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«Vosotros, negros tíos Tom, tenéis que aprender a razonar al margen de los estereotipos del [poder] blanco». Se refería a los razonamientos que están fuera de los cánones racistas occidentales y que los negros desde muy pequeños interiorizan y normalizan.52 Por supuesto, mientras mi tía hablaba, Dan asentía con la cabeza. Aquello que dijo mi tía es lo que hoy llaman en la academia «afrocentricidad».
Cuando digo que mi tía Vicenta fue crucial en mi toma de conciencia sobre la visión del negro en la geopolítica mundial y la radicalización de mi generación mujerista-panafricanista, fue porque nos hizo consciente de la violencia del binomio «sexismo y racismo», algo que hoy a pesar de que está en boca de todos, entre otras cosas por la polémica sentencia de La Manada, les sigue pasando hoy a muchas chicas negras en discotecas, parques, trabajo o bares. Esto les pasa a mis hermanas en una discoteca cualquiera de España tal y como denunció Desirée Lobele. ¡Uauu qué alienados estábamos! No fue Esteban Ibarra ni todas esas progres blancas feministas que me hicieron saber que el machismo-racismo en España es estructural. Fue mi tía Vicenta Avoro, de modo que luego cuando fui al instituto y a la universidad sabía cómo enfrentarme a todo ese discurso colonialista sesgado sobre África, los inmigrantes, la negritud e incluso sobre mí mismo. Como sucede en otros casos de mujeres inteligentes y poderosas, no faltó quién la acusara de utilizar artes de hechicería, puesto que mantenía sus tradiciones espirituales y religiosas africanas.
Un día cuando aún no habíamos creado el partido de los Panteras Negras, la sede del club de fans de Public Enemy fue atacada por un grupo terrorista nazi que agredió a Tommy y a otros hermanos. Este grupo nazi llamado Europa Blanca había realizado, además, una pintada de casi cinco metros de alto en la puerta de Alcalá en la avenida Complutense, cerca del parque O’Donnell, a un minuto de la comisaría de policía nacional. Esa pintada decía: «Negros no». Estuvo allí más de dos años. El Ayuntamiento de Alcalá de Henares, que se gastaba el dinero de los contribuyentes en borrar grafitis y perseguir a sus autores, en cambio no hizo nada por borrar las pintadas racistas. Al tiempo salimos una noche con aerosol a borrar esa pintada vergonzosa, tuvimos un encontronazo con los grupos terroristas nazis locales que trataban de impedirlo. Se produjo una discusión con forcejeo, que trascendió a la opinión pública, que como es costumbre se cebó con los jóvenes negros, criminalizándolos. Debido a la opresión del Diario Alcalá algunos miembros de club de fans de Public Enemy salieron a la prensa realizando declaraciones para desmarcarse de la acción en el sentido de que dicho club era pacifista, no violento y que condenaban la violencia, el acto y que nada tenía que ver con la obra de Malcolm X. Una tarde mis primos Pablo, Pacha, Layo, mi hermano Lumumba y yo, antes de quedar con Fermín T-7, fuimos a comer arroz con módica y Abamicono (pescao salao) a casa de tía Vicenta. Esperamos a otro primo, Chaval que debía llegar de Móstoles53, pero finalmente no llegó. Como ya sonaban las tripas, asaltamos sin piedad sobre la olla de módica. Después de la comida esperamos al postre y se lo comentamos. Permaneció callada escuchando sin decir nada, como si esa calma precediera un huracán. Como ya la conocíamos, Layo y yo, nos alejamos por si acaso. Tras limpiarse las manos en el delantal exhaló aire por la nariz, estalló: «Esos son unos traidores y chivatos desleales. ¿Y qué esperáis para echar a esa disidencia de negros tíos Tom?». Le insistí que eran buenos hermanos, que hace tiempo que los conocía, que no era para tanto, pero con esa mirada fulminante mi tía insistió: «Hay que convencer y para convencer hay que estar uno mismo previamente convencido y esos negros de mierda no lo están». Pablo quiso arreglarlo diciendo: pero son universitarios, estudian y además son cultos. «¡Peor me lo pones! ¿desde cuándo los negros cultos o de elite han roto las cadenas