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122. Alusión al banquero Cabal Peniche, no sólo por las frases que se repiten una y otra vez, “de peores he salido”, “yucateco de vocación”, y otras, sino porque las iniciales del persona-je corresponden exactamente a las de Carlos Efraín de Jesús Cabal Peniche, así como un buen número de símiles, su ejército se llama Unión, como el banquero contemporáneo llamó al transformado Banco de Cédulas Hipotecarias, su carisma y habilidad lingüística hace que lo conozcan como “el Rey de la Sableada”, a su grupo de confianza los llama “los Olmecas”, nombre del equipo de beisbol que patrocinaba el banquero, su caballo se llama Del Monte, su casa tiene un letrero que dice “Su casa como la cadena de tiendas tabasqueñas”, y con su fortuna patrocina los excesos del ejército de Calleja, como Cabal Peniche, se dice, patrocinaba las campañas de los candidatos del pri. Detenido en Australia, a Cabal Peniche se le acusó de haber defraudado a sus clientes, socios y ahorradores en general por un monto cerca de los 4 500 millones de dólares. (Excelsior, noviembre 11, 1998).
123. Le fue imposible a la Nueva España buscar un gobierno provisional criollo y después la independencia, como la mayoría de los reinos sudamericanos continentales lo hicieron en el periodo de 1808 a 1810. (Anna, op. cit., p. 75).
124. El régimen virreinal, desequilibrado y debilitado por el desorden de los últimos dos años, fue sacado de su confusión y apatía, ya que la nación se enfrentaba a una amenaza tan grave que unió a todas las facciones y superó todas las divisiones. Los propietarios de tierra, el clero, los monopolistas, los autonomistas y los burgueses se unieron para defenderse. El importante movimiento de autonomía ocupó un lugar secundario en la lucha por sobrevivir que siguió después. Trágicamente, la rebelión de Hidalgo y otras revueltas sirvieron para impedir el logro temprano de la autonomía en el periodo en que ésta era aún posible, esto es, antes de la reinstauración de Fernando VII en el trono. (Anna, op. cit., p. 83).
2. Apocalípticos e integrados
1. Los militares como Allende y Abasolo, a la cabeza de las pequeñas fuerzas regulares, van a la descubierta. No hay necesidad de vigilar los flancos ni la retaguardia. Sobran oficiales oficiosos que desempeñan el servicio de exploración. Los proveedores de aquel inmenso ejército, los aposentadores, el cuerpo médico ambulante, son las mujeres. Después de algunos días de marcha, Hidalgo, que llega por Toluca, se detiene al pie de las montañas Las Cruces. Cerca de allí Trujillo, el jefe español, fuerte con tres mil hombres de tropa veterana, en una posición bien elegida y con el apoyo de “los fieles patriotas” que han armado a sus criados y a sus gañanes, espera el choque, fiado en su ostensible superioridad sobre la turba que ya avanza a paso de carga. Hidalgo, desde lo alto de una roca, absuelve a los que van a morir y los lanza al asalto. Todas las balas de Trujillo hacen blanco en la compacta multitud. El estrago de la artillería es brutal, pero el número de iracundos se renueva implacable y hace continuo el ímpetu del esfuerzo, y quebranta la resistencia del ejército español y Trujillo retrocede, luego se desordena. Nuevos combatientes descienden de las montañas, asaltan los flancos y obstruyen la ruta de retirada. El ejército colonial cae entero bajo los machetes y sólo por uno de los prodigios que obra a veces el pánico, logra escapar Trujillo con algunos de “los fieles patriotas” entre los cuales aparece por primera vez el nombre de Iturbide. (Genaro García, Documentos inéditos o muy raros para la Historia de México, p. 517).
2. En el narrar hay algo que se opone profundamente a la condena, que supera su lado coactivo y escapa al cuchillo que se abate. Narrar es un ir adelante y un volverse atrás, un movimiento ondeante en la voz, una perenne cancelación de confines, una treta para evitar las puntas vulnerantes. (Roberto Calasso, La ruina de Kasch, p. 136).
3. ¿Cómo hacer que el problema de la “patria” inspirara y movilizara a sujetos que no pertenecían a la nación privilegiada de los criollos? ¿Cómo darle el relieve necesario para que la preocupación patriótica opacara el problema de las clases y de las castas? (Claudio Lomnitz, Modernidad indiana, p. 50).
