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¿Qué me dice de la urgencia de ser salvo? La salvación es de suprema importancia pero aunque así es, todavía no es debido que presionemos a los pequeños a que hagan una “decisión” de aceptar a Jesús. Si de todas maneras usted ejerce esta presión es muy probable que estará promoviendo que se haga una profesión de fe mal informada o interesada. Estamos invitando a los niños a ser salvos cuando les enseñamos lo que ello quiere decir (Hechos 16:31–32), y aún entonces, el que ellos comprendan y tengan fe depende de la obra de Dios en ellos.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, [él] les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. (Juan 1:12–13, [énfasis añadido)
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia [él] nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. (1 Pedro 1:3–5, énfasis añadido)
Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día. (Juan 6:44)
Podemos estar seguros que en el debido momento Dios salvará a los que escogió y ninguno de los escogidos se perderá (Ef. 1:4). El Señor Jesucristo lo dijo de la siguiente manera, “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37, énfasis añadido). En lugar de presionar a sus hijos a que se comprometan, enseñe y declare el evangelio a sus hijos. Por supuesto los padres cristianos deben ser “embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de [ellos]” (2 Cor. 5:20, adaptación añadida).
¿Pero, qué me dice de los niños que hace profesión de fe pero no viven de acuerdo a la profesión hasta años después cuando se “consagran nuevamente” al Señor Jesucristo? Con frecuencia escuchamos testimonios por este estilo: “Durante una clase de escuela dominical alcé mi mano o pasé al frente cuando era niño; de haber muerto habría ido al cielo. Luego, siendo adolescente, consagré nuevamente mi vida al Señor y mi vida cambió.” Hay un problema con esta manera de pensar y es el siguiente: Las Escrituras no enseñan algo parecido a esa experiencia. (Tito 2:11–14). Lo que ha descrito la persona como una nueva consagración es lo que la Biblia dice ser la salvación.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Cor. 5:17)
¿Pero, qué me dice de un niño que hace una clara profesión de fe y su vida si comienza a cambiar? Aunque eso sea cierto, no deje de evangelizar para dedicarse solamente al discipulado. Aún el disciplinar a su hijo debe ser orientado hacia el evangelio. Las profesiones de fe que se hacen a tempranas edades son en gran parte debidas a la comprensión infantil de los niños, pero también a que no han sido probados en su fe (1 Pedro 1:6–7). Los padres no deben dejarse convencer de la profesión de fe de sus hijos si el hijo por lo general, no está perseverando en la fe y la obediencia a los mandamientos de Dios.
A la vez, aunque es de entenderse el porqué puede haber dudas en cuanto a la salvación de ellos, tenga cuidado de no apresurarse en pasar juicio al respecto, o de hacerlo frecuentemente, ya que su duda puede resultar en frustración para ellos.
Recordemos como Jesús enseño la parábola del trigo (representación de los creyentes) y la cizaña (representación de los no creyentes). El amo (representación del Señor Jesús), juzgará a fin de cuentas, quién es, y quién no es cristiano. (Mat. 13:24–30). Con frecuencia nos es imposible juzgar el fruto. Hay momentos en nuestras propias vidas cuando tampoco habrá sido evidente que éramos salvos. Más bien, observe la manera habitual de vivir a diario (la filmina de la vida de cada cual). Al menos debemos ser de ánimo para el niño en cada paso espiritual que tome, sin presumir y sin asegurarles que son salvos. (Mat. 7:17–23). Ya sea que usted cree que son salvos, o no lo crea, continúe enseñando acerca de todos los aspectos maravillosos del evangelio. ¡A la vez, por supuesto, no deje de discipular a los niños que profesan ser cristianos!
¿Pero, qué me dice de criar a un niño que no es creyente? La verdad es que todo padre cristiano comienza con hijos que no son creyentes. De hecho, es posible que los padres tomen el papel de evangelistas todos los años de crianza de sus hijos. Los padres aún así son responsables de enseñar a sus hijos en cuanto a las normas santas y supremas de Dios. Con frecuencia, niños que no son creyentes y que han sido criados bajo principios cristianos tienen mayor dominio propio y son de mejor carácter que un niño mimado y falto de instrucción. Siendo así, les irá mejor en la vida y es probable que serán más atentos a la instrucción que usted les dé. ¡Esto se deberá a la gracia común de Dios en la vida del niño y no olvide, también en la vida de quien lo cría!
