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58. “El escobero pica con las puntas de los popotes a un distraído transeúnte; el sebero unta el rostro de un meditabundo poeta con su mercancía; el vendedor de asaduras sancochadas mancha el levitón de un almibarado petimetre; la chimolera unge con sus albóndigas o mondongo hirviendo; la mantilla airosa o la ajustada basquiña de una currutaca; el conductor de vigas, agobiado por el peso, derriba a un oidor de pelucón, gorguera y garnacha”. (Luis González Obregón, La vida en México en 1810, p. 9).
59. Venegas organiza la erección de barricadas en las calles de la ciudad y distribuye armas entre los ciudadanos.
60. Tzitzimine: figuras descarnadas de mujeres que habitaban en la oscuridad.
61. La conspiración pudo haber muerto entonces si Juan Aldama no hubiese corrido a galope los 80 kilómetros que separan Querétaro de Dolores para alertar a Hidalgo y a Allende.
62. Alusión a la obra de Francis Bacon, quien destrozaba los cuerpos representados en sus pinturas transformándolos en una masa monstruosa.
63. Pronto creció dentro del gobierno la división surgida con anterioridad a la Independencia entre los partidarios existentes. Algunos españoles liberales, guiados por José María Fagoaga, deseaban una monarquía constitucional independiente con un Borbón en el trono, y aprobaron globalmente las reformas religiosas introducidas por las cortes de 1821. A esta posición se adherían criollos adinerados y educados, como Francisco Manuel Sánchez de Tagle y el conde de Heras. Un segundo grupo se oponía a las reformas religiosas al tiempo que apoyaba la Constitución Liberal. Un tercer grupo, que incluía a la mayoría de los que tenían títulos de nobleza o mayorazgos, apoyó simplemente a Iturbide y no se preocupó demasiado por estos problemas. (Lorenzo de Zavala, Ensayo histórico de las revoluciones de Méjico desde 1808 hasta 1830, vol. I, p. 128).
64. Las Casas escribió en su Apologética historia: “Consideramos bárbaros a aquellos que no tienen escritura o lengua culta. Pero la gente de las Indias podría tratarnos de barbarísimos puesto que no comprendemos ni su lengua ni su escritura”.
65. Supuesta frase emitida por el presidente Clinton frente a Mónica Lewinsky, al proponerle una relación not appropiate: ¿Impropia para qué? De todas maneras “no hay relación sexual”, decía Lacan.
66. Forma popular de adivinación utilizada en esa época. Consistía en descabezar una codorniz que arrojaban al suelo. La dirección hacia la que revoloteaba el cuerpo del ave en sus estertores indicaba la suerte. Si se dirigía hacia el norte, significaba mal agüero, llegada de enfermedades y muerte. Si iba al occidente, la suerte sería buena.
67. No sabían nada de los derechos del hombre, del contrato social ni de Fernando VII, pero sí entendían el ¡Mueran los gachupines!, la muerte, el botín y una gloriosa fiesta de sangre. (Simpson, op. cit., p. 213).
68. El 31 de octubre Hidalgo avanza con sus fuerzas hacia la villa de Cuajimalpa, a unos 27 kilómetros de la ciudad.
69. En la capital la gente se apresura a ocultar sus valores y fortificar sus casas.
70. “Un vecino ocioso u ocupado que transitara las calles antes del toque de queda, se vería expuesto a que el buen sereno, trepado en alta escalera, al encender los faroles del alumbrado le propinase un lustroso baño”. (González Obregón, op. cit.,p. 11).
71. El virrey pone tropas en la Calzada de la Piedad y en el Paseo de Bucareli: las dos principales entradas a la ciudad por el ca-mino de Toluca. Colocan cañones en Chapultepec y envían a la caballería a vigilar los movimientos del enemigo. (Luis Castillo Ledón, Hidalgo, la vida del héroe, pp. 2, 93).
72. Desagradable encuentro con el “carro nocturno”, barrica horizontal montada sobre un eje y dos ruedas, arrastrada por una mula dirigida por un conductor que a son de campana llamaba a quienes tuvieran que vaciar sus pestilencias en aquel espantoso coche, que iba escurriendo líquidos y esparciendo “a ciencia y paciencia”, las perfumadas heces y orines.
