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35 Jaime Labastida, “Humboldt: su concepto de mundo”, en Alejandro de Humboldt: una nueva visión del mundo en conmemoración al bicentenario de la llegada de Humboldt a México, editado por Frank Hall (México D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México, 2003), 44.
36 Salvo cuando sea necesaria la precisión, usaré los términos genéricos Colombia y colombianos para referirme al país y sus nacionales. Téngase presente, sin embargo, que desde 1739 hasta 1821, con el paréntesis de la Primera República, el territorio de lo que hoy se conoce como Colombia hizo parte del Virreinato del Nuevo Reino de Granada. Entre 1810 y 1816 se denominó República de Nueva Granada, y a partir de la Independencia y hasta 1831 la historiografía le dio el nombre de Gran Colombia a la Primera República de Colombia, lo que en la época se conocía simplemente como Colombia. Una vez separada la unión con Venezuela y Ecuador, la actual Colombia —descontando Panamá y los territorios al sur del Amazonas— retomó el título de República de Nueva Granada. Así fue hasta 1858, cuando cambió su designación por Confederación Granadina después de la adopción en 1853 de ese sistema político. En 1863 mudó nuevamente a Estados Unidos de Colombia y así se mantuvo hasta la Constitución de 1886, cuando recibió su nombre contemporáneo. Soledad Acosta, Catecismo de la historia de Colombia (Bogotá: Imprenta Nacional, 1905), 3-4.
37 La devoción pronto se convirtió en desengaño cuando Humboldt prefirió al quiteño Carlos de Montufar, en vez de a Caldas, como acompañante en su excursión al Perú.
38 “Para no ocultar nada a un amigo que merece toda mi confianza, estoy dando a mis trabajos la forma de viaje, con este título: Viajes de Caldas hechos en diferentes tiempos, no aseguro a usted que no varíe aún éste; pero por ahora lo conservo.” Francisco José de Caldas, “Carta de Francisco José de Caldas a Santiago Pérez de Arroyo, Popayán, 20/3/1801”, en Cartas de Caldas (Bogotá: Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 1978), 61. Según Gabriel Giraldo, Caldas es el precursor de la literatura de viajes en Colombia. Gabriel Giraldo Jaramillo, Bibliografía colombiana de viajes (Bogotá: Editorial ABC, 1957), 22. El balance final de su obra apodémica es de cinco relatos, los cuales son: Viaje al corazón de Barnuevo, viaje al sur de Quito, viaje de Paute y Cuenca; Viaje al norte de Santafé de Bogotá; Viaje de Quito a las costas del Océano Pacifico por Malbucho, hecho en julio y agosto de 1803; Viaje de Quito a Popayán; Relación de un viaje hecho a Cotacache, la Villa, Imbabura, Cayambe, etc. comenzando el 23 de julio de 1802.
39 Caldas, “Carta de Francisco José de Caldas a Santiago Pérez de Arroyo, Popayán, 20/3/1801”, 62.
40 Santander, Diario, 43.
41 Sylvain Venayre, “Escribir el viaje de Montaigne a Le Clézio”, Secuencia, n.° 102 (septiembrediciembre, 2018): 14.
42 Renán Silva, Los ilustrados de Nueva Granada 1760-1808. Genealogía de una comunidad de interpretación (Bogotá/Medellín: Banco de la República/Eafit, 2002), 248.
43 Francisco José de Caldas (dir.), Semanario de la Nueva Granada. Miscelánea de Ciencias, Literatura, Artes é Industria (París: Lasserre Editor, 1849), 167.
44 Ibíd., 166, 168.
45 Es el caso de: Antonio Nariño, rival de Santander en el plano político y militar; Francisco José de Caldas, aliado de Santander en la insurrección de Tunja contra Antonio Nariño; Camilo Torres, presidente de las Provincias Unidas de Nueva Granada y aliado de Santander en la causa federalista; José Joaquín Camacho, nombrado subteniente de Infantería con destino al Ejército del Sur por Santander cuando este ejercía la vicepresidencia del departamento de Cundinamarca. Y en el ámbito personal: Nicolás de Omaña, tío mentor de Santander y rector del Colegio San Bartolomé; Frutos Joaquín Gutiérrez, pariente lejano de Santander y profesor suyo en la misma institución educativa; José Manuel Restrepo, amigo íntimo, condiscípulo y secretario de Interior durante la vicepresidencia en ejercicio del poder ejecutivo de Santander; Jerónimo Torres, colaborador de Santander en La Gazeta y contertulio suyo durante el viaje a Europa.
