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4. La tecnología ayuda a edificar almas
En la línea histórica de la Biblia las innovaciones también sirven a los adoradores.
Los instrumentos musicales fueron inventados para que el pueblo de Dios pudiera expresar gozo en hermosas canciones29. Después, el tempo de Israel exhibió avances en la tecnología de la construcción, la metalurgia y la destreza artística. La grandeza y la escala majestuosa del templo proclamaba a las naciones la gloria, la majestad y el esplendor del Dios de Israel.
Mientras el plan de Dios se movió de una religión de ven y mira (Antiguo Testamento) a un enfoque de ve y anuncia (Nuevo Testamento), el cincel y la piedra dieron lugar a avances primitivos de papel y tinta haciendo posible que la tecnología de comunicación escrita se extendiera. La Palabra de Dios grabada primero en piedra, después en las pieles procesadas de animales y desde entonces en el producto de árboles, se convertiría en la pieza central para atraer y juntar al pueblo de Dios separado por los continentes, las lenguas y los milenios. Con el tiempo, los numerosos rollos del Antiguo Testamento y las muchas cartas del Nuevo Testamento fueron juntadas en un códex, traducidas y publicadas en masa en un solo libro de autoridad unificada que hoy cargamos convenientemente en una mano. Cada vez que abrimos nuestras Biblias, nuestras almas están siendo alimentadas por medio de siglos de avances tecnológicos.
Desde trompetas y templos, hasta Biblias con canto dorado, Dios propuso que la tecnología jugara un rol esencial para que lo conozcamos y lo adoremos.
5. La tecnología sostiene y empodera a nuestros cuerpos.
Los avances tecnológicos también cambian y redefinen nuestros cuerpos de formas muy dramáticas. Los anteojos y aparatos auditivos mejoran nuestros sentidos de la vista y el oído. La tecnología musical, como el violín, sintoniza finamente las habilidades motoras humanas y le da nuevas intenciones a los movimientos micro refinados de nuestros cuerpos. La industria tecnológica conecta nuestras manos a los brazos hidráulicos de las retroexcavadoras. La tecnología médica reanima corazones que ya no palpitan y sustenta cuerpos moribundos. Los avances en la medicina curan padecimientos y frenan enfermedades terminales. Y avances en la ropa hacen posible que podamos adornar nuestros cuerpos de formas que definan y moldeen las identidades que proyectamos hacia los demás30.
La tecnología mejora nuestros cuerpos, refina nuestros movimientos, amplifica nuestras acciones y moldea la forma como nos presentamos a nosotros mismos ante el mundo.
6. La tecnología da voz a la autonomía humana
La mezcla de lo bueno, lo malo y lo feo de la tecnología culminó en una expresión particularmente repulsiva en la Torre de Babel, un intento de consolidar toda la innovación conocida de la construcción para edificar una ciudad rebelde31. Más que un simple rascacielos, Babel era un nuevo imperio con una ciudad central unificada alrededor de un templo (la Torre), toda dedicada a adorar el progreso de la humanidad. Suprimiendo el ingenio de Dios en todos los avances humanos, Babel era el intento humano de secuestrar la tecnología y fabricar una sociedad y una vida religiosa en rebelión contra el Creador.
Como tal, Babel marcó el rechazo colectivo del hombre a la idea de que la tecnología es un regalo de Dios. Antes de que construyeran la torre en el cielo, la gente de Babel hizo una línea en la arena y le dijo al Creador, “La autonomía humana tendrá el crédito de la innovación tecnológica a partir de ahora, muchas gracias”. La burla de este acto traicionero también es parcialmente cómico – el hombre construye su templo y sube tan alto como le es posible, y después el Dios viviente del universo baja y pone Su mejilla en el suelo de para evaluar el progreso32. Esto es lo que siempre sucede cuando la tecnología es usada para mal en incredulidad. Dios es el génesis de todo el conocimiento y el avance tecnológico, y Él es el autor y consumador de una ciudad gloriosa que está por venir. ¿Por qué lo impresionaría un rascacielos hecho de polvo?
