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Dentro de esta atmósfera de lucha de poderes se generó una profunda duda en Dogen. Él mismo lo expresaría de la siguiente manera:
«Al principio desarrollé la mente en busca de la iluminación debido a la impermanencia y pregunté al respecto en todos los rincones del mundo. Finalmente dejé el monte Hiei para estudiar la Vía y me encomendé a Kenninji. Entretanto, no encontré un auténtico maestro (shoshi) ni buenos compañeros. Desilusionado, surgieron en mí pensamientos engañosos».21
La pregunta de Dogen tenía que ver con un pasaje del Mahaparanirvana sutra que dice: «Todos los seres en todas partes poseen la naturaleza de Buddha; el Tathagata existe eternamente y no cambia». Dogen se preguntaba: «Estudiando las escuelas budistas exotéricas y las esotéricas, he visto que ambas sostienen que los seres humanos están dotados de la naturaleza dhármica desde el nacimiento. Si este es el caso, ¿por qué los buddhas de todos los tiempos –con certeza en posesión de la iluminación– tuvieron que buscar la iluminación y dedicarse a prácticas espirituales?».22 Después de la repentina renuncia de Koen como abad del monte Hiei, Dogen se fue de allí y visitó al maestro Koin en Onjo-ji. Luego de dejar a Koin visitó Kenninji. El templo de Eisai, pero regreso con Koin. Finalmente, a los 17 años regresó a Kenninji y practicó bajo la guía de Myozen, quien había sucedido a Eisai, muerto hacía dos años. Dogen recibió la transmisión del Linaje de Eisai a través de Myozen. Aunque «Dogen reconoció en Myozen a un genuino maestro, sus profundos deseos religiosos permanecieron insatisfechos y anheló aún más ir a China, la cuna del Zen (que había sido la sugerencia inicial de Koin), donde maestros capaces en la tradición del sexto patriarca podrían mostrarle la vía a la iluminación. Myozen, quien compartía este sueño, no solo le dio permiso a su discípulo para viajar, sino que decidió ir con él. Tras superar algunos obstáculos finales, en la primavera de 1223 se encaminaron juntos al Reino del Medio (China)».23
Dogen viajó a China junto con su maestro Myozen y otros dos discípulos de este. Mientras Myozen entró directamente al templo Ching-tê-ssû en el monte T’ieng t’ung,24 el mismo templo en el que Eisai había estudiado, y estudió con Wu-chi Liao p’ai, Dogen vivió en un barco, visitó varios templos y observó las costumbres chinas, hasta que a comienzos del séptimo mes pudo entrar en el mismo templo. Mientras vivió en el barco, Dogen tuvo un encuentro con el cocinero jefe del monasterio en el monte A-yü-wang que sería decisivo en su búsqueda y que relataría más tarde en sus Instrucciones para el cocinero jefe (Tenzo Kyokun), como ejemplo de dedicación sin reservas a la práctica de la Vía. Después de su ingreso en el templo en el que estaba Myozen, durante los siguientes dos años, Dogen visitó diferentes templos, tratando de encontrar un verdadero maestro, pero sin resultado. Durante ese tiempo de peregrinaje, no obstante, tuvo el privilegio de observar cinco documentos de transmisión del linaje de maestro a discípulo de diversas escuelas. Esto le convenció de la importancia de recibir esta transmisión y el correspondiente certificado, a partir del encuentro íntimo con un maestro, como fundamento para la continuación de la enseñanza. En el Shobogenzo, dedicó un capítulo al encuentro «cara a cara» con el maestro, «Menju», y otro al certificado de la transmisión, «Shisho». En este último escribió:
«Ver a todos los buddhas, acceder a todos los buddhas, completar la Vía, es la vía de todos los buddhas. En esta Vía del Buddha, el documento de la sucesión siempre es entregado en el momento de la transmisión del Dharma. Aquellos sin la transmisión del Dharma son personas fuera de la Vía, que creen en la iluminación espontánea. Si la Vía del Buddha no hubiera establecido claramente la sucesión, ¿cómo podría el Dharma haber llegado hasta nuestros días? Por tanto, cuando un buddha se convierte en un buddha, se le entrega un documento de la transmisión al heredero y este documento es entregado por el buddha heredero de un buddha».25
A pesar de la importante entrevista con el monje cocinero y de haber podido ver los documentos de la sucesión, Dogen no había encontrado a un auténtico maestro ni había podido resolver su «gran duda». Desilusionado, quiso regresar con el maestro Wu-chi en el monte T’ieng t’ung. En su camino, se enteró de que Wu-chi había muerto. En ese momento, Dogen pensó en regresar a Japón, pero continuó su camino hacia el monte T’ieng t’ung, donde aún se encontraba el maestro Myozen. En su viaje, Dogen se enteró por un anciano monje de que recientemente Ju-ching, un incomparable maestro, había sido nombrado abad del templo en el monte T’ieng t’ung y le recomendó que se apresurara a visitarlo.
