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—¿Quiénes son ustedes? —preguntó.
DeMarco mostró su placa, dando un paso hacia la puerta. —Agentes DeMarco y Wise —dijo—. Esperábamos poder hablar con Jeremy Branch.
El joven pareció sinceramente confundido y algo temeroso. Se apartó un poco de la puerta, mirando a una y otra con cautela. —Ese... Bueno, ese soy yo. Pero, ¿para qué me necesitan?
—Suponemos que ya ha escuchado las noticias acerca de una chica de Deton —dijo Kate—. Una chica de nombre Mercy Fuller.
La mirada en su rostro le dijo a Kate todo lo que necesitaba saber. Sin decir palabra, Jeremy no hizo sino confirmar que conocía a Mercy. Asintió y luego miró hacia el interior del tráiler, quizás buscando la ayuda de su hermano mayor.
—¿Puede confirmarme eso? —preguntó Kate.
—Sí, lo escuché. Ella desapareció. Sus padres fueron asesinados, ¿correcto?
—Correcto. Sr. Branch, ¿podemos por favor entrar y hablar un momento?
—Bueno, esta no es mi casa. Pertenece a mi hermano. Y no sé si él...
—No sé si sabe cómo funciona esto —dijo Kate—. Nos gustaría pasar y charlar. Lo podemos hacer aquí o, basándonos en lo que hemos oído de usted, podemos hacerlo en la estación de policía de Deton. Usted decide.
—Oh —dijo. El muchacho se vio absolutamente arrinconado, como un animal que frente a la amenaza busca una salida—. Bueno, entonces, supongo que puedo...
Entonces se interrumpió tirándoles la puerta en sus caras. Luego del tremendo golpe de esta acción inesperada, Kate pudo escuchar rápidas pisadas en la casa.
—Está huyendo —dijo Kate.
Pero antes de que pudiera abrir la puerta de nuevo, DeMarco ya estaba saltando del porche para dirigirse a la parte trasera del tráiler. Kate sacó su arma, empujó la puerta para abrirla, y pasó adentro.
Escuchó otras pisadas en el interior del tráiler, más allá, y luego el sonido de otra puerta abriéndose. Una puerta trasera, pensó Kate. Esperemos que DeMarco lo detenga.
Kate corrió por la casa, encontrando que sus presunciones eran correctas. Había un tenue aroma a hierba, mezclado con el olor de la cerveza derramada. Después de pasar corriendo por la cocina, entró a un pasillo que conducía a dos dormitorios. Allí, al final del corredor, una puerta trasera estaba todavía girando sobre sus goznes luego que alguien acabara de salir corriendo por ella. Ella aceleró hacia la puerta y la abrió del todo, lista para atacar de ser necesario. Pero ella había visto el miedo en los ojos de Jeremy. Él no iba a atacar en modo alguno, su única intención era dejarlas atrás. Y si lograba llegar al bosque que estaba a no más de cinco metros de distancia de la puerta trasera, bien podría ser capaz de hacerlo.
Lo vio, yendo como centella hacia los árboles, pero también vio a DeMarco. Ella se estaba acercando desde el costado izquierdo de la casa. No se había molestado en sacar su arma ni le gritaba a Jeremy que se detuviera. Kate estaba asombrada por lo rápida que era su pareja; iba disparada tras Jeremy a una velocidad que fácilmente superaba a la del adolescente.
Lo atrapó justo cuando Jeremy había alcanzado los primeros árboles que conducían al interior del bosque. DeMarco estiró la mano, lo sujetó por el hombro y lo hizo girar para que le diera la cara. Al hacerlo, terminó girando en redondo antes de perder el equilibrio y caer en el suelo.
Kate dio varios pasos apresurados y se unió a DeMarco, ayudándola a esposar a Jeremy Branch.
—Al correr —dijo Kate—, nos haces pensar que tienes algo que esconder. Y has hecho más fácil nuestra elección. Hablaremos contigo en la estación.
Jeremy Branch no tuvo nada que decir. Jadeaba con fuerza mientras DeMarco se esforzaba en ponerlo de pie con las manos esposadas a la espalda. Se veía confundido y algo atontado mientras lo lllevaban al auto. Y cuando miró de manera nerviosa hacia el tráiler, Kate tuvo la seguridad de que hallaría evidencia sospechosa para poner en aprietos a Jeremy y a su hermano, incluso apartando lo de la desaparición de Mercy Fuller.
