"Por una merced en estos reinos"

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Los periodos que se muestran fueron definidos a partir de los cambios de las actas capitulares con respecto a la asistencia de capitulares, o su ausencia o la renovación de la planta por promoción eclesiástica. Esto permitió diferenciar la recurrencia de las cinco dignidades en el tiempo de estudio, lo cual demuestra, primero, que fue solo una vez, entre 1621 y 1634, cuando fue posible encontrar a las cinco dignidades de la catedral en las reuniones capitulares; segundo, que las ausencias que más se evidencian en esta planta en ejercicio son las del deanazgo y la tesorería, y que, por el contrario, el arcedianato es el de mayor presencia y sobre el que recae el mayor peso de la administración del cabildo eclesiástico. También se identificó que, por cerca de siete años en una sola persona, el capitular Miguel de Ressa Montoya, recayeron los deberes de la catedral y de su cabildo, quien ascendió de maestrescuela a chantre y deán. Al revisar los nombramientos de prebendados, se denota también la ausencia de designaciones de otros candidatos, posiblemente, por la ausencia de clérigos idóneos, argumento que ya habían señalado tiempo atrás los obispos Vasco Jacinto de Contreras (1659-1666) y Pedro Díaz de Cienfuegos (1685-1690).
Incluso, a partir de la recurrencia en el ejercicio de la prebenda que se expuso en la tabla 5, es posible proponer una periodización en que se exponen los momentos de fortaleza y debilidad de esta corporación; estos periodos están definidos a partir tanto de los cortes generacionales de los capitulares como por algunas sedes vacantes o administraciones episcopales específicas, o por la presencia de un número específico de capitulares en el ejercicio de su prebenda. Estas etapas son:
• De 1548 a 1591, años en que se dan los inicios del cabildo y se denota el tipo de prebendas que necesita la corporación, así como se reconoce que la pobreza de la recaudación decimal impide el sustento de una planta capitular mayor de las cinco dignidades.
• De 1591 a 1621, periodo caracterizado por la presencia de dos fuertes autoridades que trazan el rumbo de los proyectos eclesiásticos de los que carecía el obispado: el deán Juan Montaño y el obispo fray Juan González de Mendoza, enfrentados entre sí, pero figuras que perfilaron las necesidades del obispado. En este periodo se denota la presencia continua de, al menos, tres prebendas en ejercicio.
• De 1621 a 1650, es posible identificar una incipiente estabilización de la planta catedralicia, que fluctúa entre las tres a cuatro prebendas en labores.
• De 1651 a 1660, es la etapa que corresponde a la sede vacante episcopal, de modo que es este cabildo eclesiástico el encargado del gobierno y la administración del obispado. En este corte de años, se mantienen en el cabildo los mismos capitulares (Antonio de Landaeche, Agustín de Olea Salazar, Gregorio Belín de Baños y Pedro de Herrera Gaitán), como muestra de un corte generacional que por veinte años se encargó de los asuntos eclesiásticos payaneses permaneciendo o ascendiendo en las prebendas del cabildo catedral.
• De 1660 a 1688, etapa en que se mantienen de manera oscilatoria cuatro prebendas, es justo la época de mayor estabilidad episcopal por el protagonismo de los obispos de este periodo.
• De 1689 a 1695, momento de crisis del cabildo catedral, el cual en un tiempo prolongado solo tiene un prebendado.
• De 1695 a 1714, etapa de estabilización del cabildo catedral que logra mantener a cuatro prebendados presentes de manera continua en las reuniones del cabildo.
La ausencia de ciertas dignidades en específico muestra a la vez el problema en el cumplimiento de ciertas responsabilidades y labores vinculadas a estos cargos. Por ejemplo, la falta del chantre lesionaba las labores del coro y de la presencia musical en la catedral, y la ausencia de un tesorero incrementaba los inconvenientes en la administración de los dineros que correspondían a la fábrica de la catedral. Esto llevó a que el resto de los prebendados asistentes a las reuniones capitulares asumieran, por ende, compromisos que no estaban adscritos a su cargo. No está de más presentar una conclusión preliminar: la falta de consolidación de la planta del cabildo eclesiástico entendida a partir de las ausencias en el ejercicio del cargo sea por la no designación del rey, por las ausencias justificadas e injustificadas, por las muertes y licencias de los prebendados debió de ser un factor determinante para que proyectos de envergadura e importancia para esta corporación y el obispado, como la construcción de un proyecto catedralicio fuerte o el fortalecimiento de un colegio seminario, no se realizaran con vigor. Ahora bien, frente a una corporación que tiene escasamente lo necesario para funcionar, habría que revisar el rol cumplido por los obispos para mantener la majestad eclesiástica en un obispado y gobernación en que de manera temprana se ve el afianzamiento de las élites conquistadoras en las corporaciones de poder.