Dogen fue autorizado para ingresar en el templo de Ju-ching y desde el comienzo recibió permiso para visitar la habitación del abad con frecuencia e interrogarlo sobre el Dharma. Así, reconoció en Ju-ching al auténtico maestro que había estado buscando y con el tiempo recibiría de él el sello de la transmisión y el certificado que lo acreditaba como sucesor en el linaje del maestro Tozan (considerado el fundador de la escuela Soto).
Durante su estudio en el monte T’ien t’ung, Dogen absorbió las enseñanzas del maestro Ju-ching, quien a su vez había sido impregnado de las enseñanzas de dos grandes maestros de la tradición Soto: Fuyo Dokai (Furong Daokai, 1043-1118) y Wanshi Shogaku (Hongzhi Zhengyue, 1091-1157). Del primero, aprendería la importancia del retorno a la auténtica disciplina de los buddhas y ancestros, y del segundo, la recuperación de la auténtica práctica de meditación. De la intensa práctica de meditación de Ju-ching, se cuenta que para dar ejemplo a sus discípulos, practicaba zazén hasta después de las once de la noche, y se levantaba a las dos y media para volver a la práctica. Para Dogen, este zazén recibido del maestro Ju-ching es la actualización misma de la Vía:
«El Gran Maestro Shakyamuni transmitió correctamente el maravilloso método para realizar la Vía. Todos los tathagatas de los tres tiempos también alcanzaron la Vía a través de zazén. Zazén ha sido transmitido de persona a persona como la verdadera puerta. De igual manera todos los ancestros de la India y China alcanzaron la Vía a través de zazén. Por lo tanto, ahora enseño la verdadera puerta a seres humanos y celestiales.»26
«Ju-ching se veía a sí mismo no solo como una figura que revivió la escuela Soto al seguir a sus predecesores inmediatos, sino, más importante aún, como alguien que restauró el propio fundamento de la tradición budista como un todo, mediante el regreso al núcleo de la experiencia de la iluminación del mismo Buddha histórico; práctica/iluminación indivisa».27 De Ju-ching, Dogen también aprendió el desprecio hacia la búsqueda mundana de fama y riqueza, como algo radicalmente opuesto a la búsqueda de la Vía del Buddha.
A pesar de que Ju-ching transmitió a Dogen el linaje de la escuela Soto, siempre rehusó darle este nombre. De hecho, su interés no era el de transmitir la llamada escuela Zen, sino que consideraba que su enseñanza correspondía al auténtico Dharma de Buddha. En el Hokyoki, el diario que llevó durante su estadía en China, Dogen cita las palabras de su maestro:
«No debemos llamar arbitrariamente a la Gran Vía de los buddhas y patriarcas la escuela Zen. La escuela Zen es un nombre falso que de hecho es lamentable. Este es el nombre que pequeñas bestias de cabeza rapada han venido usando. Todos los antiguos virtuosos del pasado lo saben. ¿Has leído el Shih-men lien-chien [Biografías de monjes eminentes]?».28
Esta fue una de las características más importantes que recibió Dogen de su maestro, y durante su vida siempre enfatizó el hecho de que su práctica no se correspondía con una escuela particular, sino que se trataba del Dharma de Buddha mismo, esencialmente contenido en la propia práctica de zazén:
«La transmisión del dharma de Buddha en el Oeste y en el Este [India y China] no es otra que la transmisión del Buddha sentado. Este es el punto esencial. Donde el dharma de Buddha no se transmite, zazén no se transmite. Lo que ha sido pasado de persona a persona es la enseñanza esencial de solo zazén. Aquellos que no han recibido íntimamente esta enseñanza no son buddhas ancestros».29
Más adelante, en respuesta a la pregunta de por qué hacía tanto énfasis en zazén como la práctica más importante de todas las enseñanzas budistas, Dogen, dijo:
«Esta pregunta surge porque usted llama a este gran insuperable ojo precioso del verdadero dharma escuela Zen. Debe saber que este título de escuela Zen se originó en China y nunca se oyó de él en la India. Al comienzo, cuando el gran maestro Bodhidharma se sentó frente al muro por nueve años en el templo Shorinji en la montaña Su, ni los monjes ni los laicos conocían el verdadero dharma y lo llamaron el brahmán que practica zazén como su esencia. Después de esto, todos los ancestros en cada generación simplemente practicaron zazén. Al verlo así, las personas ordinarias que no comprendían la realidad, confundidas omitieron la palabra za (sentarse) y simplemente lo llamaron la “escuela Zen”. Este proceso se hace evidente en las sentencias de los ancestros. No piensen que [zazén] es la misma concentración y meditación de los seis paramitas30 y los tres estudios básicos».31
