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Se llaman contrarias las cosas de géneros diferentes que no pueden coexistir en el mismo sujeto; y las que se diferencian más dentro del mismo género; las que se diferencian más en el mismo sujeto; las que se diferencian más entre las cosas sometidas a la misma potencia; por último aquellas cuya diferencia es considerable, ya absolutamente, ya genéricamente, ya bajo la relación de la especie. Las demás contrarias son llamadas así, las unas porque tienen en sí mismas los caracteres de que hablamos, las otras porque admiten esos caracteres, y otras porque, activas o pasivas, agentes o pacientes, toman o dejan, tienen o no estos caracteres y otros de idéntica naturaleza.
Ya que la unidad y el ser se entienden de muchas maneras, se infiere de aquí necesariamente, que sus modos se hallan en el mismo caso; y entonces es necesario que la identidad, la heterogeneidad y lo contrario varíen en las diversas maneras de considerar el ser y la unidad.
Se denominan cosas de especies diferentes, aquellas que, perteneciendo a idéntico género, no pueden sustituirse mutuamente; las que siendo de idéntico género, poseen una diferencia; y aquellas cuyas esencias son contrarias. Existen también diferencia de especie en los contrarios, ya en todos los contrarios, ya solo en los contrarios primitivos, e igualmente en los seres que tienen la última forma del género, cuando sus nociones esenciales no son las mismas. Así el hombre y el caballo son en verdad indivisibles por el género, pero hay diferencia entre sus nociones esenciales. Finalmente, los seres cuya esencia es la misma, pero con una diferencia, pertenece a especies diferentes.
La identidad de especie se entiende de todos los casos contrarios a los que acabamos de enumerar.
Parte XI
Anterioridad y posterioridad se denominan en ciertos casos a la relación con un objeto considerado en cada género como primero y como principio; es el más o el menos de proximidad a un principio determinado, ya absolutamente y por la naturaleza misma, ya relativamente a alguna cosa, sea en cualquier punto, sea bajo ciertas condiciones. Así por ejemplo, en el espacio lo anterior es lo que se encuentra más próximo a un lugar determinado por la naturaleza, como el medio o la extremidad, o tomado al azar; y aquello que se halla más distante de este lugar es posterior. En el tiempo, lo anterior es en primer lugar lo que se encuentra más lejano del instante actual. Así ocurre respecto a lo pasado. La guerra de Troya es anterior a las guerras médicas, porque se halla más lejana del instante actual. Después entra lo que está más cercano a este mismo instante actual. El porvenir está en este caso. La celebración de los juegos Nemeos será anterior a la de los juegos Picos, porque se encuentra más próxima al instante actual, tomando el instante actual como principio, como cosa primera. Con relación al movimiento, la anterioridad pertenece a lo que está más próximo al principio motor; el niño es anterior al hombre. En este caso, el principio se encuentra determinado por su naturaleza. Con relación a la potencia, lo que tiene la prioridad es lo que excede en poder, lo que puede más. De este género es todo ser a cuya voluntad se ve precisado a someterse otro ser, que es inferior, de tal forma que este no se ponga en movimiento si el otro no lo mueve, y que se mueva dándole el primero el movimiento. En este caso, la voluntad es el principio. Por lo que atañe al orden, la anterioridad y la posterioridad se entienden en vista de la distancia regulada relativamente a un objeto determinado. El bailarín que sigue al corifeo es anterior al que se encuentra en tercera fila; y la penúltima cuerda de la lira es anterior a la última. En el primer caso el corifeo es el principio; en el segundo es la cuerda del medio.
