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En 2016 el Gobierno de turno presentó el Plan Nacional Decenal de Educación, 2016-2026, denominado «El camino hacia la calidad y la equidad». En el séptimo desafío estratégico se propuso construir una sociedad en paz que esté basada en equidad, inclusión, respeto a la ética y equidad de género, de tal modo que para 2026 no existiera forma de marginación o exclusión a niñas, jóvenes y adultas. Como mecanismo de seguimiento, el Plan estableció los siguientes indicadores: índice de paridad de género en cobertura, índice de paridad de género en acceso a educación preescolar, básica y media, índice de paridad en la deserción y la aprobación en educación preescolar, básica y media, e índice de paridad de género para graduados de educación superior.
Estos avances en la reglamentación y el reconocimiento de las desigualdades existentes llevaron a que se definieran compromisos y metas claras en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, en el capítulo titulado «Pacto de equidad para las mujeres». Destaca el compromiso con la reducción de la brecha de ingresos salariales entre hombres y mujeres, la reducción del embarazo adolescente, el aumento de la participación de mujeres en cargos directivos del Estado colombiano en un 50 %, dando también cumplimiento a las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como la formulación de la política pública nacional de cuidado. Se plantean como estrategias, entre otras, la implementación de un sistema de alertas sobre casos de deserción escolar asociados al género y el fomento de la diversificación ocupacional y profesional de las mujeres, así como el desarrollo de programas de igualdad laboral en los ámbitos privado y público, y la inclusión del enfoque de género en las rutas de equidad laboral.
Leyes de ciencia y tecnología en Colombia
En Colombia se crea por primera vez en 1968 un órgano consultor en temas de desarrollo científico y tecnológico. Con el Decreto 2869 de 1968 se creó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el cual tenía como principales funciones asesorar al Gobierno Nacional y formular recomendaciones en el diseño y ejecución de una política de ciencia y tecnología. Asimismo, con este decreto se creó el Fondo Colombiano de Investigaciones Científicas y Proyectos Especiales «Francisco José de Caldas», adscrito al Ministerio de Educación Nacional, con el objetivo de coadyuvar la financiación de planes, programas y estrategias en torno al desarrollo científico; establecer estímulos y reconocimientos a las actividades investigativas, y promover las inversiones públicas y privadas en este sector, entre otros.
Durante la década de los ochenta, Colombia atravesó un estancamiento productivo por la falta de progreso tecnológico en el sistema productivo nacional, así como por la ausencia de capital humano altamente cualificado en términos de desarrollo científico. Por ello, en la década siguiente el Gobierno Nacional aprobó la Ley 29 de 1990, por la cual «se dictan disposiciones para el fomento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico en el país». En esta norma se estableció el papel del Estado como promotor del adelanto científico y se le atribuyó la obligación de incorporar la ciencia y la tecnología en los programas y planes de desarrollo económico del país; asimismo, se estableció una triple articulación entre la universidad, la comunidad científica y el sector privado. Con esta norma (29), el Estado tiene la obligación de crear las condiciones favorables para la generación de conocimiento científico, la estimulación de la capacidad innovadora del sector productivo y para la creación de un sistema nacional de información científica y tecnológica.
Posteriormente, en el siguiente siglo, la Ley 1286 de 2009 modifica la Ley 29 de 1990 y transforma a Colciencias en Departamento Administrativo, además de fortalecer el SNCTeI; es decir, Colciencias se convirtió en una entidad con un rango similar a un Ministerio. El objetivo de la norma (1286) enfatizó en lograr un modelo productivo sustentado en la ciencia, la tecnología y la innovación, de modo que los productos y servicios nacionales tuvieran un valor agregado y se propiciara una nueva industria nacional. Asimismo, se buscó fortalecer la incidencia del SNCTeI en el entorno social, económico y ambiental, en los ámbitos regional e internacional, mediante la formación de ciudadanos creativos, críticos e innovadores, capaces de influir constructivamente en el desarrollo del país. Entre otras novedades, esta Ley estableció principios y criterios de fomento y estímulo que rigieron las actividades de investigación que realizan los organismos y las entidades públicas:
• La evaluación (los resultados debían ser evaluados y tomados en cuenta para la posterior asignación de apoyos).
• La participación en la toma de decisiones (la comunidad científica y el sector productivo debían ser partícipes en la formulación y determinación de políticas de ciencia en el país).
• Descentralización (los instrumentos de apoyo científico serían promovidos a nivel territorial con el objetivo de fortalecer los departamentos y municipios).
• Revisión y actualización (las políticas y programas implementadas debían ser revisadas y actualizadas periódicamente).
• Transparencia (los criterios de selección fueron de mérito y calidad y mediante convocatoria pública).
• Continuidad, oportunidad y suficiencia (para garantizar el crecimiento y sostenibilidad).
• Divulgación (con el fin de garantizar la divulgación de los resultados).
• Protección (el Estado debía implementar las herramientas para proteger la propiedad intelectual).
