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Además de lo dicho, considero que un formador de maestros, que se vincule a una facultad de educación y a programas de licenciaturas y de maestrías en educación, independientemente de la formación profesional que tenga, debe tener un referente de los clásicos de la pedagogía. Yo creo que es insoslayable tener presente el conocimiento sobre educación que Platón nos brinda en su libro La República; la reflexión que San Agustín nos cuenta en Confesiones, que perfila lo que va a ser la educación en la Edad Media; y la indagación que hace Jean Jacques Rousseau en Emilio o de la educación. La lectura de estos libros es ineludible para el profesor y además beneficioso por la trascendencia que va a tener en sus estudiantes.
También es necesario conocer las indagaciones sobre educación, que se dieron a finales del siglo XIX, y que tiempo después generaron métodos pedagógicos empleados en varias instituciones educativas de Europa y América. Lo mismo sucede con el pensamiento educativo surgido durante el siglo XX plasmado en grandes teorías que también generan una influencia específica en la educación. María Montessori nos habla de la importancia de educar los sentidos; Freud nos habla de que, a pesar de toda la educación que tengamos, hay unas fuerzas instintivas que nos gobiernan. Sin necesidad de que sea experto en estos autores, su conocimiento le brinda una estructura básica al profesor. El acercamiento que Piaget hace hacia la educación de la inteligencia; y Kohlberg a la necesidad de educar el juicio moral.
Aún sin conocer demasiado de estas teorías, los planteamientos generales de estos autores le ayudan bastante al profesor a contextualizar su quehacer educativo. Es necesario nutrirse siempre de esos clásicos. Por ejemplo, un estudio tan importante de la educación y la pedagogía como es Paideia de Werner Jaeger significa un aporte clave para un profesor universitario en su ejercicio docente. Esto no es que sea obligatorio, simplemente se trata de obras y autores que se convierten en referentes importantes, más cuando en las facultades de educación, y específicamente en la de la Universidad Javeriana, y resalto que esto constituye una gran riqueza, el desarrollo de los programas está a cargo de licenciados, pero también de profesionales de diferentes áreas distintas a la educación: como psicología, sociología, teología o filosofía, y que no necesariamente tienen que ser titulados como licenciados.
JS: ¿Qué aspectos de la formación de educadores considera que han sido centrales en su propuesta de enseñanza?
SM: Considero que mi práctica docente se ha ido construyendo como un camino que incluye diferentes áreas de conocimiento: sociología, historia, literatura y pedagogía; no se trata de un conocimiento tan especializado, pues ello tiene su lado negativo al tomar la forma de un embudo que va cerrando caminos. El conocimiento tiene una doble cara: una, mirar específicamente hacia un ángulo y explorarlo a profundidad, pero otra, no renuncia a la universalidad. Yo creo que en la educación ellos deben ir juntos, es decir, el juego entre lo particular y lo universal.
Estas apreciaciones están atravesadas por la experiencia que me han brindado los viajes nacionales y al exterior. Cuando se traspasan las fronteras de país, uno como maestro se posiciona de manera diferente frente a uno mismo y al conocimiento en general. Ir escalando del municipio al departamento, de ahí a lo nacional y luego traspasar fronteras, significa ver otros horizontes de organizaciones sociales europeas, americanas, africanas y orientales; experiencia que modifica necesariamente la sensibilidad y brinda una universalidad en el conocer y en el trato al otro como ser diferente pero igual a mí. En la visita al Japón se constata que es el principal país en actitud lectora. Cuando uno va a Tokio o a Kioto, ve a varios pasajeros entrar al metro, dejar su morral, sacar un libro y leer. Lo mismo pasa en parques y sitios de descanso. Entonces uno entiende por qué el primer lugar del estándar mundial de actitud lectora es ocupado por este país.
Es cierto que la universalidad en el conocimiento viene dada por los referentes teóricos que se tengan y por las especializaciones y maestrías que se cursen, pero también por las oportunidades de viajar al exterior, porque esto le ofrece al profesor viajero una perspectiva universal que el estudiante agradece bastante cuando se le cuentan experiencias de otras áreas geografías distintas a las de su país de origen. En Colombia vivimos esa paradoja: un país con dos mares, con una posición geográfica privilegiada, pero ahí uno recuerda a Gabriel García Márquez, cuando afirmaba que seguimos siendo la sociedad ensimismada y cerrada de la Colonia. La educación necesita universalizarse, ir hacia fuera, mirar hacia otros horizontes, nutrirse de nuevas experiencias, y si no se nos dan las oportunidades para viajar, ese conocimiento está a la mano gracias a los medios tecnológicos.
