- -
- 100%
- +
Sexto, la investigación, decisiva en la generación de bienes públicos para el país, es muy importante de considerar. Esta evaluación contempla los proyectos concursados; las publicaciones indexadas –considerando su número e impacto–; el aporte a las comunidades locales, tanto en lo cultural como en la convivencia social y en el desarrollo del arte y de las humanidades. Así también, la innovación y transferencia de sus resultados a la sociedad por medio de patentes y licenciamientos es la expresión aplicada de la investigación que se realiza al interior de las universidades.
Los aspectos descritos, cada uno con sus propios indicadores de calidad, permitirán clasificar a las universidades privadas y reconocerlas en la generación de bienes públicos. Al cumplir con estos estándares, ellas debieran tener un reconocimiento estatal y, de esta manera, postular a recibir recursos basales, con metas determinadas y una evaluación rigurosa de sus resultados. Es importante para el país estimular este avance para que nuevas instituciones mejoren y potencien su compromiso público.
Es evidente que este proceso debe incluir también el perfeccionamiento de las instituciones que hoy pertenecen al CRUCh. Se debe realizar una evaluación crítica de los procesos y resultados del proyecto universitario, con sentido de excelencia. Estos criterios a evaluar en las diferentes áreas que se exigirían a las nuevas instituciones permitirán avanzar en los proyectos académicos de las universidades que actualmente conforman el consejo.
Solo así podremos construir una institucionalidad en educación superior que se adapte al desarrollo del país. El ingreso de nuevas universidades, tanto estatales como privadas de vocación pública, va a permitir la construcción de una mejor educación superior con el aporte de todos. De esta manera el Consejo de Rectores seguirá siendo fiel a su misión de contribuir al desarrollo de los jóvenes, de sus familias y al crecimiento integral del país.
Publicado en el diario El Mercurio el 16 de febrero de 2015.
Investigación universitaria
Las universidades del mundo se han desarrollado con una gran inversión en ciencia y tecnología. Ayer leía la realidad de Finlandia en los años 80, cuando pasaron por una situación económica difícil, y le preguntan al primer ministro finlandés sobre qué cosas priorizaron. Y él responde: Nosotros sabíamos que teníamos que ahorrar en todo, salvo en educación y en ciencia". Treinta años después, parece que tuvieron razón: miren dónde están.
Cinco factores para dar el gran salto-país en Ciencia y Tecnología
El desarrollo de los países va a depender de la visión que tenga la sociedad para invertir en proyectos de futuro, innovadores, sustentables y que permitan crear riqueza que beneficie a los grupos más vulnerables. Chile está en un camino al desarrollo, y ese proceso requiere invertir en educación en sus diferentes niveles y muy especialmente en investigación, para poder generar nuevo conocimiento y realizar transferencia de sus resultados.
Recientemente se informó que en el año 2011 la inversión en investigación y desarrollo (I+D) aumentó de 0,4 a 0,5% del PIB. Un paso lento por el camino correcto, lo que está en sintonía con las políticas públicas de las últimas décadas. El apoyo de Conicyt ha sido sin duda importante para que la ciencia chilena –desarrollada mayoritariamente en las universidades tradicionales– sea de calidad y goce de prestigio internacional.
Recientemente se informó que en el año 2011 la inversión en investigación y desarrollo (I+D) aumentó de 0,4 a 0,5% del PIB. Un paso lento por el camino correcto, lo que está en sintonía con las políticas públicas de las últimas décadas. El apoyo de Conicyt ha sido sin duda importante para que la ciencia chilena –desarrollada mayoritariamente en las universidades tradicionales– sea de calidad y goce de prestigio internacional. A pesar de este avance, Chile sigue siendo el país de la OCDE que menos invierte en I+D, muy lejos del 2, 3% del PIB promedio de los países que la integran. Hacer de Chile un país que participe de la sociedad del conocimiento necesita un esfuerzo adicional.
A pesar de este avance, Chile sigue siendo el país de la OCDE que menos invierte en I+D, muy lejos del 2, 3% del PIB promedio de los países que la integran. Hacer de Chile un país que participe de la sociedad del conocimiento necesita un esfuerzo adicional. Requiere dar un gran salto en Ciencia y Iconología (C&T), para basar efectivamente el crecimiento en el conocimiento y en la innovación.