73. Ya que la imagen de la Virgen de los Remedios se encontraba en el camino por donde avanzarían los rebeldes, el virrey ordenó que la mudaran de su santuario a la catedral. También intentó trasladar la imagen de la Virgen de Guadalupe, pero los canónigos de la basílica no vieron razón para que la mudaran. Así, a la Virgen de los Remedios la asociaron con la defensa realista de la capital por un accidente de la geografía. (Anna, op. cit., p. 91).
74. Se trata del Rosario de Ánimas, cuyos cofrades acompañados del monótono tilín tilín de su campanilla, piden con voces plañideras que se recen un Padre Nuestro y un Ave María por el descanso eterno del alma de don Fulano de tal. (González Obregón, op. cit., p. 11).
75. El 13 de octubre el virrey Venegas acudió a rezar ante la estatua de la Virgen de los Remedios en la catedral y colocó el bastón de mando a sus pies. A la Virgen la proclamaron generalísima y capitana general del Ejército Realista, protectora y guía de las fuerzas militares españolas en México. La multitud histérica de emoción. (Hamill, op. cit., p. 73).
76. La noción de compromiso es poliédrica, ya que comprometerse, como dice el diccionario, tiene también el sentido de “ponerse en peligro, exponerse a un riesgo o a una sospecha”.
77. Se trata de músicos tarascos o huicholes, ya que sólo ellos no descansaban la concha de tortuga sobre el suelo en un rodete de zacate trenzado, como los mayas, sino que la llevaban en la mano izquierda, para poder golpearla al mismo tiempo que bailaban. Las baquetas eran de astas de ciervo.
78. Cita del poema de Hugo Gutiérrez Vega, Quejas prejubilatorias, cuya estrofa completa es:
Me duelen muchas cosas
“el corazón y el sombrero”
“lo que pudo haber sido y no fue”
los ninguneos…
especialmente el autoninguneo
practicado de forma casi psiquiátrica
en el diván de mis duermevelas
de las seis de la mañana,
bajo este nuevo desasosiego
que debía importarme un carajo.
79. Lévi-Strauss es quien da su formulación más tajante: “El bárbaro”, leemos en su conferencia de la unesco, “es en primer lugar el hombre que cree en la barbarie”.
80. Si alguien excursionaba después de la queda, podría ser víctima de un robo, de un asesinato o caer en garras de la ronda. (González Obregón, op. cit., p. 11).
81. Reunido el Ejército Insurgente en Celaya, proclaman a Hidalgo capitán general, a Allende, teniente general, y a Aldama, mariscal. (De la Torre, op. cit., p. 169).
82. Al fin de la primera semana, Hidalgo y Allende se hallaron mandando una muchedumbre de cincuenta mil hombres.
83. La constelación del Colotlizayac, cuya etimología parece indicar alacrán en la cara, se encuentra incluida dentro del círculo de perpetua visibilidad, en la cara del Ozomatli, formada por la estilización inseparable de la nariz, ojos y espirales.
84. Para Marx, en efecto, no existe la naturaleza ni en el hombre ni en la naturaleza. El mal o el sufrimiento no son componentes de la condición humana, las cosas no son cosas, el mal, el sufrimiento y las cosas son hechos sociales.
85. Se encontraba preso en la cárcel de Guanajuato antes de que estallara la insurrección, acusado de haber dado muerte en riña a Guadalupe Torres, alias “el Pinole”, y por haber cometido otros graves delitos. Cuando el cura Hidalgo entró allí logró salir de la prisión, pero pasado ese hecho y vuelto Guanajuato a poder de los realistas, lo denunció la mujer del capitán don Ángel de la Riva, que cuando ocurrieron los asesinatos de Granaditas, él había sido uno de los cómplices y autor de por lo menos tres muertes. Por sólo esta declaración y sin ningún proceso, ordenó el general Calleja que se le aplicara la pena de muerte, la que se ejecutó el 15 de diciembre de 1810 en Guanajuato. (Bustamante, Campañas de Calleja, p. 32).
86.“La sociedad estaba dirigida por personas de mente estrecha y carentes de curiosidad, hombres de negocios codiciosos, grandes hacendados obtusos, obispos, políticos que podían citar a Horacio pero que jamás habían oído hablar del álgebra. La ciencia se consideraba una actividad apenas honorable y la creencia religiosa era obligatoria. El tradicionalismo, la estupidez, el esnobismo, el patriotismo, la superstición y el amor por la guerra parecían situarse en el mismo bando”. (George Orwell, The Collected Essays, Journalism and Letters, vol. 2, p. 113).