JS: ¿Alguna frustración que lo llevara a pensar “aquí casi que decido o que tengo que replantear alguna de las cosas que vengo haciendo”?
SM: Yo creo que todo maestro se siente frustrado cuando no llega a la totalidad de sus estudiantes. Siempre hay un reducto de estudiantes que no creen, no les interesa o tienen otros intereses, y la frustración es no haber alcanzado a sensibilizarlos. A pesar de ser la minoría, eso queda rondando en el profesor, que se ha ilusionado y apasionado con lo que hace, y que desea que esa pasión colme absolutamente su auditorio. Lo mismo que se espera que la indagación del conocimiento sea asumida con igual intensidad por los estudiantes, pienso que esta es una de las ilusiones todo maestro comprometido. Se trata del maestro o del profesor —hasta aquí no he hecho ninguna diferencia de términos— que vive en doble vía para su quehacer y de su docencia.
Pero frente a esa insatisfacción, también uno recibe sorpresas de parte de estudiantes que hace mucho tiempo egresaron de esta Universidad, y se acercan a uno y le dicen: “Gracias profe, por lo aprendido en sus clases”. Este agradecimiento colma todo el ser, y ahí es cuando uno comprende que la profesión de maestro no sirve solamente para solucionar la vida económica, sino que es una necesidad del alma.
JS: ¿Qué piensa de los parámetros de la política nacional para valorar al profesor universitario contemporáneo? Títulos, publicaciones, trabajo en redes, escalafones. ¿Cómo ve usted eso?
SM: Yo creo que se está agobiando mucho al profesor universitario, es decir, se le están planteando muchas tareas simultáneas, y todas de cumplimiento inmediato. Se le está presionando mucho hacia un altísimo rendimiento, que puede cumplir a medias durante un semestre. Entonces, esa política de evaluación no es la más adecuada. Se le exige que sea profesor, y buen profesor en sus clases; publicaciones semestrales, así sea de un artículo corto; liderar o vincularse a una investigación; elaborar una ponencia para asistir a determinado congreso. Son muchas las tareas que debe cubrir, pero solo logra algunas a cabalidad, y otras quedan en lo superficial, y todo esto va en detrimento de su profesionalización, y sobre todo en el debilitamiento de su práctica de enseñanza.
Aquí ya no se trata de que el maestro no quiera hacer las cosas, o que no se esté preparando bien, o que su actuar sea más profesional que vocacional; se trata de la cantidad de tareas y de la presión que ejercen los estándares de evaluación. Esto no contribuye a su construcción como maestro, que en últimas es el de compartir su saber con grupos de estudiantes. Creo que en muchas facultades de educación se está borrando la diferencia que existe entre un investigador que simultáneamente desempeña funciones de docencia y un profesor que hace investigación como trasfondo de su actuar docente para beneficio de sus estudiantes y que no renuncia al papel que es ante todo educador. Hoy se le pide que se destaque por igual en las dos cosas, pero creo que su vida no alcanza para cubrirlas exitosamente. De manera moderada estaría bien un maestro que sea investigador y que incluye la investigación en todo su quehacer. El maestro que se forma como educador debe ser ante todo maestro y no abandonar a los estudiantes que tiene a su cargo, muchas veces por llevar a cabo unas investigaciones cuyo destino es dormir en los anaqueles.
JS: ¿Qué tipo de emociones le genera a usted el reconocimiento que ha recibido en toda esa trayectoria frente a la docencia?
