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Posteriormente le envié un correo electrónico al consumado especialista en ética, escocés, cristiano, de setenta y un años Oliver O’Donovan (1945 -), para preguntarle si los cristianos deberíamos sentirnos incómodos acerca del aumento en las tecnologías de comunicación digital. “Las comunicaciones electrónicas son una pregunta para las nuevas generaciones más que para la mía”, admitió. “Son ellos los que realmente deben aprender a comprender los poderes y amenazas que representan, por una parte, a través de prueba y error, pero también, y principalmente, a través de recordar qué es aquello que tenía gran importancia antes de que la revolución en la comunicación comenzara”.
“Nadie ha tenido que aprender esto antes”, dijo acerca de las preguntas a las que ahora nos enfrentamos. ”Nadie puede enseñarle a la siguiente generación como aprender esto. Es un reto masivo a la inteligencia y a la conciencia, exclusivo para ellos. El peligro que enfrentan, por supuesto, es que las herramientas determinan la agenda. Una herramienta de comunicación es una herramienta para comunicar algo”. Luego hizo eco a la pregunta de Wells: “Los medios de comunicación no están tendidos por ahí pasivamente, esperando a que nosotros lleguemos y los encontremos útiles para algún proyecto que tenemos en mente. Ellos nos dicen qué debemos hacer y, más significativamente, qué queremos hacer. Existe una corriente en el canal, y si no sabemos nadar, seremos llevados por ella. Veo a alguien haciendo algo y yo también quiero hacerlo. Entonces me olvido de aquello que pensé que quería hacer”.
O’Donovan concluyó la entrevista con una advertencia notable: “Esta generación tiene asignada la singular tarea de discernir para qué son realmente buenos los nuevos medios de comunicación, y eso implica también, para qué no son buenos. Si lo hacen de forma superficial, las generaciones después de ellos pagarán el precio”10.
MIS PREOCUPACIONES
Quería escribir este libro en conversación con los ancianos de la iglesia, pero mis preguntas a Wells y O’Donovan me regresaron la pregunta como un boomerang: ¿Cómo es que nosotros, los que estamos más familiarizados con nuestros teléfonos inteligentes, podemos hacer lo mejor posible para esclarecer las consecuencias?
También me encuentro a mí mismo en una posición difícil – haciendo preguntas críticas acerca de cómo mi teléfono me está cambiando mientras trabajo de tiempo completo en línea y trato de elevar mis habilidades y mis experiencias para captar la atención de una audiencia virtual. A medida que el mundo en línea crece globalmente y de forma móvil, también se están abriendo nuevas oportunidades para el evangelio.
Hablando de forma general, el poder de la era digital para almacenar inteligencia humana e información objetiva no tiene precedentes (Wikipedia es tan solo un ejemplo de lo que está por venir). Cada cristiano tiene ahora oportunidades inigualables para ministrar en línea. El día de hoy, nuestros predicadores más prominentes pueden alcanzar a cientos de miles de personas a través de las redes sociales. Incluso el cristiano promedio puede hablar inmediatamente con una audiencia de doscientos a trescientos amigos en Facebook, un alcance que no tiene paralelo en la historia de la humanidad.
Así que siento el apretón de este Catch-22. Quiero volverme hábil en ganar la atención en línea (para Cristo), pero también quiero hacer preguntas críticas acerca de mi propio teléfono y de mis impulsos, mis hábitos y de mis presuposiciones.
MI INTENCIÓN
Este libro acerca de los teléfonos puede hacerse más grueso que una guía telefónica, así que para mantenerlo simple, debo de tratar solo lo esencial y navegar con precaución y brevedad. Mientras que algunos escritores dicen que nuestros teléfonos nos están haciendo cognitivamente más inteligentes y relacionalmente más conscientes11, otros advierten que nuestros teléfonos nos están haciendo superficiales, tontos y menos competentes en el mundo real12. En ocasiones, ambos argumentos suenan verdaderos, pero “en gran medida las redes sociales son lo que hacemos con ellas – rutas de escape o herramientas de transformación dependiendo de lo que esperamos de ellas y cómo las usamos”13. La pregunta de este libro es sencilla: ¿En la juventud de mi vida, cuál es el mejor uso para mi teléfono inteligente?