Se trata de un punto de vista de la anterioridad. Existe otro: la anterioridad de conocimiento; anterioridad que es absoluta. Pero existen dos órdenes de conocimiento: el esencial y el sensible. Para el conocimiento esencial, lo universal es lo anterior, así como lo particular para el conocimiento sensible. En la misma esencia, el accidente figura anterior al todo; lo músico es anterior al hombre músico, porque no podría haber todo sin partes. Y sin embargo, la existencia del músico no es posible, si no existe alguien que sea músico. La anterioridad se entiende, finalmente, de las propiedades de lo que es anterior; la rectitud es anterior a lo bruñido; porque la una es propiedad esencial de la línea, el otro es una propiedad de la superficie.
Existe, pues, la anterioridad y la posterioridad accidentales, y las de naturaleza y esencia. La anterioridad por naturaleza no posee por condición la anterioridad accidental; pero esta no puede nunca existir sin aquella; distinción que Platón ha establecido. Por otra parte, el ser posee muchas acepciones: lo que es anterior en el ser es el sujeto; y así la sustancia posee la prioridad. Desde otro punto de vista, la prioridad y la posterioridad se refieren a la potencia y al acto. Lo que existe en potencia es anterior; lo que existe en acto, posterior. De este modo, en potencia, la mitad de la línea es anterior a la línea entera, la parte al todo, la materia a la esencia. Pero en acto las partes son posteriores al todo, porque después de la disolución del todo, es cuando existen en acto.
Todo lo que existe anterior y posterior entra, bajo cualquier punto de vista, en estos ejemplos. Por consecuencia, bajo la relación de la producción es posible que ciertas cosas existan sin las otras; y de este modo el todo será anterior a las partes; bajo la relación de la destrucción, por lo contrario, la parte será anterior al todo. Lo propio ocurre en todos los demás casos.
Parte XII
Poder o potencia se entiende del principio del movimiento o del cambio, colocado en otro ser, o en el mismo ser, pero en tanto que otro. Así el poder de construir no se halla en lo que es construido; el poder de curar, por lo contrario, puede hallarse en el ser que es curado, pero no en tanto que curado. Por poder se comprende, ya el principio del movimiento y del cambio, colocado en otro ser o en el mismo ser en tanto que otro; ya la facultad de poder ser cambiado, puesto en movimiento por otra cosa o por sí mismo en tanto que otro: en este sentido se trata del poder de ser modificado en el ser que es modificado. Así es que a veces decimos que una cosa posee el poder de ser modificada, cuando puede lograr una modificación cualquiera y a veces también cuando no puede conseguir toda especie de modificaciones, y sí solo las mejores. Poder se afirma también de la facultad de hacer bien alguna cosa, o de hacerla en virtud de su voluntad. De los que tan solo andan o hablan, pero haciéndolo mal, o de distinto modo de como desearan, no se dice que tienen el poder de hablar o de andar. Poder se entiende asimismo en el sentido de tener la facultad de ser modificado.
Por otra parte, todos los estados en los que no puede experimentar absolutamente ninguna modificación, ningún cambio, o en los que no se experimenta sino difícilmente una modificación para mal, son poderes; porque se observa uno roto, estropeado, maltratado, en suma, destruido, no como consecuencia de un poder, sino por falta de poder, y porque falta algo. Los seres que se encuentran al amparo de estas modificaciones son los que no pueden ser mudados sino difícilmente, ligeramente, porque se encuentran dotados de una potencia, de un poder propio, de un estado particular.
Estos son los diversos significados de poder o potencia. Poderoso debe ser por tanto en primer lugar lo que posee el principio del movimiento o del cambio; porque la facultad de producir el reposo es una potencia que se encuentra en otro ser o en el mismo ser en tanto que otro. Poderoso se refiere igualmente a lo que tiene la facultad de ser cambiado por otro ser; en otro sentido, es la facultad de mudar otro objeto, o para mejorarlo o para empeorarlo. En efecto, lo que se destruye parece tener la potencia de ser destruido; porque no podría ser destruido si no tuviese esta potencia; es necesario que tenga en sí alguna disposición, causa y principio de una modificación semejante. Así se afirma en un sentido que un objeto es poderoso en virtud de sus propiedades; y en otro, que es poderoso como consecuencia de la privación de ciertas propiedades. Pero si la privación misma es una especie de propiedad, será uno poderoso siempre por causa de una propiedad particular.
