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Mi única súplica en estos capítulos sobre El Propio Sistema de la Biblia es que te quites tus lentes doctrinales y permitas que la Biblia hable por sí misma. Permite que se siente a juzgar tus propias presuposiciones. Considera si tal vez la Biblia tiene su sistema propio. En este capítulo procederemos a examinar el propio sistema de la Biblia con un poco más de detalle.
El sistema básico de los dos siglos abierto en las tres proposiciones del capítulo anterior puede ser optimizado y complementado con otro material del Nuevo Testamento. Los Estados Unidos de América usan satélites espías de alta tecnología para observar las bases de misiles de adversarios potenciales como China. Las fotografías que muestran la base entera pueden ser ampliadas por computadoras para mostrar detalles concretos de interés en la base de misiles. De manera similar, en este capítulo miraremos con más detalle el esquema bíblico de los dos siglos. Esta optimización de la doctrina bíblica de los dos siglos se puede presentar, de nuevo, por medio de tres afirmaciones.
Proposición 1:
Este siglo es y siempre será un siglo malo.
La proposición aquí es, en otras palabras, que el carácter básico de este siglo siempre será moralmente malo. Una serie de pasajes clave donde se usa la terminología de los dos siglos requiere esta conclusión. Lucas 16:8 habla de hombres malos como los hijos de este siglo y los contrasta con los hijos de luz. Marcos 10:30 enseña que aquellos que han dejado todo por Cristo deben esperar siempre persecuciones en este siglo. Mientras dure este siglo, la persecución será la suerte del verdadero cristiano. Romanos 12:2 es la exhortación de Pablo a no conformarse a este siglo. Este lenguaje asume claramente que este siglo siempre será un siglo malo. En 2 Corintios 4:4 se afirma que Satanás es “el dios de este siglo”. Es, por lo tanto, necesariamente malo. Gálatas 1:4 es la descripción de Pablo de este siglo como el “presente siglo malo” del cual los elegidos han de ser librados por la muerte de Cristo. Efesios 2:2 describe las vidas pasadas, perversas, de los creyentes efesios como “siguiendo la corriente de este siglo”14.
Pasajes tales como estos presuponen y asumen que este siglo presente es, y siempre será, malo. Si este no fuera el caso, podría llegar el día en que la persecución de los cristianos cesaría, cuando no sería malo conformarse a este siglo, cuando Satanás no sería su dios, cuando la descripción de Pablo de este siglo dejaría de ser verdad; y cuando uno podría andar conforme a la corriente de este mundo y ser justo. Todo esto, no obstante, desafiaría las implicaciones claras de estos pasajes.
Tales pasajes confrontan al Postmilenarismo con una grave dificultad. El Postmilenarismo enseña que el bien triunfa sobre el mal en este siglo. La justicia y la paz de este siglo vencen a la injusticia y el odio según el Postmilenarismo. Los postmilenaristas pueden matizar su enseñanza diciendo que ellos no creen que este siglo llegue a ser perfecto o que cada hombre será convertido. Con todo, no obstante, su opinión continúa siendo que en sustancia, el bien triunfa sobre el mal en este siglo. Cuando la Biblia, no obstante, asume que este siglo (que termina, como hemos visto, solamente con la Segunda Venida de Cristo) es y siempre será malo, enseña algo que claramente contradice al Postmilenarismo.

Proposición 2:
Este siglo está en sus últimos días
Una serie de pasajes que usan la terminología de los dos siglos expresan claramente que este siglo está en sus últimos días. Vemos que 1 Corintios 2:6 enfatiza esto por el uso del tiempo presente: “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una sabiduría no de este siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van desapareciendo” (LBLA). Esto es paralelo a la afirmación de 1 Juan 2:17: “Y el mundo pasa (lit. está pasando), y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. Compárese el versículo 8 del mismo capítulo: “Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra.” La misma implicación está presente en Hebreos 9:26, “De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado”. De la misma manera 1 Corintios 10:11 dice, “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.”
Desde la venida de Cristo y Su resurrección, este siglo ha estado en sus últimos días. Está en el proceso de desaparecer. En algunos círculos es muy popular ridiculizar a aquellos cristianos que continuamente declaran que estamos en los últimos días. Con todo, es cierto que desde la primera venida de Cristo este siglo está en sus últimos días. A los cristianos se les enfatiza que esta realidad tiene implicaciones solemnes y prácticas para su vida diaria. Existe un peligro al ridiculizar a aquellos que malinterpretan el Nuevo Testamento en este punto y enseñan perspectivas extremistas de la inminencia del regreso de Cristo. Nosotros mismos debemos de tener cuidado de no perder un cierto sentido de la cercanía del regreso de Cristo. Si perdemos este sentido, perdemos un énfasis práctico importante de la escatología del Nuevo Testamento.