Para alcanzar este objetivo mi propósito es evitar ambos extremos: el optimismo utópico del amor a la tecnología y la distopia pesimista del miedo a la tecnología. O’Donovan está en lo correcto cuando dice que nuestra tentación es ver a alguien hacer algo y después simplemente copiar el comportamiento y perder de vista nuestro llamado personal y nuestras metas personales. En otras palabras, debemos preguntarnos: ¿Cuáles tecnologías ayudan a mis propósitos? ¿Y cuáles son mis propósitos en primer lugar? Sin una respuesta clara no podemos realizar ningún progreso de pensar en los pros y los contras del teléfono inteligente como cristianos.
Sin embargo, si tú tienes un teléfono inteligente, probablemente has abusado de él. Tal abuso es el producto de un sinnúmero de promocionales en revistas, libros de lamentos y poderosos videos que revelan cuán negativamente influye en nuestras vidas el uso excesivo de los teléfonos inteligentes. Un momento de culpa puede ser un fuerte motivador, pero no durará. Mientras el tiempo pasa y la culpa retrocede, regresamos a nuestros viejos hábitos. Esto sucede porque nuestras convicciones fundamentales son demasiado endebles para sustentar nuevos patrones de comportamiento, entonces lo que en ese momento parece “correcto” (apagar nuestros teléfonos) no es más que el producto de un momento de vergüenza. Lo que necesitamos es una nueva disciplina arraigada en un nuevo conjunto de prioridades para la vida, y empoderada por nuestra nueva vida de libertad en Jesucristo. Así que no puedo decirte que guardes tu teléfono, que lo regales, o que lo vuelvas a tomar después de una temporada de agotamiento. Mi propósito es explorar por qué te gustaría considerar estas acciones en primer lugar.
LAS LETRAS PEQUEÑAS
Aquí hay un montón de notas para mantener en mente mientras empezamos.
Primero, este libro fue escrito para mí tanto como fue escrito por mí. No solo necesito este mensaje, cargo con su gran peso. Si el título parece suponer que te estoy predicando, no lo estoy haciendo. Me estoy predicando a mí mismo. No muchos de ustedes deberían de convertirse en autores, porque nosotros los que escribimos libros de ética nos regimos por nuestras palabras más estrictamente que el resto.
Segundo, para mantener el título de este libro corto, he supuesto que todo en este libro es relevante para cada lector individual. En verdad, nunca había sido más consciente de la variedad de comportamientos con los teléfonos inteligentes. Tomamos nuestros teléfonos como creadores de contenido o como consumidores de contenido y nos enfocamos en contenido ilimitado o en contenido limitado. De igual forma, las relaciones con nuestros teléfonos inteligentes siguen tendencias hacia ciertas direcciones: como parte de comunidades virtuales o como complementos a nuestras relaciones cara a cara. Y constantemente esas conversaciones van desde edificación hasta pláticas triviales (ver figura 1). Todos nosotros nos estamos deslizando constantemente alrededor de estas redes, y cada tendencia tiene sus fortalezas y trampas para ser tratadas en las siguientes páginas. Pero ninguno de nosotros podemos situarnos exactamente en el mismo punto. Menciono esto al principio del libro como una forma de pedir paciencia cuando discutamos comportamientos que pueden no aplicar para ti inmediatamente.

Figura 1: Comportamientos y relaciones de los teléfonos inteligentes.
Tercero, este libro no es anti teléfonos inteligentes, fue escrito para gente que, como yo, se benefician de los teléfonos inteligentes y los usan diario. Probablemente escucharán de este libro en las redes sociales de sus teléfonos y algunos de ustedes lo leerán en sus teléfonos, quizá incluso lleguen a citarlo en Facebook – eso no es contradictorio, irónico o paradójico; es el cumplimiento de por qué lo escribí y cómo espero enviar este mensaje.