46 Salvo cuando se indique otro autor, las figuras y anexos son elaboración propia.
47 Hasta el viaje a Europa los movimientos de Santander fueron internos, dentro de los límites de la Primera República de Colombia.
48 López Domínguez, Ruiz Martínez y Ladino Rodríguez, Santander y los libros, 202. La primera edición fue publicada en París en 1811 con el título Essai politique sur la royaume de la Nouvelle-Espagne. Santander poseía la edición en español, no está claro si se trata de la primera, publicada también en París en 1825.
49 Ibíd., 148. La primera edición fue publicada en París en 1807 con el título Voyage aux régions équinoxiales du nouveau continent, fait en 1799, 1800, 1801, 1802, 1803 y 1804 / par Al. de Humboldt y A. Bonpland; rédigé par Alexandre de Humboldt avec un atlas géographique et physique. Santander poseía la edición en español, no está claro si se trata de la primera, publicada también en París en 1826.
50 Llegada a Nueva York de Santander y Zavala, Archivo General de Indias, Estado, 95, n.° 66.
51 Gustavo Velázquez, Lorenzo de Zavala: desertor de México. V. 2 (Toluca: Imprenta Imperial, 1968), 174.
52 Santander, Diario, 322.
53 Lorenzo de Zavala, Viajes a los Estados-Unidos de Norte América (Mérida de Yucatán: Imprenta del Castillo y Compañía, 1846 [1834]), 350.
54 López Domínguez, Ruiz Martínez y Ladino Rodríguez, Santander y los libros, 123. Es probable que Santander poseyera la primera edición, publicada en París en 1834.
55 De autoría de Zavala, Santander también tenía Ensayo histórico de las revoluciones de México desde 1808 hasta 1830 (1831), donde aparece mencionado al lado de Bolívar y de José de San Martín. Ibíd., 190.
56 Así le decía a Rufino Cuervo: “En cuanto a mí, ya usted considerará que los aplausos de los diarios franceses me indemnizan de las diatribas de La Lira”, en referencia a la oposición que le hacía el periódico La Lira de Caracas y que él no dudó en replicar en la Gaceta de Colombia, de forma anónima como era su costumbre. Ernesto Restrepo Tirado (dir.), “Carta de Francisco de Paula Santander a Rufino Cuervo, Bogotá, 21/7/1827”, en Archivo Santander. V. XVII (Bogotá: Águila Negra Editorial, 1920), 135; “Respuesta a La Lira de Caracas”, Gaceta de Colombia, n.° 288 (22 de abril de 1827): [s.p.].
57 Leonardo Romero Tobar, “La reescritura en los libros de viaje: las cartas de Rusia de Juan Valera”, en Los libros de viaje: realidad vivida y género literario, coordinado por Leonardo Romero Tobar y Patricia Almarcegui (Madrid: Akal, 2005), 132.
58 Francisco de Paula Santander, “Escrito sobre el juicio de conspiración del 25 de septiembre contra Bolívar”, en Santander en sus escritos, compilado por Manuel José Forero (Bogotá: Editorial Kelly, 1944), 172, nota de pie de página n.° 6. En Apuntamientos para las memorias sobre Colombia y la Nueva Granada insiste en el inventario de viajeros que lo elogiaron: “Mollien, viajero francés, en su obra publicada en 1834 [1824] habla así: Las tropas que reunió Santander en Casanare contribuyeron poderosamente al triunfo obtenido en Boyacá. Su notoria firmeza le valió la Vicepresidencia de la República, en cuyo destino ha desplegado talentos, y un mérito poco común. [/] El viajero inglés Stuart Cochrane, en su obra publicada en Londres en 1835, dice en la página 9 del segundo volumen: Santander fue nombrado Vicepresidente de Cundinamarca en 1820, y después en 1821 Vicepresidente de Colombia, y en ambos destinos ha comprobado altamente por sus talentos y conducta, que los merecía en efecto: a sus inimitables esfuerzos en dar a Bolívar todo género de recursos en las más difíciles circunstancias deben atribuirse principalmente los gloriosos sucesos de Carabobo y Pichincha, el primero dio libertad a Venezuela, y el segundo a Quito. [/] El Coronel Hamilton enviado por el Gobierno inglés a Bogotá ha escrito y publicado su viaje, y habla en él del General Santander con mucho honor. Lo mismo el Coronel Hall”. Y remata con falsa modestia: “Perdóneseme el haberme visto obligado a citar estos hechos”. Francisco de Paula Santander, “Apuntamientos para las memorias sobre Colombia y la Nueva Granada”, en Archivo Santander, dirigido por Ernesto Restrepo Tirado. V. I (Bogotá: Águila Negra Editorial, 1920), 26, nota de pie de página n.° 1.
