Para 2009 el gasto en salud, es decir la suma del gasto público y privado dedicado a nivel mundial a las actividades de salud preventivas y curativas, fue calculado en el 10% del PIB, aunque con grandes variaciones entre regiones, p.ej., en América del Norte fue del 15%, mientras en Latinoamérica fue del 7,7%, en el África Subsahariana del 6,6% y en el Asia Oriental y el Pacífico del 4,4% (Indicadores del Desarrollo Mundial, Banco Mundial); el crecimiento desde 1996 hasta 2009 fue sólo de 1,2 puntos, con el agravante de que en los 7 años previos no hubo ningún crecimiento, si observamos que el gasto en el 2009 fue el mismo que el del 2002. De mantenerse esas tendencias y teniendo en cuenta la crisis económica global, no se espera que en la actual década haya grandes cambios en el total de recursos disponibles para salud.
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En este escenario de restricción de recursos la salud pública enfrenta grandes desafíos: 33,3 millones de personas en el mundo viven con VIH/SIDA, de estos 2,5 millones son menores de 15 años y se estima que habrá 2,6 millones de nuevos casos por año (UNAIDS, Informe Mundial, 2010). Gracias a los avances en el tratamiento, la supervivencia de las PVVS ha aumentado y el VIH/SIDA ha pasado a convertirse en una enfermedad crónica. Asociado a la epidemia del VIH y a otros factores de índole económico y social, enfermedades como la tuberculosis y la malaria que antes se consideraban controladas, han reemergido con mayor severidad y resistencia al tratamiento. Mil millones de personas en el mundo están afectadas por enfermedades tropicales, que hasta ahora no habían recibido la atención debida (Neglected Tropical Diseases) y ahora pasan a ser una prioridad.