¿Pero, qué me dice de, “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Prov. 22:6)? ¡Seguramente, dirá usted, esta es una garantía de Dios! Recuerde, los proverbios no son promesas invariables de Dios, sino verdades generales. Por ejemplo, por lo general, “La dádiva en secreto calma el furor,” pero no siempre (Prov. 21:14). Por lo general, “La gloria de los jóvenes es su fuerza,” pero no todos los jóvenes son fuertes (Prov. 20:29). Y por lo general, “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él,” pero sabemos que algunos sí se apartan. Se puede interpretar Proverbios 22:6 de varias maneras. Algunos creen que se refiere a hábitos o a llevar un rumbo sabio o insensato en la vida. Otros creen que se refiere a la inclinación o tendencia del niño. Pero no hay duda que es una verdad general, no una promesa invariable.
¿Pero, qué me dice de, “pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” (Josué. 24:15)? El discurso apasionado de Josué se dirigió a los hijos de Israel llamándolos a volver de los ídolos para servir a Dios. El no podía decretar que toda persona en su propia casa sería salva, ni mucho menos que toda persona en la nación de Israel sería salva. La declaración de Josué apuntaba a que en la medida en que el pudiera ejercer influencia sobre quienes lo rodeaban, iba a servir a Dios y enseñar a los de su propia casa a hacer lo mismo.
¿Pero, qué piensa con respecto a que “no es justo si Dios no salva a mis hijos, sobre todo después de lo mucho que me he esforzado.” Este conflicto en cuanto a la equidad de Dios no es nada nuevo. Algunos en la iglesia de Roma también se preguntaban que hacía Dios. El apóstol Pablo sintió “gran tristeza y continuo dolor en [su] corazón” debido a que no todos los Judíos; sus parientes según la carne, serian salvos (Rom. 9:2). Sin embargo, la tristeza de Pablo no equivalía a dudar de la bondad de Dios y su derecho a gobernar sobre su creación. Pablo usa como ejemplo, que Dios escogió dar su bendición especial a Jacob, en lugar de seguir la costumbre de escoger al primogénito de Isaac, Esau. También usa como ejemplo, los propósitos que tuvo Dios para poner a Faraón en su puesto de autoridad. No fue para salvarlo sino para demostrar su poder a través de él y para que el nombre de Dios “sea anunciado por toda la tierra” (Rom. 9:17). De la manera como el alfarero tiene el derecho de moldear la arcilla como le place, Dios tiene el derecho y “de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.” (Rom. 9:18). Todos debemos humillarnos ante nuestro Dios y soberano creador, sabio y perfecto en su bondad, ya que no distinguimos el fin del comienzo de las cosas ni todo lo que Él piensa.
¿Qué puede hacer si tiene más preguntas o si necesita orientación adicional para poder entender y presentar las verdades del evangelio? Hemos incluido más información en un amplio bosquejo del evangelio que encontrará en el Apéndice A. Por ahora vayamos a la pregunta, “Por la gracia de Dios creo que mi hijo ha recibido salvación. ¿Ahora qué?
La Santificación del Niño
Un niño que “está en Cristo es una nueva creación. Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Cor. 5:17, énfasis añadido). El niño conoce nueva vida en sus deseos y el control que el pecado ejercía anteriormente sobre su vida perdido su fuerza (Rom. 6:4–6). Ha comenzado el proceso de ser conformado a la imagen de Cristo (Rom. 8:28–29). Ahora, por la gracia capacitadora de Dios, el niño ha de esforzarse para despojarse del viejo hombre y vestirse del nuevo lo cual es ser “creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Eph. 4:22–24).18 Al final el proceso de santificación será completada por Dios en el cielo. ¿Qué enseña la Biblia en cuanto a la santificación?
Vimos en el capítulo 1 que santificación significa “ser apartados para santidad.”19 Esto es igualmente un privilegio como lo es un proceso que Dios comienza el momento que salva una persona y la “une en [unión sobrenatural con] Cristo” (Rom. 6:11, explicación añadida). Este comienzo que es de Dios el inicio de la santificación se llama santificación de posición. Es obra completamente de Dios. Nuestra santificación será una transformación completa cuando Jesús regrese por nosotros o cuando nos lleve a estar con él por medio de nuestra muerte. Entonces seremos sin pecado “sin mancha delante de su gloria con gran alegría” (Judas 24). Este aspecto de la santificación se llama glorificación. También es obra de Dios.