Hasta el año 2018, el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación, Colciencias, fue la entidad encargada de ejercer la administración del SNCTeI y de promover los programas y las políticas de fomento de la CTI en el país. Sin embargo, con la Ley 1951 de 2019 se creó en Colombia el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias) y se le adjudicó la responsabilidad de velar por una política de ciencia, tecnología e innovación que, además de generar crecimiento y desarrollo en el país, lograra anticiparse a los futuros retos tecnológicos siempre en pro del bienestar de los colombianos.
¿La legislación colombiana promueve la equidad de género en la ciencia?
La Dirección de Mentalidad y Cultura de Colciencias, ahora Minciencias, en el 2016 implementó en el territorio nacional programas y estrategias que incentivaran la construcción de una cultura que valora y gestiona el conocimiento en la ciencia, la tecnología y la innovación (CTeI). Un ejemplo de ello es la estrategia Todo es Ciencia, que busca acercar a la comunidad a la CTeI, mediante series web, artículos periodísticos y de opinión y, documentales que sirvan de inspiración para apropiarse de la ciencia. Una de las iniciativas que forma parte de esta estrategia es la denominada MujerES Ciencia, con la cual se busca visibilizar los logros de las científicas colombianas a través de su propio relato. Esta iniciativa reconoce la escasa participación y los obstáculos históricos que la mujer ha enfrentado cuando de participar en la actividad científica se trata; por ello, aspira empoderar a niñas y jóvenes para que a través de los testimonios se incentiven a formar parte la ciencia.
Para el año 2020, Minciencias inició la construcción del Fondo Mujeres más Ciencia más Equidad, que contaría con recursos para fomentar pasantías de investigación en la academia y en el Estado. Asimismo, financiará pasantías a nivel internacional y capacitaciones en el uso de las TIC de niñas y jóvenes de escasos recursos y de zonas alejadas del país que estudien carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas). Con la creación de este fondo, se establece la ruta guía para la construcción de una política de género para el sistema de ciencia, tecnología e innovación. Más recientemente, en 2021, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones lanzó una convocatoria para capacitar a más de 35.000 mujeres colombianas en temas de creación de contenido y transformación digital de forma gratuita. Con este programa se busca que las mujeres se conviertan en replicadoras del conocimiento y, a su vez, empoderen a otras mujeres mediante el uso de las herramientas digitales.
Más recientemente, en junio de 2021 el Gobierno Nacional, en alianza con la Universidad EAN y el International Business Machines Corporation, IBM, lanzó la iniciativa «la Red de Mentoras Estudiantes STEM», que tiene por objetivo promover los escenarios de ciencia y tecnología en 14 departamentos del país, mediante la formación de al menos 500 mujeres jóvenes. Con esta iniciativa se espera que el país avance en el cierre de brechas de género que existe en el campo de la investigación bajo dos líneas: una orientada a niñas y adolescentes que aún no ingresan a un programa profesional, y la segunda con mujeres que ya estén vinculadas a programas de ciencia y tecnología.
Por último, es importante precisar que la representación femenina no ha estado ajena a los cargos decisorios que promueven las leyes de ciencia y tecnología en el país. Desde su creación en 1968 hasta su transformación a Ministerio en 2018, Colciencias estuvo bajo la dirección de cuatro mujeres: entre 2000 y 2003, 2003 y 2006, 2013 y 2014 y, 2014 y 2016. Sin embargo, las acciones de política para promover la igualdad de género en la ciencia y la tecnología fueron escasas en esos periodos. En este sentido, en el siguiente apartado se expone cómo otras investigaciones han abordado la temática en el país y cómo, pese a ello, la igualdad de género en la ciencia y la tecnología aún es una tarea pendiente en la agenda pública del país.
¿Se ha abordado la temática en Colombia?
En Colombia los estudios sobre la participación de la mujer en la ciencia son jóvenes. Los primeros aportes se registran a comienzos del siglo xx con los trabajos realizados por Tovar (2002; 2005) y Olaya (2003), dedicados el análisis de indicadores que evidenciaban la participación desigual de hombres y mujeres en las actividades y productos asociados a la ciencia y la investigación. Estos trabajos también inspiraron el realizado por Daza y Pérez (2008), quienes hicieron una revisión sobre el rol que tienen los indicadores de género, ciencia y tecnología en la promoción femenina en estas áreas. A partir de una exploración en el ámbito latinoamericano, las autoras estudiaron los indicadores que en Colombia se han trabajado, proponiendo posibles líneas que fortalezcan la producción de indicadores y que sirvan de insumo para la creación de políticas de ciencia y tecnología con una perspectiva de género.
En este mismo año, Tovar (2008) presentó los resultados de una investigación en la que cuestionó si en Colombia la brecha de género en ciencia y tecnología se estaba cerrando. En el documento se presenta evidencia cuantitativa y cualitativa sobre las desigualdades de género en el acceso a las instituciones de educación superior y sobre todo al Sistema de Ciencia y Tecnología. A partir de indicadores sobre recursos, salarios, becas, ascensos y en general incentivos al desarrollo de investigaciones, la autora encuentra que, pese a que cada vez el sesgo de género en el país es más pequeño, aún persisten prácticas discriminatorias en el sistema que se acentúan a medida que aumenta el cargo de poder y el salario. Además, Tovar (2008) resalta que una las principales dificultades que encontró para realizar su investigación fue la falta de información desagregada por sexo.
