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Primera edición: enero, 2011
© Ricardo Yáñez, 2011
© De la selección, Sergio Luna,
Moisés Ramírez, Antonio Riestra y
Ricardo Yáñez, 2011
© Vaso Roto Ediciones, 2011
España – México
c/ Alcalá 85, 7º izda. Madrid 28009
Gruta Azul 147, Col. Valle de San Ángel
San Pedro Garza García, N.L. 66290
vasoroto@vasoroto.com
www.vasorotoediciones.blogspot.com
Diseño de colección: Josep Bagà
Dibujo de portada: Víctor Ramírez
Al cuidado de la edición: Jeannette L. Clariond
y Martín López-Vega
Quedan rigurosamente prohibidas sin la
autorización de los titulares del copyright, bajo
las sanciones establecidas por las leyes, la
reproducción total o parcial de esta obra por
cualquier medio o procedimiento.
ISBN México: 978-607-7577-68-3
ISBN España: 978-84-15168-04-1
eISBN: 978-84-12293-72-2
Ricardo Yáñez
Antología preparada por Sergio Luna,
Moisés Ramírez y Antonio Riestra
con alguna colaboración del autor.
Poema introductorio de Raúl Bañuelos.

ÍNDICE
A RICARDO YÁÑEZ DE RAÚL BAÑUELOS
NUEVA ESCRITURA SUMARIA
Si me emborracho pienso en ti…
A veces es una araña la palabra amar…
Baccatum monile
Supe de ti, de tu sudor…
Hay un hombre que camina…
Viajo, amor, en tus ojos…
Oí tu voz…
He vuelto al mar…
No sé quién soy, si voy o vengo o llego…
Te fuiste y de tus ojos sonreidores…
Eran las golondrinas y los días…
Una mujer a la que podría haber amado…
Soneto de las preguntas
No sé si sonreír o nada más…
Té para dos. Iba mi padre…
Soy solo el tiempo…
No soy la flauta…
Es como luz y es aire y es mirada…
Dime la soledad que te ilumina…
Voz
Canción de las coplas sueltas
Viene un viento de luz, sopla…
Que el árbol cuyo nombre…
Hoy caminé por calles, por distintas calles…
Al estallido…
Entre los limonares…
Fui solamente…
El mejor modo de mirar las estrellas…
Las tuercas giraban con minuciosidad…
Soy un cangrejo naufrago entre esqueletos…
Sólo es un rumor…
Giro la perilla abro…
Hay días en que no quisiera abrir la puerta…
La medida
Para venir a ser, hay que dejar de ser…
La complejidad no lleva…
Juego
Echó un poco de sal en su corbata…
Café chino
El perro siente…
Flaco como era él se conducía…
El valiente
Resanaron con yeso las paredes…
Una vez…
Hijo ni que no me conocieras…
Mi abuela se llamaba María Félix…
La fuente de la voz no es una voz…
Soneto nocturnal
Si las palabras dicen una cosa…
Quise hacer del soneto mi maestro…
Todo por no escribir cuando se debe
Qué tal si me decido a ser el dueño
En un silencio a pájaros comprende…
Tenemos que rodear este tiempo de pájaros…
Aunt E.
Miro, Judith, tres pájaros, ya cuatro…
Si alguien me dijera que esto es una lluvia…
Muy gallito ese güey muy pinche gallo…
La gata
A aquel hombre lo procuraban…
El taxista que canta…
Pon debajo de tu cama una caja…
Muñeca de cartón, Rosita, Juana…
Frágil llama predilecta…
En lo alto del muro caminaba el hombre…
No dejes, pero no impidas…
Yaraví del que se va
Como el granado…
Canciones en melancólico inglés…
Soneto para un descanso
En mi frente aparecen frente a frente…
De mar descansa…
La mojarra
El naranjo
Como en sordina…
Casa de luz…
A la sombra de un gorrión
Pudiera acaso ser la luz…
El músico
La soledad no sabe…
Mi soledad de mí ya se vacía…
Era una flauta y era…
Era la sombra buena…
El violinista
Que al igual que la Venus…
Su corazón es una música…
La oaxaqueña
La suata
Coplas de la María Teresa
La calladita
Si no amor soy entonces…
Bossanova
He sabido de ti…
¿Cómo se calla…
La Lupe
Una estrella en el fondo del cielo…
Tema de vals
Cabeza romana
Yo sé que el amor existe…
A Federico Campbell
y Juan Villoro, naturalmente;
a Luis Cortés Bargalló, también.
A mis hermanos todos.
A Ricardo Yáñez de Raúl Bañuelos
Ni lo que dice,
lo deja ser
antes del decir.
No deja de ser
antes del habla.
No deja el hablar
antes de ser.
Y ni lo que calla
lo deja de no decir
el ser.
Ni lo que digo dice
el cristal con que lo dice.
Cada vez el habla
deja de ser
cuando cada vez
es.
Lo que digo del poeta
lo dicen sus poemas
en lo que voy diciendo.
Y dicen gracias.
En su poesía dice ni lo que dice.
Pues allí da su voz
lo poético de la poesía.