de la esclavitud, debéis desconfiar de ese tipo de gente». Se hizo un silencio, nunca había escuchado algo así en mi vida. Esta fue una gran lección para descubrir la importancia de las convicciones como eje central de nuestras vidas y de nuestra gente. Descubrí que la mera simpatía hacia la causa negra, la afroafinidad, no sirve sin eso; lo que mi tía Vicenta estaba diciéndonos es que los negros, en su mayoría, carecen de esta afinidad y la confundimos mucho con la «simpatía».54 Tía Vicenta nos hizo pensar por primera vez en la confrontación dialéctica contra las élites negras. Es en esa adopción de las propuestas del pensamiento hegemónico blanco, aunque no existan alternativas coyunturales que defiendan a las poblaciones negras, que las élites afrodescendientes llegan no para cuestionar el Estado, sino para diluir los procesos reivindicativo de las bases, porque son legítimos aliados del sistema, a pesar de que este persista en hacer creer que con tres celebridades negras, y varias personalidades folklóricas, el Estado racista y criminal puede verse exonerado en la perpetración de sus crímenes de odio. Mi tía Vicenta nos hizo ver que las consecuencias de la repercusión de todas las violencias contra las poblaciones negras tienen como sus mejores aliados sus propias élites, que a cambio de merecer, del sistema instaurado por los opresores, su plato de lentejas y poder cogerse de la mano con los intelectuales blancos, se mantienen en silencio o presentándose con su discurso solapado, plagado de negación, y así conseguir ser aplaudidos por sus vaguedades interpretativas de las coyunturas de la intimación y el aniquilamiento sistemático contra todas las generaciones negras.
Ella marcó, a través de sus relaciones personales y políticas, la toma de conciencia y condicionó mi desprecio por los intelectuales negros tío Tom y su perspicacia. Me hizo ver la importancia de la igualdad de las mujeres y la centralidad de los derechos de las mujeres africanas en los proyectos panafricanistas o nacionalista negro. Su ejemplo sobre la igualdad de género y el papel de las mujeres saturaron sus broncas, conversaciones, discursos y su impacto en la política y evolución del movimiento panafricanista de España.
Tía Vicenta decía que el negro culto fue creado por el opresor para reproducir la opresión. Por ese motivo, el negro no puede simpatizar con su causa y menos desarrollar dicha afinidad, pues las imágenes que recibe de sí mismo desde los tiempos de la esclavitud y el colonialismo le han provocado esa desestructuración psíquica y emocional de la que habló Fanon en Piel negra, mascaras blancas: ha destruido su propia afectividad. No obstante, la destrucción negra no es académica ni educativa. De hecho, mi tía odiaba la frase «creamos escuelas en África» o la típica frase «lo que África necesita es más educación», podías irte al cama sin cenar pizza o tres días sin bajar a la piscina solo por ese tipo de razonamientos, según Tía Vicenta equivalía a decir: «los negros son maleducados o estúpidos, es un insulto a los creadores de las pirámides».55 Tía Vicenta no había pisado una universidad pero su análisis visión y pedagogía era superior a cualquier catedrático. Odiaba profundamente el discurso tradicional del negro pacifista bufón, tipo Steve Urkel, me transmitió que la crisis existencial de la elite negra es colonial. Eso afecta a nuestra identidad y sus índices de violencia que es el único instrumento civilizador; las vidas de los negros no importan, y esta idea ya ha sido elaborada por el poder blanco e interiorizada por el negro mediante el monopolio en el pensamiento, la fe y la pedagogía (Iglesia, bancos, empresa, fútbol, Hollywood, los medios de comunicación, etc.). Tía Vicenta decía que mantenían al negro en la modernidad, pero en estado de esclavitud y secuestro mental. Estas ideas fundamentales, sobre las bases científicas de la colonización mental de la élite negra jamás la hubiera aprendido en ningún máster de universidad, en ambientes machistas y patriarcales, o en tertulias por muy progre que fueran.