Para lograr ese objetivo, hay cinco líneas de trabajo que resultan ineludibles:
1. Institucionalidad: Es necesario modernizarla; hoy está dispersa en diferentes ministerios, con lo que pierde significación pública. Para lograr que la C&T sea una prioridad del Estado debe estar representada en las instancias que determinan los destinos del país. En otros países esto se ha resuelto mediante ministerios o subsecretarías de C&T. Los ejemplos de los ministerios del Sernam y de la Cultura son interesantes.
2. Formación e inserción de investigadores: En el país hay menos de 800 investigadores por millón de habitantes, es decir, apenas un 25% del promedio de los países de la OCDE. Si bien a partir del año 2014 se graduarán en Chile y en el extranjero más de 800 doctores anuales financiados por Conicyt, este apoyo debe estar coordinado con un programa de contratación de los nuevos investigadores, que incluya al Estado, junto con estimular su incorporación en empresas privadas. Un modelo interesante es el programa de “carrera de investigador” con inserción en las universidades.
3. Internacionalización: Para avanzar en C&T es evidente que hay que atraer buenos alumnos e investigadores del extranjero. En la actualidad, nuestro país está en una posición única para transformarse en un polo de atracción en Iberoamérica. Diseñar políticas similares al programa de Start-Up Chile para atraer alumnos de doctorado es un camino posible. Sin embargo, se debe resolver con urgencia la situación que impide desde hace más de dos años a Conicyt otorgar becas de doctorado a extranjeros sin residencia en Chile. Esto no es coherente con las iniciativas legales sobre la apertura a las migraciones anunciadas por el Ministerio del Interior.
4. Financiamiento: La inversión total del país equivale al presupuesto de una universidad promedio en EE. UU. Si queremos avanzar con decisión hacia el desarrollo de C&T, se debe diseñar una política de financiamiento basada en la confianza y en la evaluación de resultados y metas en un plan a 10-15 años plazo. En ella, deben ser prioritarios los proyectos de gran envergadura, de nivel internacional, que incluyan la colaboración de varias instituciones.
5. Educación científica precoz y difusión de su significación: Hoy son factores descuidados a nivel social. Estimular la curiosidad por conocer y el pensamiento metódico a nivel escolar, así como desarrollar estrategias para educar a la sociedad, son aspectos fundamentales para sustentar una política estable en C&T y son los que nos van a permitir un cambio efectivo en el largo plazo. Son cinco metas que requieren de una política de Estado y de aunar voluntades con una mirada de futuro. Cinco factores que van a colaborar a dar un salto en C&T. Se requiere del compromiso y la confianza de todos: Estado, Parlamento, universidades, sector privado y la sociedad en su conjunto. El salto debe ser Olímpico, a imagen de los Juegos que terminan (N. del E.: Se refiere a los Juegos Olímpicos de Londres, que se desarrollaron entre el 27 de julio y el 12 de agosto de 2012).
Publicado en el diario El Mercurio el 13 de agosto de 2012.
Relación entre universidad y empresa
Recientemente, el Ministerio de Educación ha publicado el listado de empresas asociadas a cada una de las universidades, obtenido de la información financiera solicitada al sistema de educación superior. Lamentablemente, los antecedentes entregados a la prensa son generales, adolecen de errores y desprolijidad, lo que confunde y tergiversa la información. Se presentan datos repetidos, sociedades que están cerradas, varias que son proyectos de investigación financiados por el Estado, y algunas formadas para gestionar los créditos estatales de los estudiantes. Junto a estas aparecen empresas de diferente alcance y orientación.
Las universidades tienen y requieren diferentes fuentes de ingresos para financiar su quehacer, particularmente si lo realizan con calidad. Dentro de estos se cuentan los que provienen de matrículas de pre y posgrado, becas financiadas por instituciones públicas o privadas, fondos estatales para apoyar la investigación y donaciones filantrópicas. Además, hay recursos que provienen de venta de servicios y de diferentes tipos de emprendimientos o empresas que se generan en las incubadoras de la universidad. Con estos dos últimos se intenta aportar y satisfacer necesidades de la sociedad.
Las universidades tienen y requieren diferentes fuentes de ingresos para financiar su quehacer, particularmente si lo realizan con calidad. Dentro de estos se cuentan los que provienen de matrículas de pre y posgrado, becas financiadas por instituciones públicas o privadas, fondos estatales para apoyar la investigación y donaciones filantrópicas. Además, hay recursos que provienen de venta de servicios y de diferentes tipos de emprendimientos o empresas que se generan en las incubadoras de la universidad. Con estos dos últimos se intenta satisfacer necesidades de la sociedad, aprovechando los conocimientos y capacidades disponibles en la institución. Estos nuevos recursos permiten financiar y fortalecer la misión específica de la universidad: formar a sus alumnos y fomentar la creación y la transferencia de conocimiento con excelencia.