59 López Domínguez, Ruiz Martínez y Ladino Rodríguez, Santander y los libros, 54. Otros viajeros que dejaron constancia en sus relatos de su paso por el país y alguna noticia de Santander antes del exilio son: A visit to Colombia: in the years 1822 & 1823, by Laguayra and Caracas, over the Cordillera to Bogota, and thence by the Magdalena to Cartagena (1826) de William Duane; y Notes on Colombia taken in the years 1822-23 with an itinerary of the route from Caracas to Bogotá; and an appendix by an officer of the United States’ Army (1827) de Richard Bache.
60 Jean-Baptiste Boussingault, Memorias. T. 2 (Bogotá: Banco de la República, 1994 [1892]), 30.
61 Simón Rodríguez, “Carta de Simón Bolívar a Francisco de Paula Santander, Arequipa, 20 de mayo de 1825”, en Cartas (Caracas: Ediciones Rectorado, 2001), 114.
62 John Potter Hamilton, Travels through the interior provinces of Columbia. V. I (Londres: John Murray, 1827), 131 [traducción de la autora, en adelante T.A.].
63 Durante su viaje Santander no actuó como agente diplomático oficial, sino que desempeñó lo que Germán Arciniegas llamó una “representación moral”: “Debo confesar con orgullo que mi viaje por Europa ha hecho más efecto, que un libro, porque he procurado vindicar a Colombia de injustas imputaciones, he defendido la causa de la libertad por la cual he sido sacrificado, he presentado el país, y los hombres tales cuales son realmente, y he bosquejado la suma de felicidad a que puede aspirar y alcanzar bajo un gobierno liberal y nacional”. Rodríguez Plata, “Carta de Francisco de Paula Santander a Francisco Soto, Roma, 12/12/1830”, 466-467. Germán Arciniegas, Bolívar y Santander, vidas paralelas (Bogotá: Planeta, 1995), 182.
64 Santander, Diario, 78, 145.
65 Carl August Gosselman, Viaje por Colombia, 1825 y 1826 (Bogotá: Banco de la República, 1981 [1829]), 282.
66 López Domínguez, Ruiz Martínez y Ladino Rodríguez, Santander y los libros, 184. La primera edición se imprimió en París en 1810, se desconoce cuál poseía Santander. Tampoco está claro si adquirió el libro antes del viaje pues no lo menciona en su Diario, a pesar de que da noticias de la autora y de su visita al lugar donde ella residió en Ginebra. Santander, Diario, 319.
67 Salvo, quizás, Lecciones sobre la retórica y las bellas letras de Hugo Blair, autor considerado prerromántico.
68 López Domínguez, Ruiz Martínez y Ladino Rodríguez, Santander y los libros, 148. Santander poseía la edición en francés, no está claro si se trata de la primera, publicada en París en 1787. Tampoco se sabe si Santander lo leyó (o adquirió) antes del viaje, lo que sí consta es que tenía conocimiento del autor, pues relata haber encontrado un busto a su memoria en la Academia de Ciencias de París. Santander, Diario, 100.
69 Edward W. Said, Orientalismo (Madrid: Libertarias, 1990 [1978]), 109.
70 Volney citado en Jennifer Speake (ed.), Literature of travel and exploration. An enciclopedia. V. 1 (Londres/Nueva York: Routledge, 2013 [2003]), 1254 [T.A.].
