Técnicas para el diagnóstico de endoparásitos de importancia veterinaria

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ISBN: 978-958-8572-84-0
© Primera edición, Bogotá, abril del 2013
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Dirección editorial
Guillermo Alberto González Triana
Coordinación editorial
Sonia Montano Bermúdez
Corrección de estilo
María Elvira Mejía
Diagramación
Precolombi EU-David Reyes
Carátula
Giovanny Pinzón
ePub por Hipertexto / www.hipertexto.com.co
Las imágenes ilustran al protozoario flagelado Giardia canis en una muestra coprológica de un paciente canino. La imagen superior izquierda muestra el organismo teñido con lugol y la imagen inferior derecha es una coloración de Giemsa, donde se notan con mayor detalle los flagelos y los nucléolos que semejan ojos.
La mayoría de fotografías de este manual son originales de su autor. En caso contrario se brinda el crédito correspondiente.
Siempre recordaré con agrado mis primeros años de entrenamiento en el laboratorio de parasitología veterinaria del Laboratorio de Investigaciones Médicas Veterinarias (LIMY), Instituto Agropecuario (ICA), bajo la tutela del doctor Guillermo Mateus Valles (q.e.p.d.) y los compañeros del Programa de Parasitología Veterinaria del ICA: Otoniel Vizcaíno Gerdts, Gustavo López Valencia, Danilo Parra Gil y Carlos Villar Cleves. Un reconocimiento especial a los colegas y amigos por ese apoyo en la formación y el aprendizaje conjunto en el ámbito de la parasitología veterinaria.
También deseo agradecer a las directivas de la Universidad de La Salle, al decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, Dr. Luis Carlos Villamil, y al director del programa de Medicina Veterinaria, Dr. Juan Fernando Vela, por el apoyo y palabras de aliento para sacar adelante esta iniciativa.
Finalmente, un gran sentimiento de gratitud amistad y camaradería con Aquilino Rincón Sánchez y José Antonio Ávila Velásquez, auxiliares del laboratorio de Parasitología Veterinaria de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de La Salle, quienes me han colaborado en hacer realidad el desarrollo de estas técnicas en nuestra facultad.
EFRAÍN BENAYIDES ORTIZ
Prefacio
En la actualidad, las enfermedades parasitarias de las diferentes especies animales constituyen una seria limitante en el proceso de desarrollo animal, así como en los sistemas de producción. Las condiciones climáticas, la temperatura, la humedad y la presencia de flora y fauna se convierten en condiciones ideales para el desarrollo parasitario; aunque en el mercado se dispone de sustancias químicas para su control, no se logra la disminución del problema por cuanto se carece de métodos sencillos y modernos para el correcto diagnóstico, identificación, estudio de poblaciones parasitarias, su bioecología y ciclos biológicos.
Los ganaderos invierten elevadas sumas de dinero en el control parasitario en aplicaciones desde un día de nacidos los animales sin conocimiento de los parásitos existentes y con el perjuicio de ir seleccionando los genes resistentes.
Por otra parte, el calentamiento global también está influyendo en la aparición de parásitos tanto internos como externos, sobre todo en altitudes que antes les eran impropias; por lo tanto, un buen diagnóstico de los parásitos debe contribuir a que se controle de manera efectiva; sin embargo, esto solo se logra con pruebas sencillas y a la vez eficaces, utilizadas en los laboratorios de diagnóstico, en facultades de Medicina Veterinaria y en el ejercicio particular.
Desde 1979 solo se contaba con el Manual de técnicas de parasitología y entomología veterinaria del Instituto Colombiano Agropecuario ICA, editado por los médicos veterinarios Parra y Vizcaíno. La presente publicación es la culminación del compromiso con la docencia, la investigación y la transferencia tecnológica, hecho por el médico veterinario Efraín Benavides Ortiz, doctorado en Epidemiología Veterinaria con toda una vida dedicada a la investigación y a la docencia. En el libro se recogen metodologías con las cuales será posible estandarizar esos procesos en las diferentes facultades de Medicina Veterinaria y en los laboratorios de diagnóstico, con el fin de lograr una formación homogénea de estudiantes y profesionales de campo.
