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Existen estudios reportados en la literatura sobre una gran diversidad de temas. Algunos buscan caracterizar al público que visita los museos; otros analizan su comportamiento considerando diferentes parámetros como la edad, género, las interacciones sociales y las dinámicas que se establecen ya sea dentro del grupo con el que van al museo o con el personal de este; qué aprenden al visitar la exposición y qué tipo de emociones se generan por mencionar algunos. También existe una diversidad de instrumentos y metodologías para evaluar diferentes aspectos de la experiencia del visitante, incluyendo métodos cuantitativos y cualitativos. En el capítulo “Enfoque multiángulo, una contribución a la evaluación sumativa de la experienca museística”, Alba Patricia Macías Nestor, presenta diferentes estrategias de evaluación y propone una combinación de las mismas con el fin de tener una idea integral de la experiencia y de ofrecer criterios para el diseño de esta.
Es recomendable llevar a cabo una evaluación interna y otra externa. La interna la puede realizar el equipo de trabajo realizador. Cada integrante del equipo deberá evaluar la parte que haya desarrollado. La evaluación de las distintas fases del proceso ayuda a delimitar problemas potenciales en cualquier etapa y proporciona criterios fundamentales para tomar decisiones de mejora o modificación del producto. Además de estas evaluaciones parciales es conveniente que una vez terminada la exposición todos los involucrados hagan una autocrítica; cada uno debe dar una opinión fundamentada de su participación.
Así mismo, es altamente recomendable contar con una evaluación externa efectuada por profesionales que no hayan participado en el proyecto, a petición de la institución interesada en el estudio y a partir de determinadas indicaciones. Las evaluaciones deben reflejar en primer término las impresiones del público. También es sumamente enriquecedor tomar en cuenta a profesionales externos, para que opinen sobre el rubro de su competencia. Se puede incluir en el grupo consultado a científicos especialistas en los temas abordados, divulgadores de la ciencia y expertos en cada uno de los medios empleados.
Toda la información obtenida de ambas evaluaciones –interna y externa– es importante y complementaria, por lo que se deben considerar sus resultados para llevar a cabo las modificaciones pertinentes.
La mayoría de los estudios que se realizan son aplicables solo al contexto específico en que se llevaron a cabo. Sin embargo, los análisis comparativos de varios de estos estudios pueden arrojar resultados, como determinados patrones y tendencias, que contribuyan al campo de conocimiento.
Studart et al. (2003) hace una distinción entre evaluación e investigación en MCC. Aunque en ambos se hacen estudios de público, la intención es distinta. La evaluación es un levantamiento sistemático de datos sobre determinados elementos expositivos, programas y actividades cuyo propósito es obtener información que sirva para mejorar los objetos estudiados. En cambio, la investigación tiene la finalidad de obtener conocimientos nuevos que puedan ser generalizados y que eventualmente sirvan como base para teorías. La evaluación surge de la necesidad de emprender una actividad específica a corto plazo. Además, tiene el propósito de buscar patrones en relación con diferentes rubros de la experiencia del museo, con el fin de contribuir al campo de conocimiento de los MCC.
Desarrollar un proyecto museológico basado únicamente en la experiencia puede resultar en equipos museográficos deficientes, discursos que no se entienden o ambientes que no generan una experiencia agradable. Una corrección o modificación oportuna antes de abrir la exposición al público evita que se desperdicien recursos económicos, técnicos y hasta emocionales. Por lo tanto, la evaluación no debe verse como un “lujo intelectual”, un instrumento coercitivo, una forma de obtener información para “legitimar” lo que se invirtió o una pérdida de tiempo. La evaluación debe verse como un ingrediente indispensable de todo proyecto museológico y un instrumento que aporta criterios para el buen desarrollo del mismo, ya que permite tomar decisiones oportunas en las diferentes etapas de desarrollo del proyecto, minimizando los posibles errores. Por lo tanto, la evaluación debe verse como una inversión e incluirse tanto en el cronograma de actividades del proyecto como en el presupuesto.
La investigación es esencial porque sirve de fundamento para nuevas estrategias comunicativas, nuevas formas de relacionarse con los usuarios y nuevas propuestas museológicas. Aporta bases para la creatividad, la experimentación y nuevos aprendizajes.