***
El registro de la casa no tomó mucho tiempo. Mientras DeMarco permanecía afuera, Kate recorrió el lugar y en quince minutos, encontró más que suficiente para poner en aprietos a los hermanos Branch.
Doscientos gramos de cocaína fueron hallados en uno de los dormitorios, junto con media docena de pastillas de ecstasy. En el otro cuarto, había varias bolsas plásticas con hierba, otra docena de pastillas de ecstasy, y unos frascos de medicamentos para el dolor que requerían prescripción. Lo más interesante fue cuando Kate encontró un pequeño cuaderno negro debajo de la cama de la segunda habitación. Lucía como una especie de cuaderno de cuentas, donde se registraba quién debía dinero y por qué.
También supuso que el primer dormitorio que había registrado era el de Jeremy Branch. Sabía esto debido a una foto más bien provocativa que estaba junto a su cama, que los mostraba a él y a Mercy Fuller, casi desvestidos. Pero no pudo hallar diarios, ni portátil, nada que pudiera darle pistas de su participación en la desaparición de ella o en la muerte de los padres.
Encontró una cosa destacable, sin embargo. Algo que contestaba al menos una pregunta. En el pequeño baño junto al cuarto de Jeremy, Kate halló una pasta de dientes nueva tamaño viajero, desodorante femenino y un cepillo dental nuevo en miniatura. Aparentemente, Mercy había comprado esas cosas para tenerlas aquí, tratando de cubrir cualquier traza de contacto íntimo con un muchacho antes de ir a casa.
Salió, vadeando el césped crecido para llegar al auto. —Todas las cosas tamaño viajero están en el baño de Jeremy. Aparentemente, Mercy las mantenía todas aquí.
—Eso es… lindo, supongo.
—O un poco obsesivo —sugirió Kate mientras se ponía tras el volante—. Además, ahora conocemos una de las razones por las que corrió.
Desde el asiento trasero, Jeremy habló. En su voz había pánico y temblaba de miedo. —Todo eso es de mi hermano.
—¿Así que él guardaba algo de eso en tu cuarto?
—Sí, él lo vende y... y...
—Ahorra tu energía para la estación —dijo Kate—. A decir verdad, las drogas son secundarias en este momento.
—No tengo nada que ver con Mercy o sus padres —dijo—. Lo juro.
—Espero que no —dijo Kate mientras el auto comenzaba a avanzar—. Pero supongo que tendremos que esperar y ver.
CAPÍTULO CINCO
Esta vez, cuando entraron a la Estación Policial de Deton, el enorme escritorio al frente de la estancia estaba ocupado por una mujer que se veía como si hubiera sido sembrada allí y nunca se hubiera ido. Mínimo tenía sesenta años y cuando miró a Kate, DeMarco, y Jeremy Branch, les brindó una sonrisa muy bien ensayada. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, sin embargo, la sonrisa se desvaneció y se condujo con aire profesional.
—¿Son ustedes las agentes? —preguntó.
—Sí, señora —dijo DeMarco—. ¿Dónde podemos poner al Sr. Branch?
—En la sala de interrogación por ahora. Llamaré al sheriff y le informaré que están aquí. Síganme.
La mujer las condujo a través de la estancia, por el mismo corredor por donde las había llevado Barnes más temprano. Abrió la puerta de la.segunda habitación a la derecha. Se veía casi igual a aquella donde habían conocido al Oficial Foster ese mismo día. Había un viejo y desvencijado escritorio con una silla colocada a cada lado.
—Siéntate —dijo DeMarco, dándole a Jeremy un ligero empujón en dirección a la mesa.
Jeremy hizo lo que le pidieron, sin resistirse. Una vez que se hubo sentado, puso sus manos esposadas delante de él, y las contempló.
—¿Cómo era la relación entre tú y Mercy Fuller? —preguntó Kate.
—Apenas la conocía.
—Vi una foto en tu cuarto que dice otra cosa.
—¿Qué dirían si les digo que ella era… Bueno, así de amistosa con la mayoría de los chicos?
—Diría que es una acusación bastante atrevida en contra de alguien. Especialmente en un pueblo como este, y acerca de una chica que acaba de perder a sus padres.
Jeremy suspiró y se encogió de hombros. Su desenfado estaba exasperando a Kate, pero esta se esforzó en seguir actuando de manera profesional.
