museo nuevo es fundamental hacer un estudio del público potencial considerando una diversidad de factores, tales como: variables demográficas del público meta, así como sus intereses, expectativas, necesidades y conocimientos previos relacionados con los temas que se desarrollarán.
En el caso de un museo ya existente se puede hacer un estudio de diferentes sectores del público real con el fin de determinar aciertos y desaciertos. Ejemplos de sectores a considerar son la comunidad local, el sector educativo, la comunidad cercana al museo, los que no lo visitan, personas de la tercera edad, visitantes con necesidades especiales, discapacitados y turistas. Conviene averiguar aspectos como: ¿con quién van?, ¿qué medio de transporte utilizan para llegar?, ¿cuándo y por qué lo visitan?, ¿qué visitaron?, ¿cuántas veces han visitado?, ¿qué actividades realizan?, ¿cómo fue su experiencia total?, ¿cómo evalúan los servicios y qué otros servicios demandan?
Una propuesta de este tipo de estudios es la que presenta Mayra Garcimuño en el capítulo “Herramientas para el diseño de un estudio de público”. Los resultados de su estudio cuantitativo y cualitativo del público universitario y del nivel medio superior que visita Universum aportaron criterios valiosos para el proyecto de renovación.
Además de conocer las necesidades, intereses y conocimientos de los distintos públicos reales y potenciales, es indispensable explorar y evaluar otros rubros, como el contenido científico y sus posibilidades divulgativas, los equipos y el mantenimiento, la calidad de los servicios que ofrece el museo, la atención al público, las actividades complementarias, el desempeño de los guías y la relación con el sector escolar, así como con los diferentes sectores de la población. En este estudio es fundamental incluir las opiniones de expertos en los distintos rubros: profesionales e investigadores de MCC, científicos para avalar la pertinencia y actualidad de los contenidos, divulgadores de la ciencia para opinar sobre cómo se comunican estos contenidos, especialistas en los diferentes medios que se emplea, expertos en seguridad, atención a públicos vulnerables y del discurso inclusivo; así como profesionales en aspectos como la gestión, promoción y comercialización. Por último, es indispensable conocer las opiniones y experiencias de todos los que laboran en el museo: directivos, responsables de las diferentes secciones, guías, realizadores, los responsables del mantenimiento, administrativos y personal de seguridad, intendencia y vigilancia. Esta consulta tiene un doble propósito. Por un lado conocer la vida cotidiana del museo, lo que experimentan, observan y escuchan quienes lo operan y están en contacto con el público; por el otro, para que se sientan incluidos en el nuevo proyecto.
Esta amplia consulta aportará los criterios para detectar aciertos y desaciertos, las buenas y malas prácticas, las duplicidades y las carencias, las fortalezas y las debilidades, así como las oportunidades y las amenazas. Este estudio servirá de guía para saber qué se puede conservar, qué se debe cambiar y qué se tiene que descartar. Con base en estos resultados y la experiencia previa se puede hacer un proyecto que deberá estar sustentado en la misión, la visión y los objetivos considerados, tomando en cuenta las tendencias museológicas y museográficas, las nuevas tecnologías y los costos.
El proyecto resultante deberá ser sometido de nuevo a una consulta amplia entre todos los sectores mencionados previamente, incluyendo a expertos externos al proyecto, para enriquecerlo. En el caso particular de un museo universitario, esta consulta también tiene la intención de incluir a la comunidad de la universidad.
Para iniciar la realización del proyecto se requiere un análisis de las posibilidades del museo en términos de recursos humanos, técnicos, presupuestales y las cargas de trabajo, con el fin de decidir si la institución tiene la capacidad para realizarlo en su totalidad o si tiene que recurrir a instancias externas para su ejecución. El arranque del proyecto debe estar acompañado por una estrategia de comunicación, promoción y financiamiento.
Una propuesta integral
Es fundamental contar con una metodología para la realización del proyecto en la cual la evaluación se considere como parte inherente del mismo. Los resultados de evaluaciones en cada una de las etapas del proceso proporcionarán los criterios para la toma de decisiones y mejoras oportunas.