4. Los habitantes ricos de la ciudad de México eran los más ricos de todos los españoles americanos, y algunos tenían fortunas de más de un millón de pesos. Ladd descubrió que diecisiete familias en la Nueva España eran millonarias y nueve tenían fortunas de 500 000 a 900 000 pesos. Puede comprenderse la inmensidad de estas fortunas en una sociedad preindustrial si consideramos que el peso mexicano de 1810 valía igual que el dólar de los Estados Unidos en aquella época. (Anna, op. cit., p. 28).
5. Marx lo señalaba para el capitalismo: hay una violen-cia que pasa necesariamente por el Estado, que precede al modo de producción capitalista, que constituye la “acumulación primitiva”, y hace posible ese modo de producción. Si uno se sitúa en el modo de producción capitalista es difícil decir quién es ladrón y quién es víctima, e incluso dónde está la violencia. Pues en él, el trabajador nace objetivamente desnudo, y el capitalista, objetivamente “vestido”, propietario independiente. Lo que así ha formado al trabajador y el capitalista no escapa, puesto que actúa en otros modos de producción. Es una violencia que se plantea como ya hecha, aunque se rehaga todos los días. (Jean Robert, Décoloniser l’espace, p. 478).
6. En el diccionario de Molina (Vocabulario de la lengua mexicana y castellana), existe la palabra citlalcóatl, serpiente de estrellas, nombre relacionado con alguna constelación y que tal vez sea la misma serpiente cubierta de ojos estelares frecuentemente representada en los códices, y que se podría pensar correspondiera a otra constelación septentrional, Dragón, que también aparece todo el año, menos en invierno.
7. La diputación de América y Asia a las Cortes de Cádiz, en abril de 1811, logró la discusión de un buen número de puntos de vista acerca de la libertad de comercio, argumentos que se encerraban en once proposiciones que implicaban la urgente necesidad de abrir paso a la libertad económica.
8. Entre otros adelantos cívicos que el intendente de la Provincia de Guanajuato había introducido, se contaba con la Alhóndiga de Granaditas, enorme granero que impediría la repetición del “año del hambre”, 1784-1785. Esta alhóndiga, que aún se conserva, es una pesada construcción cuadrada, situada en el centro de la ciudad. Su gran solidez hizo que Riaño la escogiera como plaza fuerte cuando supo que se acercaba el ejército de Hidalgo. Todo el tesoro de la ciudad fue llevado allí. Los españoles se refugiaron dentro y los muros fueron guarnecidos con un batallón de milicianos.
9. Entre la multitud que recorre el pueblo en confuso tumulto y alarmada, destaca un joven barretero de veinte años de edad, ojos azules y cabellos rubios. Es Juan José Martínez, aunque muchos autores le dan otros nombres, barretero de la mina de Mellado, conocido entre sus compañeros con el apodo de “el Pípila”. Destaca porque corre en sentido contrario hasta llegar a la mina, adonde baja a las oscuras galerías gritando “¡Vamos muchachos, afuera, que ya tenemos independencia y libertad!” La muchedumbre fluye por todas partes y grita “¡A Granaditas! ¡A Granaditas!”
10. El universo de la semiosis, es decir, el universo de la cultura humana, debe concebirse estructurado como un laberinto de tercer tipo: (a) está estructurado según una red de interpretantes. (b) Es virtualmente infinito porque tiene en cuenta múltiples interpretaciones hechas por diferentes culturas […] es infinito porque cada discurso sobre la enciclopedia pone en duda la estructura previa de la propia enciclopedia. (c) No sólo registra “verdades” sino, más bien, lo que se ha dicho sobre la verdad o lo que se ha considerado verdad […] (Umberto Eco, Semiótica y filosofía del lenguaje, p. 107).
11. Suponemos que hay cuatro clases existentes durante esta época: la clase gobernante constituida por los administradores y comerciantes; la élite local, o clase propietaria y castrense; los pequeños comerciantes profesionales y la clase clerical, que constituían la clase media; y las clases trabajadoras constituidas por los indios, mestizos o castas y negros. (Luis Villoro, El proceso ideológico de la revolución de independencia, p. 18).