—Se los dije… No sé nada de esa familia.
—Estás mintiendo —dijo Kate—. Y esta es la situación. Puedes continuar mintiendo, pero este es un pueblo pequeño, chico, y puedo descubrir tu mentira con bastante facilidad. Y si descubro que me estás mintiendo, entonces comenzaremos a indagar en lo de las drogas. Quizás encontremos a algunas de las personas que tu no tan brillante hermano ha anotado en ese cuaderno negro que está debajo de su cama. Quizás les digamos que nos contaste dónde hallar el cuaderno.
Los ojos de Jeremy se abrieron más ante este pensamientos y comenzó a revolverse en su asiento. Kate también se preguntó si había una carta que jugar con respecto al hermano mayor. Se preguntó cuál de los dos se quebraría primero bajo la presión.
Pero aparentemente, no tendría que irse por esa ruta. Prácticamente pudo anticipar el momento en el que Jeremy Branch decidió que su propia conservación era lo más importante.
—Bien, la conozco. Pero no estábamos saliendo en citas ni nada de eso. Solo nos juntábamos de vez e cuando.
—¿Entonces era una relación de tipo sexual?
—Sí. Y eso era todo lo que era.
—¿No te importaba que tuviera quince?
—En cierto modo. Suponía que rompería con ella en cuanto yo cumpliera los dieciocho. Así no me metería en problemas, ¿entiende?
—¿Cuándo fue la última vez que la viste? —preguntó DeMarco.
—Hace como una semana.
—¿Vino ella a tu casa?
—Sí. Teníamos una especie de consigna. Cuando ella quería venir, me mandaba un texto y yo la recogía en Waterlick Road. Ella le decía a su familia que iba a casa de una amiga y yo la recogía e íbamos a mi casa.
—¿Desde hace cuánto está pasando esto? —preguntó Kate.
—Cuatro o cinco meses. Pero miren, se que suena sucio o algo así, pero en realidad no la.conozco bien. Solo era sexo. Eso era todo. Era su primera... y ella tenía cierta curiosidad, ¿entienden? No era una loca por el sexo ni nada de eso, pero nos vimos muchas veces.
—Creo que dijiste que ella era amigable con la mayoría de los chicos —dijo DeMarco.
Su única respuesta a esta aparente mentira en su intento de salvarse fue encogerse de hombros.
—¿Qué hay de sus padres? —preguntó Kate— ¿Qué nos puedes decir acerca de ellos?
—Nada. Sé quién era su papá, ¿entienden? Quiero decir es un pueblo pequeño. De alguna manera conoces a todo el mundo. Además, ella siempre solía bromear con que si su papá averiguaba que estábamos echando un... teniendo sexo —dijo, aparentemente por no parecerle apropiado usar otra terminología delante de dos mujeres agentes—, él me mataría.
—¿Y tú le creías?
—No lo sé. Pero supongo que sí. A un chico nunca le gusta pensar que el padre de la chica con la que está durmiendo se enterará. Yo no sabía qué pensar de sus padres. Quiero decir que ella los odiaba. Como que los despreciaba, ¿entienden?
—¿Era así?
—Basado en la manera cómo hablaba de ellos, sí, eso creo. Si puedo...
Se detuvo allí y pareció pensar en algo por un minuto. Miró entonces a Kate y DeMarco como si estuviera determinando hasta dónde podía llegar.
—¿Qué pasa? —preguntó Kate.
—Miren. Sí, es una vergüenza que hayamos dormido juntos unas veinte veces y yo no la conozca bien. Pero siempre pensé que era algo extraño que hablara así de sus padres.
—¿Como qué?
Antes de que pudiera responder, tocaron la puerta. El Sheriff Barnes la abrió y asomó su cabeza. Hubo un rápido intercambio de miradas entre Barnes y Jeremy, lo que hizo pensar a Kate que probablemente esta no era la primera vez que Jeremy pasaba tiempo en esta habitación.
—¿Jeremy Branch? —preguntó— ¿Qué diablos.está haciendo aquí?
—¿Quieres decirle o lo hacemos nosotras? —preguntó DeMarco. Le dio a Jeremy unos segundos y como no rompió a hablar, se lo contó rápidamente a Barnes— Dormía con Mercy Fuller… hasta la semana pasada. Nos estaba diciendo lo extraño que le parecía que Mercy hablara de manera negativa de sus padres. Que los odiaba.