Lo propio ocurre con el ser en general; es poderoso, porque posee ciertas propiedades, ciertos principios; lo es igualmente por la privación de estas propiedades, si la privación misma es una propiedad. Es poderoso en otro sentido, en cuanto el poder de destruirle no se encuentra ni en otro ser, ni en él mismo en tanto que otro. Por último, todas estas expresiones quieren decir que una cosa puede hacerse o no hacerse, o que puede hacerse bien. De este último género es el poder de los seres inanimados, de los instrumentos; bajo esta condición del bien se afirma que una lira que puede producir sonidos; y se afirma de otra que no puede, cuando no posee sonidos armoniosos.
La impotencia es la privación de la potencia, la falta de un principio como el que acabamos de explicar, falta absoluta o falta de un ser que debería por naturaleza poseerla, o en la época en que según su naturaleza debería hacerlo. No se coloca en el mismo concepto que el niño y el eunuco son impotentes para engendrar. Además, a cada potencia se opone una impotencia particular, igual a la potencia simplemente motriz como a la que produce el bien. Impotente se entiende con relación a la impotencia de este género, y también se considera en otro sentido. Se trata de lo Posible y de lo Imposible. Lo imposible es aquello cuyo contrario es absolutamente verdadero. Y así, es imposible que la relación de la diagonal con el lado del cuadrado sea medible, porque es falso que lo sea: no solamente lo contrario es verdadero, sino que es necesario que esta relación no se puede medir, y por consiguiente, no solo es falso que la relación en cuestión sea medible, sino que esto es necesariamente falso. Lo contrario de lo imposible es lo posible, que es aquello cuyo contrario no es necesariamente falso. Y así, es posible que el hombre esté sentado, porque no es necesariamente falso que no esté sentado. Posible, en un sentido significa como acabamos de explicar, lo que no es necesariamente falso; en otro, es lo que es verdadero o, más bien, lo que puede serlo.
Solo metafóricamente utiliza la Geometría la palabra potencia; la potencia en este caso no es un poder real. Pero todas las acepciones de potencia en tanto que poder, se refieren a la primera potencia, es decir, al principio del cambio colocado en otro ser en tanto que otro.
Las demás cosas se consideran posibles o potentes, las unas porque otro ser tiene sobre ellas un poder de este género; las otras, por lo contrario, porque no se hallan sometidas a este poder; y otras porque este poder posee una naturaleza determinada. Lo propio ocurre con las acepciones de impotencia o de imposible; de manera que la definición de la potencia primera es: Principio del cambio colocado en otro ser en tanto que otro.
Parte XIII
Cantidad se define como lo que es divisible en elementos constitutivos, de los que alguno, o todos, es uno y poseen por naturaleza una existencia propia. La pluralidad se trata de una cantidad cuando puede contarse; una magnitud cuando puede medirse. Se denomine pluralidad lo que es en potencia divisible en partes no continuas; magnitud lo que puede dividirse en partes continuas. Una magnitud continua en un solo sentido, se denomina longitud; en dos sentidos, latitud, y en tres, profundidad. Una pluralidad finita es el número; una longitud finita es la línea. Lo que posee latitud determinada es una superficie; lo que posee profundidad determinada, un cuerpo. Por último, ciertas cosas son cantidades por sí mismas, otras accidentalmente. Y así, la línea es por sí misma una cantidad; el músico lo es tan solo accidentalmente.
