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En este caso valoraremos lenguaje visual y narrativa en cada fotografía, para poder preguntarnos qué elementos narrativos pueden intervenir en ella y darle el tratamiento visual y protagonismo que le corresponda. Cuando, como espectadores, observamos una fotografía, pasamos fundamentalmente por dos fases: un reconocimiento formal y estético que suele ser lo más inmediato y una parte más narrativa donde, además de la intención del autor, entra en juego nuestra propia lectura e interpretación. Con esto en mente, y ahora como creadores de imágenes, puede sernos de gran utilidad considerar el potencial narrativo de los posibles elementos que intervienen o que podemos incluir en una determinada escena o motivo.
Revisaremos algunos elementos narrativos que en mayor o menor medida son comunes en la fotografía y que pueden darnos algunas claves para estimular nuestra mirada y creatividad.

Es el marco de una localización, el lugar donde sucede la foto. Influimos en este elemento cuando decidimos donde discurre la escena y lo que se incluye en el encuadre. También lo hacemos cuando tomamos decisiones que modifican la sensación de espacio, bien sea para subrayarlo o minimizarlo. El espacio puede adquirir mayor o menor protagonismo en función a estrategias como la elección de una óptica o perspectiva, la situación del horizonte, el uso de una determinada profundidad de campo o la inclusión de una referencia dimensional.

Jesús Rodríguez
Big Sur
La imagen aúna eficazmente dos elementos narrativos. El vuelo difuso de las aves, que denota acción y lapso temporal, se enmarca en un espacio sutilmente expandido por un horizonte bajo y el resultado monotonal.
Canon EOS 30D, Canon 70-200 F4, ISO 100, f/32, 1/6 s.

Hace referencia a un momento concreto o al paso del tiempo. La fotografía tiene la capacidad de fijar un instante preciso o un momento decisivo. Incluso, en técnicas como la fotografía ultrarrápida, nos revela algo que permanece oculto para la visión normal. En contraposición, hay determinadas situaciones o el uso de técnicas como una exposición lenta, que nos permiten hacer referencia a un lapso temporal o a un lento discurrir del tiempo.

Iñaki Bolumburu
La ola
Una exposición lenta añade movimiento al mar de nubes sugiriendo la idea de un lento e indefinido discurrir del tiempo.
Canon EOS 5D Mark II, Tamron 70-200, 100 mm, 30 s, f/11, ISO 100.

Juan Pixelecta
Haciendo el amor
Aunque la luz y la niebla también tienen su protagonismo, refuerzan la presencia del árbol y le aportan un nuevo significado.
Canon 5D Mark II 24-70, 25 mm, f/2.8L, 1/8 s, f/10, ISO 100.

Una vez identificado un motivo de interés en la escena, sea ser vivo, objeto, fenómeno natural o el propio paisaje, podemos decidir su posición y proporción en el encuadre, o en qué momento o situación su protagonismo queda o no reforzado.

Está relacionado al contexto temporal y hace referencia a la sucesión de un hecho o acontecimiento. Tanto la captura de un instante crítico como algunas técnicas como el desenfoque de movimiento nos permiten sugerir el desarrollo de una acción.

Manuel Lemos
Confluencia
A esta escena se superpone un momento crítico: el vuelo en picado de un alcatraz. Este pequeño detalle, además de establecer un atractivo sincronismo con el arcoíris, refuerza la idea de unidad y confluencia del paisaje y la naturaleza.
Nikon D810, Nikkor 70-200, f/4 @ 190 mm, ISO 100, f/4,5, 1/125 s.

Puede estar implícita en cualquiera de los elementos anteriores y reforzada por decisiones basadas en la elección de la luz, la atmósfera, el color o su ausencia, el enfoque-desenfoque o la abstracción.

Luis Antonio Gil Pellín
El baño de Diana
Luz, atmósfera y color pueden transmitirnos formas de belleza más profundas y sorprendentes. La contraposición entre la fuerza e intensidad del color dominante y una atmósfera que sugiere quietud y recogimiento, confiere a la imagen una fuerte carga emotiva.
Nikon FM2, Fugi Velvia 50, f/11.
Poética fotográfica
Al igual que vimos con la narrativa, la fotografía poética puede ser entendida como un discurso vehiculado a través de una serie de imágenes. Por el contrario, aunque de manera individual podamos considerar toda fotografía como narrativa, no siempre es poética. Recursos estilísticos como la abstracción y el pictorialismo, o la presencia de luces, atmósferas o desenfoques, se asocian con frecuencia a una forma de poesía visual.
Pero de manera decisiva, cuando como autores, nos liberamos de la realidad como base del discurso para expresar nuestra propia interiorización del motivo, estamos iniciando el verdadero camino hacia la poética fotográfica.