El éxito del proyecto depende del profesionalismo de todos los involucrados, así como de un ambiente cordial de colaboración y respeto en el cual puedan aflorar la experiencia y creatividad de todos los integrantes del equipo de trabajo. Por lo tanto, la metodología de trabajo debe incluir las reglas de colaboración entre todos los participantes, en las cuales queden establecidos los compromisos, obligaciones y los límites de autoridad de cada uno. El elemento definitivo para llevar el proyecto a buen puerto es la designación de un coordinador competente. La persona que coordine el proyecto debe tener la capacidad para funcionar como intermediario entre los asesores científicos, los realizadores, las instituciones participantes, los patrocinadores, los promotores del proyecto y, por supuesto, el público potencial. Es altamente recomendable que este coordinador sea un divulgador de la ciencia, porque deberá tener la capacidad para comprender la esencia de la ciencia para poder hablar con los expertos en el tema sin perder de vista las estrategias comunicativas más adecuadas para el público meta. Además, debe conocer lo suficiente de los medios que se emplearán para desarrollar el proyecto en cuanto a sus potencialidades, limitaciones y ventajas y, por si eso fuera poco, además debe tener capacidad de liderazgo.
En el caso de proyectos que se desarrollen con o para otras instituciones, sobre todo si es en otra localidad, es esencial incluir a representantes de la comunidad local en el equipo de trabajo.
Con el fin de fomentar la colaboración y creatividad colectiva del grupo de trabajo, se requiere socializar ampliamente el proyecto haciendo énfasis en la misión, visión, objetivos, la narrativa, los contenidos y una propuesta sobre cómo se podrían convertir los diferentes ingredientes del discurso en algo tangible, en diferentes elementos museográficos y actividades.
Un ejercicio que ha resultado de gran utilidad es que antes de iniciar la ejecución del proyecto se lleve a cabo un encuentro de “divulgación entre divulgadores” en el cual participen todos los integrantes del grupo de trabajo. El propósito de este encuentro es establecer un lenguaje común y que todos comprendan las potencialidades y limitaciones de cada uno de los medios de comunicación que se utilizarán. Si todos los integrantes del equipo de trabajo comprenden el contenido científico a nivel de divulgación, tienen nociones sobre cómo se deberían de comunicar pensando en el público potencial, así como una idea básica sobre cómo emplear los elementos técnicos y creativos que tienen a su disposición, estarán en mejores condiciones de participar en una discusión colectiva sobre cuál es la mejor forma de presentar el tema en cuestión.
Todos los documentos resultantes (minutas y acuerdos de las reuniones, guiones temáticos, conceptuales y museográficos; actividades, materiales complementarios y guías para maestros; diseños de equipos, planta museográfica, manuales de operación y mantenimiento; manuales de capacitación de los guías, observaciones de seguridad, presupuestos, cronogramas, los servicios educativos, resultados de las evaluaciones, etc.) deberán integrarse en un expediente o memoria del proyecto. Estos documentos son de suma utilidad para decisiones posteriores en cuanto a actualizaciones y cambios, investigaciones, estudios, tesis y publicaciones; informes de trabajo del personal involucrado, un registro histórico y como un aprendizaje para futuros proyectos.
Los proyectos museológicos de la magnitud de la renovación de un museo como Universum son vulnerables ante cambios políticos y económicos, sobre todo de las instituciones que colaboran en el mismo. Por lo tanto, en la medida en que el proyecto esté bien fundamentado, con una estrategia clara a largo plazo y con la aceptación de la comunidad en la cual está inmerso, tendrá más posibilidades de sobrevivir y continuar.
Una propuesta de cómo elaborar un proyecto museológico de esta envergadura se presenta en el capítulo “Planeación del proyecto de renovación del Universum” de Javier Arias. En este capítulo se hace una descripción de las actividades y tareas que comprenden las distintas etapas de desarrollo: el diagnóstico, la planeación, la programación, la ejecución, así como las actividades relativas la gestión y el control del proyecto de renovación del Museo de las Ciencias Universum.
La narrativa del proyecto
Como se mencionó previamente, la misión, visión y los objetivos del proyecto museológico son los ejes rectores y deberán estar presentes a lo largo de todo el proyecto desde el análisis del contexto, la planeación, la realización, la operación, la relación con la comunidad y los distintos públicos; la promoción, la consecución de patrocinios, la evaluación de todo el proceso y los resultados. A partir de esta propuesta se plantea la narrativa del proyecto que constituye el cerebro, el corazón y la columna vertebral del mismo.
La tendencia actual de los MCC es que la misión de estos, como espacios de educación informal, contribuya a la construcción de una cultura científica para la población con el fin de que los ciudadanos adquieran elementos básicos de ciencia que les permitan tomar decisiones informadas, tanto en lo personal como en lo colectivo, en asuntos relacionados con la ciencia y sus aplicaciones. Además, se busca fomentar un pensamiento crítico, una comprensión de cómo se hace la ciencia y ciertas actitudes y valores con el fin de que estas decisiones se conviertan en acciones responsables y comprometidas con el entorno natural, social y cultural de los individuos, con miras a un desarrollo sostenible, la conservación del planeta y el bienestar social. En el capítulo “Fundamentos teóricos y metodológicos para establecer la narrativa del proyecto de renovación de un museo y centro de ciencias”, a partir de una propuesta fundamentada en la teoría y numerosas investigaciones, estudios y consultas a expertos, se muestra cómo se construyó la narrativa de Universum.