Sus palabras aún resuenan en mí y en el mundo de hoy, porque ofrecen la validación y deslegitimidad contra la opresión de las mujeres negras. Aquí está mi evolución política, influencia intelectualmente por las mujeres africanas como mi tía Vicenta. También tía Vicenta fue importante cuando creamos los Panteras Negras y el movimiento panafricanista. No éramos conscientes, ahora sabemos cuánto comprendió la opresión de las mujeres, la pasión y la fuerza con la que apoyó el liderazgo y la liberación de las mujeres africanas. Esto se debió, en gran parte, a la influencia intelectual, a menudo invisible o negada, de estas mujeres negras, cuya influencia hizo que yo ampliara mis ideas sobre la opresión de género, su conciencia y su liberación. Tía Vicenta fue crucial, en segundo lugar, porque el primer local que tuvimos como Panteras Negras fue su peluquería, que la «okupamos» amistosamente por decirlo de alguna manera. Sabíamos que tarde o temprano se enteraría, y el día que pareció por allí de sorpresa, Tomy, Siale y yo casi nos meamos en los pantalones. Se calmó cuando vio ondeando en la entrada el póster de Malcolm X y la bandera Red, Black and Green de Garvey. Lo miró con su mirada fulminante; parecía que iba a romperlo, me abrazó y me besó diciendo: «Ahhh... Creía que erais una piara de negratas fumetas, miedosos tíos Tom». Tía Vicenta en estado puro.
51 Véase Nfubea, A. (2013): Malcolm X y la generación hip-hop.
52 Umar Johnson (2011): Psycho-Academic Holocaust: The Special Education & ADHD Wars Against Black Boys. Prince of Pan-Africanism Publishing. Este libro aborda temas como el movimiento para eliminar la educación pública, el papel de la jerga negra/lenguaje ebónico en el proceso de maleducación, el control psico-farmacéutico del establisment de la salud mental, el mal diagnóstico intencional de los niños negros para obtener beneficios económicos, exámenes obligatorios de graduación en secundaria y el racismo institucional escolar. Es un recorrido por la máquina de educación especial y cómo funciona. También es el primer libro que explora cada uno de los cuatro principales trastornos de conducta perturbadores (TDAH, CD, ODD, DBD-NOS) y cómo estos diagnósticos discriminan pobremente entre los comportamientos normales y anormales entre los varones negros. Una lectura muy poderosa, el holocausto psicoacadémico está escrito para personas comunes con lenguaje cotidiano, y debe ser leído por todos los adultos que se preocupan por el futuro de los jóvenes varones negros en Estados Unidos, la Unión Europea, Gran Bretaña, Canadá y el Caribe. Se ha dedicado un capítulo completo a enseñar a los padres y maestros cómo eliminar conductas desafiantes y disruptivas sin medicamentos químicos. En otro capítulo, titulado «Preguntas frecuentes», brinda a los padres negros, trabajadores sociales juveniles información vital que pueden usar para ayudar a proteger a los hombres afroamericanos del racismo psiquiátrico y el jaquismo educativo jimcrowista. El autor es un doctor en psicología clínica, psicólogo escolar certificado y terapeuta infantil, con más de quince años de experiencia trabajando con niños negros en riesgo. Como experto en diagnóstico educativo, el Dr. Umar trabaja con niños y familias con discapacidades intelectuales, autistas, trastornos emocionales y con discapacidades de aprendizaje. El Dr. Umar tiene la misión de construir un distrito escolar residencial independiente para niños y niñas afroamericanos que han sido abusados académicamente por el sistema público y privado de los Estados Unidos.
53 Juan Zacarías Ebale Ngomo.
54 Aquí «simpatía» se refiere al reconocimiento, cariño y búsqueda de un beneficio, así mismo su militancia está en función del tiempo que tarde en conseguir dicho beneficio. Los artistas y profesionales afros quieren dirigir un movimiento negro sin afinidad, solo desde la simpatía. Dan más importancia a las formas que al objetivo y naturaleza de la lucha negra. Por ello, aprovechándose de las circunstancias, todos los house niggers buscan llegar con el favoritismo, nunca por manu militari (papeles, novia, una visa para Estados Unidos, un buen empleo...). Parte del fracaso de nuestra lucha es que la élite negra carece de afinidad con los cimarrones, mientras que su afinidad, aunque no simpatía es para con el amo. Te piden amistad en las redes sociales, pero no quiere aparecer en ningún kilombo con las redes. Siempre se cuidan de no parecer apoyando causas o ser negros amenazantes y cuando este apoyo se produce públicamente siempre está sujeto a la ambigüedad. Como ser colonizado, el negro busca que otro negro sea el que se sacrifique para, así, ellos acabar en algún partido como diputado, artista en Eurovisión o el amante secreto de un político gay blanco iluminado que no sale del armario. El mecanismo es siempre el mismo: expresarse mediante un lenguaje verbal y corporal extremadamente sumiso, un lenguaje que ya es literatura para seducir al opresor, mediante una prosa consistente en contar su historia afro a partir del relato que no transmita drama ni odio. Hoy se pretende camuflar como etnocultura, cuando es colonialismo. Es lo que mi tía Vicenta Avoro llamaba el «relato del blanco». Esta descontextualización del proceso negro pretende hacernos creer que el blanco es bueno, y que su cultura no es genocida cuando es absolutamente agresiva, y eso se ve en la gesticulación corporal del negro tío Tom. Bailes africanos como el mapale, el tango, la salsa, el merengue, el hip-hop, etc., transmiten sufrimiento esclavista: algo muy diferente a la oralidad normalizadora que pretenden los intelectuales y los artistas africanodescendientes.