12. Familias que tenían de quince a treinta y dos sirvientes. (Doris M. Ladd, The Mexican Nobility at Independence, 1780-1826, p. 160).
13. Riaño fue muerto al principio del ataque, y las discusiones sobre el nombramiento de su sucesor desmoralizaron a la guarnición.
14. El cura Hidalgo descubre a Juan José Martínez por la excitación con que anima a la plebe, y le pide ayuda para quemar la puerta.
15. El intrépido muchacho consigue pronto una losa de cementerio, plana y pesada, y una tea de resina como la que usaban los barreteros en sus trabajos subterráneos. Lo ayudan a amarrar-se la gigantesca piedra a la espalda, y empuñando la tea con su mano derecha, avanza ofreciendo su escudo descomunal a los ti-radores. Muy despacio, por el peso tremendo de la piedra escudo, logra llegar y por fin poner fuego a la puerta, por la que “se precipitan furiosas las insolentadas turbas”. (Bustamante, op. cit., pp. I, 39).
16. Zamacois refiere que después de la toma de Granaditas, el Pípila se dirigió a Mellado, llevando una red llena de oro, y que ya no se volvió a oír de él porque probablemente murió asesinado. Algunos historiadores han puesto en duda que en realidad existiera Juan José Martínez, el Pípila, y, por tanto, que su atrevida hazaña fuera cierta. Castillo Negrete, en su Historia de México en el siglo xix (Apéndice del t. III), consigna unas certificaciones expedidas el año de 1833 por el general Juan Pablo Anaya y otras personas, que acreditan haber conocido al mencionado Pípila, cuya esposa se llamaba María Victoria Bretadillo, oriunda de Guanajuato. Se asegura que el Pípila murió en el combate del Maguey en donde fue derrotado Ignacio Rayón, el 3 de mayo de 1811. (Amador, op. cit., p. 111).
17. Se refieren a la propuesta abolición de las leyes de la esclavitud y también a la propuesta abolición de las cartas del pago de tributos por las castas, a la reducción de los porcentajes de las alcabalas, y a la derogación de la fabricación de pólvora y el cultivo del tabaco.
18. Lucas Alamán tiene dieciocho alias y escapa a la muerte.
19. A partir de la Orestiada todos los tiempos son de desamparo.
20. “Nosotros traducimos habitualmente pathos por pasión, ebullición afectiva. Pero pathos está en conexión con paskein, sufrir, tener paciencia, soportar, aguantar, dejarse llevar por…, ceder a la llamada de…” (Heidegger, Qu’est-ce que la philosophie?, p. 2).
21. Más de 20 millones de pesos fuertes eran recaudados anualmente por las Cajas Reales, y de ellos, entre siete y diez mi-llones iban a parar a las arcas de la Corona.
22. Analogía con la comida de los astronautas rusos en el espacio. “Tienen una excelente carne de res y papas, y el queso con nueces es delicioso. Pero no me gusta mucho el pescado en jalea”, dijo al respecto el astronauta estadounidense Michael Foa-le, quien pasó cuatro meses en Mir en 1997. (CNN, 8 de agosto de 1997).
23. “Dueños los insurgentes de la Alhóndiga, dieron rienda suelta a su venganza: los rendidos imploraban en vano la piedad del vencedor, pidiendo de rodillas la vida: gran parte de los soldados del batallón fueron muertos; otros escaparon quitándose el uniforme y mezclándose entre la muchedumbre. Entre los oficiales perecieron muchos jóvenes de las más distinguidas familias de la ciudad… Algunos procuraron ocultarse en la troje número veintiuno, en la que estaba el cadáver del intendente con los otros; pero descubiertos, luego eran muertos sin misericordia. Todos fueron despojados de sus vestidos […] Los que quedaron vivos, desnudos, llenos de heridas, atados con cuerdas, fueron llevados a la cárcel pública, que había quedado desocupada por haberse puesto en libertad a los reos […] Entregose la plebe al pillaje de todo cuanto se había reunido en la Alhóndiga, y todo desapareció en pocos momentos… El edificio de la Alhóndiga presentaba el más horrible espectáculo: los comestibles que en él se habían acopiado estaban esparcidos por todas partes; los cadáveres desnudos se hallaban medio enterrados en maíz, en dinero y todo manchado de sangre”. (Lucas Alamán, Historia de México, I, p. 434).