SM: Cuando recibí la invitación para que relatara mi experiencia vivida en esta Facultad de Educación fue una sorpresa y continúa siéndolo. Al dar la mirada y reconstruir el proceso, yo no fui el investigador catalogado 1A por Colciencias; tampoco fui el maestro que publicó un libro anualmente ni cada cinco años; mucho menos el profesor que recorrió el mundo de congreso en congreso y de ponencia en ponencia. Lo que hice fue preparar muy bien mis clases, documentarlas al máximo, mostrarme como soy frente a los estudiantes, y me hace mucho honor que la Facultad de Educación hoy considere que este actuar merezca un reconocimiento. Siempre he mirado a esta Facultad con cariño y más cuando ha tenido en cuenta mi nombre para este reconocimiento, lo cual indica que las cosas no se hicieron en vano. Si se dejó una huella fue gracias al espacio y a la confianza brindados por esta Universidad, al entusiasmo de mis estudiantes y a mis colegas que hicieron la vida grata en esta facultad. No dejo de estar sorprendido porque conozco a otros de mis compañeros con mucha producción académica y que merecen estar en este lugar y reitero mis agradecimientos a esta facultad.
JS: Pensando en su trayectoria docente a lo largo de estos años, ¿para usted qué ha significado ser profesor universitario?
SM: En estos momentos todavía no he tomado suficiente distancia para poder decir con claridad qué significó. Lo único que sé es que fue mi vida entera: oportunidades para incrementar la lectura, escribir para unas escasas publicaciones, compartir espacios de la vida universitaria, participar en algunas investigaciones de campo y emprender largos viajes por el mundo, eso sí, todo hecho con pasión.
Cuando se es profesor universitario, no hay diferencia entre la vida personal, la vida familiar y la vida académica. Ellas forman un todo que uno lleva como un bloque a todas partes, sin ser un rompecabezas que se puede disgregar a gusto y conveniencia. La cabeza y la sensibilidad van juntas y así se va construyendo uno, como una totalidad, sin divisiones entre la vida academia y la vida-vida. Al final es una sola vida.
Creo que en muchas facultades de educación se está borrando la diferencia que existe entre un investigador que simultáneamente desempeña funciones de docencia y un profesor que hace investigación como trasfondo de su actuar docente para beneficio de sus estudiantes y que no renuncia al papel que es ante todo educador.
JS: Ahora, en esa nueva fase de su vida, ¿qué nuevos proyectos y obras tiene en mente realizar?
SM: La palabra “pensionado” también tiene unos imaginarios. Pensionado remite a que se pensiona el cerebro, que se pensiona el cuerpo, que se llega a un estado de quietud. Yo no pertenezco a ese grupo; yo pienso que una pensión es un privilegio y una oportunidad para hacer las cosas que uno no pudo hacer en la vida laboral. Vivimos en una sociedad laboro-céntrica, donde el trabajo es el eje fundamental del ser humano, pero en esta nueva situación uno se da cuenta que no es el único eje. El trabajo es básico, pero hay otros ejes en la vida y hacia esos ellos es que estoy permitiendo que mi vida gire.
Toda mi vida viví la frustración de no poder interpretar un instrumento musical. Por esta razón ingresé a la Academia de Música Luis A. Calvo, de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, hace año y medio. El programa es muy completo ya que destaca el cuerpo y la voz como instrumentos naturales que todos disponemos y elegí tres instrumentos nacionales de cuerda: la bandola andina, el tiple colombiano y el cuatro colombo-venezolano. En estos instrumentos se hacen presentes los ritmos colombianos que conforman su identidad musical: la guabina, el torbellino, el pasillo, el bambuco, la danza y el joropo. Por su parte los temas de las canciones van relatando toda la geografía nacional.
Resulta maravilloso conocer el país desde los compositores y sus intérpretes, y ver cómo sus temas musicales se nutrieron de la realidad del país del siglo XIX y comienzos del XX. Cómo se le canta a Colombia, a través de tres instrumentos de cuerda: guitarra, bandola y tiple.
JS: ¿Cuál sería ese lema que representa de alguna manera eso que usted ha vivido como maestro?
SM: Recuerdo ahora un verso del poeta hindú Rabindranath Tagore, quien en un poema a la muerte dice: “¿Qué ofrecerás a la muerte el día que llame a tu puerta?” Yo le diría: en mi vida traté de ser feliz, y si con esto contribuí a hacer felices a otras personas y a hacer de ellos mejores seres humanos, muerte, llévame al lugar más tranquilo que tú conoces.
JS: Muchas gracias.
TRAYECTORIA ACADÉMICA
• 1954
Nació en el municipio de La Peña, Cundinamarca.
• 1982
Culminó sus estudios de Sociología en la Universidad Cooperativa de Colombia.