55 Alarcón Valencia, Luis Alberto (2013): Curso de formación del espíritu cimarrón. Madrid: FOJA. «Una población que ha sufrido el genocidio eterno, sin embargo, continúa buscando una resolución pacífica de los conflictos desde su propia negación. En la media en que unos eran claros y veraces con el amo y sus estructuras de la plantación, se considera hiriente para el blanco, que pretende siempre minimizar, y restarle valor e importancia al dolor de los negros. El negro nunca debe decirle la verdad al blanco sin fingir que no le odia.»
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Ellas inventaron el panafricanismo
En España, hemos oído hablar de dirigentes panafricanista como Luis Alberto Alarcón, Marcelino Bondjale, Ras Babiker, Antumi Toasijé, Bee Mba, Sarjo Bondjma, Mady Ba Cissé, Baldw Lumumba, Kemit Kareba, Alfonso Arcelin, pero falta alguien: ¿dónde están las mujeres? Esa historia sin representaciones femeninas suena un poco al contexto de tantas otras luchas sociales por la igualdad de derechos, en las cuales ahora ya se dice (siempre se supo) que participaron mujeres y fueron protagonistas.56
Y es que una de las mayores tragedias de Kemet es el hecho de que toda nuestra historia cultural, económica y política ha sido sesgada, y a menudo pervertida con el instrumento de dominación patriarcal. Nos es escondida, y como diría Marcus Garvey, «un pueblo sin historia, o con una historia mal representada, es un pueblo sin identidad o, en el mejor de los casos, con un sentido distorsionado de sí mismo».
Las afirmaciones del profesor Dj Moula Sas Ebewera definen el panafricanismo como un movimiento histórico de liberación y unidad cultural, sociopolítica y económica del mundo africano, que nació en la diáspora caribeña a mediados de siglo xix, en el contexto en el que surgen los grandes bloques ideológicos como el socialismo, el sionismo, el anarquismo, el feminismo, el liberalismo, la socialdemocracia y el fascismo practicado en las colonias africanas.57
El panafricanismo nació como evolución natural y política del cimarronaje, del kilombismo, de los palanques o de los cumbes y participaron actores como Benkos Biohs, Zumbi Dos Palmares, Yanga, Negro Miguel Nani, Buckman, Makendal, etc. Fue allí donde se dio la primera experiencia exitosa del panafricanismo, y donde surgieron sus líneas ideológicas.58 Como doctrina y movimiento ha sido el que más y más profundos cambios ha realizado en los africanos, siendo una ideología revolucionaria, que se ha extendido entre los trabajadores, los intelectuales y los militantes negros. Desde los cimarrones hasta que Martin Delany defendió el movimiento de «Back to Africa», el panafricanismo organizado ha sido una opción viva para los negros en su continua lucha por liberarse de la opresión, abrazando firmemente el feminismo y la solidaridad con las mujeres. Marcus Garvey, Kwame Nkrumah, Malcolm X, Patrice Lumumba son algunos de los nombres más estrechamente relacionados con este anhelo; en el movimiento panafricanista siempre hubo mujeres al frente. Ellas fueron parte central del movimiento Back to Africa y símbolo de Liberia, pasando por el pannegrismo filosófico y otros factores que dieron lugar al concepto y maduración en su máximo apogeo del panafricanismo con la aparición de la UNIA (Universal Negro Improvement Association) en 1914.