Cuarto, este libro tampoco es pro teléfonos inteligentes. Quiero que este libro esté balanceado, pero el balance no es la preocupación que me motiva. Ya sea que en todo el libro logre el balance pro teléfono/anti teléfono o no (o incluso sección por sección) me tiene poco preocupado porque se que al final los lectores estarán divididos. Concedo este punto por adelantado para poder hablar más directamente con mis lectores que tienen la intención de replantearse sus patrones de vida (y para evitar inflar este libro con un millón de condiciones, advertencias y requisitos). Procedo bajo la suposición de que todos necesitamos detenernos y reflexionar sobre nuestros hábitos impulsivos con los teléfonos inteligentes porque, en una era donde nuestros ojos y nuestros corazones son capturados por el último dispositivo elegante, necesitamos ser más autocríticos, no menos.
Quinto, ya que estás leyendo un libro titulado Hechizo digital, asumo que probablemente eres el tipo de lector que valientemente recibe tal autocrítica. Te felicito por ello. El antiguo filósofo Seneca estaba en lo correcto cuando dijo: “Se duro contigo mismo de vez en cuando”14. De vez en cuando. No siempre. En ciertos momentos clave de la vida, acércate al espejo del baño, entrecierra los ojos y proyecta una visión pesimista de la persona que ves. Todos necesitamos críticas constructivas. Pero si sólo eres duro contigo mismo, déjame hablarte una palabra de cuidado. Este libro falla, si después de leerlo, terminas odiándote más; tiene éxito si terminas disfrutando más a Cristo. Así que, si fácilmente te agobia la convicción y la duda de ti mismo, oro para que este libro te eduque y te equipe para disfrutar la libertad de esta vida para saborear profundamente el gozo infinito que tenemos en Cristo, dejando las complacencias mediocres atrás para dar lugar a placeres más profundos y satisfactorios.
Sexto, estaré citando a teólogos, a filósofos, profesores, pastores, papas, no creyentes perceptivos, y ateos abiertos
– lo que implica que su inclusión en este libro no es la aprobación total de la teología de alguien o la completa aprobación de las uniones, aplicaciones, libros o películas de mafiosos que se mencionan más adelante.
Finalmente, como el título sugiere, este libro se enfoca en un diagnóstico y una cosmovisión más que en una aplicación. No ignoramos prácticas importantes, pero la aplicación estará implícita genéricamente a través del libro y será abordada específicamente hacia el final.
UN LLAMADO A LA HUMILDAD
Las dudas de uno mismo son una característica de las personas sabias15. Y las conversaciones autocríticas acerca de nuestro comportamiento personal requieren una gran dosis de humildad. Conversaciones acerca de nuestros teléfonos inteligentes casi no plantean nuevas preguntas; nos regresan a preguntas perenes que cada generación ha sido forzada a contestar.
Consideremos Snapchat, el último fenómeno de “expresión instantánea”. En una de mis entrevistas, un teólogo me sugirió que es difícil que tu “sí” sea sí cuando tus palabras desaparecen en un par de segundos16. Pero los defensivos amantes de la tecnología inmediatamente niegan esta declaración con un hecho simple: mientras que las palabras efímeras compartidas en Snapchat desaparecen en segundos, nuestras palabras habladas desaparecen en el aire en un céntimo de segundo. La tecnología no hace que nuestras palabras sean más temporales – en todo caso, las hace más duraderas. Si debemos dar cuenta de toda palabra ociosa, probablemente somos la primera generación que puede apreciar verdaderamente el volumen de nuestras palabras ociosas, ya que hemos publicado más de ellas que ningún otro grupo en la historia de la humanidad.
Así que, aunque podemos examinar nuestra autenticidad cuando hablamos a través de mensajes intencionalmente autodestructivos (tal es el caso de Snapchat), nuestros teléfonos no hacen a nuestras palabras más transitorias o vacías; simplemente plantean preguntas hechas por cada generación. Sólo cuando reconozcamos estas preguntas, entonces podremos regresar a examinar a Snapchat.