El presente libro es una muestra de algunas líneas de investigación y representa una contribución al campo de conocimientos sobre MCC. Sin embargo, a pesar de que ya existen numerosos estudios e investigaciones en MCC, aún hay muchas preguntas abiertas. Algunas de estas son: ¿qué significa el aprendizaje en un MCC?, ¿qué se lleva una persona de su experiencia y cómo influye en su vida privada, profesional o social?, ¿cómo contribuyen los MCC a que los usuarios sean mejores ciudadanos, trabajadores, padres o madres?, ¿cuáles son los efectos de diferentes propuestas museográficas en diferentes públicos?, ¿cuál es el impacto real del museo en la sociedad? y ¿cómo llevar a cabo un diseño universal que sea incluyente para todos los usuarios? Se podrían agregar muchas más interrogantes a la lista, lo que queda claro es que todavía hay mucho por aprender sobre los MCC. No todos los MCC cuentan con un grupo de investigación. Sin embargo, sus proyectos museológicos se verán altamente enriquecidos si los responsables de llevar a cabo tales proyectos están al tanto de las nuevas tendencias teóricas y metodológicas.
La brecha entre teoría y práctica
Como señala McCarthy (2015) una de las discusiones más frecuentes en foros académicos es la brecha y hasta divorcio que existe entre los denominados practicantes (practicioners) de los MCC y los académicos. Además de los motivos mencionados para tal separación, los practicantes dicen que el quehacer cotidiano del museo es muy demandante y que no tienen tiempo para estas “reflexiones y discusiones académicas”. Ven con cierto desprecio a los académicos de los MCC porque consideran que sus propuestas están en el mundo ideal y que no corresponden a la realidad. Los académicos consideran que los practicantes caen en soluciones repetitivas, poco imaginativas y con deficiencias en el discurso. Existen varias estrategias para disminuir esta tensión entre ambos y para cerrar esta brecha con el fin de mejorar las propuestas museológicas. A continuación se mencionan algunas:
• La integración de un espacio de experimentación para el grupo de realizadores con el fin de fomentar la creatividad, actualización e innovación. La institución debe motivar y apoyar este tipo de actividades considerándolas tanto parte del plan de desarrollo de la institución como de los planes de trabajo individuales. Los resultados de tales innovaciones deben reportarse en informes técnicos internos. Estos servirán como una constancia del trabajo realizado y como parte del aprendizaje de la institución. También pueden ser la base para tesis, comunicaciones formales, publicaciones o patentes.
• Un programa de actualización y capacitación para el personal mediante cursos, talleres, estancias en otras instituciones, congresos y posgrados.
• Un programa institucional en el cual estudiantes de licenciatura y posgrado de diversos campos de conocimiento puedan realizar prácticas profesionales, tesis e investigaciones en el MCC, en colaboración con los practicantes.
• Programas de intercambio y estancias posdoctorales en el MCC.
• Estancias de maestros de todos los niveles educativos en el MCC para que aprendan cómo usarlo como apoyo a la educación formal y para que el personal del museo conozca mejor el ámbito de la educación formal.
• Foros y coloquios internos para todo el personal en diversos temas relacionados con los MCC, así como visitas a otros museos.
El éxito de estas propuestas dependerá del apoyo que reciban de la institución y de que se fomente un ambiente cordial y respetuoso de intercambio de ideas y experiencias entre el personal de los MCC. El beneficio obtenido será una propuesta museológica actual, creativa, innovadora y una mejor relación y comunicación con los usuarios.
Conclusiones
Todo proyecto museológico, ya sea nuevo o de renovación, debe partir de un análisis del contexto y de una reflexión fundamentada en las tendencias museológicas actuales sobre el papel que pueden desempeñar los MCC en la sociedad. Este análisis será la base para definir la misión, la visión y los objetivos del proyecto, los cuales deberán estar presentes a lo largo de todo el proyecto hasta la apertura y operación del MCC.
Se requiere una visión integral del proyecto basado en una narrativa que sea congruente con la misión, la visión y los objetivos. El éxito depende de una metodología que incluya la evaluación como instrumento de desarrollo, así como el establecimiento de las reglas de interacción entre todos los involucrados.
Es fundamental que se genere un ambiente cordial y de respeto entre los integrantes del equipo de trabajo en el cual exista la oportunidad de compartir ideas, de experimentar y de sacar el máximo provecho de la experiencia y creatividad de todos los participantes con el fin de que la propuesta final sea incluyente y novedosa. La elección de un coordinador competente para el proyecto, que propicie el ambiente descrito, es fundamental. Además, se debe llevar un expediente de todo el proyecto que incluya los documentos y materiales generados.
Por último, se debe buscar la forma de cerrar la brecha entre los practicantes y los académicos que estudian los MCC, con el fin de enriquecer el trabajo, de formar nuevos profesionales y de contribuir al campo de conocimiento.