Manuel E. González Carmona
Sueños
También como espectadores podemos adoptar una actitud más perspicaz y reflexiva ante una fotografía. Esto mejorará nuestro conocimiento y dominio del lenguaje fotográfico. ¿Es el motivo totalmente reconocible? ¿Qué clase de asociaciones o reacciones nos suscita? ¿Cuál es la intención y visión del fotógrafo? Cada lector podrá hacerse sus propias preguntas.
Canon EOS 7D Mark II, Canon EF 100-400 mm, F/4.5-5.6 L IS USM + 1.4 x III, 560 mm, 1/80 s, f/8, ISO 320.
Para aquellos a los que el concepto de interiorizar les suene como algo vago o inconcreto, conviene recordar que interiorizar un motivo significa adoptar una postura contemplativa, reflexiva y sensible. Ya sea como autores o como meros espectadores, nos será bastante útil incorporar alguna rutina de pensamiento como principio. Por ejemplo, podemos ir haciéndonos de forma progresiva una serie de preguntas sobre la base de tres criterios diferenciados:
•¿Qué veo? Buscaremos la respuesta más inmediata, un análisis meramente descriptivo.
•¿Qué pienso? ¿Qué siento? Responderemos con esas ideas, sensaciones o sentimientos que suscita en nosotros el motivo o escena.
•¿Qué me pregunto? Reflexionaremos sobre las dudas o incógnitas que se nos plantean.
Este camino nos ha de conducir a ese resultado que buscamos: una imagen de gran valor plástico o estético y que, además, encierre algo simbólico y nada evidente. Si algo diferencia a la fotografía poética, es esa capacidad de ser indicio de esa parte oculta que entraña toda realidad.
Fotografía y textualización
Por último, destacaremos la importancia que tiene el uso del texto en la obra fotográfica.
La textualización, que aquí entenderemos por todo lo referente a títulos, pies de foto, prólogos, manifiestos, etc., busca describir, orientar, sugerir, subrayar o contraponer nuestra obra. Es posible situar nuestras fotografías en determinado contexto y usar las palabras para darle una dimensión referencial o poética. Pero hemos de ser cuidadosos al mezclar dos medios expresivos, porque podría desvirtuar la imagen fotográfica, o como poco, sujetarla de tal forma que dejaría poco espacio para el observador. La imagen ha de predominar; necesitamos que sea sugerente y se prolongue así en la mente del espectador.

Manuel Lemos
Coro de niñas
Por su tratamiento menos formal, puede que esta fotografía consiga remitirnos a la imagen otoñal desde una perspectiva más sugerente. Un texto a pie de foto nos advierte de la presencia de un fenómeno visual asociativo. El título dirige nuestra mirada para proponernos una visión más poética y evocadora.
Canon 5D, Canon 70-200 mm, f/2,8, ISO100, f/4, 1/250 s.
Proyecto y dinámica de trabajo
Una vez que tenemos claro nuestros objetivos como fotógrafo de autor, debemos tener en cuenta una serie de decisiones y pasos a seguir para articular y llevar a buen término nuestro trabajo. Esto es, desde luego un largo y difícil camino, que empieza con una intención o el impulso de una idea. Esta iniciativa irá tomando forma con la incorporación de infinidad de variables y toma de decisiones. Revisaremos algunos aspectos decisivos en la elaboración de un proyecto fotográfico. Es bueno tener presente que estos aspectos no tienen que estar sujetos a un orden o jerarquía determinado; es aconsejable tenerlos siempre presentes y poder reconsiderarlos en cualquier momento del proceso.
Tanto en su concepción como en su planteamiento o desarrollo, hemos de manejar la idea o intención, mostrándonos abiertos y receptivos a estímulos, influencias y oportunidades.
Con idea y objetivo en mente, hemos de trabajar la imaginación y creatividad, esforzándonos en el estudio y la observación, alimentando la curiosidad e incorporando el juego como ejercicio creativo.
En algún momento hemos de definir cuestiones como temática, género o estética. Estas condicionan e intervienen decisivamente en nuestro intención y visión como fotógrafos.
Conviene tener siempre presente el enorme valor del lenguaje expresivo y narrativo de la fotografía. Hemos de buscarlo e incorporarlo, tanto a nuestra visión como a nuestra dinámica de trabajo.
Una de las áreas de mejora más importantes está en el ensayo y la experimentación. En esta línea serán de gran ayuda disciplinas como el método prueba-error o la autocrítica. También es bueno considerar la posibilidad de valorar la respuesta y la opinión de otras personas, familia, amigos o expertos, que nos aporten otras perspectivas. Esto posibilita nuevas preguntas y respuestas que facilitan un avance o reorientación de nuestro trabajo.
Debemos asumir ciertos riesgos y no escatimar esfuerzos que vayan dirigidos a perseverar, en una búsqueda constante acompañada de un proceso interno de reflexión.
Para facilitar el manejo y consolidación de un proyecto, muchas veces largo y complejo, nos será de gran ayuda el establecimiento de metas y objetivos. Podemos ir estableciendo algunas metas como la elaboración de un manifiesto personal o declaración de intenciones, la materialización de las obras, un porfolio o un dosier descriptivo.
Material que conformará nuestra carta de presentación para un posible mediador que haga viable la consolidación y difusión de nuestro proyecto.
A continuación, veremos algunos ejemplos de autores, cuya vocación y dedicación a la fotografía de naturaleza de autor, se materializa en sendos proyectos personales.
Proyectos donde podremos revisar y reconocer distintos modos de aplicación de todos los valores y conceptos que hemos desarrollado en este capítulo.