Poco después de que Mbuyi Nahanda ofreciera resistencia al genocidio alemán en Namibia, se fraguó la primera conferencia panafricana en 1900, donde hubo tres mujeres que presentaron ponencias. De igual modo, en la misma época, en muy pocos foros europeos una mujer blanca podía hablar. Destacó, con grandes logros, Amy Ashwood, que fue directora de la compañía naviera Black Start Line, y fundadora de Negro World y la organización panafricana más importante de todos los tiempos: UNIA-ACL. Además, tuvo un destacado papel en el V Congreso de Manchester, que fue el gran evento que permitió la descolonización africana en 1945. En 1915, destacaron Sojouner Truth, Ida Wells, Amy Ashwood Garvey y Amy Jacques Garvey. Fueron las esposas de Marcus Garvey quienes le permitieron a este pasar de ser un «desconocido» líder de masas a ser estudiado como gran filósofo de talla mundial y apóstol inmortal del rastafarismo.
Amy Ashwood nació en Port Antonio, Jamaica, el 10 de enero de 1897. Fue una activista panafricanista de capacidad y visión insuperable. Fue directora de la Black Star Line Steamship Corporation, y, junto con su esposo Marcus Garvey, fundó tanto el periódico Negro World como la organización. Era la única hija de los tres hijos del empresario Michael Delbert Ashwood y su esposa, Maudriana Thompson. De niña, su abuela le dijo que era descendiente de Ashanti en Ghana, que son comúnmente conocidos por los jamaicanos como luchadores contra la esclavitud y la opresión. Como muchos migrantes caribeños que trabajaban en la construcción del canal creció en Panamá, regresó a Jamaica en 1904 y asistió al instituto Westwood de chicas en Trelawny, donde conoció a Marcus Garvey, con quien fundó la Universal Improvement Association (UNIA) en 1914.59
A la edad de diecisiete años, mientras estaba en UNIA, Amy Ashwood escribió cartas románticas a Marcus, en las que le decía: «Nuestro amor es común por África y nuestra preocupación por el bienestar de nuestra raza nos instó a la acción inmediata». Organizó una sección de mujeres de la UNIA, y en 1918, se mudó a los Estados Unidos, donde trabajó como asistente de Garvey y secretaria de la sucursal de Nueva York. En 1919, fue nombrada secretaria de Black Star Line y se convirtió en uno de sus primeros directores. En 1919 se casaron, pero se divorciaron en 1922 en Misuri, y Marcus se casó rápidamente con Amy Jacques, ex compañera de cuarto de Ashwood60 y su dama de honor. Amy Ashwood nunca aceptó el divorcio y sostuvo hasta el final de sus días que ella era la «verdadera» señora Garvey. Sin embargo, siguió adelante con su vida militante panafricanista para convertirse en una de las más eminentes panafricanistas, política y feminista cultural de reconocimiento mundial. Llegó a Londres en 1932 donde continuó sus esfuerzos como heroína panafricana durante décadas antes. En 1914, Ashwood contribuyó enormemente con su esposo Marcus Garvey a fundar el periódico Mundo Negro, cuyo propósito era conectar a las personas africanas de todos los continentes, y además abrió un popular club nocturno local donde se reunían activistas anticolonialistas de los territorios británicos. En Gran Bretaña, entabló amistad con Ladipo Solanke. Juntos fundaron la Unión de Progreso de Nigeria (NPU). Fue honrada con el título yoruba de Iyalode, que significa «la madre ha llegado». Ashwood apoyó a la Unión de Estudiantes de África Occidental y en 1924 regresó a Nueva York, donde produjo comedias con su compañero, Sam Manning, un cantante de calipso de Trinidad que fue uno de los artistas de grabación negra pioneros en el mundo. Entre las producciones se encontraba Brown Sugar, una producción musical de jazz en el Teatro Lafayette, que contó con Manning y Fats Waller y su banda. En 1934, regresó a Londres y abrió el club de jazz Florence Mills Social Club, en Carnaby Street, que se convirtió en un lugar de reunión para los partidarios del panafricanismo. Diez años después regresó a Jamaica en plena Segunda Guerra Mundial. Allí Ashwood fundó un instituto de ciencias domésticas para niñas. Y se volvió muy activa en política: se presentó a concejala participando activamente en el movimiento panafricanista por el autogobierno. Luego fue a Jamaica, donde con personas prominentes como JJG Smith formaron un partido político. Usó su posición de concejala para presionar por los derechos de las mujeres. Tras la invasión fascista de la Italia de Mussolini en la Etiopía del rastafari, su