Referencias
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La planeación del proyecto de renovación de Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM

Javier Arias Jiménez1

Introducción
Universum es un museo pionero en el ámbito de la comunicación pública de la ciencia en América Latina y un referente para otros museos y centros de ciencias (MCC) de la región. En estos poco más de 26 años de labor, se ha realizado una gran cantidad de esfuerzos y acciones que han permitido posicionar a este museo como uno de los más importantes de nuestro país, condición que se refleja en el número de asistentes a sus instalaciones (alrededor de medio millón de visitantes por año), así como en la gran cantidad de actividades que se realizan en él, entre ellas: exposiciones permanentes, temporales e itinerantes, obras de teatro, actividades de formación, investigación, publicaciones y producciones de radio y televisión.
Aunque estas acciones han coadyuvado a que este recinto sea considerado parte fundamental de la oferta educativa y cultural de la UNAM, es necesario reconocer que aún queda mucho por hacer. Esta reflexión surge debido a las nuevas tendencias y propuestas que sustentan a los museos y centros de ciencias del mundo, como propiciar una interactividad en varios ámbitos (físico, mental y emocional), mostrar a la ciencia desde un enfoque interdisciplinario; el diseño de espacios que fomenten la inclusión y la equidad, el uso de las tecnologías de punta que propicien experiencias novedosas, estrategias lúdicas que promuevan experiencias significativas, así como una postura reflexiva y crítica hacia la ciencia, la tecnología y la aplicación del conocimiento.
Eventualmente, las exhibiciones por “asignaturas” como la física, la química o la biología han sido reemplazadas por exhibiciones que muestran temas y contenidos de carácter socio-científico (Pedretti, 2004); es decir, que responden a intereses de la comunidad científica, pero también a preocupaciones cotidianas de las sociedades contemporáneas; entre estos temas se pueden citar: el cambio climático, la contaminación, el cuidado y respeto por el medioambiente, los problemas de salud, la desigualdad, la discriminación, la migración o la explosión demográfica, temáticas que permiten mostrar y discutir en torno a la naturaleza de la ciencia (NOS, por sus siglas en inglés), e incluso cuestionarla, como el caso de las exhibiciones críticas (Pedretti, 2006). Estar al día con estas posturas es una condición que ha obligado a los museos y centros de ciencias a actualizar sus contenidos, sus recursos didácticos y técnicas expositivas, así como sus mecanismos de planeación, funcionamiento y gestión.
Estas y otras consideraciones han llevado a que, después de más de dos décadas de operación de Universum, se tomara la decisión de llevar a cabo un ejercicio reflexivo y profundo con el propósito de realizar un Proyecto de Renovación Integral, donde el análisis, la autocrítica y el trabajo colaborativo e interdisciplinario han resultado fundamentales para enfrentar el enorme reto que implica una intervención a este museo. Así, en este capítulo se presenta un panorama general de los criterios que han coadyuvado en la planeación del proyecto, y los principios que rigen el proceso de renovación de este espacio tan importante para la Universidad.
Antecedentes
De manera esencial, existen dos estrategias o procedimientos que tradicionalmente han permitido la renovación de los MCC: una intervención por secciones, o bien, una renovación profunda e integral. La intervención por secciones sugiere una constante generación de contenidos y actualizaciones enfocadas a espacios o salas en específico (como hasta ahora el caso de Universum); paralelamente, la creación de entornos que coadyuvan en las actividades de divulgación científica, como la construcción de planetarios, domos digitales o pantallas IMAX. Por su parte, una renovación profunda e integral contempla una intervención importante en la actualización, adecuación, creación y modernización de los museos, así como en sus mecanismos y procedimientos de gestión, donde se realizan modificaciones sustanciales que requieren inversiones millonarias y que, en ocasiones, llevan a cerrar estos espacios al público durante los procesos de modernización, mismos que suelen durar años de intenso trabajo.
A manera de ejemplo se puede citar el caso de Exploratorium (pionero en el ámbito de los museos de ciencias en el mundo), que hace un par de años sufrió un proceso de actualización importante,2 el cual consistió en un cambio de sede a un espacio tres veces más grande y con un enfoque altamente sustentable. En nuestro país, los procesos de renovación se pueden ver reflejados en diversos recintos, por mencionar algunos: Papalote Museo del Niño3 y el Museo de Historia Natural4 de Chapultepec; ubicados en la Ciudad de México, o bien, el Explora Centro de Ciencias5 (León, Guanajuato), espacios que recientemente transitaron por un proceso de modernización, o bien se encuentran en él.