Entre las cosas que se consideran cantidades por sí mismas existen unas que lo son por su esencia, la línea, por ejemplo, porque la cantidad entra en la definición de la línea; otras no lo son sino como modos, estados de la cantidad; como lo mucho y lo poco, lo largo y lo corto, lo ancho y lo estrecho, lo profundo y su contrario, lo pesado y lo ligero y el resto de cosas de este género. Lo grande y lo pequeño, lo mayor y lo menor, tomados, ya en sí mismos, ya en sus relaciones, se consideran igualmente modos esenciales de la cantidad. Estos nombres, sin embargo, se aplican algunas veces metafóricamente a otros objetos. Cantidad, tomada accidentalmente, se entiende, como hemos citado, de lo músico, de lo blanco, en tanto que se encuentran en seres que poseen cantidad. El movimiento, el tiempo, se los llama cantidades en otro sentido. Se afirma que poseen una cantidad, que son continuos, a causa de la divisibilidad, de los seres de que son modificaciones; divisibilidad, no del ser en movimiento, sino del ser a que se ha aplicado el movimiento. Porque este ser posee cantidad, es por lo que tiene también cantidad para el movimiento; y el tiempo no es una cantidad, sino porque el movimiento lo es.
Parte XIV
La cualidad es, en primer lugar, la diferencia que distingue la esencia; y así el hombre es un animal que posee tal cualidad, porque es bípedo; el caballo, porque es cuadrúpedo. El círculo es una figura que posee también tal cualidad: no posee ángulos. En este sentido, por tanto, cualidad significa la diferencia que distingue la esencia. Cualidad puede decirse asimismo de los seres inmóviles y de los seres matemáticos, de los números, por ejemplo. En este caso se encuentran los números compuestos, y no los que tienen por factor la unidad; en una palabra, los que son imitaciones de la superficie y del sólido, esto es, los números cuadrados, los números cúbicos; y, en general, la expresión cualidad se aplica a todo lo que es la esencia del número distinto de la cantidad. La esencia del número es el ser producto de la cantidad. La esencia del número es el ser producto de un número multiplicado por la unidad: la esencia de seis no es dos veces, tres veces un número, sino una vez, porque seis es una vez seis. Cualidad se afirma también de los atributos de las sustancias en movimiento. Tales son el calor y el frío, la blancura y la negrura, la pesantez y la ligereza, y todos los atributos de este género que pueden tomar alternativamente los cuerpos en sus cambios. Finalmente, esta expresión se aplica a la virtud y al vicio, y en general, al mal y al bien.
Pueden, pues, reducirse los diferentes significados de cualidad a dos fundamentales, uno de los cuales es por excelencia el propio de la palabra. La cualidad primera es la diferencia en la esencia. La cualidad en los números es parte de los números mismos; se trata realmente de una diferencia entre esencias, pero esencias inmóviles o consideradas en tanto que inmóviles.
En la segunda clase de cualidades, por lo contrario, se incluyen los modos de los seres en movimiento, en tanto que están en movimiento, y las diferencias de los movimientos. La virtud, el vicio, pueden incluirse como constituyendo parte de estos modos, porque son la expresión de las diferencias de movimiento o de acción en los seres en movimiento que hacen o experimentan el bien o el mal. Por ejemplo este ser puede ser puesto en movimiento y actuar de tal manera; entonces es bueno, aquel otro de una manera contraria, y entonces es malo. El bien y el mal sobre todo reciben el nombre de cualidades que se dan en los seres animados, y entre estos sobre todo en los que tienen voluntad.
Parte XV
Por relación se tiene, o bien del doble con relación a la mitad, del triple con relación a la tercera parte y, por lo general, de lo múltiplo con relación a lo submúltiplo, de lo más con relación a lo menos; o bien se trata de la relación de lo que calienta a lo que es calentado, de lo que corta a lo que es cortado y, en general, de lo que es activo a lo que es pasivo. También es la relación de lo conmensurable a la medida, de lo que puede ser conocido a la ciencia, de lo sensible a la sensación. Las primeras relaciones son las numéricas, relaciones indeterminadas o relaciones de números determinados entre sí o relaciones de un número con la unidad. De este modo, la relación numérica de la pluralidad a la unidad no es determinada: puede ser tal o cual número. La relación de uno y medio con un medio es una relación de números determinados; la relación del número fraccionado en general a la fracción, no es una relación de números determinados, ocurre con ella lo que con la de la pluralidad a la unidad. En resumen, la relación del más o menos es una relación numérica completamente indeterminada. El número inferior es en verdad conmensurable, pero se le compara a un número inconmensurable. En efecto, lo más relativamente a lo menos, es lo menos y un resto; este resto es indeterminado; puede o no ser igual a lo menos.