La tecnología no es inherentemente mala, pero tiende a ser la plataforma por excelencia para expresar la fantasía de la autonomía humana.
7. Dios gobierna cada tecnología humana.
La Torre de Babel era realmente la Torre de la Ignorancia. Este rascacielos de orgullo fue ensamblado con las materias primas de la tierra y moldeado por el ingenio humano – y todos estos regalos vinieron de Dios. Construir un rascacielos sin dios, usando los recursos de Dios puestos en el suelo y la capacidad de invención puesta en los portadores de Su imagen, fue la cúspide de la arrogancia y (como veremos más adelante) la distorsión completa del propósito humano.
Así que Dios esparció a los constructores a través de la tierra con una variedad de lenguas (y juntó todas esas lenguas en Pentecostés cuando el Evangelio estaba listo para su esparcimiento global33). Dios no estuvo ausente en Babel. Él fue el capataz cósmico del sitio, derrocando la tecnología humana para ejercer Su propósito evangelístico definitivo.
Pero el reino soberano de Dios sobre el mal más horripilante de la tecnología se hace más evidente en la cruz romana que en cualquier otro lugar. Con un poste de madera recto con una viga atravesada, la cruz era el escaparate de los criminales, después de clavados por tres estacas de hierro eran entonces levantados para que todos los vieran mientras la cruz era plantada en el suelo. La cruz estaba diseñada para matar a los criminales, a los insurrectos y a los esclavos desobedientes, y lo hacía lentamente por agotamiento y asfixia. La muerte lenta era una tortura pública, un anuncio intimidante: Contemplad el destino de cualquier necio que desafíe la autoridad romana y amenace la estabilidad social34.
Pero esta atroz herramienta de tortura se convirtió en la bisagra donde todo el plan redentor de Dios se consumó. Dios creó a los árboles para que sirvieran al hombre, pero el hombre inventó las cruces para destruir al hombre. En las tinieblas de este malvado acontecimiento, el plan completo para la nueva ciudad gloriosa tomó un paso decisivo hacia delante. A través de un uso malvado de la tecnología el hombre mató al Autor de la vida, y sin embargo Dios fue soberano durante todo el proceso35. Por una paradoja cósmica que jamás será eclipsada, en el oprobio de la tortura desnuda ante los ojos de los hombres, Cristo expuso y desnudó todas las fuerzas del mal con una derrota vergonzosa36.
El mal fue derrotado por la tecnología, todo gracias al diseño soberano de Dios. La tecnología, incluso en manos de las intenciones más malignas del hombre, jamás estará por encima del plan de Dios. En este caso, el Calvario fue hackeado. Dios se abrió paso en la tecnología de la cruz “y con un tenue giro revirtió su función37”. Dios hace esto: se burla de nuestras tecnologías más perversas a través de Su soberana intervención.
8. La tecnología moldea cada relación.
El linaje del avance tecnológico es continuo – arcos y flechas, ruedas y ejes, herramientas de hierro y armas, prensas de caracteres movibles y de imprenta, relojes de pared y de pulsera, máquinas de vapor y rieles, automóviles y aviones, computadoras y teléfonos inteligentes. Cada nueva tecnología le da a la humanidad nuevas esperanzas, sueños y aspiraciones. Cada tecnología transforma fundamentalmente la dinámica social acerca de cómo nos relacionamos con el mundo, con los demás y con Dios.
Primero, la tecnología cambia como nos relacionamos con la tierra. Con una aplicación de GPS puedo ver mi ubicación exacta en la tierra de una forma que era prácticamente imposible hace veinte años e indescifrable para mis ancestros.
Segundo, la tecnología cambia la forma en que nos relacionamos con los demás. Si me acerco a ti en la calle y comienzo a charlar, nuestra relación es fundamentalmente abierta. Pero si mi acerco a ti para entrevistarte y la aplicación para grabar vídeo está encendida y sostengo mi teléfono enfrente de mí, nuestra interacción es fundamentalmente transformada mientras decides si harás contacto visual conmigo o con la audiencia invisible viendo del otro lado del lente de mi mini cámara.