En uno de los discursos formales en la sala del Dharma (jodo), Dogen llega incluso a afirmar que la escuela Zen nunca existió:
«Se dice que después de [el ancestro] Upagupta, hubo cinco escuelas del Dharma de Buddha durante su decadencia en la India. Después de Qingyuan [j.: Seigen Gyoshi m. 740] y Nanyue [j.: Nangaku, 677-744], las personas lo asumen así, para establecer los diversos estilos de las cinco casas, lo cual fue el error en China. Más aún, en tiempos de los antiguos buddhas y ancestros fundadores, nunca se oyó hablar del dharma de Buddha designado como la escuela Zen, la cual nunca ha existido. Lo que se conoce hoy día como la escuela Zen no es en realidad el Dharma de Buddha. ¿Cómo podríamos llamar al Dharma del Buddha una escuela Zen?».32
En el capítulo «La Vía del Buddha (Butsudo)» del Shobogenzo, Dogen dice:
«En la India y China, desde los tiempos antiguos hasta el presente, no ha existido tal nombre de “escuela Zen”. Aquellos que se refieren a ellos mismos de esta manera son demonios que violan la vía del Buddha, enemigos que no son bienvenidos por los buddhas y ancestros».33
El capítulo «La Vía del Buddha» está dedicado a explicar la importancia de la transmisión del auténtico Dharma de Buddha. Dogen afirma que esta transmisión no se limita a los 50 ancestros históricos que lo precedieron, sino que, perdida en un tiempo inmemorial, viene desde los siete buddhas del pasado.34
Luego de su encuentro con Ju-ching, Dogen estudió rigurosamente bajo su tutela y aprendió el concepto de «práctica incesante». En 1225, su maestro le transmitió los preceptos en la ceremonia conocida como Denkai. En el Kyojukaimon,35 Dogen escribió:
«Los grandes preceptos de los buddhas han sido protegidos y mantenidos por los buddhas. Los buddhas se los transmitieron a los buddhas y los ancestros se los transmitieron a los ancestros. La transmisión del Dharma trasciende el pasado, el presente y el futuro. La identidad de la verificación [de maestros y discípulos] es continua desde los tiempos antiguos hasta el momento presente. Nuestro gran maestro Shakyamuni Buddha los confirió a Mahakasyapa. Mahakasyapa los transmitió a Ananda. Siguiendo así, estos preceptos fueron legítimamente conferidos de maestro a discípulo durante cincuenta y cuatro generaciones y la transmisión ha llegado al presente abad [de este monasterio]».
Dos años más tarde, en 1227, Ju-ching entregó a Dogen el Shisho, documento de transmisión, y se convirtió en el patriarca 51 en sucesión directa desde el Buddha Shakyamuni. Dogen regresó a Japón para continuar la transmisión a través del establecimiento de una comunidad monástica de acuerdo con las reglas de Baizhang, e instruyendo a sus discípulos a través de enseñanzas orales y de textos escritos. Con el tiempo fundaría el templo Eiheiji en las montañas de Echizen, siguiendo las instrucciones de su maestro.36
Muchos de los monjes japoneses que fueron a China a estudiar y practicar, y luego regresaron a Japón con gran cantidad de sutras budistas como recuerdo. Pero como el mismo Dogen afirma en su jodo 1.48 del Eihei Koroku, él regresó con las manos vacías. Con esto quería expresar que había incorporado la enseñanza de shikantaza (la práctica de solo sentarse), que él mismo era la personificación, la propia manifestación del Dharma de Buddha. Sin embargo, según el registro de las reliquias del maestro Myozen (Shari Sodenki), en realidad había traído consigo las reliquias de Myozen, además del shisho (certificado de la transmisión), el kesa (hábito monástico) del maestro Fuyo Dokai, el Hokyo Zanmai (samadhi del espejo precioso) y un comentario de Goi (los Cinco Rangos) del maestro Tozan (Dongshan), considerado el fundador del linaje Soto que heredó Dogen, y un retrato de Ju-ching.37 Regresaba a su país a sembrar las semillas del auténtico Dharma de Buddha heredado de su maestro.