Las diversas imágenes serán la mayor ayuda en el diagnóstico parasitológico. Estas son elaboración propia del autor.
GUSTAVO LÓPEZ VALENCIA
Médico Veterinario, MSc. Parasitólogo
Instituto Colombiano de Medicina Tropical
Introducción
La parasitología es la ciencia que estudia los parásitos; organismos que viven dentro o sobre otros organismos vivos, obteniendo de ellos nutrientes sin brindar compensación a cambio. De cualquier forma se entiende que el asunto se trata de la convivencia entre diversos organismos animales, en la que existe un componente coevolutivo, por lo cual se habla de diversos niveles de esa asociación y se describe la ocurrencia de comensalismo, mutualismo, simbiosis, foresis y parasitismo propiamente dicho, lo cual, por lo general, ha implicado que el parásito viva a costa del animal del que obtiene su sustento. Sin embargo, en la naturaleza, la convivencia tiende a llegar a niveles de equilibrio por lo que no necesariamente el parasitismo es perjudicial para el animal con el que convive. En consecuencia, se ha sugerido (Soulsby, 1982) que se debe entender el concepto de parasitismo como una relación en la cual un organismo (el parásito) es dependiente metabólicamente en mayor o menor extensión de otro organismo (el huésped). En términos biológicos se considera que un parásito está más adaptado a su huésped, cuando le produce menor daño (Botero y Restrepo, 1999).
En términos amplios, las definiciones de parasito y parasitismo abarcan todas las asociaciones biológicas entre organismos vivos, también pueden involucrar a organismos patógenos de distintos niveles del árbol de la vida, virus, bacterias, hongos, etc., pero, por costumbre, en las ciencias médicas y en las veterinarias generalmente se ha restringido el término parásito solamente para organismos eucariotas y metazoarios, es decir, los protozoarios, helmintos y artrópodos (Soulsby, 1982; Botero y Restrepo, 1999).
Aunque existen diversas formas de clasificar los organismos parásitos, generalmente estos se catalogan de acuerdo con su ubicación, es decir, pueden ser parásitos externos o ectoparásitos y parásitos internos o endoparásitos. Mientras los artrópodos, en su mayoría, actúan como ectoparásitos, los endoparásitos están representados por los protozoarios, organismos eucariotas unicelulares microscópicos y por los helmintos, organismos metazoarios que están actualmente agrupados en tres filos del reino animal: Acantocephala, Platyhelmintes y Nematoda (Soulsby, 1992; Bowman, 2009).
Los ciclos de vida de estos organismos son diversos y complejos. En la evolución conjunta se han embebido en las cadenas alimenticias y hábitos de los huéspedes e incluyen componentes parasíticos dentro del animal y de vida libre en el ecosistema; sin embargo, su entrada y salida del organismo parasitado ocurre a través del sistema digestivo —con excepción de los organismos que son transmitidos por la picadura de un vector artrópodo o los que penetran activamente a través de la piel—. Entonces, en las materias fecales de las diversas especies animales se pueden encontrar huevos, larvas, trofozoítos, ooquistes y ocasionalmente parásitos adultos de endoparásitos que habitan en el tracto digestivo y en el sistema biliar, pero también de los parásitos pulmonares y del sistema nervioso y circulatorio (Sloss, 1970; Thienpont, Rochette y Vanparijs, 1979). Esto brinda la oportunidad de utilizar las heces como punto importante de partida para el diagnóstico e investigación parasitológica; la descripción de estas técnicas es un componente central de este manual, el cual se acompaña de imágenes ilustrativas.