Las Escrituras enseñan un tercer aspecto de la santificación, progresiva. Este aspecto difiere de los otros dos siendo obra de Dios y a la vez, responsabilidad del hombre. El nuevo creyente ha de entregarse a Dios y obedecer sus mandamientos. El hombre debe ejercer lo que algunos han denominado santo sudor mientras que a la vez, debe depender del Espíritu Santo para infundir en sus esfuerzos poder para la gloria de Dios. Pablo dijo, “ejercítate para la piedad” (1 Tim. 4:7). Por lo tanto, padres, enseñen de la santificación a sus hijos ya salvos de modo que ellos entiendan tanto la gracia de Dios como su responsabilidad.
Una de las maneras maravillosas en que Dios desarrolla la imagen de Cristo en un niño que es cristiano, como lo hace con nosotros (esto es, no la perfección pero progreso definitivo), es probándolo. La prueba para un niño podría ser un matón en la escuela, o un examen de álgebra que tendrá que pasar si ha de aprobar la materia. Otras pruebas podrían ser el aprender a vivir en paz con hermanos y hermanas, o tener que sobrellevar la muerte de una mascota muy querida. Por supuesto, aún los niños podrán sufrir pruebas extremas como sería la muerte de un ser querido. Dificultades y pruebas llegan de variados tamaños pero con la ayuda de Dios un niño cristiano puede afrontarlas, desarrollando carácter piadoso. De esta manera el niño glorifica aún más a Dios.
Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna… Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. (Santiago 1:2–4, 12, énfasis añadido)
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. (Rom. 5:1–5, énfasis añadido)
Todo niño que Dios ha salvado comenzará el peregrinaje para llegar a ser como Cristo. Cada prueba en su vida tomará un significado nuevo porque no tendrá que padecerla en vano. Tiene un buen propósito en su vida y en el plan de Dios. Recordemos lo que José les dijo a sus hermanos después de todas las maldades que ellos le hicieron, “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. . .” (Gen. 50:20). Los propósitos de Dios son para glorificarse a si mismo y el hacernos bien sí se hará realidad a medida que Dios moldee un cristiano, aún un cristiano joven, y le dé la imagen del Señor Jesucristo. Por lo tanto, asegúrese de ayudar a su hijo a entender cómo es que las dificultades y las pruebas forman parte de esta etapa progresiva de su santificación.
Tome precauciones para evitar la micro-administración de la fe de sus hijos, o esperar que hoy mismo haya santificación completa en sus vidas. No se les puede forzar a crecer, pero se les puede guiar con suavidad. Por ejemplo, a medida que maduran espiritualmente y suman años a su edad, ayúdeles a pensar correctamente acerca de sus decisiones y objetivos y no se limite a exigir de ellos lo que usted sabe que es sabio y piadoso.
Los niños que profesan fe en Cristo también necesitan ser discipulados y que les enseñen cómo es que el evangelio debe ser aplicado a su vida cotidiana. Algunas cosas claves que enseñarles son:
• Su posición en Cristo y como se vive esa identidad.20
• Cómo es que la Palabra de Dios debe influir en sus vidas y maneras sencillas para que adelanten sus devocionales.
• Oración.
• Adoración personal/deleite en Dios.
• Santificación y la Dinámica de “Vestirse”/“Despojarse” (Ver Apéndice B).21
• La Renovación de la mente (Ver Apéndice D, Llevando Cautivos los Pensamientos)
• Cómo discernir cuales deseos son idolatría.22
• Guerra espiritual.23
• Como compartir su fe.
• Usando sus dones espirituales y su servicio en la iglesia.
• Doctrinas bíblicas fundamentales.24
Parte del proceso de discipulado debe incluir la mayordomía de todas las cosas que Dios ha dado al niño: tiempo, talentos, dinero, bienes materiales, etc. Varones jóvenes que van madurando y se dejan enseñar pueden recibir instrucción acerca de la masculinidad, el liderazgo, y el ejercicio de tomar decisiones con perspectiva bíblica como también, las directrices de Efesios 5:25–33 y Tito 2:6–8 y las características de piedad que encontramos en 1 Timoteo 3 y Tito 1. Las jovencitas deben recibir discipulado usando las directrices de Tito 2:3–5, Efesios 5:22–24 y 33, y Proverbios 31:10–31. Además de la preparación básica para el matrimonio los jóvenes cristianos en camino de formación deben recibir instrucción acerca del igualmente importante privilegio de servir a Dios siendo una persona soltera.