Como se mencionó en la introducción de este capítulo, el mundo actual se enfrenta a grandes desafíos que son una amenaza para el futuro del planeta y de todas las especies que la habitan, incluidos los seres humanos. Las soluciones a estos retos requieren acuerdos internacionales y nacionales que deben convertirse en acciones locales. Tales soluciones están destinadas al fracaso si no se cuenta con la participación de todos los sectores y niveles de la población: los gobiernos, los tomadores de decisiones, la comunidad científica y técnica, el sector productivo, el sector educativo y absolutamente todos los seres humanos que habitan la Tierra. Es fundamental que todos los niveles educativos, los medios de comunicación y los espacios de educación informal como los MCC unan esfuerzos en esta labor titánica pero imprescindible de proporcionar a la población los conocimientos, destrezas y actitudes que se necesitan para tomar decisiones informadas y para actuar responsablemente ante tales retos. Los MCC tienen características únicas que los convierten en instituciones que pueden desempeñar un papel protagónico en esta gran tarea. María del Carmen Sánchez Mora aborda esta discusión en el capítulo “Las exhibiciones críticas: un enfoque complementario en la museología de la ciencia”, y propone una forma actual y novedosa para exhibir los contenidos de una exposición en la cual se exponen retos como los mencionados, presentando las controversias y aportando al visitante elementos para que saque sus propias conclusiones, con el fin de motivarlo a participar en las soluciones.
Uno de los mensajes más importantes es que en la ciencia existen todavía muchas controversias y problemas por resolver. La ciencia, aunque es el conocimiento más fundamentado y estructurado que tenemos para entender nuestro entorno, también es un producto humano que depende del contexto cultural, social, político y económico en el que se desarrolla. Es un conocimiento en continua evolución, en el cual todavía no se tienen todas las respuestas. Esta situación confunde al público lego que muchas veces considera que como la ciencia no proporciona soluciones contundentes a los problemas es mejor esperar a que existan y por lo tanto no tomar ninguna acción. Muchas veces el público confunde incertidumbre con ignorancia y no comprende que la incertidumbre es inherente a todo problema complejo en el cual existen muchas variables. Por lo anterior, es fundamental comunicar que con lo que ya se sabe es posible hacer predicciones que permiten tomar decisiones oportunas, un ejemplo de lo anterior es el cambio climático. Dado que es un problema tan complejo cuyas soluciones para hacerle frente a los retos asociados depende de una gran cantidad y variedad de factores, incluidos los económicos, culturales y políticos, el estudio y el desarrollo de propuestas requiere de la colaboración de un gran equipo multidisciplinario de expertos en diferentes aspectos del tema para la construcción de escenarios a partir de lo que ya se sabe para hacer predicciones. Por lo anterior, es importante que el visitante al museo entienda cómo se hace la ciencia, cómo saben los científicos lo que saben y cómo se puede usar ese conocimiento. Muchas veces la aplicación de tales conocimientos para beneficio personal o colectivo implica un cambio de actitud, de hábitos, así como de valores. Por lo tanto, el papel fundamental de los museos se encuentra en el impacto que generan en lo emotivo.
La experiencia del visitante
Los museos deben ser recintos en los cuales sus visitantes encuentren experiencias que no se pueden vivir en ningún otro lado. Por lo tanto, se debe buscar la forma de crear experiencias ricas y novedosas. El modelo de la Experiencia Interactiva desarrollado por Falk y Dierking (1992) proporciona un buen instrumento para comprender la complejidad de la experiencia. En este modelo se propone que la experiencia del visitante comienza desde el momento en que se decide ir al museo, incluye lo que vive en el museo y continua años después con los recuerdos de la visita. Propone tres contextos para analizar la experiencia de visitar el museo: el personal, el social y el físico.
A grandes rasgos, el contexto personal de un sujeto es el resultado de muchos factores, como su historia personal, sus antecedentes genéticos y culturales; sus motivaciones, intereses, estado de ánimo, conocimientos previos y creencias. El contexto social es el resultado de la socialización, con quien visita el museo (acompañantes, grupo, familia) y las interacciones con el personal de este, como los guías. El contexto físico incluye fundamentalmente factores museográficos, como la arquitectura, el tamaño del edificio, la señalización, la iluminación, la temperatura, la facilidad para circular, el ruido, los acabados y el ambiente en general.