Finalmente, se identificó en estos ciclos colegiales que, justo en el periodo que va de 1694 a 1714, se presenta un último grupo de prebendados que muere o es promocionado entre 1714 y 1720, pues se dan las muertes sucesivas del chantre, Bernardo de Hinestrosa Príncipe, en 1715; del arcediano Francisco Antonio de Salazar Betancur, en 1717, y del deán Miguel de Ressa Montoya en 1717, lo cual dio paso a un periodo de renovación de la planta capitular que se fortalece con la llegada de un nuevo obispo, en este caso, Juan Gómez Navas y Frías (1716-1726).
Promoción eclesiástica y cursus honorum: entendiendo la movilidad capitular payanesa
Hablar de promoción obliga a pensar en la circulación de personas, redes, mobiliarios e ideas, y a considerar que esta era una posibilidad de ascenso social tanto para los eclesiásticos como para oficiales reales y militares, presente, incluso, en diversas monarquías, como la española y la portuguesa.100 La Recopilación de las leyes de Indias establecía que la presentación de candidatos para dignidades, prebendas y canonjías era realizada por los obispos y arzobispos de las iglesias indianas, quienes, además, estaban obligados a informar sobre las vacantes de las catedrales y recomendar a los sacerdotes beneméritos de sus episcopados.101 El proceso de elección de un candidato eclesiástico pasaba por el reconocimiento de las vacancias en las corporaciones de poder eclesiástico, la revisión de Relaciones de méritos y servicios y de Informaciones de oficio y parte que contenían la indagación y verificación por medio de testigos de la información brindada por estos documentos, y las recomendaciones de autoridades como prelados, gobernadores, oidores, presidentes de audiencia o virreyes; la elección por parte del Consejo de Indias de una terna de candidatos que se correspondía con el perfil del cargo vacante. Esta terna era presentada al rey en forma de consulta, y era el monarca quien, en definitiva, ejerciendo su responsabilidad como vicario y patrono de la Iglesia católica en sus reinos, tomaba la decisión final y procedía al nombramiento del candidato mediante cédula real.
La consulta del Consejo de Indias termina sintetizando los datos más relevantes del candidato, el documento elaborado sirve como mecanismo de enlace entre el cursus honorum, los méritos y servicios de un candidato, el perfil del cargo vacante, una breve caracterización de quienes tenían derecho al ascenso y la presentación de los candidatos que, a juicio de los consejeros, cumplían con los requisitos para el nombramiento. Estos requisitos que, además, definían un perfil en general estaban referidos a la preferencia de clérigos letrados de las universidades de Lima y México, o de los colegios seminarios, o que hubieran servido ya en las iglesias catedrales de los reinos, o hubieran sido doctrineros de indios y extirpado idolatrías.102 He aquí el porqué de la importancia de las consultas que son la mejor evidencia histórica del ejercicio de poder relacional entre el rey, el Consejo de Indias y las corporaciones eclesiásticas. Hay que mencionar que este documento tiene algunas variaciones en su contenido a lo largo del siglo XVII, pues hay periodos en que solo se presenta la terna de candidatos con los cargos que poseían, mientras en otras se sintetizaban los méritos, los servicios y las recomendaciones de mayor importancia. En este último tipo de consultas, es posible, incluso, saber cuál fue la elección de candidatos para la terna hecha por cada consejero de Indias.103 También fue posible estudiar otro tipo de consultas, que, según Lucrecia Enríquez,104 surgían de las recomendaciones hechas por los obispos, caracterizadas por ser una lista de candidatos, en el caso payanés, del clero secular que podía aspirar al nombramiento en una prebenda vacante en el capítulo catedral.
No obstante, esta circulación está constituida por diversos movimientos definidos según la corporación en que se diera el nombramiento. Estos pueden ser los siguientes: a) internos, es decir, en el interior de una misma corporación en una misma localidad; b) externos, cuando se pasa de una corporación a otra, en un mismo lugar o en otra geografía; c) ascensos, cuando se accede a un cargo mejor y mayor respecto de renta, responsabilidad y prestigio; d) permanencias, cuando indiferente del cargo se permanece en una corporación por largo tiempo, y e) descensos, cuando se pasa a otra corporación, pero en un cargo menor o en otro lugar sin mayor prestancia económica o política con respecto al que se poseía.