Tercero, la tecnología puede convertirse en una metáfora que Dios usa para revelar Su obra en el mundo. Una vez que logramos avances primitivos en la metalurgia, por ejemplo, Dios pudo revelar Su obra en la humanidad como un fuego consumidor que purifica al hombre – para juzgar la escoria de la rebelión y para purificar la obra de Sus manos y a Su nación de las aleaciones falsas. La manifestación de nuevas tecnologías crea nuevas metáforas para que Dios revele cómo se comporta con nosotros los mortales38.
9. La tecnología moldea nuestra teología.
Finalmente usamos la tecnología para manifestar las metáforas de Dios (para bien o para mal). Tomemos la tecnología más reciente del reloj de bolsillo – resortes minúsculos, ruedas y engranes, todos se ensamblan en un chasquido rítmico. Con la invención del reloj de pulsera, logramos tener una precisión del tiempo y coreografiar nuestros horarios. El avance tecnológico en la medición del tiempo también dio a luz a dos nuevas metáforas para explicar la relación que Dios tiene con nosotros – una perceptiva y la otra engañosa.
Primero, el reloj proporcionó una metáfora provechosa para Dios. Ya que todas las piezas del reloj se ensamblan para dar lugar a la función, lleva consigo todas las marcas del “diseño inteligente”, la obra de un diseñador. Lo mismo también es cierto para nuestros cuerpos. Juntas, las diferentes partes y piezas y moléculas de nuestra existencia se ensamblan en armonía para sustentar y darle cohesión a nuestra existencia. Esta es la “analogía del relojero”. Dios no solo está cerca, el sello de Su Creación está en nosotros.
Pero el reloj también proporcionó una metáfora defectuosa para Dios. Algunos comenzaron a imaginar un dios que ensambló el universo, le dio cuerda y lo puso en movimiento y se fue. Esta es una forma de deísmo, la idea de que Dios está generalmente apartado remotamente del mundo salvo por preservar las leyes naturales.
Para bien o para mal, la tecnología transforma fundamentalmente la forma en la que hablamos de Dios. La tecnología moldea la forma en la que Dios comunica algo acerca de Sí mismo a nosotros. Dios se hace claro para nosotros a través de metáforas de la tecnología y hayamos que es posible definirlo, pero también distorsionarlo, al proyectar metáforas tecnológicas en Él.
TEOLOGÍA DE LA TECNOLOGÍA
Hasta ahora solo he bordeado las profundidades. Mi punto es que cada innovación tecnológica es una nueva invitación teológica para una contemplación bíblica renovada del pueblo de Dios. Esto significa varias cosas.
Primero, la vida en la era digital es una invitación abierta para pensar bíblica y claramente acerca del impacto de nuestros teléfonos en nosotros, en nuestra creación, en nuestros vecinos y en nuestra relación con Dios. Adoptar nuevas tecnologías sin reflexionar en ellas es mundano.
Segundo, la tecnología es tecnología, ya sea ligada a un enchufe o a un caballo. Para este proyecto, no haré una difícil y rápida distinción entre herramientas y tecnología, desconectar herramientas primitivas de la red eléctrica de las nuevas tecnologías que conectamos. En parte esto es porque los dioses domésticos de piedra o madera labrada, y los ídolos de plata y oro, comunes en el mundo antiguo, no eran herramientas. Estos ídolos eran más como nuestras tecnologías, oráculos divinos de conocimiento y prosperidad, usados por sus adoradores en un intento por controlar y manipular los eventos de la vida para un beneficio personal. La figura y el iPhone apelan a la misma obsesión.
Tercero, cualquier cosa que mi teléfono inteligente me esté haciendo, también me está apuntando a una ciudad gloriosa por venir. No confiamos en cosas que sostenemos con las manos. No confiamos en cosas hechas con las manos. En cambio, anhelamos estar en la presencia de nuestro Dios trino en una nueva Creación, no construida por el ingenio humano y manos pecadoras, sino por el diseño e innovación de Dios – la Creación que Dios siempre ha destinado sin pecado, sin muerte y sin lágrimas39.