A medida que sus hijos den evidencia consecuente de fe y fruto será hora de enseñarles acerca del bautismo. (Mat. 28:19; Rom. 6:3–4), la santa cena (1 Cor. 11:23–30), y membresía en la iglesia (Hechos 2:42). Es necesario que antes de que sus hijos participen de estas cosas, haya entendimiento claro y aceptación respecto a lo que cada uno de estos significa, tal como los debe haber acerca del significado de la salvación. No entre apresuradamente a estos mandamientos tan importantes de Dios para el verdadero creyente.
Conclusión
Los niños reciben la instrucción de sus padres en cuanto a muchas cosas que son para su seguridad. Con frecuencia se sacrifican indefinidamente en pro de la educación de sus hijos. La mayoría de ellos morirían por sus hijos si fuera necesario. La tarea de presentar el evangelio claramente y completamente en segmentos pequeños cada vez, es trabajo para un padre, pero no podría haber una tarea más importante. Solamente hay dos cosas en la tierra que duran para siempre: nuestra alma y la Palabra de Dios. Es aquí donde se debe hacer la mayor inversión en la vida de nuestros hijos.
A medida que usted busca discipular a sus hijos en los caminos del Señor verifique que con frecuencia reitera que el camino cristiano es una relación con un Dios y Salvador asombroso más que con una lista de mandamientos y prohibiciones. Es nuestro anhelo que usted pueda ver a sus hijos con el deseo de aprender y crecer como también, que sus esfuerzos sean correspondidos positivamente. Pero recuerde, al final lo que usted busca es ser fiel al Señor; lo demás le corresponde al niño y en últimas, a Dios.
“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos… andando por el camino…” (Deut. 6:6–7, énfasis añadido)
Preguntas de Repaso
1. ¿Aunque es posible que niños sean salvos, que deben hacer y no hacer los padres durante los primeros años?
2. ¿Cuales cosas harían falta en una profesión de fe mal informada o falsa?
3. ¿Al enseñar la totalidad del evangelio a sus hijos, en qué debe confiar/mantener fijada la mente? ¿Qué no puede hacer usted?
4. ¿Puede un padre cristiano usar Proverbios 22:6 o Josué 24:15 para declarar que Dios ha prometido salvar a niños? ¿Por qué o por qué no?
5. ¿Quién es responsable por la santificación progresiva de sus hijos (transformación diaria a la imagen de Cristo)?
6. ¿Cuáles son algunas de las maneras por las que usted y sus hijos podrían deleitarse diariamente en el Señor Jesucristo y en su evangelio?
7. ¿Cuáles son algunas cosas claves que deben ser demostradas y enseñadas una vez su hijo haya hecho profesión de fe y de evidencia de cambio de corazón y rumbo en su vida?
Segunda Parte LA VIDACOTIDIANA
“Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.’ ” (Deut. 6:1–9)
3
EL NIÑO RECIÉN
NACIDO
Hace veinticinco años Martha conoció a una señorita que estaba embarazada. Era su primero embarazo. Varias veces dialogaron en cuento a que si los niños nacen con una naturaleza pecaminosa. Pocos días después del nacimiento del bebé, la señorita llamó a Martha para decirle que su recién nacido era puro e inocente y que de ninguna manera era un pecador. Ellas hablaron de lo que la Biblia dice de la naturaleza pecaminosa pero para la joven madre no había claridad al respecto. Seis semanas más tarde la joven madre volvió a llamar a Martha y dijo, “¿Se acuerda de lo que dije de mi bebé; que no era pecador y que era inocente? ¡He cambiado de parecer!”
Los bebes sí llegan al mundo siendo criaturas indefensas y muy dependientes. De allí resulta que por lo general dan la apariencia de ser inocentes. Sus cabezas son demasiado grandes para sus cuerpos y por lo tanto no pueden sostener en alto sus cabezas, ni sentarse hasta que sean mayores y más fuertes. Prácticamente lo único que son capaces de hacer es llorar, comer, y acurrucarse. Requieren un cuidado físico casi constante, especialmente si tienen cólicos.