• 1983
Inició su carrera como profesor de cátedra en la Universidad Cooperativa de Colombia en el programa de Sociología.
• 1987-1989
Se vinculó como profesor de cátedra a la Facultad de Psicología de la Universidad Católica.
• 1989-1994
Fue profesor tutor evaluador en el área de Sociología del Centro Universidad Abierta y a Distancia de la Pontificia Universidad Javeriana.
• 1993
Fue reconocido como Profesor Sobresaliente de Sociología en la Universidad Cooperativa de Colombia.
• 1995
Ingresó como profesor del área de Sociología en la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Javeriana.
• 1996
Culminó sus estudios de Especialización en Educación y Desarrollo Cultural en la Fundación Universitaria Monserrate.
• 2002
Culminó sus estudios de Maestría en Literatura en la Pontificia Universidad Javeriana.
• 2009
Recibió el Estímulo Magis categoría Diploma por la función sustantiva de docencia, reconocimiento por parte de los estudiantes, rigurosidad, calidad y autoridad intelectual por la Fundación Universitaria Monserrate.
Recibió la Distinción a las Cualidades Personales y Profesionales Puestas al Servicio de los Estudiantes en la Pontificia Universidad Javeriana.
• 2014
Recibió la Divisa de Honor Dorada en la Pontificia Universidad Javeriana por veinticinco años de vinculación.
OBRAS SELECCIONADAS
• 2014
Sistematización de experiencias exitosas en treinta jardines infantiles del ICBF. Convenio efectuado en el ICBF y la Pontificia Universidad Javeriana, publicación en formato CD.
• 2013
Trabajo de grado: El maestro como sujeto político y sus implicaciones en el campo educativo y social caso Hogar Infantil Mariposas. Asesorados: Jenny Paola Álvarez Camacho; María Elvira Castro Cuéllar; Gloria Stefani Cuesta Quintero; Lina María Virviescas Molina.
• 2012
Trabajo de grado. La creación de una biblioteca en la Institución Educativa Islas de Rosario para fomentar la lectura y recuperar identidades perdidas de la población. Asesoradas: Juana María Cadavid Enríquez; Elizabeth Otoya Lemaitre; Sergio Ortiz Cifuentes.
• 2010
-Trabajo de grado. Caracterización del espacio mental “proyección” a partir del análisis de las paremias figuradas en los relatos de vida de estudiantes del colegio Virginia Gutiérrez de Pineda. Asesorada: Lidia Mariluz Monroy Saavedra.
-Trabajo de grado. La educación de la infancia Wayuu a través de los relatos míticos de su cultura. Asesorados: Mery Ellen Mejía Milián.
-Estado del arte sobre las concepciones de infancia subyacentes en los trabajos de grado de las estudiantes de los dos programas de licenciatura de la Facultad de Educación de la Universidad Javeriana, entre los años 2000 a 2007.
• 2009
-Trabajo de grado. El taller literario como acción pedagógica para la animación a la lectura y la escritura creativa en niños de 7 y 8 años. Asesorados: María Isabel Cruz Martínez y Juliana Mejía Correa.
-Trabajo de grado. Las relaciones interpersonales en el aula de clase de niveles socio-económicos bajos. Asesoradas: Diana Carolina Parra Osorio y María Victoria Romero Rivera.
• 2008
Trabajo de grado. Diseño de una biblioteca infantil en contextos hospitalarios (Hospital San Ignacio). Asesoradas: María Ximena Cotes Rozo y María Alejandra Mendoza García.
• 2007
Textos y sociedades. Didáctica para un análisis contextual de documentos. Serie Formas en Educación, 6. Bogotá.
• 2006
Trabajo de grado. Un poema para soñar (antología poética). Asesorados: Michelle Andreina Castillo Archila, Diana Fernanda Muñoz Villa y Diana Judith Vargas Hincapié.
• 1998
Trabajo de grado. Mujer, política y localidad: quehacer político de tres mujeres electas a corporaciones pública. Asesorados: Marta Buriticá, José Soche Bermúdez, Rodrigo Arias.
• 1994
Una alternativa de evaluación del aprendizaje en la formación a distancia. En Coautoría con Baquero, M., Muñoz, L. y Sierra, C. Bogotá.
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