«De Shakyamuni Buddha a Caoxi Huineng hay 34 ancestros... Por tanto, la Colección del Verdadero Ojo del Dharma ha sido pasada de heredero a heredero hasta nuestros días. La auténtica vida del Dharma del Buddha existe solo en esta auténtica transmisión. Debido a que el Dharma del Buddha ha sido apropiadamente transmitido de esta manera, es conferido de heredero a heredero.»38
Es importante destacar que la mayor parte del tiempo antes de recibir la transmisión del Dharma de Ju-ching, Dogen estuvo practicando en la tradición Rinzai. Él solo buscaba encontrar un verdadero maestro y resolver su «gran duda». De hecho, como ya se vio, el primer templo que visitó fue Ching-tê-ssû en el monte T’ian t’ung, el mismo en el que Eisai había estudiado. En época de Dogen, según se puede apreciar, los templos en China podían nombrar a un abad Soto después de uno Rinzai, como en el caso de Ju-ching, que sucedió a Wu-chi en este templo. Para Ju-ching, separar las enseñanzas de los maestros en escuelas diferentes era un error. Dogen afirma que incluso los nombres de estas escuelas fueron designados tiempo después de que los fundadores de las supuestas corrientes ya habían muerto.
«Ju-ching, mi antiguo maestro, ascendió al estrado y enseñó a la Asamblea: “En estos días algunas personas dicen con frecuencia que las enseñanzas de Yumen, Fayan, Guiyang, Linji y Caodong eran enseñanzas separadas. Este no es el Dharma del Buddha, tampoco la Vía de los ancestros” [...]. Antes de practicar formalmente con Ju-ching, viejo Buddha, yo trataba de estudiar profundamente las enseñanzas de las cinco escuelas. Pero después de inclinarme formalmente ante Ju-ching, comprendí con claridad que la designación de las cinco escuelas carece de fundamento.»39
Dogen fue muy explícito en sus declaraciones de que lo que él buscaba transmitir desde China no era simplemente el linaje de Bodhidharma, sino el verdadero budismo en su totalidad. El budismo que Dogen encontró en la China Song puede resumirse comprendiendo tres prácticas fundamentales: sila (moralidad), samadhi (meditación) y prajna (sabiduría). La moralidad en el budismo Song significaba la adherencia a los diez preceptos para los novicios y a los 250 preceptos para los bhiksus (monjes completamente ordenados) enumerados en el Pratimoksha («liberación personal», resume los 227 preceptos del Vinaya que están contenidos en el capítulo «Suttavibanga»). La concentración comprendía muchas técnicas para concentrar la mente, pero para el novicio en su entrenamiento básico tomaba la forma de la meditación sedente en comunidad en las largas plataformas en la sala de la Sangha (sodo). El cultivo de la sabiduría, en su nivel más básico, constituía el estudio de las enseñanzas budistas tal como habían sido transmitidas en los sutras mahayana. La habilidad para leer y recitar los sutras era un requisito para la ordenación del novicio. El canto de los sutras (fugin) también era una herramienta esencial para generar mérito y dedicarlo en conjunto con las ofrendas de comida y las oraciones a los buddhas, bodhisattvas, arahats, deidades protectoras y espíritus ancestrales, que eran la forma más común de los rituales en el budismo de la china Song.40
En la actualidad hay personas con tendencia a secularizar la práctica del zen y a desligarla de las enseñanzas mismas del Buddha. Afirman que el zen no tiene nada que ver con el budismo y han llegado incluso a negar la importancia de la transmisión del Dharma y del certificado de la sucesión, que para Dogen eran la esencia de la continuidad de la enseñanza. Pero es evidente que se trata de expresiones de individuos que no han tenido acceso a un entrenamiento formal y que no han recibido la auténtica transmisión dentro de un linaje para transmitir la enseñanza de manera seria y honesta. Hay incluso algunos embaucadores que, queriendo obtener fama y riqueza, sincretizan todo tipo de prácticas y engañan con enseñanzas sin fundamento. Pero el zen de Dogen no puede ser desligado de la enseñanza del Buddha. Para Dogen, zazén no es otra cosa que actualizar la enseñanza y el despertar de Shakyamuni, el sello transmitido a Mahakasyapa en el Pico de los Buitres y luego ininterrumpidamente a través de generaciones sucesivas.
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