87. “Cuando somos, la muerte no es, cuando la muerte es, ya no somos”, Epicuro subraya el extraño encuentro en el cual lo que define íntimamente al hombre como mortal queda fuera de él. El acontecimiento es inconcebible y, por tanto, nos lo imaginamos, y muy pronto se revela inimaginable. “En realidad es que nos es absolutamente imposible imaginarnos nuestra propia muerte, y todas las veces que lo intentamos nos damos cuenta de que asistimos a ella como espectadores… En el fondo, nadie cree en su propia muerte”. (Freud citado por Ernest Becker, La lucha contra el mal, p. 75).
88. En Acámbaro, Hidalgo es nombrado generalísimo. El obispo de Guadalajara, Juan Ruiz de Cabañas, excomulga a Hidal-go, Allende, Aldama, Abasolo y a quienes los ayuden. (De la Torre, op. cit., p. 170).
89. Ignacio Allende, soldado experimentado, tenía todo el derecho a que lo eligieran jefe militar de la insurrección, pero no había contado ni con Hidalgo ni con los indios. Era una contienda religiosa, y su jefe tenía que ser un sacerdote, así que Allende fue rechazado en San Miguel el Grande (que ahora irónicamente se llama San Miguel de Allende), e Hidalgo fue nombrado generalísimo, pese a su absoluta ignorancia de las más rudimentarias nociones del arte militar. (Simpson, op. cit., p. 213).
90. Seler escribió que los mexicas creían que las estrellas fugaces eran las almas de los muertos. (“Das Weltbild der Mexikaner”, Gesammelte Abhandlungen zur Amerikanischen Sprach und Alterthumskunde, p. 54).
91. Lo único que se sabe de esta mujer es lo que consta en el siguiente documento: “Haz.da de la Goleta y Diz.re 29-810 a las 11 de la mañana.- S.or Gral.-D.n Antonio Sánchez, oficial de Sillería en la Haz.da de Queréndaro, que ha servido al Rey 20 a.s, acaba de llegar a ésta y declara lo sig.te y aún está pronto a jurarlo: el As.or de la dha. Haz.da de Queréndaro, despachó ayer mañana a José Ricardo, sirviente suyo, al pueblo de Zinapécuaro, en busca de pan; regresó con el pan a las 11 1/2 de la mañana, y dijo el tal Ricardo, que estando él allí, llegó a Zinapécuaro un posta despachado por La Barragana, jefa de innumerables indios que trae consigo, y vino diciendo que ayer noche mismo, venía ella con su indiada a campar en Zinapécuaro; que se le dispusiese carne y maíz, y nada más. Que no tuviesen miedo, que no venían sino a derrotar al ejército de V. S. Esto declara el referido Sánchez, que acompañado del mayordomo de esta Haz.da pasa a presentarse a V. S. para hacer la misma declaración, y yo no quiero dejar de comunicarle esta noticia, sea o no sea cierta.-Dios gue. a V. S. m.s-S.or Gral.-B. L. M. de V. S. su at.o serv.r y Capellán.- Fr. Antonio del Espíritu Santo.-S.or Gral. D.n José de la Cruz”. (O. de G. de Realistas. Cruz, José de la; T 3, Es. 228, Archivo General de la Nación).
92. La ciudad de México estaba muy cerca de cumplir la promesa de su conquistador, Cortés, de convertir su capital en “la ciudad más noble y populosa del mundo ocupado”. Según la frase evocadora de Doris Ladd, “era un lugar de palacios”. Había más de cien iglesias y capillas, veintitrés monasterios, quince conventos, doce hospitales, varias escuelas secundarias complejas y antiguas (algunas en seria decadencia en 1810), un amplio sistema de mercados y graneros, una Academia de Artes, la Escuela de Minería más avanzada del mundo, una de las universidades más grandes de América y un Jardín Botánico. Sus edificios públicos eran im-presionantes, como su gran catedral, el Palacio Virreinal, el Palacio Municipal, la Casa de Moneda, la Inquisición, la Universidad, la aduana. Unos cuantos visitantes extranjeros que conocieron la ciudad justamente antes de la Independencia o después de ésta atestiguaron libremente su tamaño y belleza. Humboldt, Poinsett y madame Calderón dejaron constancia de su asombro y se maravillaron ante las siete calzadas de la ciudad, sus dos acueductos, sus calles amplias y bien iluminadas, sus bulevares y sus mercados, y los vestigios del antiguo sistema azteca de canales que aún se uti-lizaban a fines de la época colonial. Los visitantes españoles se sentían impulsados a hacer hipérboles en sus descripciones. Alce-do la calificó de “la más bella, grande y suntuosa ciudad de toda la monarquía española”. Juan de Vieira no pudo resistir la tentación de llamarla “esta nueva Babilonia”. (Anna, op. cit., pp. 26-27).