La primera experiencia del autor de este manual con las técnicas parasitológicas requeridas para el examen coprológico fue en el Laboratorio de Investigaciones Médicas Veterinarias (LIMV) del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), a inicios de la década del ochenta. En este laboratorio estaban en curso diversas investigaciones sobre la epidemiología de parásitos en rumiantes (Rivera, Parra, García y Aycardi, 1983) y se procesaban las muestras que llegaban al centro de diagnóstico de Bogotá. Las técnicas allí utilizadas eran las recopiladas a partir del texto de Parra y Vizcaíno (1979), el cual es una referencia imprescindible para el parasitólogo veterinario en Colombia. Esas técnicas se estandarizaron en Colombia en el marco de proyectos de cooperación internacional, particularmente, gracias a los convenios del ICA con Texas A&M y el convenio colombo-inglés.
Posteriormente en el Centro de Medicina Veterinaria Tropical (CTVM), de la Universidad de Edimburgo, en el marco de la maestría en Ciencia Veterinaria Tropical se volvieron a retomar estas técnicas en el curso de helmintología aplicada (Sewell, Hammond y Wright, 1983). En esta ocasión fue interesante estudiar diversas modificaciones de las técnicas, principalmente para permitir su aplicabilidad bajo diversas y adversas condiciones en el trópico, con énfasis especial en las condiciones de los servicios veterinarios de las excolonias británicas en Asia y África, donde los problemas parasitarios son de primera importancia en animales domésticos y silvestres. Las técnicas desarrolladas en el ctvm son concordantes con aquellas recomendadas por el Central Veterinary Laboratory en Gran Bretaña (MAFF, 1977) y que han sido publicadas en el Manual de investigación veterinaria (Davies, 1990); ahora bien, estas técnicas son ligeramente diferentes de las desarrolladas en Norteamérica, pero conservan similares principios (Sloss, 1970). En este caso, las técnicas tienden a adquirir formatos para ser comercializadas, adquiriendo nombres específicos y desarrollando variaciones comerciales para ser aplicadas en finca o consultorio.
Desde la coordinación de los centros de diagnóstico veterinario del ICA, donde actué como coordinador de la red a inicios de la década del noventa, fue posible constatar que existía una gran diversidad de protocolos de prueba para el diagnóstico de parásitos internos de animales. Mientras unos centros proferían resultados de forma cuantitativa (huevos por gramo: hpg), otros solo indicaban la presencia o la ausencia de huevos de parásitos y otros lo hacían en forma semicuantitativa utilizando cruces (+, ++, -) para indicar la intensidad de presencia de huevos o larvas de parásitos en una muestra. Este deficiente método de diagnóstico sigue siendo la forma principal de entregar los resultados de análisis coprológicos en el territorio colombiano. Se sabe que un certero diagnóstico cuantitativo es requerido en diversas especies animales, principalmente en herbívoros (Sloss, 1970; MAFF, 1977; Thienpont et ál., 1979).
De esa deficiencia surge la primera motivación para la preparación de este texto, ya que se requiere estandarizar métodos de diagnóstico en los laboratorios de parasitología veterinaria, de forma que los resultados de esos análisis ayuden a racionalizar el uso intenso, muchas veces innecesario, de antihelmínticos que se realiza en el campo colombiano. La necesidad de un diagnóstico certero es reafirmada por la aparición y la confirmación de la presencia de poblaciones de endoparásitos resistentes a diversos grupos de antihelmínticos en varias especies animales, pero con énfasis en pequeños rumiantes y en equinos, en diversas regiones del globo: Taylor y Hunt (1989), Kaplan, Klei, Lyons, et ál. (2004); en Sudamérica: Waller, Echevarria, Eddi, Maciel, Nari y Hansen (1995), Almeida, García, Torgerson y Amarante (2010); y en el país: Márquez, Jiménez, García y Garzón (2008), Barragán y Benavides (2011).