—¿Durmiendo con ella? —preguntó Barnes— Diablos, hijo… ¿qué edad tienes?
—Diecisiete. No cumplo dieciocho hasta el otro mes.
—Continúa —dijo Kate, trayéndolo de nuevo al punto—, cuéntanos qué tipo de cosas decía Mercy acerca de sus padres.
—Solo cómo ellos no la dejaban hacer nada. Cómo no confiaban en ella. Creo que tenía mala entraña con su madre porque al menos dos o tres veces dijo algo como ‘quiero matar a esa perra’. Odiaba a su mamá.
—¿Alguna vez habló de la relación entre sus padres? —preguntó Kate.
—No. Raramente hablaba de ellos. Se desahogaba por un rato, se volvía un poco loca, y entonces ahí era cuando solíamos tener sexo. Yo… No lo sé. Nunca pensé que en realidad lo haría.
—¿Hacer qué? —preguntó Barnes.
Jeremy los miró como si no hubiesen entendido. —¿En serio? Miren... como dije. Ella parece como inocente, aparte de ser una especie de ninfa, pero si buscan al asesino de sus padres... búsquenla a ella. Les garantizo que Mercy asesinó a sus padres y luego se largó del pueblo.
CAPÍTULO SEIS
Hasta el momento, nadie había tomado asiento al otro lado del escritorio. Kate, DeMarco, y Barnes estaban todavía de pie. Pero cuando Jeremy hizo tan grave declaración, el Sheriff Barnes caminó lentamente hasta la silla y se sentó al frente del muchacho. Había una mezcla de furia y tristeza en sus ojos al apuntar con un dedo acusador a la cara de Jeremy
—He sido sheriff en este pueblo por dieciséis años. Conocí a Wendy y Alvin Fuller bastante bien. Y hasta donde sé, Mercy Fuller era una joven correcta. Ciertamente no una basura problemática como tú. Así que si te vas a sentar aquí y lanzar tal acusación, te sugiero que tengas una buena historia para respaldarla.
Jeremy asintió, bastante asustado ahora. —La tengo.
Barnes cruzó sus brazos, se recostó en la silla, y miró con desdén a Jeremy. Cuando este comenzó a hablar, sus ojos no se despegaron de Barnes. Si Kate tuviera que hacer una conjetura, diría que a él le preocupaba que Barnes se lanzara de un momento a otro sobre él para estrangularlo.
—Habíamos estado retozando por tres o cuatro semanas la primera vez que mencionó lo de escapar de su casa. Me preguntó si me quería ir con ella. Dijo que quería ir a algún lugar de Carolina del Norte o algo así. Me burlé de ella porque no le veía la gracia a lo de mudarse al estado de al lado, ¿saben? Además, no me gustaba ella siendo así. Mi hermano bromeaba conmigo sobre que una chica se obsesiona con el primer chico con el que duerme. Supongo que así fue. En todo caso, no había forma de que yo me fugara con ella. Pero la manera cómo hablaba de eso, podías afirmar que de hecho lo pensó.
—¿Crees que quería escapar solo por lo mucho que detestaba a sus padres? —preguntó Kate.
—Eso supongo. Quiero decir es la única razón en la que podría pensar que haría que ella quisiera dejar su casa. Quiero decir… mis padres son unos imbéciles, también. Pero yo no me escapé ni nada de eso.
—No —dijo Barnes—. Solo te mudaste tres kilómetros más allá al tráiler de tu hermano. Quizás Mercy no tenía una opción como esa.
—Aún así —dijo Kate, asegurándose de que Barnes no se saliera el tema—, ¿estás seguro de que ella hablaba en serio cuando hablaba de escapar? ¿No simplemente llenar tu cabeza de fantasías para que permanecieras con ella?
—No. Pero vivía diciendo que su madre se volvería loca tratando de encontrarla, no porque en verdad quisiera encontrarla sino porque sentiría que Mercy le había ganado una al escapar.
—¿Sabes si había algún abuso en su casa? —preguntó DeMarco.
—No lo creo. No recientemente, en todo caso. Ella me contó una vez acerca de cómo su madre la arrastró y le pegó en la cara cuando tenía once o doce.
—¿Y juras que ella en realidad llegó a decir que iba a asesinarlos? —preguntó Kate.