No existen fórmulas únicas e infalibles para planear, desarrollar y ejecutar proyectos museológicos y museográficos de esta naturaleza; no obstante, en la literatura se pueden encontrar discusiones, posturas y aportaciones que son valiosas en la medida que se lleven a cabo con compromiso, ética y calidad. Entre estas aportaciones se puede mencionar la propuesta de “Renovación o Reestructuración de Museos (2010)”,6 enfocada en la elaboración de planes museológicos y que sugiere el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH),7 o el modelo propuesto por Museum Insights: Master Planning for Museum (2016),8 organización dedicada a la creación, actualización o expansión de museos en diversas partes del mundo. También se cuenta con la propuesta generada hace algún tiempo por la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC), la cual se plasmó en un libro titulado Cómo hacer un museo de ciencias,9 en el que se discuten estrategias y procedimientos para la planeación de museos interactivos de ciencias (Reynoso, 1998), cómo crear museos (Larrea y Rovirosa, 1998), metodologías para construir exposiciones interactivas de ciencias (Becerra, 1998), programas para la realización de campañas financieras (Servitje, 1998), o la promoción de museos (Contreras, 1998), entre otras consideraciones importantes para los procesos de renovación o construcción.
Estas y otras aportaciones han ofrecido criterios y lineamientos para la elaboración de este texto y han coadyuvado en la planeación del proceso de renovación de Universum, toda vez que son propuestas que sirven como punto de partida para el análisis y la discusión del proyecto, y que eventualmente seguirán siendo nutridas, actualizadas y adaptadas al contexto, con ayuda de procedimientos y mecanismos derivados de la experiencia acumulada durante los años de operación del museo, así como de la reflexión sobre los nuevos retos e implicaciones de la comunicación pública de la ciencia, la museografía interactiva y el papel de los MCC en las sociedades contemporáneas.
Cabe señalar que independientemente de la metodología o estrategias empleadas para y durante los procesos de renovación, la planeación, la programación y la ejecución de un proyecto de este tipo supone un gran reto creativo, intelectual, operativo y logístico. De igual manera, requiere una cantidad importante de recursos humanos, tecnológicos, materiales y económicos, lo que obliga a ejercer un compromiso de este tipo con responsabilidad, ética y profesionalismo. Así, cada caso es particular debido a la cantidad de actores y factores que intervienen (o que pueden influir en los procesos), y donde los procedimientos y estrategias empleadas deben responder al contexto, las circunstancias, los recursos, los objetivos y a la visión a futuro de cada una de las instituciones donde se llevan a cabo los proyectos museísticos de construcción, adecuación o modernización.
En función de lo anterior, para el proyecto de renovación de Universum (que actualmente se encuentra en planeación), se tomó como punto de partida una propuesta metodológica construida por profesionales con experiencia en la elaboración de proyectos para la creación y actualización de museos (Figura 1).

Figura 1. Estructura general de un proceso de renovación. Fuente: Traducido y adaptado de www.museuminsights.com
Como se aprecia en la imagen, son múltiples los aspectos, factores, actividades (y productos derivados de cada una de ellas) a considerar durante la exploración, planeación e implementación de un proyecto en un museo, lo que sugiere una actividad compleja y un reto para los profesionales que integran los equipos de trabajo. Así, el modelo propuesto por Museuminsights pretende ser una aproximación sintética y descriptiva de los recursos, el tiempo, los esfuerzos y los productos que sugieren cada una de las etapas de un proceso de creación o renovación.
De igual manera, este texto pretende ser una aproximación de la propuesta para el Proyecto de Renovación de Universum, la cual consta de tres “momentos clave”: la planeación (materia de este texto), el desarrollo y la ejecución. En este punto, cabe mencionar que un proyecto de renovación consiste en una actividad dinámica, donde los procesos son recursivos y tanto las etapas como las tareas derivadas de cada una de ellas son interdependientes; es decir que no solo están relacionadas, sino que pueden estar condicionadas. También cabe mencionar que aunado al reto que significa renovar un recinto de este tamaño e importancia, durante las etapas de renovación de los espacios no se pretende suspender las actividades del museo, por lo que resultará imperativo reducir los efectos e impactar lo menos posible en la operación cotidiana, particularmente en lo relativo a la seguridad y la experiencia de los visitantes.
Por último y antes de concluir este inciso, es importante subrayar que este texto pretende mostrar los planteamientos, los criterios y las ideas que han dado origen a la etapa de planeación del proyecto de renovación, mismo que, en la medida que se desarrolle e implemente, seguirá nutriéndose y enriqueciéndose con el aporte de especialistas, profesionales y expertos en distintos campos del conocimiento con la intención de que las actividades y las tareas se ejecuten de una manera adecuada, responsable y con base en los lineamientos institucionales.
Planeación del proyecto de renovación