La elaboración de este manual se retomó como parte de actividades académicas en el programa de Medicina Veterinaria, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de La Salle, en la que se tiene a cargo la cátedra de parasitología veterinaria desde el 2004. Con la presente publicación se quiere brindar una base textual y de imágenes que faciliten la formación del estudiante de Medicina Veterinaria y ciencias relacionadas; asimismo, se quiere iniciar el diálogo necesario que se requiere para que en el territorio nacional exista una homologación de procesos y estandarización de técnicas en nuestros laboratorios veterinarios, de forma que se llegue a protocolos unificados y criterios claros de interpretación de resultados. Por otra parte, fuera de los textos básicos de parasitología veterinaria que se han tenido como base para el afinamiento de estas técnicas y que se describieron en párrafos precedentes, se han consultado diversas fuentes de información en Internet y se ha tratado de poner información para los estudiantes en estos medios, ya que actualmente se ha sugerido el amplio uso de tecnologías de la información y la comunicación (tic) para la enseñanza de la parasitología veterinaria (Vercruysse y Eckert, 2002). Las principales fuentes consultadas en la Web incluyen el proyecto cal Diagnostics of Veterinary Endoparasitic Infections, de la Universidad de Pennsylvania (Nolan, 2004) y la Guía del Royal Veterinary Collegue (RVC)/FAO: Diagnostic Veterinary Parasitology. Las técnicas se han adaptado bajo nuestras condiciones y las que aquí se recomiendan han sido seleccionadas por su robustez, facilidad de aplicación y por la capacidad de reproducción de los resultados, además de tener como premisa el uso de materiales de fácil consecución en cualquier lugar de nuestra geografía.
Recolección y procesamiento de muestras fecales para parasitología veterinaria
En el presente capítulo se describen de forma resumida varias de las técnicas que se utilizan para demostrar la presencia de huevos, quistes, trofozoítos o larvas de parásitos en las heces de animales domésticos, silvestres o en el hombre. Las técnicas se han seleccionado de acuerdo con su capacidad de ejecución bajo condiciones de practicidad y robustez; se comparan diversas fuentes y textos sobre el particular, pero también se tiene como premisa de base la experiencia del autor. Para el estudiante interesado en el tema se sugiere consultar la sección de técnicas que casi todo texto de parasitología posee. Adicionalmente, se cuenta con dos fuentes de internet:
La guía interactiva de diagnóstico parasitológico veterinario del rvc/fao (Gibonns et ál., 2005): http://www.rvc.ac.uk/ review/Parasitology/Index/Index.htm
La página del proyecto CAL de la universidad de Pennsylvania para diagnóstico de endoparasitos: http://cal.vet.upenn.edu/ projects/dxendopar/index.html
Mientras la primera fuente enfatiza en el tema de los parásitos de especies de interés productivo, principalmente rumiantes, la segunda página posee interesante información relacionada con los parásitos de caninos y felinos. Las técnicas difieren ligeramente entre las diversas fuentes de información, pero los principios generales de uso y de interpretación son los mismos.
Antes de proceder a describir cada una de las técnicas es importante tener en cuenta algunas recomendaciones generales sobre recolección, mantenimiento durante el transporte y principios básicos para el procesamiento de las muestras.
Obtención y transporte de la muestra
Estas recomendaciones generales están dirigidas a asegurar que la muestra que se procesa en el laboratorio llegue en un estado no deteriorado que permita la certera identificación del parásito que afecta al animal (Sloss, 1970; MAFF, 1977; ^ienpont et ál., 1979; Parra y Vizcaíno, 1979):
Idealmente, las heces se deben procesar lo más rápido posible luego de salir del animal. La muestra es mucho más representativa si se asegura la recolección directamente del recto de los animales.
En el caso de animales indómitos o cuando se trabaja con fauna silvestre, la sujeción del animal se dificulta y se requiere trabajar con muestras recolectadas del suelo. Ante estas situaciones se debe asegurar que la muestra se recolecta lo más rápido posible luego de la deposición, ojalá observando al animal a la distancia y luego recolectando la muestra, pues es posible que nematodos de vida libre (no parasitarios) la contaminen, lo que entorpece el diagnóstico.
Las muestras se deben poner en un recipiente hermético o en una bolsa plástica sellada, para evitar que se desequen. La base de la conservación es asegurar que en el recipiente quede la menor cantidad de aire posible. Es necesario no olvidar, identificar adecuadamente la muestra.