Los emprendimientos pretenden establecer un “círculo virtuoso” donde la experiencia y el conocimiento pueden ser transformados en servicios o innovaciones, y eventualmente pueden ser transferidos a la sociedad a través de la venta de productos, concesión de royalties y participaciones societarias. Los ingresos pueden utilizarse en una nueva investigación, mejorar infraestructura, aumentar becas de alumnos, etcétera. Los proyectos, a su vez, pueden emplearse como “campo educacional”, para preparar a los alumnos en ambientes reales, o como “vehículo” para generar asociaciones academia-empresa que se potencien mutuamente.
Las razones que llevan a una universidad a realizar este tipo de actividades, conformando entidades jurídicas diferentes, fuera de su estructura tradicional, son variadas y se utilizan en las grandes instituciones del mundo. En algunos casos, como los consorcios, requieren sociedades por exigencia de las agencias de financiamiento (Corfo); en otros, se estructuran de esta forma para facilitar la incorporación de capital provisto por terceros o para incorporar competencias complementarias a las que dispone la universidad. Las empresas spin-off se controlan al transparentar las transacciones entre las partes relacionadas, explicitar las dietas de los directores y ser sometidas a revisiones exhaustivas.
En general, se busca un funcionamiento más autónomo transparentando su quehacer, sujeto a la Superintendencia de Valores y Seguros, en el caso de las Sociedades Anónimas (con directores responsables de la gestión e informes financieros auditados), y de su marco legal, en el caso de las fundaciones. Todas estas organizaciones tienen directorios o consejos con representación universitaria.
Las universidades no tienen fines de lucro, por lo que si se generan excedentes en la sociedad, será la institución la que recibirá un ingreso que aportará a su misión educacional. Es en este ámbito donde se han planteado legítimas inquietudes por diferentes actores sociales, en el sentido de que sociedades de este tipo podrían ser utilizadas para extraer renta de la universidad y “engañar” respecto de su carácter de entidad sin fin de lucro. Esto no ocurre si el socio es la misma universidad, y no sus miembros o relacionados con estos. Este es el punto principal al que debe poner atención el Ministerio de Educación en la evaluación de los datos que debe analizar. En este sentido, la propuesta Superintendencia de Educación debe cumplir un rol clave.
A nivel internacional, las innovaciones producidas en las universidades se han transformado en una importante fuente de valor para el desarrollo y bienestar de los países a través de la capacidad de crear cosas nuevas y la transferencia medida en patentes y licenciamiento. Junto con esto, son una importante fuente de financiamiento de las universidades para la investigación en ciencia, arte y cultura. La voluntad de tener universidades de calidad y relevancia internacional debe estar alineada con el apoyo a la generación y transferencia de conocimiento. El año 2013, llamado de la innovación, debe ser algo más que un anhelo.
Publicado en el diario El Mercurio el 29 de agosto de 2012.
El valor de la interdisciplina en la relación universidad-sociedad
El conocimiento que se busca y se logra en las universidades es cada vez más amplio, complejo, completo e interdisciplinario. Es un conocimiento que se va creando cada vez con más frecuencia en las fronteras disciplinarias, en el lugar en que termina una y comienza la otra. El problema actual, y por supuesto la gran oportunidad, es que los límites entre ellas tienden a desaparecer. El enfoque conjunto de las diferentes disciplinas permite una mirada más profunda a temas complejos, en donde el aporte de variados ángulos ilumina la discusión. Así, cada vez más, los académicos se asocian libremente en grupos de trabajo que aportan diferentes miradas a un problema. Todas estas son valiosas y entregan una visión desde diversas aristas. Son complementarias, permiten entender mejor los enigmas de la ciencia, la evolución de la historia, el pensamiento humanista, los nuevos avances de la tecnología, y nos acercan de mejor forma a los cambios y evolución de la cultura.
También de este modo se desarrolla la creación de nuevo conocimiento y su aplicación a las necesidades de la sociedad. Organizados en centros interdisciplinarios, estas investigaciones en muchos casos se transfieren al aportar soluciones innovadoras y permiten potenciar emprendimientos que juegan un rol clave en el desarrollo del país. En un proyecto educativo moderno, debemos abordar temas que incluyen la interacción de variadas disciplinas. Biólogos trabajando con ingenieros y médicos para dar una respuesta a los desafíos de la bioingeniería. Periodistas interactuando con sociólogos e ingenieros para entender el impacto de las redes sociales. Enfermeras con arquitectos, diseñadores y trabajadoras sociales para entregar una atención de parto más cercana a la familia y sociedad. Urbanistas, sociólogos, historiadores, arquitectos y artistas para el adecuado cuidado del patrimonio. Son algunos ejemplos de proyectos reales en la UC. Es la manera de aportar y recibir.