—Unas pocas veces, lo hizo. Decía 'no puedo esperar a matarlos'. Y entonces hablaba de cómo lo haría con un cuchillo o una pistola. Realmente le gustaba hablar de eso. Pero yo le decía que se callara. Cuando Mercy y yo nos juntábamos, era solo por el sexo. Y yo no quería escuchar lo que pensaba acerca de asesinar a sus padres antes de que lo hiciéramos, ¿entienden?
Kate sopesó todo una vez Jeremy dejó de hablar y miró a los tres. Había mentido al decir que Mercy era promiscua. Kate se preguntó si todo lo demás era también una mentira.
Se inclinó hacia el Sheriff Barnes que estaba todavía sentado y susurró en su oído: —¿Podemos hablar afuera por un momento?
Él asintió y se levantó, casi teniendo que despegar sus ojos de Jeremy. No se limitó salir caminando de la habitación, sino que con sus gestos hizo evidente su furia. Antes de intercambiar palabras con Kate o DeMarco que le siguieron, fue derecho a su oficina. Sostuvo la puerta abierta para que ellas pasaran y luego la cerró.
Entonces, dijo: —Mierda.
—¿Piensa que está diciendo la verdad? —preguntó Kate.
—Creo que hay suficientes detalles verdaderos en su historia para hacerla creíble. Esa pequeña historia acerca de Wendy Fuller golpeando a Mercy… realmente sucedió. Mercy llamó a la policía. No estaba triste cuando lo hizo. Fue hace como cinco años, pero lo recuerdo bien. Buscaba una retaliación. Quería asegurarse que su madre se viera metida en un problema. Pero al final, solo se requirió que nos sentáramos con la familia y todo terminó bien. Wendy tenía un problema con la bebida en ese entonces. Hasta donde sé, ha estado sobria en los últimos dos años. En cuanto a este asunto de que Mercy odia con ganas a sus padres… simplemente no lo sé con certeza.
—Todo lo que está diciendo es exactamente lo opuesto que dijo Anne Pettus. Ella dijo que Mercy amaba a sus padres… que se llevaban muy bien.
—Aquí es donde me atasco —dijo Barnes—. Jeremy Branch y su hermano mayor no son más que unos problemáticos. He arrestado a su hermano dos veces por posesión de drogas y una vez por conducta lasciva en la parte trasera de su camioneta en un camino secundario. En cuanto a Jeremy, lo he tenido aquí solo una vez, por hurto. Pero siempre supuse que sería cuestión de tiempo que se volviera un asiduo visitante.
—¿Tendría él alguna necesidad de mentir al decir que Mercy es potencialmente la asesina? —preguntó DeMarco.
—Simplemente no lo sé. Pero… tiene bastante sentido, ¿correcto? La chica se harta de sus padres, los asesina, y luego escapa.
Kate asintió. Recordó su propio escenario imaginado con Mercy aproximándose a sus desprevenidos padres y matando a ambos antes de que el segundo en ser asesinado tuviera certeza de lo que estaba sucediendo.
—¿Cuánto tiempo tiene Jeremy viviendo con su hermano? —preguntó Kate.
—No lo sé. Como un año. Antes de eso, sin embargo, vivía de manera intermitente con él. Randy Branch, un inútil de veinticinco años. Sus padres se divorciaron hace como diez años. Randy se consiguió su propia casa en cuanto pudo, ese miserable doble tráiler en el límite del bosque. Por un tiempo, creo que Jeremy vivía alternativamente con uno de sus padres, pero luego su madre se mudó donde su familia en Alabama. Después de eso, creo que su padre dejó en cierto modo de cuidarlo.
—¿Pero vive por aquí?
—Sí, en Waterlick Road.
—¿Sabe si Jeremy se queda con él?
—No personalmente. Escucho rumores, sin embargo. Y uno de esos rumores es que Randy organiza estas fiestas picantes. Orgías, supongo, no lo sé. Y él no permite que Jeremy se quede. Así que por lo que he escuchado, en los fines de semana que tiene estas fiestas, Jeremy se queda con su viejo. Hizo una pausa, y casi con escepticismo añadió: —¿Están pensando que fue Mercy?
—¿Lo piensa usted?
Él se encogió de hombros. —No quiero creerlo, pero está empezando a verse así. Si soy honesto, es una conclusión que comencé a considerar incluso antes de que ustedes se presentaran.