Más y menos, escucho
más: porque nos llevan lejos
de sí consigo.
Y menos: porque no hay ninguna
explicación que precise cuando
menos un poco de lo que
ni dicen.
Es más mucho no decir
que decirlo todo.
Es un decir:
¿Cómo es decirlo todo
y no decirlo?
Es más poquito tanto
que se había quedado
en el tintero
de la tinta blanca
que lo que dentro
pinta.
La voz de quien de verdad
canta, va cantando
al canto
donde ni lo
que digo canta.
RAÚL BAÑUELOS
SI ME EMBORRACHO pienso en ti.
Si me viene el amor a las palabras, a los ojos, al llanto,
a los cigarros alas, al tequila sauza,
¿en quién voy a pensar?
Hay un Ricardo Yáñez que me pega, que todo el día me pega,
y hay un Ricardo Yáñez que te ama. Ése es el bueno.
A VECES ES una araña la palabra amar
una araña en las vigas de la casa
y uno es la mosca la tonta mosca
A veces el amor es una aspirina
vieja olvidada en el botiquín
y uno no el dolor de cabeza sino el aburrimiento
A veces el amor es una botella de tequila
escondida en el fondo del ropero
y uno la mano oscura y el trago rápido.
Baccatum monile
Olvida, si pudieras, aquel collar de perlas
que desnudo
tu cuerpo acarició, y olvida el vino
de la voz que en tu vientre y tu mirada
anduvo haciendo sus deberes,
el murmullo de árboles
inmenso y silencioso
que nos solía rodear cuando el abrazo
donde no convenía, el calor que sudamos
en el cuarto derruido, olvida
del amor
lo que amor dijo, lo que fue
del amor, deja atrás
toda vida que fue vida, regrésate
a tu vida.
SUPE DE TI, de tu sudor, de las rosas dispersas de tus senos,
supe de tus palabras, abrevadas casi recién salidas de tu boca;
supe de la canción que nos decía como a la sombra
de un muy extenso árbol, luminoso tal vez por el lenguaje de los pájaros.
Supe de los silencios de tus ojos, a veces desvaídos y otras veces rezumando dulzor;
supe del tiempo tuyo, en que he aprendido la música del mío, de mi tiempo, de mis contradictorios muchos tiempos
cuyo concierto y orden nunca hubiera sabido
de no ser en tus brazos, de no entender el arpa de mi espalda gracias a la llovizna de tus dedos.
Supe de la encendida veladora a que baja a beber la golondrina que llamamos amor.
Supe saberme nube, barca, estallido de ola;
supe saberte flauta, tierra para macetas, pisada de venado;
supe sabernos álamo en un vaso, su coruscante plata rumorosa
acallar hasta hallar la claridad en la que nos decíamos, qué violín el decirlas,
las prístinas zonceras de todos los amantes, de los recién amados.
Supimos circular la misma sangre en dos cuerpos distintos,
anduvimos la colcha como un lago, la cama como un río,
la ciudad como un cuarto en que no falta nada
salvo el amor que falta, siempre falta, para que nada falte en el amor.
HAY UN HOMBRE que camina
jornadas jornadas largas
por oír pulsar el viento
las arpas de tus ventanas
hay un hombre que se moja
de lluvia hasta las entrañas
por ver cómo tú te asomas
corroída por las aguas
a oír entreverar el viento
sus manos en tus ventanas
hay un hombre que camina
y se llega hasta tu casa
y te descuartiza a besos
sin que puedas hacer nada
y a besos te reconstruye
lejos de toda mirada
hay un hombre que camina
jornadas jornadas largas
hay un hombre que se moja
de lluvia hasta las entrañas
VIAJO, AMOR, EN tus ojos,
en la luz de tus ojos, amor, viajo,
en el paisaje de tus ojos.
Subo las escaleras de tus ojos,
desciendo sus barrancas,
miro pasar parvadas en tus ojos.
Ando, amor, en tus ojos, por tus ojos,
que hace tiempo no ven
que vivo en ellos.
OÍ TU VOZ,
a 600 y tantos kilómetros de distancia oí tu voz,
y todo fue clarísimo
en el día más contaminado de la ciudad de México.
HE VUELTO AL mar
y no estoy en el mar
sino en tus ojos.
He vuelto al mar
y no estoy en el mar
sino en el tiempo de tus ojos.
He vuelto al mar.
Me he vuelto el mar, amor,
pero en tus ojos.
NO SÉ QUIÉN soy, si voy o vengo o llego
o parto o si me quedo aquí tranquilo
deshilando nomás hilo tras hilo
un lenguaje que no es lenguaje, es juego.
No sé quién soy, por más golpes de ciego
que me den o que dé, cómo destilo
lo esencial de mi ser, pierdo el estilo,
el tiempo, el pie, nomás, nomás la riego.
Qué sé yo del amor y de su estrella
en cuyo resplandor, ay, me perdía
cuando perderme aún tan bien sabía.
Qué sé yo del amor que todo sella
si quise ser amor, vana porfía,
y aún no sé quién soy y aún me guía.
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