Proposición 3:
Las grandes realidades del siglo venidero han irrumpido y están operativas en este siglo.
El énfasis del Nuevo Testamento que complementa de manera más sorprendente o que optimiza nuestro entendimiento de la estructura de los dos siglos de la historia redentora es que las grandes realidades del siglo venidero, de alguna manera, han irrumpido y están operativas en este siglo. El pasaje más claro aquí es Hebreos 6:4-6:
Porque en el caso de los que fueron una vez iluminados, que probaron del don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, que gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, pero [ después] cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y lo exponen a la ignominia pública. (LBLA)
El término “poderes”, usado aquí es uno de los términos técnicos en el Nuevo Testamento para milagros. De este modo, la referencia aquí es a los dones de señales milagrosas que acompañaban a la 6 - EL PROPIO SISTEMA DE LA BIBLIA - EL ESQUEMA OPTIMIZADO predicación del evangelio al principio de la era del evangelio. Estos dones de señales anunciaban la venida del reino y la irrupción del siglo venidero. Por tanto, en la presencia de estos dones de señales hay un anuncio de la inauguración del siglo venidero.
Esto sugiere la siguiente ecuación: El Siglo Venidero = El Reino de Cristo. Puesto que el reino de Cristo ya ha comenzado (Heb. 2:9; Ef. 1:21), el siglo venidero, en algún sentido, debe haber comenzado también.
Otros énfasis del Nuevo Testamento apoyan esta afirmación. El siglo venidero es el siglo de la resurrección (Luc. 20:34-36). No obstante, la resurrección ya ha comenzado. Cristo es los primeros frutos de la resurrección (1 Cor. 15:20-23):
Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.
Esta es la explicación para la fraseología peculiar de Hechos 4:2: “resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos”. Aquí se puede añadir otro concepto bíblico paralelo. De la misma manera que este siglo es el siglo de la antigua creación, así mismo el siglo venidero es el siglo de la nueva creación. En un sentido matizado, no obstante, la nueva creación ya ha sido inaugurada.
2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
Gálatas 6:15 “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.”
El diagrama siguiente ilustra la superposición o imbricación de los siglos15.

Puede parecer que las proposiciones suplementarias estudiadas en este capítulo complican el esquema básico del capítulo anterior. No obstante, una ilustración puede clarificar cualquier dificultad. Piensa en una pareja joven que están casados y deseando tener hijos. Después de varios años continúan firmes en ese propósito, pero mes tras mes no trae resultados. Finalmente, después de una visita al médico, la esposa anuncia la gran noticia: “¡Esposo, estoy embarazada!” ¡El futuro ha llegado! ¿Pero, ha llegado? Pasa una semana y no hay muchos cambios. Aún queda ese largo período de gestación, antes de que puedan sostener a ese pequeño en sus brazos.
Hay, por supuesto, señales crecientes de que algo está sucediendo: la habitación del bebé es redecorada. La barriguita de Mamá se va haciendo cada vez más grande. Los nervios de Papá se aumentan según se acerca el gran día. Pero a pesar de todo esto no hay una realidad visible. No hay un bebé que arrullar en los brazos. Eso mismo ocurre con el siglo venidero y el reino de Dios. El siglo venidero ha venido en ciertas maneras sutiles pero significativas, pero no ha venido en una realidad externa y gloriosa. De la misma manera que hay una superposición de las épocas en la historia de esta familia, lo mismo ocurre en la historia del mundo. Ahora mismo la historia está embarazada con el siglo venidero.
Esta perspectiva general de la doctrina bíblica de los dos siglos y especialmente la superposición de los dos siglos tiene una amplia importancia práctica y doctrinal para los cristianos. En línea con mi llamado a una escatología del evangelio en el primer capítulo, permíteme proveer unas pocas ilustraciones del significado práctico, del evangelio, de este esquema de la escatología.
Este esquema explica mucho sobre el carácter en dos etapas de la salvación. Explica, en otras palabras, por qué la Biblia habla constantemente de la salvación en términos de ya y todavía no. Por todas partes la Biblia asume el carácter en dos etapas de la salvación: Justificación (Rom. 5:1; Mat. 12:37), adopción (Rom. 8:14-16; con el versículo 23 del mismo capítulo y también Gál. 4:4-6 con Ef. 4:30), y redención (Ef. 1:7 con 4:30), vida eterna (Juan. 3:36; Mat. 25:46), descanso (Mat. 11:29; Heb. 4:9-11) junto con muchas otras de las otras realidades bíblicas asociadas con la salvación, se puede hablar de ellas como de realidades pasadas tanto como de bendiciones futuras. Esto es así porque el siglo venidero que trae la salvación se desarrolla en dos etapas. Existe una superposición de este siglo y el siglo venidero.