—Retengamos a Jeremy un rato más —dijo Kate—. Mientras, ¿podría hacer que alguien busque la dirección y la información de contacto del padre de Jeremy?
—Sí, pondré a Foster en eso —dijo, alcanzando su teléfono—. Estará encantado de poder añadir un poco más de información a los archivos del caso.
Kate y DeMarco salieron de la oficina, regresando a la estancia principal de la estación. Hablando en voz baja, preguntó a DeMarco: —¿Crees que Jeremy Branch está diciendo la verdad?
—Simplemente no lo sé. Su historia ciertamente suma y conecta muchos puntos. Pero también sé que con todas las drogas halladas en esa casa, tiene todos los motivos del mundo para cubrir su trasero y desviar la atención lejos de él.
—No puedo dejar de preguntarme si él mismo tiene que ver con las muertes —dijo DeMarco—. Un chico mayor, que quiere tener a una chica más joven bajo control. Si ella verdaderamente odiaba a sus padres y él estaba suficientemente loco, ¿no sería un sospechoso?
Era una línea de pensamiento muy prometedora, una que Kate había considerado. No la había descartado, esperando que una visita a la casa del padre de Jeremy les brindaría más información.
—¿Agentes?
Ambas se giraron para ver a Barnes saliendo de su oficina. Le entregó a Kate una tira de papel y asintió. —Esa es la dirección de Floyd Branch. Una advertencia… él puede portarse algo grosero. Placas y todo lo demás le importan muy poco.
—Es la mitad del día —dijo Kate—. ¿Está seguro de que estará en casa?
—Sí. Trabaja con motores pequeños y cosas como esas en su garaje —Barnes miró su reloj y sonrió—. Son alrededor de las tres treinta, así que apuesto lo que sea que ya ha comenzado a beber. Si fuera ustedes, me dirigiría ahora mismo... antes de que se emborrache. ¿Quieren respaldo? Él es un rústico. No sé de que otra manera explicarlo. Va a ver a dos mujeres que no conoce y no las va a tomar en serio.
—Suena encantador —dijo Kate—. Seguro. Venga con nosotros, Sheriff. Mientras más, mejor.
Honestamente no creía en ese pequeño detalle pero conocía a la clase de hombre que Barnes estaba describiendo. Había visto muchos así en el Sur sobre todo. Había zonas rurales donde los hombres nada sabían del mundo, no solo le faltaban el respeto a las mujeres sino que eran incapaces de verlas como sus iguales… aun cuando cargaran una placa y un arma.
Dejaron juntos la estación, dirigiéndose al auto rentado del Buró que DeMarco había traido desde Washington. Vaya, eso fue apenas esta mañana, pensó.
Le hizo pensar en Allen y en los planes que había tratado de hacer para ambos —una rápida escapada a las montañas para beber vino, dormir y hacer otras cosas en la cama que no eran exactamente dormir .
Y al tiempo que le entristecía perderse aquello, estaba dispuesta a admitir que igualmente estaba excitada en ese momento, con un caso desplegándose delante de ella. Todavía tenía trabajo que hacer para mantener el apropiado balance entre su vida personal y su peculiar horario con el Buró, pero por ahora, sentía que estaba exactamente donde necesitaba estar.
CAPÍTULO SIETE
La propiedad d Floyd Branch era la materialización de todos los estereotipos sureños. Mientras DeMarco ingresaba con el auto a la vía de acceso ligeramente cubierta de gravilla, las letras de una docena de canciones country se presentaron bajo la forma del tráiler de Floyd Branch, el patio, y el resto de sus posesiones.
El césped estaba solo ligeramente mejor que el que habían visto en la morada de Jeremy. Porciones de césped alrededor del tráiler, al menos, habían sido cortadas con la máquina, y había espacios secos aquí y allá. La cortadora misma —vieja y con la cubierta oxidada, estaba aparcada directamente al lado de un cobertizo en la parte trasera de la casa. Dos chatarras de camiones —a uno le faltaba toda la parte de atrás— descansaban sobre b!oques de concreto junto a él. Al lado del cobertizo habia un perrera de aspecto endeble, hecha principalmente de tablones de madera, unos postes de metal, y lo que parecía alambre de gallinero. En cuanto DeMarco estacionó el auto y se bajaron todos, dos pit bulls dentro de la perrera comenzaron a hacer ruidos temibles, algo entre un ladrido y un rugido.