Es muy breve el tiempo que duran los niños en ese estado pequeño porque ocurre una transformación física sorprendente desde el nacimiento hasta los doce meses de edad. Consideremos algunas observaciones generales respecto a niños típicos.
Peldaños en su Desarrollo
Por lo general un recién nacido llora, mira a su alrededor e intenta enfocar sus ojos para ver su mundo. Cuando ha cumplido seis semanas de nacido sus ojos pueden enfocar bien, puede mirar a alguien y devolver una sonrisa. Cuando ha cumplido doce meses los niños pueden gatear, agarrarse de algo para levantarse, sentarse, hablar muy expresivamente, y tal vez, decir dos o tres palabras.
Los recién nacidos tienen la tendencia natural de aferrarse al dedo de un adulto con sus pequeños dedos. A los doce meses puede recoger una pequeña migaja del piso y llevarla a su boca. ¡A los recién nacidos no les parece importar quién cuida de ellos, mientras que es muy obvio que a un niño de doce meses sí le importa! Los recién nacidos no pueden voltearse por si solos, por supuesto, pero un niño de doce meses por lo general, puede caminar sosteniéndose de algún mueble.
Anna, la hija de Martha, pidió que su mamá estuviera con ella para ayudarle después del nacimiento de su hijo, Tommy. Desde luego, eso no sería ningún problema para Martha! Anna fue enfática en decir, “Quiero que vengas a cuidarme a mí y yo quiero cuidar a mi bebé.” Y eso exactamente fue lo que hizo, con algunos consejos de parte de la Abuela. Dos años más tarde, cuando nacieron las gemelas de Anna, ella recibía con brazos abiertos a quienes quisieran encargarse de cambiar el siguiente pañal.
Así como actuó Anna es que toda madre inexperta tiene que superar la torpeza con que baña, viste y cambia los pañales de su recién nacido. Para cuando su bebé ha cumplido doce meses ya la mamá puede hacer estas tareas con facilidad y además el bebé pude ayudarle al extender un brazo o una pierna mientras es vestido o levantando la colita cuando le están cambiando el pañal.
No sabemos qué es lo que piensan los recién nacidos pero sí sabemos lo que piensa un niño de doce meses por la forma en que responde a solicitudes sencillas, tal y como decirle, “no”. La mayoría pueden decir “oh-oh” cuando el plato de comida cae al piso desde su silla. Un niño de doce meses comienza a entender la utilidad de los objetos de tal manera que puede sostener su vaso para tomar de él, usar su cuchara para alimentarse, y sostener la bocina de un teléfono para escuchar la voz de su padre.
La infancia es un periodo de tiempo durante el cual la mayoría de los padres tienen muchas preguntas. ¿Qué hacemos cuando…? ¿Es normal esto? ¿Cuándo dormirá sin despertar una sola vez durante la toda la noche? Un buen pediatra o aún una abuela con sentido común pueden responder estas preguntas, y otras. En lo que queda de este capítulo queremos dar atención a lo que Dios dice de estos preciosos bebes en su Palabra.
La Perspectiva Bíblica del Recién Nacido
Las Escrituras no nos dicen mucho acerca de los bebes. Lo que aprendemos proviene de los pasajes de las Escrituras que usan el bebé para ilustrar otro punto. Por ejemplo, en el libro de Lamentaciones se advierte al pueblo judío de un juicio que ha de venir sobre ellos por causa de su idolatría. Obviamente, los niños menores morirían primero en el juicio ya que son más vulnerables.
“Mis ojos desfallecieron de lágrimas…cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad. Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino? Desfallecían como heridos en las calles de la ciudad, derramando sus almas en el regazo de sus madres.” (Lam. 2:11–12)
Lo que enseña Lamentaciones 2 es la ira de Dios por causa de la idolatría de los judíos. El juicio catastrófico que resulta se presenta de manera vívida en la descripción del efecto que tendrá sobre los bebes debido a su vulnerabilidad.
En Mateo 21:16 encontramos las primeras tres instancias del uso de bebes a manera de ejemplos.
Y le dijeron: “¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?”
En este pasaje tanto niños como ancianos adoran a Jesús durante su “entrada triunfal” a Jerusalén, pocos días antes de su crucifixión. Aunque los niños recién nacidos no podían expresarse en palabras, le rinden honra en virtud de que son creados por el Señor mismo y Dios tiene compasión de ellos (ver Col. 1:16 y Jonás 4:11).