24. Se refieren a la rebelión del indio Mariano en la sierra de Tepic.
25. El ministro plenipotenciario don Pascasio Ortiz de Letona se dirigía a Washington para negociar con el gobierno de los Estados Unidos un tratado de comercio y una alianza ofensiva y defensiva, pero capturado en Molango, Veracruz, teme el castigo que lo espera e ingiere veneno. (Navarrete, Compendio de historia de Jalisco, p. 69).
26. Morelos toma Tixtla. Se le une Vicente Guerrero.
27. Alusión al ataque que el coronel Colero hizo contra la villa de Córdoba el 23 de julio de 1812. Los insurgentes se vistie-ron con uniformes semejantes a los de las tropas del rey, con el fin de dar una sorpresa a los defensores de la plaza en la madrugada de dicho día. Incluso fingieron el grito de ¡Viva España!, al pasar los fosos y acercarse a los parapetos, pero fueron traicionados y, aunque lograron romper una de las puertas, debieron retirarse sufriendo veinte bajas y quedando muchos heridos. (José Antonio Andrade, O. de G. de Realistas, t. IV, pp. 4, 75).
28. Razones para justificar la guerra: “La gravedad de los delitos de los indios, en particular su idolatría y sus pecados contra la naturaleza; su tosca inteligencia, que los convierte en una nación servil, bárbara, condenados a someterse a la obediencia de unos hombres más adelantados como somos los españoles; las necesidades de la fe, pues su sometimiento hará que sea más fácil y rápida la predicación que se les haga; los males que se infligen unos a otros, matando a hombres inocentes para ofrecerlos en sacrificio”. (Marianne Mahn-Lot, Bartolomé de las Casas et le Droit des Indiens, p. 22).
29. Nadie ve una hormiga negra en una mesa negra en una noche negra. (Gesualdo Bufalino, Las mentiras de la noche, p. 74).
30. Fray Servando recibe el encargo de la parroquia de Santo Tomás en París. “No preví el trabajo que iba a cargar sobre mí, sin otra renta que las oblaciones voluntarias de los fieles, muy suficientes para uno solo. Pero yo tenía que pagar cuatro eclesiásticos que me ayudasen, el sacristán, el suizo que con su fornitura y alabarda impide cualquier escándalo o tropelía en la iglesia, los dos cantores y un músico”. (De Mier, op. cit., II, p. 37).
31. “También yo me enfrento con el problema de la historia: qué retener, qué tirar por la borda, cómo aferrarme a lo que la memoria insiste en abandonar, cómo afrontar el cambio ”. (Rushdie, p. 134).
32. Los curas de Xalpan y Landa fueron autorizados por el virrey Venegas y por el arzobispo de México para armar gente destinada a combatir a los insurgentes.
33. Se refiere a los dos cuerpos de milicias: uno mandado por el general Torcuato Trujillo, el otro por el general Félix María Calleja. En total una fuerza aproximada de trece mil hombres.
34. En su estudio sobre el estilo de Flaubert, Proust muestra cómo el tiempo del imperfecto en Flaubert adquiere el valor de un infinito-devenir. (G. Guillaume, Ensayos literarios, p. 199).
35. Alusión a los compañeros de Ulises que creían y que se creía se habían convertido en cerdos (o el rey Nabucodonosor transformado en buey). El segundo caso es más complicado: los compañeros de Diómedes no creen que se han transformado en pájaros, puesto que están muertos, pero los demonios adquieren cuerpo de pájaros que se hacen pasar por los de los compañeros de Diómedes. La necesidad de distinguir este caso más complejo se explica por los fenómenos de transferencia de afectos: por ejemplo, un cazador corta la pata de un lobo y al volver a su casa encuentra a su mujer, que sin embargo no ha salido, con un brazo cortado, o bien un hombre hiere a sus gatos, cuyas heridas aparecen exactamente en mujeres.
36. Ahora decidido defensor del gobierno realista, el padre don Antonio Labarreta, cura de Guanajuato, fue insurgente al principio.
37. Eti. gr.: kata = debajo; basis = base, descenso. Palabra griega propia de los misterios. La catábasis es el descenso del espíritu, ya imaginario, ya ritual, ya espiritual.