Un ejemplo de cómo abordar desde un principio la fotografía de autor está en mi trabajo Ecos de la Creación. Este proyecto editorial y expositivo vio la luz en el año 2005; fue el primero y marcó mis inicios en la fotografía de autor, Manuel Lemos. En una etapa muy temprana de mi trabajo fotográfico, empecé a compaginar mis dos grandes pasiones: naturaleza y fotografía, y casi de inmediato, me encontré atrapado en una doble actividad que me satisfacía plenamente. Ávido de conocimiento y nuevas experiencias, pronto empecé a sentir la necesidad de aprender más de la naturaleza y sus diversas manifestaciones. Paralelamente, mis conocimientos sobre la fotografía evolucionaban, sobre la base de la experimentación con nuevos formatos y técnicas y la búsqueda de referencias de otros artistas y fotógrafos. Después de unos años, mi archivo había crecido en número y calidad, y empecé a pensar en la posibilidad de proyectar una exposición de mi trabajo paisajístico. Mi intención era que las imágenes transcendieran lo meramente estético y comunicar mi respeto y devoción por la naturaleza; compartir esos momentos en los que el silencio, la luz o cualquier otra manifestación de la naturaleza te sorprende y te sobrecoge.

“Hay un libro siempre abierto para todos los ojos: la Naturaleza”. Jean Jacques Rosseau
Inspirado en esta famosa cita del gran pensador suizo, decidí organizar la exposición como si de un libro se tratara, con un manifiesto personal a modo de prólogo, capítulos con textos introductorios, e imágenes y pies de foto alusivos a la escena y a mi forma de sentirla e interpretarla. Esta idea maduró en mi cabeza y, como si de un guion se tratara, me llevó a buscar captar y plasmar en nuevas fotografías, esas nuevas ideas que se me iban ocurriendo. Influencias y referencias que han tenido también un papel decisivo en la concepción y desarrollo de este proyecto. Algunas decisivas, como el ya mencionado Ansel Adams, del que destaco su capacidad de aunar estudio, planificación, técnica y expresividad. Así como Ernst Hass, un fotógrafo que admiro por su sensibilidad y su vocación por experimentar nuevas formas de expresión. Su obra, La Creación, es uno de mis libros de cabecera; parte del concepto e incluso el título es en gran medida una referencia directa a esta obra. Finalmente Shinzo Maeda, por su uso del color y el gran formato, un trabajo que transmite frescura y naturalidad.
Las decisiones técnicas se basaron en criterios estéticos como alta definición, saturación y contraste para subrayar la transmisión emotiva. Para ello, las fotografías se realizaron sobre película diapositiva en color de medio y gran formato y se ampliaron a gran tamaño sobre papel químico cromogénico.