liderazgo ayudó a establecer los «Amigos Internacionales Africanos de Abisinia», con CLR James, y abrió una Oficina Internacional de Servicios Africanos con figuras como George Padmore, Chris Braithwaite y Jomo Kenyatta. En 1939, pasó algún tiempo en Nueva York, pero antes fundó el Centro de Mujeres Afro de Londres, que también había ayudado a consolidar. En 1944, volvió a Nueva York, donde se unió al Consejo Nacional de las Indias Occidentales y al Consejo de Asuntos Africanos, y también hizo campaña para el primer concejal negro de Harlem e inspirador de Malcolm X, Adam Clayton Powell Jr. Fue en este momento cuando contacto con Kwame Nkrumah, a quien había conocido en su época de estudiante en la Lincoln University, y juntos organizaron en Manchester (1945), el V Congreso Panafricano.61 Participó en la organización de la primera sesión durante la sesión de apertura, presidió la libertad del gobierno colonial británico. Ashwood y Alma La Badie fueron las dos únicas mujeres presentadoras del congreso. Finalmente, a partir de 19 de octubre, las dos mujeres pudieron hablar sobre temáticas relacionadas con la liberación de las mujeres. Tras la guerra y preparando la libertad africana en 1946, se trasladó a Liberia, en la que residió durante tres años. Allí comenzó una relación sentimental con el presidente del país, William Tubman una vez separada de Garvey. Mientras vivía allí, realizó viajes a Antigua, Aruba, Barbados, Jamaica, Estados Unidos, Guayana, Dominica, Trinidad y Tobago, Surinam, Ghana, y otros países africanos en busca de su pasado Ashanti, mucho antes que lo hiciera Alex Haley con su novela Raíces.62 Fue ella la que inspiró la conciencia panafricanista del Caribe y la formación más adelante CARECOM, donde impartió muchas conferencias. En Barbados, presidió la formación de la Alianza de Mujeres de Barbados. Investigó las condiciones para las mujeres en Nigeria y dio conferencias a grupos de mujeres. Luego regresó a Londres, ayudó a establecer el Centro del Pueblo Afro en Ladbroke Grove en 1953. Era amiga de Claudia Jones como parte del comité editorial del periódico West Indian Gazette, con sede en Brixton, fundada por Jones en 1958. A raíz de los disturbios raciales de Notting Hill, en 1958, Ashwood cofundó, en Londres, la Asociación para el Progreso de las Personas de Color. En 1959, presidió una investigación sobre relaciones raciales tras el asesinato de Kelso Cochrane en mayo de ese año.63
Amy Jacques Garvey, la segunda esposa del líder panafricanista, nació en Kingston (Jamaica), en 1888, y siendo muy niña fue cautivada por el panafricanismo cuando asistió a una conferencia de la UNIA y se conmovió con sus palabras. Poco después asumió el papel de secretaria privada de Marcus Garvey. Al comienzo de su matrimonio, creía que su responsabilidad debía ser la de consolar a su esposo. Apenas varios meses después de casarse comenzó a editar el volumen 1 de Filosofía y opiniones de Marcus Garvey (una compilación de sus escritos y discursos). Su propósito inicial era proporcionar un medio para que el público en general se formara su propia opinión sobre Marcus Garvey, sin el estigma provisto por las fuentes parciales y racistas de la época. El lugar de Amy en la organización pronto cambió, ocupando el lugar de su esposo encarcelado y trabajando para fortalecer su movimiento: se convirtió en la cara visible de UNIA y una voz de las mujeres de esta organización. En su libro Garvey y garveyismo, Amy alega que una cantidad significativa de los discursos de Garvey fueron el resultado directo de su propio trabajo; ya sea con la elaboración de líneas específicas o la investigación que realizó. Amy describe cómo Marcus le imploró que leyera los artículos de la primera página y otras fuentes importantes y le explicara su importancia. Después de recopilar la información que necesitaba, la usaría para sus propios discursos. Se dijo que Amy Garvey era una excelente oradora, después de haber recorrido el país con o sin su marido. Tras regresar de su gira por el Oeste, Marcus tenía previsto hablar en Nueva York y Amy no formaba parte del programa. Pero la audiencia estaba tan inspirada por sus discursos anteriores y trabajos publicados que cuando Garvey fue a hablar, la multitud gritó: «¡Queremos a la señora Garvey!». A pesar de que no estaba programada para hablar en el evento, se le permitió hacerlo por el clamor de la multitud. Se dijo que Marcus Garvey subió al