38. Notable helenista, Sepúlveda acababa de traducir la Po-lítica de Aristóteles. Y con toda lógica, invocando la autoridad su-prema del filósofo, presenta la relación de los conquistadores y de los indígenas como la justa “dominación de la perfección sobre la imperfección, de la fuerza sobre la debilidad, de la eminente virtud sobre el vicio”. (Tzvetan Todorov, La conquista de América, p. 156).
39. Presbítero José Ignacio Lozano, cura de Mezquitic, San Luis Potosí, quien con cuatrocientos hombres ofreció al intendente de aquella provincia no volver la espalda nunca al enemigo.
40. Independientemente de cuál acción se tomara, cualquier ideología independentista tendría un fondo patriota común. Es decir, era mucho más sencillo compartir un amor por la patria que ponerse de acuerdo respecto de cuáles eran las características de la nación. (Lomnitz, op. cit., p. 50).
41. Llega a Veracruz Francisco Javier de Lizana y Beaumont, nuevo arzobispo de México.
42. La popularidad de Fernández de Lizardi era enorme, y se creía que su inclinación a las ideas independentistas influían tanto en el pueblo que el virrey tuvo que tomar medidas para im-pedir la continuación de su periódico, y como pretexto se eligió un artículo firmado por Fernández de Lizardi en el que se pedía al virrey, al mismo tiempo que se le felicitaba en el día de su cumpleaños, derogase el bando por el cual podían ser fusilados, sin ser de-gradados, los eclesiásticos que hubieran tomado parte en la revolución de independencia. Este número de El Pensador Mexicano fue el nueve de su publicación, y además de requisar sus números, por orden del virrey, Fernández de Lizardi fue detenido. Cayó en manos de las autoridades realistas después de haber andado algunos días oculto. Parece ser que le hicieron proposiciones para que se pasara abiertamente al campo de la rebeldía armada, proposiciones de las que tuvieron conocimiento José Gabriel Gil y Juan Francisco Olaeta, los dos incluidos en el proceso que por el motivo consignado se abrió a Fernández de Lizardi en 1812. Los tres fueron puestos en libertad en diciembre de 1813. Fernández de Lizardi ya había estado procesado con anterioridad (1794), apenas salido de la pubertad, por el tribunal de la Inquisición, por denuncia de su propio padre, el bachiller Manuel Fernández de Lizardi, médico del Real Colegio de Tepozotlán, por haberle hallado unas cartas adivinatorias, deshonestas y eróticas. (Miquel i Vergés, Diccionario de insurgentes, p. 196).
43. Colocación de la estatua ecuestre de Carlos IV en la ciudad de México.
44. Humboldt llega a Acapulco.
45. El segundo día festivo es el Segundo día de la Pascua del Espíritu Santo, que coincide con el día 28 de mayo, lunes, como se dice explícitamente, al indicar que la preparación de los artífices duró “desde el 19 del florido mayo […] hasta el día 27”, es decir, justamente la Octava de Pentecostés.
46. El subdiácono Juan Manuel Zambrano ganó el grado de teniente coronel por su aprehensión del licenciado Ignacio Aldama y de fray Juan Salazar.
47. “El que daba más quehacer a Calleja era Albino García: guerrillero infatigable, se presentaba de improviso donde menos se le esperaba; derrotado en un punto y cuando se le creía destruido, aparecía en otro que había señalado para reunir a sus compañeros dispersos; atacaba los convoyes, cortaba las comunicaciones y espiaba por sus confidentes la oportunidad de caer sobre alguna población indefensa o desprevenida”. (Lucas Alamán, Historia de México, pp. 2, 294).
48. El famoso guerrillero, despreciando las órdenes y reconvenciones de la Junta de Zitácuaro, decía que para él no había más junta que la de dos ríos, ni otra alteza que la de un cerro. (Arrangoiz, México desde 1810 hasta 1867, t. I, p. 143).
49. Entre los que han comentado el pensamiento estoico, Víctor Goldshmidt ha analizado particularmente la coexistencia de dos concepciones del tiempo: una, la de los presentes variables; otra, la de la subdivisión ilimitada en pasado-futuro (Le Système stoïcien et l’idée de temps, p. 40).
50. ¿Un seguidor de Dionisios que introduce lo inenseñable en la enseñanza?