93. El cristianismo y Juan de Patmos en primer lugar, fundaron un tipo de hombre nuevo, un tipo de pensador que todavía perdura en la actualidad, que conoce un reino nuevo: la oveja carnívora, la oveja que muerde y que grita “socorro, ¿qué os he hecho?, si era por vuestro bien y por nuestra causa común”. (Gilles Deleuze, Critique et clinique, p. 58).
94. Entra Hidalgo en Toluca y en el Monte de las Cruces vence a Trujillo, colocándose a un paso de la ciudad de México.
95. La ciudad de México le rindió un gran tributo a los defensores del Monte de las Cruces. A Antonio Bringas, un oficial realista que murió en la batalla, por órdenes del virrey lo sepultaron en una espléndida ceremonia pública. La mayor parte de los soldados que participaron en la batalla pertenecían al Regimiento de las Tres Villas, y a éste le concedieron el honor de usar como grito de batalla el lema “Monte de las Cruces”. La ciudad de Veracruz acuñó una medalla de honor de los defensores, y la ciudad de México al año siguiente celebró solemnemente el primer ani-versario de la batalla. Por su conducta ejemplar, un joven oficial criollo, llamado Agustín de Iturbide, futuro libertador y empe-rador de México, ascendió a capitán. (Niceto de Zamacois, Historia de México, desde sus tiempos más remotos hasta nuestros días, pp. 6, 516).
96. Idea de Lutero, quien definía al hombre como un doble crepúsculo: crepusculum vespertinum entre el día y la noche, crepusculum matutinum, entre la noche y el día.
97. Entre los totonacas, la Luna es una deidad masculina, amante de todas las mujeres.
98. En Tlalpujahua se une a la insurgencia López Rayón.
99. Eros nace de una noche de borrachera y de un amor de paso. Su madre es una prostituta y su padre es un borracho totalmente nectarizado (pues el vino aún no existía). Este hombre, Poros, entró en el jardín de Zeus y se durmió allí fuera de sí. Entonces Miseria (Penia), lo mira tan hermoso que se le ocurre que la embarace, se acuesta a su lado, comienza a manosearlo, y así es como fue concebido Eros. Está muy lejos de ser lo bello y lo tierno que habitualmente se cree. Es duro, seco, va descalzo y carece de casa. Duerme en el suelo sin mantas, al aire libre, a la entrada de las granjas y en los caminos. Porque posee la naturaleza de su madre y la miseria nunca lo abandona. Pero por el lado de su padre es emprendedor, hermoso, bueno, valiente, atrevido y ardiente, gran cazador, siempre reflexionando y encontrando los medios para llevar a cabo sus hazañas. Filosofa sin cesar y es un terrible mago, brujo y sofista. La historia la cuenta, entre otros, Sócrates, y Fisilo lo comentó: “¿Por qué el amor es en parte rico y en parte pobre? Porque habitualmente no deseamos ni lo que poseemos plenamente ni lo que nos falta del todo”.
100. Hidalgo es derrotado en San Jerónimo Aculco, y vuelve a Valladolid.
101. Morelos entra en Tecpan, y se le unen Ignacio Ayala, Juan José, Antonio y Pablo Galeana.
102. José Antonio Torres derrota a Villaseñor en Zocoalco.
103. La ignorancia ritual y la vida cristiana en reclusión casi monástica hacían que las mujeres, aun aquellas de una elevada inteligencia, conservaran hasta la ancianidad un candor de niñas. “La abnegación de la mujer mexicana no tenía límites. Su calma, que era la del justo, la acompañaba, como su inocencia, hasta el último trance. Su vida en aquella época hubiera sido imposible, su fortaleza inexplicable, si allá en el fondo del hogar, cerrado a to-das las satisfacciones terrenas, detrás de la imagen de dolor a cuyos pies vivía arrodillada, sus ensueños beatíficos no le mostraran, en un espacio inundado de claridad pura, la esperanza de la vida inmortal”. (Andrés Mateos, Estudio sintético sobre la Guerra de Independencia, p. 503).