Si el proceso de las muestras no se puede realizar inmediatamente, entonces se debe asegurar que las muestras se procesan adecuadamente para evitar su deterioro. Se sugiere utilizar uno de estos dos procesos:
Refrigerar las muestras, lo cual puede asegurar el mantenimiento de estas hasta por cinco días (pero se debe evitar su congelación). Para que este método de conservación tenga éxito se requiere extraer la mayor cantidad de aire posible del recipiente. Este proceso no se recomienda cuando se requiere el examen de larvas vivas mediante la técnica de Baermann.
Fijar la muestra usando formol al 10%, añadiendo fijador a las heces a una proporción de 3:1 (volumen muestra: volumen fijador) y mezclando bien. Si se quiere examinar la muestra para quistes de protozoos es mejor usar formol al 5% en solución salina. Las fijación de muestras en formol permite la conservación prácticamente indefinida y es muy usada en el estudio de parásitos de especies silvestres, pero se debe tener en cuenta que inhabilita procesos que requieren parásitos vivos (Baermann, cultivo larvario).
Si el animal ha sido tratado con antidiarreicos que contienen caolin o bismuto, aceite mineral o material de contraste para radiografía (bario), lo mismo que algunos antibióticos; todos estos materiales flotan y hacen difícil o imposible el hallazgo de parásitos. En estos casos, el examen coprológico se debe repetir cinco o diez días después luego de suspender el tratamiento.
Procesamiento
Los procesos de análisis de muestras se realizan en laboratorios de parasitología veterinaria o en laboratorios clínicos veterinarios, bien de investigación, docencia o servicio. En cada laboratorio es importante verificar los procesos de catálogo y manejo de información, además de tener en cuenta las debidas consideraciones de bioseguridad, entendiendo que algunos de los parásitos de animales domésticos o silvestres pueden tener potencial zoonótico.
Afortunadamente, ese potencial zoonótico difiere según la especie animal que se trabaje y es importante que el laboratorista conozca las peculiaridades del ciclo de vida de los organismos que espera encontrar durante el examen (Soulsby, 1983; Botero y Restrepo, 1999), para así tomar las precauciones necesarias. Se puede afirmar que el riesgo zoonótico es menor cuando se trabaja con muestras fecales de rumiantes y equinos, mientras es alto cuando se trabaja con muestras de canidos y félidos, pero también de la especie porcina.
Primero, examine las heces para examinar la presencia de sangre o cualquier material anormal; luego examine el interior del material para evidenciar la presencia de segmentos de tenias (los que se mueven y se tratan de alejar de la masa fecal) o de parásitos enteros.
Existen diversas técnicas que se han diseñado para aumentar la probabilidad de recobrar las larvas o huevos de parásitos presentes en la muestra. Cada tipo de prueba posee sus méritos y limitaciones y se debe tratar de usar la prueba que sea más apropiada para el tipo de parásito que se quiera encontrar. En esta consideración se debe tener en cuenta la especie animal con la que se trabaja.
Para su adecuada ejecución se debe asegurar seguir paso a paso los procesos descritos para cada una de las técnicas. Algunos estudiantes y profesionales buscan tomar atajos para disminuir la labor y el tiempo requerido en los procesos de laboratorio; esto generalmente lleva a resultados desastrosos, pues los resultados poseen bajo nivel de confiabilidad.
La repetición de un análisis coprológico de un animal o grupo de animales, en particular, se sugiere bajo las siguientes situaciones:
– Los signos clínicos sugieren parasitismo, pero el examen resulta negativo. Repita la prueba en dos o tres días. Repita el examen hasta por tres veces en un periodo de siete a diez días. Si en este caso no se encuentran parásitos, lo más probable es que el animal no esté infectado y que el problema tenga otra causa.
– Cuando la muestra se recolecta muy rápido después de tratamiento parasitológico específico, el tiempo de espera debe ser superior a las dos semanas. El tema de evaluación de la presencia de resistencia a los antihelmínticos se explica en un protocolo específico (Coles, Jackson, Pomroy et ál., 2006).
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