Las mejores universidades están llamadas a ser verdaderos laboratorios de la sociedad, para crear nuevo conocimiento y educar en él a las nuevas generaciones.
Se desarrollan proyectos novedosos que tienen como característica la visión desde diferentes ángulos que son complementarios. Es la realidad en un mundo globalizado en que la interacción es la regla. Este enfoque es de la mayor importancia en la misión de educar el corazón de los jóvenes para que desarrollen en libertad su propio proyecto transformador que es la educación. Las universidades permiten ser el lugar de experimentación de los jóvenes para poder enfrentar de mejor forma el mundo, y las instituciones de educación superior requerimos preparar, de modo adecuado, ese camino. En el caso de nuestra institución, estamos llamados a favorecer un lugar de encuentro en el diálogo Fe-Cultura, con identidad y claridad en la propuesta. La libertad y el bien entendido “ocio académico” es el fuego que permite alimentar la hoguera del conocimiento. Es aquí donde la presencia de la cultura de la interdisciplina debe encontrar su valor. De esta manera, la UC entiende su misión como compleja y completa, donde la razón se ilumina con aportes espirituales que la enriquecen.
En este sentido, las mejores universidades están llamadas a ser verdaderos laboratorios de la sociedad, para crear nuevo conocimiento y educar en él a las nuevas generaciones. El enfoque y análisis interdisciplinario de las diferentes temáticas van a aportar una forma de enseñanza que será muy valiosa en la formación personal y profesional de los estudiantes. La interdisciplina en la universidad nos enseña y prepara a enfrentar el mundo de manera más compleja, matizada y real. Implementar y perfeccionar este modelo va a depender de cada uno de nosotros.
Publicado en el diario La Segunda el 14 de septiembre de 2012.
Universidades de investigación
Recientemente se entregó el fondo basal por desempeño a las universidades del CRUCh, como parte del compromiso de apoyar el desarrollo de los diversos proyectos académicos, poniendo énfasis en la generación de nuevo conocimiento. La asignación de recursos invita a analizar la misión y variedad de los proyectos universitarios.
La misión de la universidad es la educación de personas y la permanente búsqueda del nuevo conocimiento. Ambas aspiraciones deben realizarse con excelencia y reflexión en la interacción de generaciones de profesores y estudiantes. Es una labor realizada con autocrítica y superación personal e institucional, y que tiene un solo fin: servir y comprometerse con el desarrollo de la sociedad.
La primera pregunta que surge es si todas las universidades son iguales, y la respuesta es no. Los diferentes rankings internacionales y nacionales han destacado elementos que permiten hacer distinciones entre ellas. Sus diferencias van desde el origen, historia, misión, identidad, propiedad, hasta el proyecto educativo y complejidad, entre otros. El apoyo del Estado a las instituciones universitarias debe considerar el aporte de bien público que ellas representan. En especial, la formación de personas con conocimiento avanzado –doctores en las diversas disciplinas– y la creación e investigación en todas las áreas del saber.
A través del nuevo conocimiento podemos traspasar la barrera de la imaginación y soñar un mundo mejor, con mayor equidad, justicia y oportunidades para todos.
Las clasificaciones más aceptadas las dividen en universidades docentes –algunas con cierta proyección de investigación– y de investigación y creación artística –con programas de doctorados y estudios avanzados– de impacto variable a nivel internacional. En el mundo, y también en nuestro país, no más del 10% de las universidades son de investigación.
La segunda pregunta es si tiene importancia esta clasificación, y la respuesta es sí. Los países dependen de su creatividad, inteligencia, esfuerzo y visión de sus habitantes para permitir un desarrollo integral que incluya las ciencias, artes y humanidades. Es este aporte el que las universidades de investigación le entregan al país. En ellas se produce más del 90% de la investigación. Es a través de este nuevo conocimiento que podemos traspasar la barrera de la imaginación y soñar un mundo mejor, con mayor equidad, justicia y oportunidades para todos.