Presentaré inicialmente las promociones externas. No fue muy profusa la movilidad de capitulares de Popayán a otras catedrales indianas. No obstante, los casos que se presentan muestran una lógica de circulación que pone de relieve la vinculación entre el arzobispado metropolitano de Santa Fe, el obispado de Quito, el obispado de Cartagena y el obispado de Popayán. Hay que dejar claro, en primera instancia, que los capitulares designados para el cabildo catedral de Popayán no provienen de otras catedrales y, por ende, no poseen cargos anteriores. De los cincuenta prebendados nombrados por el Consejo de Indias para ocupar un cargo en el cabildo catedral del obispado de Popayán, solo Andrés del Campo Salazar pasó de ser deán de la catedral de Huamanga en el Perú a chantre de la Catedral de Popayán,105 lo cual podría ser considerado como un descenso dada la preeminencia del obispado peruano sobre el payanés. Así, una buena parte de los capitulares consultados fueron clérigos o curas beneficiados de distintas parroquias y obispados (tabla 6).
Tabla 6. Cargos anteriores de los capitulares del cabildo catedral de Popayán, 1546-1714
NombreParroquiaMelchor de HenaoCura beneficiado de Cali (Popayán)Juan GuijarroCura beneficiado de Anserma (Popayán)Francisco HernándezCura de Anserma y Arma (Popayán)Juan Jiménez de RojasCura de Anserma (Popayán)Alonso OrtizCura de Pasto (Quito)Gregorio Rodríguez FrancoDiácono de La Paz, vicario de Machacay (Los Charcas)Juan MontañoCura beneficiado de Cali (Popayán)Miguel de UrdagayaCura de la Catedral de Guadalajara, cura de las minas de Zacatecas, cura beneficiado de Caramancholes (Alcalá)Hernán Ponce de LeónCura beneficiado de Cali (Popayán)Francisco Vélez de ZúñigaCura beneficiado de San Sebastián (Quito), cura beneficiado de Almaguer, cura beneficiado de Juanambú (Popayán)Fernando de OruñaCura de Santo Tomé de Guayana (Caracas), cura coadjutor de Santa Fe de Antioquia (Popayán)Francisco Ramírez FloriánDoctrinero de Gámeza (Santa Fe), Caloto y Buga (Popayán), cura de Cali y Popayán (Popayán)Fernando de SolórzanoCura beneficiado de Cartago, Buga y Cali (Popayán)Juan González MaldonadoCura rector de la catedral (Popayán)Antonio de LandaecheCura beneficiado de Talabique, Bochín, Cumica (Panamá); capellán de la aduana de San Francisco de Cruces (Panamá)Lucas del Campo SalazarCura de la catedral de Huamanga, cura de T imaná, Almaguer y La Plata (Popayán)Juan DávalosCura de Cartago y de San Lesmes de Supía (Popayán)Pedro de Herrera GaitánCura beneficiado de Cali y Buga (Popayán), cura coadjutor de Antioquia (Popayán)Francisco Sánchez AlvaradoSacristán Mayor, cura rector de la Catedral (Popayán)Cipriano de SalcedoCura beneficiado de Mompós (Cartagena)Pedro Domínguez de MonroyCura interino de Guacarí y Timaná, cura vicario de Guambía (Popayán), cura de Chillo y Píllaro (Quito)Miguel de Ressa MontoyaCura de Guambia (Popayán)Francisco Javier de Salazar BetancurCura de Guambia, Roldanillo y Caloto (Popayán)Fernando Antonio de Salazar BetancurCura de La Cruz y San Juan del Pongo, cura beneficiado de Buga (Popayán)Bernardo Inestrosa PríncipeCura rector de la catedral de PopayánFuente: Elaboración propia con datos de las actas capitulares del Archivo General de la Nación, Arzobispal de Popayán, cartas y documentos del Archivo General de Indias.