Por su parte, Lis (2012) realizó un análisis de género en el liderazgo de los grupos de investigación de las áreas de Economía y Administración que para la época estaban vinculados a Colciencias. Mediante el uso de indicadores como el de distribución horizontal, distribución vertical, índice de feminidad, índice de masculinidad, índice de Duncan, índice de segregación e índice de contribución al sexismo, la autora encontró que en estas áreas el liderazgo femenino en los grupos es sustancialmente menor que el masculino; además, gran parte de los grupos liderados por mujeres pertenecían a una de las categorías más bajas del escalafón que clasificaba a los grupos, la categoría D.
Uribe Valencia (2014) llevó a cabo una revisión de literatura sobre las políticas de género que en cierta medida han contribuido a la vinculación femenina en el Sistema de Ciencia y Tecnología. En su análisis, Uribe Valencia sintetiza las normas, leyes y decretos nacionales que se han adelantado en el país como parte de los compromisos adquiridos con organizaciones internacionales como la OEA, la OCDE y la Unesco. Su principal hallazgo es que, si bien el Gobierno ha centrado en sus esfuerzos en promover la equidad de género en el acceso a la educación primaria, básica y secundaria, en Colombia no se ha diseñado una política de género exclusivamente para el ámbito científico. Finalmente, la autora plantea que en la medida que se desagreguen las estadísticas por género y se generen indicadores será posible formular y ejecutar políticas acertadas.
Más recientemente, Daza et al. (2016) presentan un panorama sobre la situación de las mujeres en el SNCTeI en Colombia, donde, tal como señalan los autores, se evidencia que, lamentablemente después de trece años, cuando Olaya (2013) hizo el primer estudio sobre la situación de las mujeres en el SNCTI, no ha sido posible mejorar sustancialmente la calidad y, sobre todo, normalidad de las cifras. Si bien los autores realizan un análisis estadístico que permite ver cómo persiste la participación desigual de las mujeres en actividades de investigación, llaman la atención sobre la interpretación que se realiza y las posibles soluciones que se proponen. En este sentido, invitan a considerar que la ciencia y la tecnología no son neutrales: nacen de un contexto social e histórico con valores e intereses sociales intrínsecos, por lo que invitan a pensar y hacer ciencia de una forma que «se fije más en los individuos que en el individualismo, más en lo subjetivo que en lo objetivo, en la colaboración y solidaridad antes que en la competencia» (p. 332).
En este orden de ideas, los aportes realizados por los autores antes mencionados contribuyen a la identificación de una problemática en términos de género y ciencia en el país. Y si bien ahora es posible encontrar un mayor número de información desagregada por sexo, los indicadores aún parecen no ser suficientes ni producirse con la periodicidad y detalle necesarios.
Conclusión
Desde la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer en 1981, el Gobierno colombiano ha desarrollado acciones en favor del reconocimiento y reivindicación de los derechos de las mujeres, siempre en concordancia con lo estipulado desde las organizaciones de derechos internacionales. Lo propuesto a la fecha establece una sociedad justa y equitativa que desde los diferentes ámbitos trabaja por la eliminación de las inequidades y desigualdades de género existentes en el país. Sin embargo, el proceso de implementación ha sido descontinuo, y se ha avanzado más en términos normativos que en la aplicación efectiva de políticas.
En el ámbito de la educación, los programas y las políticas han sido constantes en cada Plan de Desarrollo y Plan de Educación se ha considerado la igualdad de género como un objetivo esencial a alcanzar. En cuanto a la relación entre género y ciencia, hasta 2020 en Colombia no se han diseñado políticas públicas especificas en el tema. Pese a los estudios que demuestran la inequidad en el campo científico, en el país el avance ha sido lento: los programas propuestos son de iniciativa privada, y aún no se ha instituido ninguna política pública de género y ciencia.
Así mismo, las leyes con las cuales se rige en la actualidad el SNCTeI en Colombia no contemplan lineamientos o estrategias claras para establecer la igualdad de género en ciencia y tecnología. Pese a ser el recurso humano un factor determinante en la generación de conocimiento y desarrollo de nuevos procesos tecnológicos, y teniendo en cuenta que las desigualdades en este campo son ampliamente conocidas a nivel nacional e internacional, no se contempla una diferenciación entre hombres y mujeres. En los siguientes capítulos presentaremos un análisis de la actual situación de las científicas colombianas en el SNCTeI, con el objetivo de vislumbrar un diagnóstico que en conjunto con la documentación referenciada sea de utilidad para proponer lineamientos de una política pública de género y ciencia.
1 La economía del cuidado fue definida en la Ley 1413 como todas aquellas actividades no remuneradas que se efectúan en el hogar, y que son de vital importancia en el desarrollo económico de la sociedad.
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