Una de las muchas aplicaciones prácticas de esto para los cristianos es el poner de relieve la necesidad de perseverar en la vida cristiana para vida eterna. La mayor parte de los creyentes evangélicos no entienden la necesidad de la perseverancia porque piensan en la salvación sólo en términos de algo que ya tienen. No obstante, según el Nuevo Testamento, también es algo que aún han de recibir. De ahí que, venga la exhortación a los cristianos (que según Mat. 11:28-30 ya han recibido a Cristo como su descanso) de que deben ser diligentes para “entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia” (Heb. 4:11).
Este esquema también explica la tensión ética en la vida del cristiano. A muchísimos cristianos se les enseña a buscar experiencias que les librarán de la tensión de vivir en el período de la superposición de los siglos. Quieren en esta vida una vida superior, o una vida más profunda, o una vida victoriosa, o una segunda bendición, o un bautismo del Espíritu que en efecto les saque de la contradicción, del pesar, y de la prueba de este siglo. No obstante, el único camino por el cual el cristiano puede escapar de la batalla con el pecado y el pesar en este siglo es partir de este siglo. Debe, o bien morir e ir al cielo, o entrar, en el regreso de Cristo, en el siglo venidero. La enseñanza que promete el cese del conflicto y de la prueba en esta vida no es amiga del cristiano.
Esta estructura bíblica nos advierte de que en este siglo no hay una bendición que no vaya seguida de una prueba, ningún gozo que no vaya seguido de un pesar; y ninguna victoria final sobre el pecado remanente. Los cristianos deben ser conscientes del síndrome de la cumbre de la montaña. En este siglo no existe el permanecer siempre en la cumbre de la montaña. Debemos siempre regocijarnos con temblor. Cuando los cristianos dejan de buscar en esta vida una experiencia que la Biblia nunca les promete, estarán preparados adecuadamente para disfrutar las bendiciones que Dios les da en esta vida y no buscarán algo más en las bendiciones que nunca van a encontrar. También estarán preparados para afrontar la realidad de la vida cristiana como es debido, pelear la buena batalla de la fe, acabar la carrera, y correr de la manera adecuada para ganar.

Este esquema también explica mucho sobre el futuro de la iglesia. No debemos esperar una edad de oro antes del regreso de Cristo. Eso es una negación del carácter de este siglo. Pero tampoco debemos ser “pesimilenaristas” y no ver otra cosa que apostasía para la iglesia visible. Eso también es una negación de la superposición de los siglos. La iglesia es animada por las poderosas realidades del siglo venidero que ya han irrumpido en el mundo con la primera venida de Cristo. Aquellos que le dicen a la gente que no “abrillanten los dorados” en el barco que se hunde de la iglesia están trágicamente equivocados. Aquellos que enseñan que esta dispensación de la iglesia (como cualquier otra dispensación) acabará sin duda en fracaso y apostasía están equivocados. Estos debilitan las manos de los verdaderos cristianos en la labor ordenada por Dios de edificar la iglesia de Cristo. Tanto los pesimistas sombríos como los optimistas soñadores tienen perspectivas desequilibradas de las perspectivas futuras de la iglesia. La perspectiva bíblica entiende la superposición de los siglos y equilibra estas perspectivas diferentes en un optimismo realista.

Observaciones Finales
Esta exposición de El Propio Sistema de la Biblia comenzó con la intención de mostrar que un estudio del lenguaje claro, de los pasajes literales, y de las verdades generales de la Biblia resuelve muchas de las grandes dificultades y mucha de la profunda confusión sobre la escatología bíblica. Desde las afirmaciones, claras, literales y generales de la Biblia hemos aprendido una perspectiva de la historia y especialmente de la historia futura que es simple en su naturaleza y al mismo tiempo profunda en sus implicaciones. Esta estructura bíblica, simple, de la historia de la redención es poco hospitalaria tanto para el premilenarismo como para el postmilenarismo. También arma al creyente con un realismo bélico optimista con el que pelear la buena batalla de la fe en este período de superposición de los siglos. Finalmente, El Propio Sistema de la Biblia proyecta una luz asombrosa sobre el significado y la enseñanza de la Biblia en asuntos que van más allá de lo que con frecuencia se consideran los confines estrictos de la escatología. El lector debe juzgar por sí mismo, pero el escritor siente que la intención de estos estudios sobre El Propio Sistema de la Biblia ha sido cumplida.
Capítulo 7
La Línea Divisoria
- El Juicio General
El Día del Juicio es un asunto inmensamente importante y práctico en el estudio de la escatología. Es una cuestión que es sujeto de una amplia revelación en la Biblia. El término “día” como referencia al día del juicio ocurre 58 veces en el Nuevo Testamento. Es un punto fundamental, un principio elemental, de la enseñanza Cristiana (Heb. 6:1-3). Una vez más, permítaseme enfatizar que para establecer el sistema bíblico de profecía no vamos a ir a los detalles de la escatología ni a los asuntos bíblicos marginales.