Varios capitulares iniciaron su carrera eclesiástica siendo curas de algunos de los beneficios parroquiales de los obispados de Popayán, Quito, Caracas, Panamá, Guadalajara, Huamanga y Los Charcas, el arzobispado de Santa Fe y el Colegio Mayor de Alcalá de Henares. Solo se presenta un caso de circulación entre la Nueva España y Popayán, el de Miguel Urdagaya, lo que demuestra que las catedrales novohispanas no estaban incluidas en este circuito de promoción con la América meridional, situación que merecería un análisis más amplio en el caso de los arzobispos y capitulares de la Catedral de Lima y de la Catedral de México. Ahora bien, esto expone una lógica de circulación para el obispado payanés: los candidatos promocionados eran, por lo general, curas beneficiados o doctrineros, circulación que debía repetirse en otros obispados indianos considerados por la Corona como de bajo perfil o mejor referidos por el Consejo de Indias como “obispados de esta clase”.106 Esta afirmación surge de la revisión del catálogo y de los documentos que constituyen las consultas del Consejo de Indias en que se develó que los candidatos que se consideraban para ocupar algunas de las prebendas de la Catedral de Popayán eran, en primera instancia, los capitulares de esta corporación y aquellos curas del obispado de los que el Consejo tenía conocimiento que eran clérigos (“en esta iglesia no se proveen más que las cinco dignidades y no se sabe quién es cura”107), seguido de algunos capellanes y clérigos de otros obispados que eran considerados de último lugar. Además, el Consejo de Indias identificó que los prebendados que eran propuestos para el cabildo catedral de Popayán no iban a servir sus prebendas “por el corto útil de sus rentas”.108
La revisión de las consultas da a entender que el Consejo de Indias tenía un listado con perfiles ya establecidos de quienes eran los candidatos a los que, según su rango, carrera y procedencia, correspondía ser considerados para una determinada vacante. Esto explicaría el porqué para un obispado como el de Popayán el listado de candidatos para una prebenda estuviera constituido por los capitulares del cabildo, y dado que no había canónigos ni racioneros, por los clérigos presbíteros del obispado de los cuales el Consejo de Indias tenía conocimiento. A esto hay que agregar otro enunciado descubierto en varias consultas: “ni las otras [iglesias] tienen ascenso a ella [la catedral]”109 o “ni los de otras iglesias [racioneros y canónigos] tienen ascenso a ella”,110 lo cual demuestra que, distinto de la elección de los obispos, no era probable que un prebendado, capitular o dignidad de otro cabildo eclesiástico indiano, fuera designado a la corporación catedralicia payanesa. Además, la ausencia de un colegio seminario en el obispado y canonjías y prebendas menores, como raciones y medias raciones, obstaculizaba el fortalecimiento del clero local y, a la vez, el posible nombramiento de canónigos de otras catedrales indianas. No obstante, este tipo de circulación asignada para el cabildo catedral de Popayán tendría que compararse con la movilidad y la promoción de los prelados de Popayán para saber si se corresponde o si en el caso de los obispos el Consejo de Indias también asignó una política distinta.111
Si bien fue posible establecer una inicial procedencia eclesiástica de los prebendados del cabildo catedral de Popayán (curas beneficiados o clérigos presbíteros/doctrineros), también se descubrió la existencia de patrones de ascenso entre catedrales, lo que debió permitir una conexión más estrecha entre las corporaciones catedralicias y los episcopados indianos. Para el caso del cabildo payanés, este fue considerado en las consultas del Consejo de Indias como una corporación de ascenso al arzobispado metropolitano de Santa Fe112 (“Popayán que es ascenso a la de Santa Fe”). Esto se comprobó con aquellos capitulares que lograron ser promovidos a otras catedrales indianas desde el obispado payanés (tabla 7).
Tabla 7. Promociones a catedrales indianas de capitulares del cabildo eclesiástico de Popayán, 1546-1714
NombreLógica de promociónAñoArcediano Gregorio Rodríguez FrancoCanónigo Catedral de Quito1594Tesorero Fernando de OruñaCanónigo Catedral de Huamanga1633Deán Francisco Ramírez FloriánTesorero Catedral de Arequipa (no aceptó), tesorero Catedral de Quito1651Chantre Fernando de SolórzanoTesorero Catedral de Santa Fe1648Deán Gonzalo GuiralTesorero y maestrescuela Catedral de Santa Fe1669Deán Antonio de LandaecheTesorero, maestrescuela y arcediano de la Catedral de Panamá1656Tesorero Lucas Fernández de PiedrahítaRacionero, canónigo, tesorero, maestrescuela y chantre de la Catedral de Santa Fe, obispo de Santa Marta, obispo de Panamá1656Maestrescuela Agustín de Olea SalazarCanónigo, maestrescuela, chantre, arcediano de la Catedral de Santa Fe1663Chantre Francisco del PinoRacionero de la Catedral de Quito1653Arcediano Gregorio Belín de BañosCanónigo y tesorero de la Catedral de Cartagena1667Deán Pedro de Herrera GaitánCanónigo de la Catedral de Cartagena (no acepta), canónigo de la Catedral de Santa Fe1668, 1670Deán Jacinto de ArboledaTesorero de Cartagena (no aceptó)1673Arcediano Luis de Rojas PáramoCanónigo de la Catedral de Santiago de Chile1684Tesorero Cipriano de SalcedoCanónigo, maestrescuela, chantre, arcediano y deán de la Catedral de Santa Fe1676Chantre Fernando Antonio de Salazar BetancurCanónigo y chantre de la Catedral de Quitos. f.Fuente: Elaboración propia con datos de las actas capitulares del Archivo General de la Nación, Arzobispal de Popayán, y cartas de los primeros obispos de Popayán del Archivo General de Indias.