Todas estas relaciones se trata de relaciones de números o de propiedades de números, y también relaciones por igualdad, por semejanza, por identidad; pero estas son de otra especie. En efecto, bajo cada uno de estos modos hay unidad: se considera idéntico aquello cuya esencia es una: semejante lo que tiene la misma cualidad; igual lo que tiene la misma cantidad. Ahora bien, la unidad es el principio, la medida del número. De forma que puede decirse que todas estas relaciones son relaciones numéricas, pero no de la misma especie que las precedentes. Las relaciones de lo que es activo a lo que es pasivo son relaciones, ya de las potencias activa y pasiva, ya de los actos de estas potencias. Así existe relación de lo que puede calentar a lo que posee la posibilidad de calentarse, porque hay potencia. Existe igualmente relación de aquello que calienta a lo que es calentado, de lo que corta a lo que es cortado, pero relación de seres en acto. Para las relaciones numéricas, por lo contrario, no existe acto, a menos que se entienda por esto las propiedades que hemos citado antes; el acto como movimiento no se encuentra en ellas.
En cuanto a las relaciones de potencia, existen por lo pronto las que son determinadas por el tiempo: estas son las relaciones del que hace a lo que es hecho, del que debe hacer a lo que debe ser hecho. En este sentido se afirma que el padre es padre de su hijo; el uno ha hecho, el otro ha padecido la acción. Por último existen cosas que se tienen por relativas, como siendo privaciones de potencia; como por ejemplo, lo imposible y demás de este género, lo invisible, etc.
Lo que es relativo numéricamente o en potencia es relativo en el concepto de referirse él a otra cosa, pero no otra cosa a él. Por lo contrario, lo que es medible, científico, inteligible, se denomina relativo, porque se refiere a otra cosa. Decir que una cosa es inteligible, es decir que se puede tener inteligencia de esta cosa; porque la inteligencia no es relativa al ser que la tiene, hablar de esta manera sería repetir dos veces la misma cosa. Del mismo modo, la vista es relativa a algún objeto, no al ser a quien pertenece la vista, bien que sea verdad mencionarlo. La vista es relativa o al color o a otra cosa semejante. En la otra expresión habría dos veces la misma cosa; la vista es la vista del ser que posee visión.
Las cosas que en sí mismas son relativas, lo son, o como aquellas de que acabamos de explicar, o bien porque los géneros de que ellas dependen son relativos de esta forma. La medicina, por ejemplo, es una de las cosas relativas, porque la ciencia, de la que es ella una especie, parece una cosa relativa. También se da el nombre de relativos a los atributos en cuya virtud los seres que los poseen se consideran relativos: a la igualdad, porque lo igual es relativo; a la semejanza, porque lo semejante lo es también. Hay, por último, relaciones accidentales: en este concepto el hombre es relativo, porque accidentalmente es doble, y lo doble es una cosa relativa. Lo blanco, asimismo, puede ser relativo de la misma forma, si el mismo ser es accidentalmente doble y blanco.