podio y afirmó que estaba agradecido de que fuera ella, su esposa, y no un rival. «Esperaba un comportamiento abnegado de su esposa y tal vez él se sintió amenazado por su estatus de rival, lo que le impidió reconocer sus capacidades y logros». Sin embargo, Amy no representó una amenaza inicial para Garvey. Dadas sus fuertes creencias sobre su posición como esposa y la estructura de la organización, Amy ocupó su sitio, al igual que otras mujeres en la UNIA. La UNIA se presentó a sí misma como una organización de igualdad de derechos, pero algunas mujeres se quejaban de los puestos que les habían dado. Estas quejas se hicieron públicas en la convención nacional de la UNIA en 1922. El sexismo encontró un medio para prosperar, a pesar del compromiso de la UNIA con la igualdad de género. Siendo este el caso, mujeres como Amy Jacques Garvey se convirtieron en casi imprescindibles para la organización. Ante circunstancias imprevistas, se vio obligada a asumir un papel principal en la UNIA. A Marcus Garvey se lo declaró culpable de fraude postal el 21 de junio de 1923, menos de un año después de casarse con Amy. Tras ser condenado, se lo envió a la prisión de Tombs en el estado de Nueva York, donde pasó tres meses antes de ser liberado bajo fianza. Mientras estuvo en prisión, Marcus Garvey no ganó sus apelaciones y, como resultado directo, el 8 de febrero de 1925 se lo sentenció a cinco años en la Penitenciaría Federal de Atlanta.64 Es en este momento que Amy asumió el liderazgo. Además de hablar en todo el país para recaudar fondos para la defensa de Garvey, editó y publicó el volumen 2 de Filosofía y opiniones de Marcus Garvey, así como dos volúmenes de su poesía, La tragedia de la injusticia blanca y Selecciones de las meditaciones poéticas de Marcus. Mientras esto hacía, trabajó incansablemente con abogados para sacar a su esposo de la cárcel y mantuvo activa y unida la UNIA avanzando con discursos y reuniéndose con sus líderes. A pesar del esfuerzo que Amy puso para mantener vivo el sueño cimarrón de Marcus Garvey, nunca asumió el liderazgo oficial de la organización. Después de que su esposo fue deportado en 1927, lo acompañó a Jamaica. Tenían dos hijos: Marcus Mosiah Jr. y Julius Winston; el primero nació en 1930 y el segundo tres años después. Se quedó con ellos en Kingston cuando Marcus se trasladó a Inglaterra en 1934. Tras la muerte de Marcus en 1940, Amy Jacques continuó la lucha por el panafricanismo, el internacionalismo revolucionario negro y la independencia africana. En 1944, escribió «Un memorando correlativo de África, el Caribe y las Américas», que pretendía convencer a los representantes de los Estados Unidos para que adoptaran una Carta de la Libertad Africana. En noviembre de 1963, visitó Nigeria como invitada del presidente Dr. Nnamdi Azikiwe. Ese año, publicó su propio libro, Garvey and Garveyism, así como un folleto: Black Power en América: el poder del espíritu humano, en 1968. También ayudó a John Henrik Clarke en la edición de Marcus Garvey y la visión de África (1974). Su trabajo final fue Filosofía y opiniones de Marcus Garvey (vol. III), escrito en colaboración con EU Essien-Udom. Fue galardonada con la Medalla Musgrave en 1971. La UNIA fue la organización anticolonial más influyente del mundo dentro de la tradición de cimarronaje o abolición hasta 1938. Deben ser consideradas las grandes referencias en liberación africana. Amy Jacques Garvey ha sido una mujer excepcional en el aspecto intelectual y muy constante en el mantenimiento del legado de garveyismo. A esta mujer se la puede entender como uno de los grandes ejemplos de lo que llamamos panafricanismo y se la puede considerar como unas grandes cimarronas luchadoras. Su legado no tiene nada que envidiar al de su marido, pues radica en dar a las mujeres la oportunidad de ser líderes e influir de manera muy decisiva en la esfera pública y el concepto e ideología de panafricanismo y por tanto feminismo. Su trabajo y visión influyó a otras heroínas como Affiong L. Affiong, Miriam Makeba, Queen Mother Moore, Martha Moumie, Claudia Jones Grace o Winnie Mandela, que desarrollaron también líneas muy significativas del panafricanismo. Tras el histórico congreso de Manchester, en 1945, donde Nkrumah, Ahmed Sékou Touré, Padmore, Jomo Kenyatta acordaron aterrizar el panafricanismo en suelo africano, inmediatamente las mujeres destacaron por su visión, estrategias, inteligencia, coraje y liderazgo.65