Así es como a menudo funcionan las conversaciones en los medios digitales. Por lo que empiezo el libro pidiendo tregua. ¿Podemos estar de acuerdo en que algunas de las preguntas más importantes acerca de los teléfonos inteligentes también aplican a las conversaciones no digitales? Solo porque una lucha que enfrentamos en nuestras vidas digitales también se relaciona a contextos no digitales, no quiere decir que la conversación con comunicaciones digitales deba ser evitada
– significa que la Escritura demuestra su continua relevancia en la era digital.
¿QUIÉN SOY?
Como puedes apreciar, este viaje para desenredar mi relación con mi teléfono es muy personal (i. e., autocrítica a mí), así que necesitas saber quién soy desde el comienzo.
Soy un “seguidor temprano” – una forma agradable de decir “un autoproclamado adicto al iPhone y la tecnología”. También soy un cristiano de cerca de dos décadas que considera a la Biblia como la última y definitiva autoridad sobre mi vida. Educado en negocios, periodismo y humanidades, ahora trabajo como un reportero de investigación de la compleja dinámica de la vida cristiana en tensión con las actuales presiones culturales del conformismo. Investigo y escribo en acorde con muchas otras voces de la iglesia, tanto vivas como muertas.
Casado desde hace casi dos décadas, mi esposa y yo tenemos tres hijos, y los estamos educando para que sean tecnológicamente competentes y digitalmente con dominio propio17. Actualmente en nuestro hogar tenemos una computadora de escritorio, tres laptops, tres tabletas, tres teléfonos inteligentes y un iPod.
En el tiempo que este libro fue publicado acumulé 32,6 años de experiencia en cuatro plataformas: blogs, Twitter, Facebook e Instagram18. He trabajado en línea para ministerios sin fines de lucro por una década, y nunca sin un iPhone. Y estas labores no me han aislado de las apremiantes preguntas de la era digital – en cambio, las han agrandado. Al mismo tiempo, mi trabajo me ha puesto en contacto con muchos de los filósofos cristianos más pensativos, teólogos, pastores y artistas que están reflexionando cuidadosamente sobre cómo ayudar a la iglesia a responder sabiamente a la era digital, y aquí compartiré algunas de las mejores ideas de las muchas conversaciones que tuve con ellos.
Simultáneamente, escribí este libro en diálogo con muchos cristianos: estudiantes, solteros, parejas casadas, padres, amas de casa, profesionales de los negocios y líderes del ministerio. Cada uno enfrentamos preguntas similares acerca de cómo vivir una vida balanceada y saludable en la era digital.
DESEOS RETRAÍDOS
El ecologista mediático Marshall McLuhan (1911-1980) le recordó a su generación que la tecnología siempre es una extensión de uno mismo. Un tenedor es simplemente una extensión de mi mano. Un auto es una extensión de mis brazos y mis pies y no es menos que el troncomóvil de Pedro Picapiedra.
Así mismo mi teléfono inteligente es una extensión de mis funciones cognitivas19. Las neuronas activas de mi cerebro son una maraña de relámpagos dentro de mi cráneo, y mi vida pensante se asemeja a una tormenta eléctrica sobre el estado de Kansas20. Esta pequeña tormenta eléctrica contenida en el espacio microscópico de mi sistema nervioso se extiende de forma bastante natural hacia mis pulgares para crear pequeños destellos digitales de electricidad dentro de mi teléfono que se proyectan al mundo a través de ondas de radio.
Todo esto quiere decir que mi teléfono tiene un lugar en el tiempo y en el espacio – fuera de mí – donde puedo proyectar mis relaciones, mis anhelos y la visión completa de mi existencia consciente. Proyecta la palabra “deseo” en un espejo y leerás “ oesed”, el nombre del espejo mágico de los libros de Harry Potter. En el antiguo Espejo de Oesed verás los anhelos más profundos de tu corazón revelados en vivo y a todo color21. Las pantallas luminosas de nuestros teléfonos inteligentes hacen lo mismo.