51. En esta carta se denunciaba el hecho de que en la casa de las referidas coheteras verificaban continuas reuniones los legos insurgentes juaninos de San Luis Potosí, los que al fin acabaron por consumar allí, en 1810, el movimiento revolucionario, encabezado por fray Luis Herrera y fray Juan Villerías.
52. “Chico Flaco”, conocido también como “el Indio Degollador”, se había hecho temer por el sur de Zacatecas y lugares limítrofes de Jalisco por los muchos desórdenes que cometía y principalmente por las numerosas muertes de extranjeros que ejecutaba por el solo hecho de aparecer como realistas. Fue hecho prisionero en un combate que una de las avanzadas del cura realista Francisco Álvarez sostuvo en la barranca de Jaltihuiloca contra el “Indio Dolores”, que fue derrotado allí también y cayó prisionero. Ambos cabecillas fueron ahorcados por orden del cura y suspendidos sus cadáveres en unos árboles, el 24 de octubre de 1811.
53.Bárbara Rosas, la Griega, era una mujer que servía como empleada doméstica en Oaxaca, en casa del capitán José Ximeno Varela, y como probablemente simpatizaba con la causa de la Independencia, tuvo cierta vez una conversación con su vecina Francisca Enríquez, a quien aseguró que el cura Hidalgo no causaba mal a nadie, sino solamente a los gachupines. Por sólo decir esto, la Enríquez se presentó ante el deán de la catedral, doctor Antonio Ibáñez de Corvera, denunciando a la Griega como insurgente. El deán Ibáñez hizo a su vez la denuncia respectiva al intendente corregidor de Oaxaca, quien impuso que se instruyera la correspondiente, poniéndose a la acusada en la cárcel de las Recogidas. (Gabriel Armijo, Historia de Oaxaca, pp. 13, 61).
54. “Hay que acabar con el fantasma de un lugar neutro, fuera del tiempo y del espacio, y sobre todo (lo cual no ha sido dicho pero programa el conjunto), fuera de la política. No hay fuera-del-libro, fuera-del-espacio, fuera-de-la-clase. Cualquier lugar, y la hoja de un periódico más que otros, está recorrido por la lucha de clases. Dos líneas, dos vías, dos clases. Se está de un lado o del otro”. (Jacques Henric, Artaud trabajado por la China, p. 186).
55. Cuando fray Servando Teresa de Mier estuvo preso en la cárcel de la Inquisición, el año de 1817, aseguraba a su compañero de cautiverio, el padre fray José Lugo y Luna, que la referida Güera Rodríguez había tenido relaciones sospechosas con el doctor don Ramón Cardeña, canónigo que fue de la Catedral de Guadalajara, y procesado como infidente por el mismo tribunal de la Inquisición.
56. Confrontar el libro de Armand Farrachi sobre la IV Cruzada, La dislocación, en el que las frases se separan y se dispersan, o bien se atropellan y coexisten, y las letras, la tipografía, se ponen a bailar, a medida que la cruzada delira.
57. Se trata de Juan Baquerín y fray Martín Septién, quienes perecieron asesinados a pedradas por el populacho en Granaditas, al entrar el cura don Miguel Hidalgo y Costilla a Guanajuato, sin que les valiera haber llevado en las manos un crucifijo.
58. Alusión a un aforismo de Norge, que completo dice así: “Fue un momento supremo. Seguido de otro momento supremo. Los momentos supremos se sucedían sin dejar un instante de respiro. Al final, surgió un momento ordinario. Se lo acogió con tanto alivio que constituyó un momento supremo”. (En La Jornada Semanal, julio 1998).
59. Un rizoma no empieza ni acaba, siempre está en el medio, entre las cosas, inter-ser, intermezzo. El árbol es filiación, pero el rizoma tiene como tejido la conjunción “y… y… y…” En esta conjunción hay fuerza suficiente para sacudir y desenraizar el verbo ser. ¿Adónde vas? ¿De dónde has partido? ¿Adónde quieres llegar? Todas estas preguntas son inútiles. Hacer tabla rasa, partir o repartir de cero, buscar un principio o un fundamento, implican una falsa concepción del viaje y del movimiento (metódico, pedagógico, iniciático, simbólico…), Kleist, Lenz o Büchner tienen otra manera de viajar y de moverse, partir en medio de, por el medio, entrar y salir, no empezar ni acabar. (Deleuze y Guattari, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, p. 29).