NUESTRO LUGAR EN LA HISTORIA
Así que aquí nos hallamos, en la “era digital”, una era tan concentrada en innovación que nos hemos vuelto ciegos a ella. Y estamos adoptando y adaptando las nuevas tecnologías más rápido que cualquier otra generación en la historia del mundo. Para el 2015, entre los adultos Estadounidenses de dieciocho a veintinueve años, el 86 porciento tienen un teléfono inteligente, por encima del 52 porciento cuatro años antes. En la misma estadística, el 50 porciento posee una tableta, por encima del 13 porciento cuatro años antes. Al mismo tiempo, en estas mismas estadísticas, el poseer computadoras, reproductores MP3, consolas de videojuegos y lectores de libros electrónicos ha declinado40. Nuestros teléfonos están agrupando estas funciones.
Quizá nos adaptamos tan fácilmente porque somos una generación privilegiada, fácilmente adiestrada y moldeable. O quizá nos adaptamos tan fácilmente porque, como Jacques Ellul sugiere, nuestra tecnología ejerce una especie de terrorismo sobre nosotros41. Vivimos bajo la amenaza de que si fallamos en aceptar las nuevas tecnologías, seremos empujados a un lado hacia una obsolescencia cultural, abandonados sin las habilidades esenciales que necesitamos para conseguir un empleo, desconectados de las conversaciones culturales y separados de nuestros amigos.
Cualquiera que sean nuestros motivos los hechos persisten – estamos adoptando, estamos entrando a la red, y nos estamos volviendo móviles. Los teléfonos inteligentes se convierten en billeteras porque no nos atreveríamos a salir de nuestras casas sin ellos. De hecho, el 36 porciento de las personas de dieciocho a veintinueve años en los Estados Unidos admiten que están en línea “casi constantemente” – un fenómeno que se ha hecho posible gracias al teléfono inteligente. El adulto con más probabilidades de vivir en línea gana más de 75 000 dólares al año, tiene un título de posgrado, vive en un ambiente no rural y está en el rango de edad de dieciocho a veintinueve años42. Nuestra adicción a la conectividad móvil puede ser nueva, pero llegó para quedarse. Nunca estamos desconectados. ¿Es entonces mi teléfono inteligente un enemigo hostil? ¿Es acaso una baratija cultural? ¿Una herramienta legítima? Estas son algunas de las preguntas que examinaremos en las siguientes páginas. Nuestros teléfonos han concentrado tecnología poderosa en un dispositivo pequeño que controlamos con nuestros pulgares. Tenemos acceso total a esta tecnología, y por alguna especie de magia digital y electrónica, estamos potencialmente conectados todo el tiempo con cualquier teléfono en el planeta.
Todas éstas realidades nos están cambiando, no hay duda de ello. La gran pregunta permanece: ¿Cómo nos están cambiando nuestros teléfonos inteligentes?, ¿Y deberíamos estar preocupados?
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SOMOS ADICTOS A LA DISTRACCIÓN
Revisamos nuestros teléfonos inteligentes cerca de 81 500 veces al año, o una vez cada 4,3 minutos de nuestra vida consciente, lo que quiere decir que serás tentado a revisar tu teléfono tres veces antes de que termines este capítulo43.
El impulso no es difícil de entender. Nuestras vidas están consolidadas en nuestros teléfonos: nuestro calendario, nuestra cámara, nuestras fotos, nuestro trabajo, nuestras rutinas de ejercicio, nuestra lectura, nuestras notas, nuestras tarjetas de crédito, nuestros mapas, nuestras noticias, nuestro clima, nuestros correos, nuestras compras – todo puede ser administrado con aplicaciones de última tecnología en pequeños dispositivos que llevamos a todos lados. Incluso la aplicación de GPS en mi teléfono, que me guió a una nueva cafetería el día de hoy, posee trescientas mil veces la velocidad de procesamiento de la computadora de navegación de setenta libras (31,75 kg) que guió al Apolo 11 a la superficie lunar.
No es de sorprendernos que habitualmente nuestros teléfonos son lo primero que tomamos en las mañanas, no solo para apagar nuestras alarmas, sino también para checar nuestro correo y nuestras redes sociales en un estado semiconsciente de inercia soñolienta antes de que nuestros ojos adormilados se puedan abrir por completo. Si el universo en constante expansión es la última frontera de la humanidad hacia el exterior, nuestros teléfonos nos llevan a un viaje interminable hacia nuestro interior, un viaje que recomenzamos cada mañana al despertar.