71 López Domínguez, Ruiz Martínez y Ladino Rodríguez, Santander y los libros, 161. Santander poseía la edición en francés, no está claro si se trata de la primera, publicada en París en 1788.
72 Al respecto escribe Jerónimo Torres a su hermano Camilo y José Nepomuceno Nieto a Joaquín Camacho. Silva, Los ilustrados, 267, 327. Francisco José de Caldas también dio muestras de conocer la publicación. Francisco José de Caldas (ed.), Semanario del Nuevo Reino de Granada (Bogotá: Editorial Minerva, 1942), 77.
73 Ricardo del Molino García, Los héroes de los héroes. Grecia y Roma en la Primera República colombiana (1810-1816) (Bogotá: Museo de la Independencia, 2014), [s.p.].
74 Manuel Pérez Vila, La biblioteca del libertador (Caracas: [s.n.], 1960), 23.
75 Laureano García Ortiz, El carácter del General Santander (Bogotá: Editor Juan Casís, 1918), 12.
76 Excepción hecha de la música y el teatro, que fueron su gran pasión.
77 Las guías turísticas no se consideran relatos de viaje porque no narran viajes, son textos informativos que ofrecen sugerencias al lector para la realización de su propio viaje.
78 Son ellas: Viajes a la Gran Bretaña, Viaje a la África, Pintura original de Londres, El viajero de los Países Bajos y Viaje pintoresco sobre las costas de Francia. López Domínguez, Ruiz Martínez y Ladino Rodríguez, Santander y los libros, 123, 139, 210, 236.
79 López Domínguez, Ruiz Martínez y Ladino Rodríguez, Santander y los libros, 238. Otros títulos que no fue posible identificar son: Cartas sobre Inglaterra; La Alemania; Viajes a la Gran Bretaña; Viaje a la África; Viaje pintoresco sobre las costas de Francia; Viaje pintoresco a las orillas del Ganges; El viajero de los Países Bajos; Itinerario de Roma y sus alrededores; Itinerario de Roma; Guía de Génova; Guía de la ciudad de Milán; Nueva guía para la ciudad de Cambridge; Noticia sobre la ciudad de Amiens; Prospecto de Liverpool; y finalmente las que parecen guías de museos: Nueva colección de la ciudad de Roma; Objetos más notables en Venecia; Galerías de Luxemburgo en París; Pintura original de Londres; Catálogo de la Galería Real de Dresde y Museo de Artillería.
80 Beatriz Colombi, “Viajes y desplazamientos en el fin de siglo” (tesis de doctorado, Universidad de Buenos Aires, 2002), 37.
81 León Carbonero y Sol, Índice de los libros prohibidos por el Santo Oficio de la Inquisición Española desde su primer decreto hasta el último que espidió en 29 de mayo de 1819 y por los rdos. obispos españoles desde esta fecha hasta fin de diciembre de 1872 (Madrid: Imprenta de D. Antonio Perez Dubrull, 1873), 192.
82 López Domínguez, Ruiz Martínez y Ladino Rodríguez, Santander y los libros, 56.
83 Joselyn M. Almeida, “Cruzando la frontera con Rousseau: Emilio y el Viaje por los Estados Unidos, 1783-1784 de Francisco de Miranda”, América sin Nombre, n.° 18 (2013).
84 En 1805, Bolívar se reencuentra en París con el antiguo maestro Simón Rodríguez, en cuya compañía emprende un viaje a Italia, a pie, como dicta Rousseau en el Emilio, en medio de largas conversaciones que van moldeando su pensamiento político hasta pronunciar la famosa declaración del monte Sacro.
85 Jean-Jacques Rousseau, Emilio (Madrid: Alianza Editorial, 1990 [1762]), 615.
86 “Este extraño término ha sido acuñado sobre el modelo ‘empleador-empleado’, donde la primera palabra significa ‘el que emplea’ y la segunda el que ‘es empleado’. Así, el individuo ‘viajado’ es el receptor de los viajes del ‘viajero’.” Mary-Louise Pratt, Ojos imperiales, Literatura de viajes y transculturación (México D. F.: Fondo de Cultura Económica, 2010 [1992]), 254.
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