El siguiente tratamiento, no obstante, no tiene la intención de ser un estudio exhaustivo del día del juicio. Nuestro interés está simplemente en cómo el juicio general clarifica el sistema de escatología que se enseña en la Biblia. Lo que estamos preguntando es cómo nos ayuda esta doctrina a escoger entre los distintos sistemas escatológicos que compiten por nuestra lealtad.
La tesis de este capítulo es que habrá un juicio de todos los hombres vivos o muertos, justos o injustos, que ocurrirá en la segunda venida de Cristo y que dará como resultado la vida eterna o el castigo eterno. Esta tesis tiene tres puntos. El alcance del juicio es todos los hombres vivos y muertos. El tiempo del juicio es la Segunda Venida de Cristo. Los resultados de este juicio son la vida eterna o el castigo eterno.16
En los capítulos precedentes consideramos todo el tiempo al considerar los dos siglos. En este capítulo estrechamos nuestro enfoque a la línea divisoria entre los dos siglos. Si la tesis mencionada anteriormente puede ser establecida, tendrá un impacto tremendamente clarificador en nuestro sistema de escatología. Si el juicio ocurre en la segunda venida, es absolutamente universal, y da como resultado el estado eterno, esto corroborará poderosamente muchas de las conclusiones a las que hemos llegado en los capítulos precedentes.
Nuestra metodología no será un intento de inspeccionar los amplios materiales bíblicos, sino tomar los tres pasajes clásicos que tratan de manera más extensa el asunto.17 Esos pasajes son:
I. Mateo 25:31-46
II. Romanos 2:1-16
III. 2 Pedro 3:1-18
I. Mateo 25:31-46
31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,
32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;
36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor,
¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?
38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?
39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?
40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;
43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.
44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor,
¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?
45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.
46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
No puede haber ninguna duda real sobre el tiempo del juicio descrito en este pasaje puesto que el versículo 31 comienza con las palabras: “cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con Él.” Esto es una referencia clara a la segunda venida de Cristo. Todo el contexto precedente del sermón del Monte de los Olivos confirma esta referencia a la segunda venida de Cristo como su tema constante (24:3, 14, 27, 30, 31, 37, 42, 46, 50; 25:6, 10, 13, 19).
Los resultados son afirmados claramente en el v. 46. Son la vida eterna y el castigo eterno. Este lenguaje en este contexto se refiere claramente a las condiciones escatológicas permanentes del estado eterno y asume, por supuesto, que tanto los justos como los malos están en una condición resucitada.
Es difícil plantear preguntas significativas sobre el tiempo o las consecuencias del juicio de Mateo 25:31ss. No obstante, otras interpretaciones alternativas han tratado de sugerir que este juicio debe ser entendido – no como un juicio general, sino – como un juicio limitado en su alcance. Por supuesto, incluso aquí el lenguaje del pasaje carga el peso de la prueba de tales interpretaciones. Mateo 25:32 parece claro cuando dice que serán reunidas delante de Él todas las naciones. No obstante, las interpretaciones Premilenaristas han tratado de limitar de alguna manera la referencia a todas las naciones.
Claramente, el asunto clave aquí es el significado de la frase, todas las naciones. ¿Incluye a la nación judía o se refiere exclusivamente a los gentiles? La frase “todas las naciones” debe entenderse, en primer lugar, por medio de su contexto en Mateo. En Mateo la palabra naciones, cuando se usa por sí misma en plural (como aquí) designa a las naciones gentiles, e incluso puede traducirse como los gentiles (6:32; 10:5, 18; 12:18, 21; 20:19, 25). No obstante, el caso es muy diferente con la terminología todas las naciones. Esto ocurre en otros tres lugares (Mat. 24:9, 14; 28:19). Cuando Mateo 24:9 habla de que los discípulos de Cristo son aborrecidos “por todas las naciones”, hay buenas razones para considerar esta frase como incluyendo a la nación judía. El énfasis contextual sobre la destrucción de Jerusalén y la nación judía apóstata hace extremadamente improbable que debamos excluir a los judíos de aquellas naciones que aborrecen y persiguen a los discípulos de Cristo. Esta frase se usa en Mateo 24:14 y en el 28:19 para designar el ámbito universal de la misión evangelística de la iglesia. Este ámbito ciertamente incluye a los judíos (Hch. 1:8; Rom. 1:16, 17).
El pasaje paralelo de Mateo 28:19 deja muy claro este hecho, Lucas 24:46-49:
46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.