No soy un extraño a este habito instintivo de tomar mi teléfono, pero quería ver si otros compartían este patrón, así que entrevisté a ocho mil cristianos acerca de sus rutinas y sus redes sociales44. Más de la mitad de los entrevistados (54 porciento) admitió revisar su teléfono inteligente a minutos de haber despertado. Cuando se les preguntó si en una mañana típica era más probable que revisaran su correo o sus redes sociales antes o después de su devocional espiritual, el 73 porciento respondió antes. Esta realidad es especialmente preocupante si la mañana es el momento en el que preparamos nuestros corazones espiritualmente para el resto del día. (Observaremos este hábito más de cerca y mis otros descubrimientos en los siguientes capítulos).
Nuestros teléfonos son adictivos, y así como los adictos, buscamos nuestra dosis inmediata en la mañana. Y sí, existe una aplicación para eso.
La aplicación a la que recurrimos más a menudo para obtener nuestra dosis es Facebook. En 2013 el 63 porciento de los usuarios de Facebook ingresaban diario. Tan solo un año después, ese número incrementó al 70 porciento. Si revisas Facebook todos los días te unes a más de mil millones de usuarios con la misma rutina compulsiva. El usuario promedio ahora dedica quince minutos – cada día – en la línea de productos de Facebook (Facebook, Messenger, Instagram), un número que continua creciendo estratégicamente por la compañía45.
El crecimiento de Facebook coincide con un incremento en la tecnología móvil y en los usuarios que adoptan los teléfonos inteligentes para exponer cada segundo de sus vidas. Ahora Facebook viaja con nosotros. Pocos de nosotros podemos controlarnos. Ofir Turel, un psicólogo de la California State University-Fullerton, advierte que los adictos a Facebook, a diferencia de los consumidores compulsivos de narcóticos, “tienen la habilidad de controlar su comportamiento, pero no tienen la motivación para controlarlo porque no creen que las consecuencias sean tan severas”46.
Pero las consecuencias son reales. A medida que las distracciones digitales se introducen en nuestras vidas a una velocidad sin precedentes, los científicos del comportamiento y los psicólogos ofrecen pruebas estadísticas estudio tras estudio: Entre más adicto te haces a tu teléfono, más propenso te haces a la depresión y a la ansiedad, y menos capaz eres de concentrarte en el trabajo y de dormir en la noche. Las distracciones digitales no son un juego. Debido a que estamos tan interconectados, cientos de personas (amigos, familiares y extraños) pueden interrumpirnos a cada momento. Y cuando estamos aburridos, con el desliz del pulgar podemos ojear una lista infinita de entretenimientos y rarezas en línea.
Las consecuencias psicológicas y físicas de nuestras distracciones digitales son interesantes, pero este libro más bien se enfocará en las dimensiones espirituales de nuestra adicción a los teléfonos inteligentes – consecuencias casi enteramente ignoradas por muchos artículos y libros cristianos. Mientras progresamos, resaltaré algunos descubrimientos científicos, pero solo como una introducción para dirigir la discusión de los efectos biológicos de nuestros hábitos frente a la pantalla hacia la discusión más importante sobre la tensión espiritual de nuestras acciones en línea y las consecuencias infinitas de los hábitos que tenemos con nuestros dispositivos. La eternidad, no la psicología, es mi mayor preocupación. Así que si el estudio de las tendencias en línea revela un tsunami de distracciones digitales golpeando nuestras vidas, necesitamos sabiduría en estas situaciones para responder a tres preguntas espirituales: ¿Por qué somos atraídos por las distracciones? ¿Qué es una distracción? Y la más fundamental de todas ¿Cómo podemos vivir una vida sin distracciones?
¿POR QUÉ LAS DISTRACCIONES NOS ATRAEN?