Muy a menudo lo que mi teléfono expone en mí no son los deseos santos de lo que sé que debería desear, ni siquiera lo que pienso que quiero y especialmente lo que no quiero que pienses que quiero. La pantalla de mi teléfono divulga en pixeles muy nítidos lo que mi corazón realmente quiere22. La pantalla brillante de mi teléfono proyecta desde mis ojos los deseos y afectos que habitan en los rincones más abstractos de mi corazón y de mi alma, encontrando una expresión visible en los pixeles de imágenes, vídeos y textos para que yo los vea y los consuma y los escriba y los comparta. Esto implica que cualquier cosa que sucede en mi teléfono inteligente, especialmente bajo el disfraz del anonimato, es la verdadera expresión de mi corazón, reflejada en pixeles a todo color de vuelta a mis ojos.
Honestamente, esto puede explicar los códigos de acceso. Echar un vistazo a un teléfono es mirar el interior del alma de alguien más y podríamos estar muy avergonzados de que otros vean a qué le dimos clic y qué abrimos y qué perseguimos en línea.
¿Qué podría ser más perturbador?
Si somos lo suficientemente honestos para encarar los hábitos de nuestros teléfonos inteligentes, y de usar las páginas que siguen como una invitación a tener comunión con Dios, podemos esperar encontrar gracia por nuestros fracasos digitales y por nuestros futuros digitales. Dios nos ama profundamente, y Él está dispuesto a darnos todo lo que necesitamos en la era digital. La sangre derramada de Su Hijo lo comprueba23. Necesitamos de Su gracia mientras evaluamos el lugar de los teléfonos inteligentes – los pros y los contras – en la trayectoria de nuestras vidas eternas. Si lo hacemos de forma superficial no solo sufriremos ahora, sino que las generaciones después de nosotros pagarán el precio.
INTRODUCCIÓN
UN POCO DE TEOLOGÍA ACERCA DE LA TECNOLOGÍA
El momento en el que mi primer teléfono inteligente recibió un correo de forma inalámbrica afuera de esa tormentosa parada de descanso en los campos de maíz del Estado de Iowa no es el sitio donde comienza la historia de este libro. El lanzamiento del iPhone en la Expo Macworld del 2007 tampoco es lo suficientemente atrás en la historia. Ni el comienzo de Apple o el nacimiento de Steve Jobs. Para ver la línea del tiempo del teléfono inteligente necesitamos echar un vistazo a la historia de la tecnología mientras se extiende a través de los siglos. Nuestra era digital no es un accidente cósmico.
LA HISTORIA DE LA TECNOLOGÍA
En el principio, Dios creó a Adán del polvo y a Eva de una costilla. Jehová se inclinó y exhaló aliento de vida en sus pulmones y ellos despertaron aun mundo extraño de océanos y rayos del sol y montañas y frutas y animales sin nombre, tierra jamás labrada y materiales nunca antes explotados, como los diamantes, el oro, la plata, el hierro24. Dios primero le ordenó a Sus criaturas a procrearse, a recolectar alimento y a señorear sobre los animales. Pero en esos mandamientos tempranos, Dios ya había dibujado el final en Su plano. El huerto era sólo el principio. La meta era un mundo de avances tecnológicos, que conducíaIn a una Creación tan refinada que las calles de las ciudades estarían pavimentadas con gruesos cristales de oro, una Creación tan radiante y luminosa que difícilmente podemos imaginarnos como se vería al final25. Así que cuando Adán y Eva despertaron y caminaron en el jardín, un plan, invisible, mucho más grande ya estaba en movimiento. El huerto nunca antes labrado se convertiría en una ciudad gloriosa.
Nos encontramos en medio del desarrollo de la historia de este jardín a ciudad y Dios está gobernando todo el proceso de diferentes formas. Entre las vallas de contención de las leyes naturales, así como en la abundancia y escasez de algunas materias primas en la tierra, llevado a cabo a través de Sus criaturas hechas a Su imagen, cada uno programado para la innovación, la trayectoria del progreso tecnológico – desde el jardín hasta la ciudad – ha sido puesto en marcha. Este proceso ha sido iniciado, concebido y guiado por Dios26.