La experiencia del visitante se encuentra en la intersección de estos tres contextos. Sin embargo, dada la gran cantidad de variables que los componen, así como las posibles combinaciones e interacciones entre todos estos factores, el resultado es que la experiencia de cada visitante es única e irrepetible. A pesar de esta complejidad, es importante tener presente estos tres contextos al planear, diseñar y evaluar la experiencia.
El contexto personal es el más estudiado con una variedad de estudios de público reportados en la literatura sobre una gran diversidad de aspectos desde estudios demográficos, conocimientos previos sobre los temas a tratar y las emociones que se suscitan. Un aspecto importante al diseñar y evaluar la exposición es conocer la variedad de preferencias de los visitantes en relación con los contenidos, la forma de comunicarlos y las emociones que suscitan. Marco Antonio Ortega Soriano, en su capítulo “Análisis de la diversidad de experiencias ofrecidas en una exposición de un museo y centro de ciencias, una aproximación desde el modelo IPOP” ofrece una propuesta teórica y metodológica para analizar estas preferencias en estos dos últimos rubros, la forma de comunicarlos y las emociones. Con base en esta propuesta formula criterios para la evaluación y diseño de experiencias.
En cuanto al contexto social, sin duda los guías del museo son un ingrediente fundamental de la experiencia y su discurso debe estar en concordancia con la misión y los objetivos del museo, por lo cual su capacitación, actualización, así como la evaluación constante de su desempeño son tareas de suma importancia. Patricia Aguilera Jiménez, en su capítulo “La metodología observacional para identificar el comportamiento de los guías en los MCC: una propuesta de un sistema de categorías a la medida”, presenta un análisis de las conductas que usan los guías al interactuar con los visitantes y cómo estas pueden desarrollar patrones y estructuras conductuales que pueden ser utilizados de manera sistemática para involucrar a los visitantes de forma más activa en tareas que llevan a cabo, como las demostraciones científicas. Omar Torreblanca Navarro, en su capítulo “Propuesta de un instrumento para identificar y analizar interacciones dialógicas en museos y centros de ciencias” ofrece una propuesta teórica y metodológica aplicable a la interacción entre guías y público que propicia una mejor comprensión de los contenidos científicos de una exposición.
El museo es mucho más que sus salas de exhibición y la experiencia del visitante se puede enriquecer considerablemente a través de las actividades complementarias, las cuales son una parte integral del discurso general del museo. Esta discusión es abordada por María Yazmín Hernández Arellano en el capítulo “Las actividades complementarias en los museos y centros de ciencias: primera versión de un mapa”, donde como resultado de un estudio cualitativo, plantea algunas consideraciones generales respecto a la función educativa y comunicativa de dichas actividades en el contexto de estos espacios educativos informales.
En lo que se refiere al contexto físico, a pesar de ser un ingrediente fundamental y decisivo de una buena o mala experiencia, es el menos explorado. Un aspecto fundamental de este es el ambiente museográfico que se genera. Un ambiente atractivo que invita a permanecer en él favorece y es un ingrediente fundamental de una buena experiencia, así como un ambiente poco atractivo puede hacer que el visitante no se interese por permanecer en el mismo. Este tema es abordado por Diana Carina Monterrosa Ferreira en el capítulo titulado “Evaluación del efecto del ambiente museográfico en los visitantes de un museo y centro de ciencias”. A partir de un análisis de aciertos y desaciertos en diferentes salas de Universum ofrece criterios sustentados para el desarrollo de ambientes museográficos que favorecen experiencias más ricas en lo cognitivo y emotivo.
Evaluación e investigación
McCarthy (2015) afirma que la incorporación de investigaciones a partir de teorías sociales y culturales ha servido para fortalecer el campo y comprender muchos aspectos de los museos. Comenta que lamentablemente todavía es frecuente que los “practicantes” de los museos utilicen poco este tipo de estudios y recurran solo a su experiencia y lo que consideran que les ha funcionado bien.
Por fortuna, esta actitud de los que desarrollan y operan los museos está cambiando y existe un interés creciente por llevar a cabo estudios y evaluaciones como los mencionados, con el fin de contar con criterios fundamentados para la realización de los diferentes elementos que componen un proyecto museológico. Hoy, cada vez es más frecuente que se emplee la evaluación como una herramienta para el desarrollo de proyectos museológicos, los cuales generalmente se basan en la comunicación con el usuario. Los resultados de estas evaluaciones proporcionan las bases para una reflexión crítica que sirve para redefinir la misión, los objetivos, las estrategias, la inclusión de nuevos públicos y formas de operación.