Parte XVI
Perfecto se dice aquello que contiene en sí todo, y fuera de lo que no hay nada, ni una sola parte. Así, tal duración determinada es perfecta cuando fuera de esta duración no existe ninguna duración que sea parte de la primera. Se denomina también perfecto aquello que, bajo las relaciones del mérito y del bien, no es superado en un género particular. Así se menciona: un médico perfecto, un perfecto tocador de flauta, cuando no les falta ninguna de las cualidades propias de su arte. Esta calificación se aplica metafóricamente también a lo que es malo. Se habla de un perfecto sicofanta; un perfecto ladrón; y también se le suele dar el nombre de buenos, un buen ladrón, un buen sicofanta. El mérito de un ser es también una perfección. Una cosa, una esencia es perfecta cuando en su género propio no le falta ninguna de las partes que constituyen naturalmente su fuerza y su grandeza. Se concede también el nombre de perfectas a las cosas que tienden a un buen fin. Son perfectas en tanto que tienen un fin. Y como la perfección es un punto extremo, se aplica metafóricamente esta palabra a las cosas malas, y se dice: esto está perfectamente perdido, perfectamente destruido, cuando nada falta a la destrucción y al mal, cuando estos han llegado al límite. Por esto la palabra perfecta se aplica metafóricamente a la muerte: ambos son el último término al límite de la vida. Finalmente, la razón por la qué se hace una cosa, es un fin, una perfección.
Perfecto en sí se dice, por tanto, o de aquello a que no falta nada de lo que constituye el bien, de aquello que no es superado en su género propio, o de lo que no tiene fuera de sí absolutamente ninguna parte. Otras cosas, sin ser perfectas por sí mismas, lo son en virtud de aquellas, o porque generan la perfección, o la poseen o están en armonía con ella, o bien porque sostienen alguna otra especie de relación con lo que propiamente se denomina perfecto.
Parte XVII
Término se afirma del extremo de una cosa después del cual ya no existe nada y antes del que está todo. Es también el límite de las magnitudes o de las cosas que poseen magnitud. Por término de una cosa entiendo el punto adonde desemboca el movimiento, la acción, y no el punto de partida. Algunas veces, sin embargo, recibe este nombre el punto de partida, el punto de detención, la causa final, la sustancia de cada ser y su esencia; porque estos principios son el término del conocimiento, y como término del conocimiento, son asimismo el término de las cosas. Es evidente que, según esto, la palabra término tiene tantas acepciones como principio, y todavía más: el principio es un término, pero el término no es siempre un principio.
Parte XVIII
En qué o por qué se acepta en muchas acepciones. En un sentido designa la forma, la esencia de cada cosa; y así aquello en que se es bueno, es el bien en sí. En otro sentido se considera al sujeto primero en que se ha producido alguna cosa, como a la superficie que ha recibido el color. En qué o por qué en su acepción primera significa, así, en primer lugar la forma; y en segundo la materia, la sustancia primera de cada cosa; en una palabra, posee todas las acepciones del término causa. En efecto, se dice: ¿por qué ha venido?, como si se quisiera decir: ¿con qué fin ha venido?, ¿por qué se ha hecho un paralogismo o un silogismo?, en el sentido de: ¿cuál ha sido la causa del silogismo o del paralogismo? Por qué y en qué se dice también respecto a la posición: ¿por qué se está en pie?, ¿por qué se anda? En estos dos casos se refiere a la posición y el lugar.
De acuerdo con esto, “en sí” y “por sí” se entenderán también necesariamente de muchas maneras. “En sí” significará la esencia de un ser, como Calias y la esencia propia de Calias. Significará además todo lo que se encuentra en la noción del ser: Calias es en sí un animal; porque en la noción de Calias se encuentra el animal: Calias es un animal. “En sí” se entiende asimismo del sujeto primero que ha recibido en sí o en alguna de sus partes alguna cualidad: la superficie en sí es blanca; el hombre en sí es vivo; porque el alma, parte de la ciencia del hombre, es el principio de la vida. Se considera también aquello que no tiene otra causa que ello mismo. Es cierto que el hombre tiene muchas causas: lo animal, lo bípedo; sin embargo, el hombre es hombre en sí y por sí. Se considera por último de lo que se encuentra solo en un ser, en tanto que es solo; y en este sentido lo que está aislado se dice que existe “en sí” y “por sí”.