Pero entre el comienzo rural y lodoso del jardín y el final urbano destellante, debemos rellenar la historia porque aquí es donde nos encontramos: al este del Edén, al oeste de la Gran Ciudad, viajando ahora en la historia guiada soberanamente por Dios, sosteniendo teléfonos inteligentes. Mientras la extensa historia de la tecnología se desenvuelve, la Biblia nos enseña nueve realidades clave que debemos poner en práctica en nosotros mismos en la era digital.
1. La Tecnología modifica a la Creación.
La comisión de Dios a la primera pareja de cultivar al mundo y de criar animales implicó una serie de avances tecnológicos que harían posible todo este trabajo a través de herramientas de piedra, después de cobre y después de hierro.
A diferencia de Sus otras criaturas, los portadores de la imagen de Dios cultivarían alimentos de forma estratégica. Por diseño, los avances agrícolas empezaron bastante rápido – una trayectoria de palas, hoces y de arado tirado por caballos; después tractores, sistemas de irrigación y ahora equipos guiados por GPS (¡y conducidos por GPS!). La tecnología es usada para señorear a la Creación para el bien de la humanidad, pero también para incrementar la eficiencia. La agricultura del día de hoy no es perfecta y tiene implicaciones morales, pero el largo tren de avances tecnológicos actual es especialmente evidente y deslumbrante.
La agricultura también es un ejemplo de la tecnología construida por la inteligencia del Creador (dada a la humanidad) y la abundancia de la Creación (abastecida en la tierra). La tecnología es el reordenamiento de las materias primas para fines humanos. Adán y Eva reordenaron las materias primas en la tierra para lograr que las plantas y las flores prosperarán. Hoy, los chefs y los cocineros reordenan las materias primas de los alimentos en comidas deliciosas. Los carpinteros de casas reordenan las materias primas de la madera y los clavos para construir hogares. Los químicos farmacéuticos reordenan los elementos orgánicos y sintéticos en medicamentos. Los músicos reordenan las notas y los sonidos en música. Como un escritor del género de la no ficción, reordeno la materia prima de las palabras y las ideas para un editor, que a su vez reordena la pulpa del papel, la tinta negra y pegamentos en un libro para que lo sostengas y lo leas. Todo esto es tecnología.
2. La tecnología reprime los resultados de la caída.
Poco tiempo después del comienzo de la historia del mundo, Adán y Eva perpetraron el trágico error – cometer el pecado inexplicable – de ignorar la única prohibición de Dios. Satanás los tentó y Eva y Adán le dieron una mordida al deseo de querer ser como Dios. En ese momento Dios trajo Su maldición sobre la Creación y el resultado inmediato fue una ruptura en la relación del hombre con todos y con todo27.
Esa ruptura nos afecta el día de hoy – hierbas malas en los cultivos, dolor en la sala de partos y vergüenza en la desnudez. Los granjeros usan tecnología que mata a las hierbas malas para minimizar las espinas y abrojos en la granja. Las mujeres usan tecnología para suprimir el dolor durante el alumbramiento. Los diseñadores de moda usan telas para cubrir nuestros cuerpos. La extensión del avance tecnológico es un regalo de gracia de Dios para ayudarnos a vivir en una Creación caída. Pero toda esta tecnología también nos recuerda el problema fundamental – estamos separados de Dios por nuestro pecado.
3. La tecnología establece poder humano
Desenganchada del temor y la obediencia a Dios, la tecnología rápidamente se convierte en un peón de las jugadas del poder del hombre. El descubrimiento del cobre y la invención del hierro carburado más fuerte y más duro, trajo una agricultura más sencilla, pero también trajo nuevo armamento para la guerra28. Poseer minas de hierro y emplear herreros era controlar un suministro infinito de nuevas armas, y controlar un suministro infinito de nuevas armas era demostrar superioridad militar, y demostrar superioridad militar era ejercer poder sobre naciones rivales. Arcos, flechas, hierro y pólvora todos dan poder para defender y para conquistar. Y lo mismo es verdad el día de hoy. El poder y la superioridad se basan en la tecnología: armas nucleares, drones militares, aviones de combate y misiles. Entre más grande sea el ejército de una nación, más poder puede ejercer en el mundo. Tal poder cuantificable y escalable sólo es posible mediante la innovación tecnológica.