Fruto de la colaboración de dos reconocidos fotógrafos, David Santiago y Juan Tapia, y cimentado en un estudio previo basado en la experiencia perceptiva y la búsqueda de influencias fotográficas y pictóricas, este trabajo es un buen ejemplo de trayectoria artística y consolidación de proyecto en la fotografía de autor. Se percibe también en los autores una intención de búsqueda de nuevos caminos creativos y una voluntad de expresión personal y de comunicación con el espectador. Con una clara intención didáctica, los autores nos proponen nuevos métodos para desarrollar la creatividad, ilustrados con ejemplos destacables de su trabajo de autor; fotografías que expresan un lenguaje cercano a lo abstracto y lo pictórico, de fuerte impacto y sensibilidad. Un proyecto didáctico e inspirador.



En un momento de su trayectoria como fotógrafo de paisajes, Koldo Badillo, se ve inclinado a buscar en la naturaleza, una nueva estética y transcendencia un poco más alejada de lo formal. Fascinado por esa manifestación visual intrincada que nos ofrece el bosque, se plantea el reto de conjugar ese juego de contrarios (orden, complejidad, armonía y caos) y reformular así, estética y naturaleza. En un amplio estudio de referencias, el autor manifiesta encontrar coincidencias con el trabajo de otros fotógrafos, algunos de influencia definitiva, como Juan Santos Navarro y Christopher Burkett, que, lejos de desviarle de su idea, reafirman su postura e intención. El resultado es una exposición de 24 fotografías donde el autor establece al fin un diálogo entre una manifestación caótica del paisaje y la fotografía. Un recorrido laberíntico donde la mirada se pierde para descubrir una nueva forma de belleza.


Una obra donde Pedro Javier Pascual pone en evidencia un titánico esfuerzo. Un trabajo difícilmente realizable sin un estudio profundo del medio y del motivo, imprescindible para la elección de las localizaciones y sus posibilidades como escenario, y la captura de instantáneas de unas criaturas volátiles de comportamiento fugaz y esquivo, que exigen gran conocimiento y anticipación. Un trabajo que supone un gran desafío para el fotógrafo, que necesita incorporar nuevas pautas y técnicas sofisticadas. Las imágenes nos sorprenden y conmueven por su singularidad estética y su belleza. Pero a pesar del rigor de la técnica y la metodología, no deja de manifestarse una mirada personal. El autor interioriza y expresa un discurso entre la belleza del insecto, la magia de su vuelo, y el transcurso del tiempo. El ciclo vital y lo perecedero.


Un proyecto abierto con un planteamiento original, donde David Frutos Egea, paralelamente a una propuesta estética, formula una llamada de atención sobre la fragilidad de la vegetación de algunos ecosistemas pantanosos. Con el agua y la vegetación como principales protagonistas, reflexiona sobre el efecto que provoca el crecimiento desmedido del nivel del agua en el ecosistema, manifestado en la progresiva muerte de plantas y árboles. El agua, asociada a fuente de vida, es aquí sinónimo de muerte y desaparición. Fuertemente influenciado por el minimalismo en blanco y negro de fotógrafos como Michael Levin, Michael Kenna o Hengki Koentjoro, el autor recrea este escenario desde el romanticismo, donde plantas y árboles, emergen del agua envueltas en niebla, anunciando como canto de cisne su pronta desaparición.


Con este proyecto, Mario Suarez no solo persigue la belleza de la naturaleza a través de las aves, también nos quiere mostrar una obra que inspire desde una perspectiva más alejada de la fotografía clásica o documental. Partiendo de un trabajo de ensayo que busca una ruptura con la norma, no busca tanto describir como sugerir, no tanto la perfección como la emoción. Como él mismo manifiesta, su intención está fuertemente identificada con uno de sus principales referentes, el fotógrafo Elliot Erwitt y con una de sus reflexiones más reveladoras. Palabras que sirven de broche final para este capítulo.
“La fotografía es un arte de observación. Tiene poco que ver con las cosas que ves, y todo que ver con la forma en que las ves”. Elliot Erwitt


Textos:
Javier Alonso Torre (autor), Daniel Montero, Joaquín Fernández Caparrós, Fran Rubia, Juan Pixelecta, Juan Tapia
Javier Alonso Torre
La composición en la fotografía de naturaleza
AL FINALIZAR ESTE CAPÍTULO, HABRÁS APRENDIDO A:
•Conocer qué son la percepción y los estímulos visuales.
•Utilizar los elementos básicos de la imagen.
•Sintetizar y resaltar lo que se quiere mostrar.
•Cómo estructurar la fotografía de una forma estética.
•Dirigir la mirada del espectador.
•Aportar mayor impacto visual.
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