Las adicciones digitales enfermizas florecen porque fallamos en reconocer las consecuencias, así que comencemos nuestro estudio exponiendo tres razones de por qué sucumbimos a las distracciones tan fácilmente.
Primero, usamos las distracciones digitales para mantenernos alejados del trabajo. Facebook es una forma en la que escapamos de nuestras presiones vocacionales. Procrastinamos las cosas difíciles: fechas límite de trabajo, conversaciones difíciles, montañas de ropa sucia y proyectos escolares y ensayos. El estudiante universitario Estadounidense promedio desperdicia el 20 porciento del tiempo de sus clases jugueteando en un dispositivo digital, haciendo cosas que no están relacionadas con la clase (¡una estadística que a mí me parece muy baja!)47. Cuando la vida se vuelve muy demandante, anhelamos otra cosa – cualquier cosa.
Segundo, usamos las distracciones digitales para mantener a las personas alejadas de nosotros. Dios nos ha llamado a amar a nuestros prójimos, sin embargo nos dirigimos a nuestros teléfonos para escapar de nuestros prójimos y para dar a conocer a los demás que preferiríamos estar en cualquier otro sitio. En una reunión o en un salón de clases, si mi teléfono esta guardado, tengo mayor probabilidad de parecer que estoy interesado. Si no estoy utilizando mi teléfono, pero esta boca arriba en la mesa, en el momento me presento interesando pero posiblemente pierda el interés si alguien más importante fuera de la habitación me necesita. Y si mi teléfono está en mi mano y estoy respondiendo mensajes y navegando en las redes sociales, estoy proyectando un menosprecio abierto, porque “dividir la atención es una expresión típica del desdén”48.
En la era digital, somos especialmente lentos para “asociarnos con las personas humildes” que nos rodean49. En cambio, nos refugiamos en nuestros teléfonos – proyectando nuestro menosprecio hacia las situaciones complejas o hacia las personas aburridas. En ambos casos, cuando tomamos nuestros teléfonos elevamos nuestro sentido de superioridad frente a los demás – a menudo sin darnos cuenta.
Tercero, usamos las distracciones digitales para mantener nuestros pensamientos sobre la eternidad lejos de nosotros. Quizá con mayor sutileza se nos hace fácil caer en la trampa de las distracciones digitales, porque en las aplicaciones más atractivas encontramos un escape acogedor de la percepción que tenemos de nosotros mismos, las percepciones más verdaderas, más puras y más honestas. Esta fue la reflexión del cristiano del siglo diecisiete, matemático y sabio proverbista Blaise Pascal. Cuando observaba las almas distraídas de su propio tiempo (no como los de nuestros tiempos), notó que si uno “remueve su diversión, los dejará secos de aburrimiento”, porque “tan pronto como somos obligados a pensar en nosotros mismos y que no nos estamos divirtiendo” somos embestidos por nuestra infelicidad50. El punto de Pascal es un hecho perdurable: el apetito humano por las distracciones es elevado en todos los tiempos, porque las distracciones nos permiten escapar fácilmente del silencio y la soledad mediante los cuales nos familiarizamos con nuestras limitaciones, nuestra mortalidad inescapable y de la lejanía de Dios de todos nuestros deseos, esperanzas y placeres.
Conducir cada diversión, desde las guerras del mundo hasta el turismo internacional, nos promete escapar del aburrimiento en casa, Pascal dijo en sus días: “He descubierto que toda la infelicidad de los hombres surge de un mismo hecho, de que no se pueden estar quietos en sus habitaciones”51. Mirar el techo de nuestras habitaciones en silencio, con solo nuestros pensamientos sobre nosotros mismos, la realidad y Dios, es insoportable. “En consecuencia, es por ello que los hombres aman tanto el ruido y lo estimulante; en consecuencia las prisiones son un castigo horripilante; en consecuencia el placer de la soledad es una cosa incomprensible”52. Estar sin la disponibilidad de distracciones es un confinamiento solitario, un castigo digno de ser temido. Es por ello que en esos momentos nos damos cuenta de que hemos olvidado nuestros teléfonos, lo hemos perdido, o la batería se ha terminado, resentimos la cautividad de una celda en la prisión y eso puede ser escalofriante.