Esposa mía, perdóname:
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He sido injusto contigo muchas veces.
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Trabajas en una oficina, aconsejas a los demás, te involucras en obras sociales y cuidas la casa. Cuando terminas parece que no has hecho nada… ¡y yo te reclamo! Siempre he reprochado que gastas demasiado. Si te compras un vestido nuevo, todos te elogian y a mí sólo se me ocurre preguntarte «¿cuánto te costó?»
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Mujer… Perdóname.
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En las noches cuando nuestros hijos lloraban, tú te levantabas a atenderlos y yo me tapaba con las cobijas…
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Hoy me he dado cuenta de mis errores y de tu gran valor.
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Quiero decirte que las personas cercanas te necesitamos mucho.
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Eres una MUJER DE CONQUISTA. Tu capacidad de amar es irremplazable, tu esfuerzo en los proyectos importantes es fundamental. Tu sensibilidad te permite comprender y sanar el corazón de otros seres humanos… Eres el equilibrio del mundo y generas la vida espiritual desde tus entrañas…
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Amor… debes saber que en gran medida es tu vida la que le ha dado sentido a la mía.