La tercera pregunta es si debe el Estado apoyar de manera especial a este grupo de universidades, y la respuesta nuevamente es sí. Este apoyo debe basarse en el resultado de su quehacer. Los aportes de bien público que permiten la formación de personas en áreas específicas y la creación de nuevo conocimiento deben ser cautelados y apoyados por el Estado. Es la manera de invertir en el futuro para el desarrollo de sus habitantes. Las universidades que aportan en esta tarea son propiedad del Estado, de la Iglesia, de fundaciones laicas y de privados.
Los proyectos universitarios deben ser conocidos por la sociedad, las familias y los jóvenes. También los líderes de opinión, los políticos y los medios de comunicación deben conocer más de sus universidades. El desafío es integrar más a las universidades al país, conocer sus diferencias y valorar la investigación que generan. De esta manera les podremos exigir un mayor aporte y construir un proyecto-país de futuro.
Publicado en el diario La Tercera el 29 de diciembre de 2012.
Investigación en educación: Buenas noticias
Los cambios necesarios en el área de Educación parecen estar sentando bases duraderas y profundas: importantes loaros en investigación auguran buenas noticias. Recientemente, Santiago ha sido sede de destacados eventos en el campo educativo. El congreso más importante en investigación sobre efectividad y mejoramiento escolar, el ICSEI 2013, por primera vez se realiza en un país latinoamericano.
Organizado por la Fundación Chile y la Universidad de Toronto, con el auspicio de Unesco, el Mineduc y “El Mercurio”, reunió a más de quinientos investigadores y líderes escolares. Se presentaron 200 trabajos de investigación, con un número importante de nuestro país, que a juicio de su presidenta, Lorna Earl, demuestran “una preocupación por la eficacia escolar, la innovación y excelencia en la educación”.
Uno de los expertos, Michael Fullan, profesor de la Universidad de Toronto, señaló que los directores de escuela requieren enfocarse en la enseñanza, en el trabajo en equipo y en el desarrollo de buenas prácticas educacionales: “Los profesores requieren una enseñanza basada en el aprendizaje continuo”.
Sin investigación no hay innovación ni progreso, y las señales que vemos en educación generan gran optimismo.
Otras actividades relevantes fueron las Jornadas Interamericanas de Dirección y Liderazgo Escolar y de Gestión Universitaria, organizadas por la UC. Entre los temas que se abordaron están la formación profesional directiva, el impacto en sus comunidades, los talleres de liderazgo con tecnologías en el aula, la videoteca de buenas prácticas pedagógicas, entre otros. En el ámbito universitario, atrajo la atención el debate de los procesos de acreditación, el gobierno universitario, la filantropía y la gestión de la investigación.
Cabe preguntarse, ¿son estas actividades puntuales y aisladas? La respuesta es no, a juzgar por los proyectos de investigación adjudicados recientemente en el área de Educación. El concurso Fondecyt aprobó un total de 631 proyectos, por un monto de $75 mil millones, de los cuales 183 fueron en Ciencias Sociales y Humanidades y 24 de ellos en Educación, por $1.800 millones. Una tendencia de crecimiento que tiende a consolidarse.
Las temáticas fueron amplias, y van desde el estudio del clima escolar a las modificaciones curriculares, pasando por políticas de inclusión, desafíos de los profesores principiantes y uso de tecnologías de información en educación. Por otra parte, el Fondo de Investigación y Desarrollo en Educación (Fonide) adjudicó 11 de 116 proyectos presentados, provenientes de cuatro universidades, en diversos temas que abordan el acceso y segregación de las escuelas, la prueba INICIA, la capacitación docente, la selección de directivos escolares y la enseñanza de la lengua mapuche.
El año que termina se caracterizó también por actividades académicas en los principales centros de investigación avanzada en políticas públicas y prácticas en educación de nuestro país. El CEPPE de la UC y el CIAE de la UCH han desarrollado actividades en forma permanente, invitando a destacados profesores extranjeros para compartir experiencias en didáctica, desarrollo curricular, sistemas educacionales y desafíos del aprendizaje. Estos seminarios han contado con el apoyo de Conicyt, la participación del Ministerio de Educación y especialistas de instituciones asociadas a estos centros.
Junto con la reflexión científica sobre el tema, los desafíos a lograr en los próximos años dependen de un cambio de actitud de estudiantes y profesores. Los alumnos requieren demostrar un rol más activo en su proceso de aprendizaje, con actitud crítica y participación real en la sala de clases y fuera de ella. Los profesores, por su parte, tienen el desafío de la capacitación y perfeccionamiento continuo, ejerciendo el liderazgo que les corresponde. El estudiante será el centro de su preocupación, a través de un encuentro personal que marque su futuro y estimule su permanente superación.