104. “Todas las historias están habitadas por los fantasmas de las historias que hubieran podido ser”. (Salman Rushdie, Vergüenza, p. 177).
105. “La Barragana” representa la variabilidad como “El Carnicero” representa la asociabilidad, “El Bendito” la equivocidad y “El Charro Díaz” la analogía.
106. Las afecciones varían según las cadenas de asociación entre los cuerpos: el sol endurece la arcilla y funde la cera, el caballo no es lo mismo para los guerreros insurgentes que para los campesinos.
107. En la Historia de los mexicanos por sus pinturas, se dice que la Osa Mayor es Tezcatlipoca, quien aparece en el cielo en forma de tigre por una patada que le dio Quetzalcóatl.
108. Los comerciantes ingleses y holandeses y aun los comerciantes españoles violaban fácilmente el “bloqueo continental” aplicado en América al comercio del pensamiento. Bien sabían todos en qué idioma dictaba sus oráculos la filosofía, y abandonaban el latín que nada tenía ya que enseñarles, para entregarse con ardor al estudio de la lengua francesa. Poco esfuerzo debían emplear en este aprendizaje los conocedores del habla castellana y personas acostumbradas desde niños a luchar con la expresión elíptica y las sutiles elegancias de los antiguos. Hidalgo, el doctor Cos y el padre Mier sabían el francés; Zavala, a la edad de catorce años, lo hablaba. Quintana Roo nos cuenta cómo, recluido en un calabozo, se ejercitaba traduciendo la Gramática de Puerto Real. No es improbable que algunos libros como las Cartas provinciales y El pacto social hayan tenido en la Nueva España más lectores que El reloj de los príncipes y Las epístolas de san Jerónimo a Rústico y Desiderio.
109. En nombre de Hidalgo expide Morelos un bando en el Aguatillo suprimiendo la esclavitud, las castas y la caja de la comunidad.
110. Cabría distinguir estaciones, brazos, recodos, vericuetos, confusiones, meandros, precipitaciones y reducciones de la velocidad, etcétera.
111. Su afición a los títulos vino a ser proverbial. Se proclamó “capitán general de América”, y se hizo saludar como “Alteza Serenísima”, al tiempo que llenaba su Estado Mayor de generales y mariscales, elegidos sin tomar en cuenta su capacidad o experiencia militar. (Simpson, op. cit., p. 214).
112. En el Códice Bodley aparece un tigre estelar que tal vez pueda referirse a la Osa Mayor, constelación septentrional que aparece todo el año, a excepción del otoño.
113. “El secreto comunica una posición excepcional a la personalidad; ejerce una atracción social determinada, independiente en principio del contenido del secreto, aunque, como es natural, creciente según que el secreto sea más importante y amplio […] Del misterio y secreto que rodea todo lo profundo e importante, surge el típico error de creer que todo lo secreto es al propio tiempo algo profundo e importante. El instinto natural de idealización y el temor natural del hombre actúan conjuntos frente a lo desconocido, para aumentar su importancia por la fantasía y consagrarle una atención que no hubiéramos prestado a la realidad clara”. (Georg Simmel, “El secreto y la sociedad secreta”, Sociología. Estudios sobre las formas de socialización, vol. 1, pp. 380-381).
114. Refiere el jefe realista Manuel Ruiz y Casado, en un parte que rindió al comandante militar de Tlaxcala, Agustín González del Campillo, que María Andrea Martínez era mujer del cabecilla Domingo Domínguez, quien fue sorprendido y hecho prisionero con cuatro de los suyos en un punto denominado Malpaís, cerca de Apizaco, por el capitán de patriotas de Huamantla, José Antonio Dávila, el 15 de octubre de 1814. María Andrea Martínez fue también capturada en dicha sorpresa y estuvo a punto de que la pasaran por las armas junto con Domínguez y sus cuatro compañeros, que fueron fusilados en Santa Ana Chiautempan, pero habiendo alegado María Andrea la circunstancia de encontrarse grávida, se procedió a hacerle un examen correspondiente, y como el facultativo lo confirmó, se le perdonó la vida, pero no se dice si en cambio se le impuso otro castigo. Andaba armada en la guerrilla de Pascual Machorro, y encontrándose presa en la Casa de las Arrecogidas de Puebla, se fugó de allí y fue a presentarse a Iturbide cuando éste proclamó el Plan de Iguala. Se dice que Iturbide aprovechó sus servicios ocupándola en conducir correspondencia para las personas con quien tenía combinaciones en México.