A pesar de que fueron pocas las promociones a otras catedrales, las que se presentaron en la tabla 7 muestran una conexión implícita entre la Catedral de Popayán con la Catedral de Santa Fe (con seis promociones), la Catedral de Quito (con cuatro promociones) y la Catedral de Cartagena (con tres promociones, dos de las cuales no son aceptadas). Como demuestran las consultas del Consejo de Indias, si bien al cabildo eclesiástico de la Catedral de Popayán tenían acceso los clérigos presbíteros del obispado, esta corporación también podía promoverse a estas otras tres catedrales, por lo que se puede inferir que existía, además de una clasificación de catedrales según su importancia, una relación de ascenso y promoción entre ellas, lo que permitía que determinadas dignidades y prebendados pudieran ser considerados para las vacantes de determinadas catedrales. Esto evidencia una circulación eclesiástica no estrictamente predeterminada entre catedrales, pero sí con unos patrones establecidos sobre los que valdría la pena indagar de una manera más amplia, y que autores como Óscar Mazín han explicado como un sistema de correlaciones y de intercambios catedralicios activos, por lo menos en el caso de los episcopados novohispanos entre 1670 y 1747.113 Maximiliano Barrio, para el caso de los obispos castellanos, menciona precisamente que el cursus honorum de los candidatos a los episcopados de Castilla evidencia un ingreso inicial de los candidatos eclesiásticos a diócesis “pobres”, para luego ascender “por antigüedad y méritos a los arzobispados y a las mitras mayores”.114 Pensar, entonces, en patrones de promoción eclesiástica entre catedrales permite determinar los dispositivos y procesos de vinculación entre ellas a partir de la circulación y de los ascensos del clero secular (mapa 1).
Lo planteado demuestra que por lo menos para el siglo XVII y las dos primeras décadas del siglo XVIII existían ascensos directos entre catedrales (lo que llevó a un capitular de una catedral de bajo perfil a ser considerado para una catedral metropolitana o de un rol mayor) y perfiles asignados y preestablecidos para los cabildos eclesiásticos según su importancia, clase o sus rentas.115 ¿Qué determinaba esta clasificación para el Consejo de Indias y la Corona? Probablemente, una conjunción de elementos, entre ellos, en primer lugar, las rentas decimales, seguidas del número de dignidades y prebendados de una planta catedralicia, los tipos de eclesiásticos que existían en los episcopados y, en general, como se manifiesta en las consultas del Consejo de Indias para el obispado de Popayán, el conocimiento que tenía la Corona de la situación eclesiástica particular de cada obispado. Esto refleja otro asunto, y es que tanto las Informaciones como las Relaciones de méritos y servicios le servían al rey y al Consejo para conocer y reconocer a los eclesiásticos que vivían, se formaban y transitaban por los distintos reinos que componían la monarquía hispánica; así, en el momento en que se presentaba una vacante y se daba inicio al proceso de elección de un eclesiástico, se echaba mano de un inventario pormenorizado y a lo menos actualizado de curas, sacristanes, capellanes, doctrineros, misioneros, inquisidores, prebendados, obispos y arzobispos que asistían las parroquias, iglesias, ciudades y catedrales del mundo hispánico. El proceso que contenía la consulta traía consigo una correlación entre las partes, que, en palabras de Lucrecia Enríquez, debe ser entendido como una unidad que permite comprender cómo el ejercicio de gobierno monárquico contenía a los territorios, las corporaciones y los sujetos que componían la Corona.116

Mapa 1. Vínculos con catedrales según promociones capitulares, 1547-1714
Fuente: Elaboración propia con información analizada en el Archivo General de Indias.
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