115. Italo Calvino aseguró que le gustaría deshacerse de las historias que llevaba a cuestas, pero era consciente de la dificultad de despojarse de ellas: “en realidad, estaba establecido que pasase por aquí sin dejar rastro; y en cambio cada minuto que paso aquí dejo rastro; dejo rastro si no hablo con nadie pues me califico como uno que no quiere abrir la boca; dejo rastro si hablo pues toda palabra dicha es una palabra que queda y puede volver a aparecer a continuación, con comillas o sin comillas. Quizá por esto el autor acumula suposición tras suposición en largos párrafos sin diálogos, un espesor de plomo denso y opaco en el cual yo pueda pasar inadvertido”. (Si una noche de invierno un viajero, p. 116).
116. Reunión en palacio del arzobispo y la audiencia para discutir la destitución de Iturrigaray. Acusándolo de excederse en sus poderes, lo derrocan y nombran virrey a Garibay. (Genaro García, Documentos históricos mexicanos, obra conmemorativa del primer centenario de la Independencia de México, pp. 2, 363).
117. Los conservadores esperaban que Garibay sería su títere. Carlos María de Bustamante dijo que Garibay era tan estúpido que los oidores lo manipularían. La distinguida carrera militar de Garibay y su pensamiento independiente contradicen esta acusación, aunque es verdad que no logró hacer frente a los peligros que amenazaban a la Nueva España. (Anna, op. cit., p. 72).
118. Cayetano Ramos, “el Capitán Pepe”, se había separado de las fuerzas de Rosales aproximándose a Salinas del Peñón Blanco, en San Luis Potosí, con una guerrilla de treinta hombres, a la cual mandó batir el cura realista José Francisco Álvarez, conocido como “el Padre Chicharronero”, logrando que el sargento Oteo lo derrotara en la Noria del Tecomate, después de dos horas de reñida lucha, en que murieron trece insurgentes y quedó prisionero “el Capitán Pepe” con tres de los suyos, que fueron conducidos a Salinas donde por orden del cura Álvarez se les pasó por las armas el 11 de enero de 1815. (Torres Valdivia, O. de G. de Realistas, pp. 5, 34).
119. “Cada una de estas palabras puede convertirse en un cambio de agujas ferroviario, e iremos de la una a la otra a tra-vés de una multitud de trayectos; de ahí la idea de un libro que no cuente simplemente una historia, sino un mar de histo-rias”. (Michel Butor, Introduction aux fragments de “Finnegans Wake”, p. 12).
120. El virrey y su familia son alojados en varios conventos y en la residencia del inquisidor Bernardo del Prado. Los conspiradores arrestan a los más destacados partidarios de la idea del gobierno provisional: Talamantes, Azcárate y Primo Verdad. En la mañana arrestaron al abate del Convento de Guadalupe, Francisco Baye Cisneros, al canónigo de la catedral, José Mariano Beristáin de Sousa, y al auditor de guerra, José Antonio Cristo y Conde. (Anna, op. cit., p. 73).
121. La Academia de Historia dictamina a favor de fray Servando Teresa de Mier, y en contra de la sentencia del arzobispo Haro. Se resuelve hacerle justicia, pero primero debe ir al convento de Salamanca. Se fuga de Madrid y parte a Burgos donde es aprehendido. Huye del convento de Burgos y va a Madrid y Valladolid, luego pasa a Francia disfrazado de clérigo francés. “Mi afán era saber dónde era la raya de Francia. Ésta es, me dijo el arriero, señalándome un arroyito muy pequeño y somero. Lo pasé, me apeé y tendí de bruces en el suelo. ¿Qué hace usted?, me dijo él. He pasado el Rubicón, le respondí”. (Fray Servando Teresa de Mier, Memorias, p. 27).