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Formación
Como profesional, estoy en deuda con muchas personas. Inicié mi viaje en el desarrollo transformador con Hal Barber y su innovación de ayuda y desarrollo en Visión Mundial en 1976. Nuestro viaje empezó con unas estimulantes tres semanas con James Yen y Juna Javier en el Instituto Internacional de Reconstrucción Rural, en Filipinas. Con los años, me he visto influenciado y he sido enriquecido por una familia de profesionales del desarrollo que han asistido a conferencias, me han patrocinado para visitas de campo y han escrito artículos que me han influenciado. Esta familia incluye a Mulegeta Abebe, Mulatu Belachew, Bruce Bradshaw, Rebecca Cherono, Ben Chitambar, Frank Cookingham, Helen Eversole, Judy Hutchinson, Bob Linthicum, Ken Luscombe, Eric Ram, Paul Peterson, Christina Lee Showalter, John Stewart, Morris Stuart, Bryan Truman, y Corina Villacorta.
En particular, estoy profundamente en deuda con Ravi Jayakaran, Nora Avarientos, Sarone Ole Sena, y Jayakumar Christian; todos ellos estuvieron dispuestos a invertir muchas horas en entrevistas telefónicas como una forma de contribuir con este libro. Ravi Jayakaran es un experto en Evaluaciones Rurales Participativas (PARA, por sus siglas en inglés) y ha realizado un trabajo pionero al hacer posible que este método permita escuchar el lado espiritual de la cosmovisión tradicional. Nora Avarientos, junto con Malcolm Bradshaw, desarrolló la metodología de Búsqueda de las Escrituras para utilizar la Biblia en el contexto de desarrollo comunitario en las Filipinas. Sarone Ole Sena, un antropólogo masai, junto con Dirk Booy, un canadiense, fueron los pioneros de Visión Mundial en aplicar la consulta apreciativa para planificación de desarrollo en Tanzania.
Como teólogo laico, estoy particularmente agradecido con aquellos que compartieron mi formación teológica, tan ad hoc como pudo haber sido. Mi introducción a la reflexión teológica sobre desarrollo empezó con Vinay Samuel y Chris Sugden y sus talleres con Visión Mundial en Asia a principios de 1980. También estoy en deuda con Sam Kamaleson, quien me guió pacientemente durante sus años en Visión Mundial. También recuerdo, con cierta desazón, una noche desafiante y estimulante en Wheaton 1983, cuando un hombre culto y amable pasó cuatro horas respondiendo pacientemente mis simples preguntas sobre misiología: se llamaba David Bosch. De Tom Houston, cuando fue presidente internacional de Visión Mundial,aprendí a pensar bíblicamente y a confiar en que la Palabra de Dios siempre tiene algo que decir al mundo.
Además, la comunidad internacional de teólogos de misión evangélica (INFEMIT, por sus siglas en inglés) ha brindado una familia de amigos que han nutrido mi comprensión de la teología y el desarrollo desde las perspectivas de culturas a parte de la mía. Esos amigos incluyen a Valdir Steuernagel, Tito Paredes, René Padilla, Kwame Bediako, y Miraslav Volf. De los Estados Unidos estoy en deuda con Ron Sider y mis compañeros en MARC, Saphir Athyal y Tom McAlpine.
Frank Cookingham —director de evaluación de Visión Mundial Internacional—y yo hemos llevado a cabo un diálogo continuo sobre cómo el marco para desarrollo transformador de este libro, incluyendo testimonio cristiano, puede ser monitoreado y evaluado en el mundo real de programación de desarrollo. Frank se ha dedicado a una exploración de largo plazo acerca de cómo la espiritualidad y el discernimiento deberían formar parte de cualquier intento cristiano por monitorear y evaluar la programación holística. Estoy en deuda con Frank por ayudarme a reelaborar y finalmente escribir el capítulo nueve.
Para este libro tengo que dar un agradecimiento especial a mi amigo Bil Dyrness por su disponibilidad para revisar varias veces mi capítulo sobre la historia bíblica tanto en la edición original como en la segunda. Bil y yo también dimos juntos un curso de Teología de Pobreza y Desarrollo durante el cual aprendí mucho. Para la segunda edición, Howard Loewen y Doug McConnell del Seminario Teológico Fuller y Bil Burrows, mi editor de Orbis Books, hicieron una revisión detallada del capítulo de teología. Por supuesto, toda la teología mala que queda en el capítulo es mi responsabilidad.
Steve Commins, un amigo de mucho tiempo e instructor deDesarrollo Internacional en UCLA, fue lo suficientemente amable para leer el nuevo capítulo sobre la evolución de la idea de desarrollo. También estoy en deuda con dos estudiantes de maestría, cuyos trabajos finales para mi clase de Pobreza y Desarrollo me presentaron material nuevo para mí y que fue muy relevante para la segunda edición. Monica Felix, de la Escuela de Psicología Fuller, escribió un fascinante artículo que relaciona descripciones de pobreza crónica expresadas en el estudio del Banco Mundial “Voces de los Pobres” con una construcción teórica utilizada en psicología en estudios de estrés postraumático. Gareth Mayhew me introdujo al enfoque de desviación positiva de salud pública ya que fue adaptado a una variedad de escenarios de pobreza por Save the Children. Finalmente, debo felicitar a mis estudiantes de doctorado quienes sufrieron mi inexperiencia académica, tuvieron que escuchar y reaccionar a la mayoría del nuevo material de este libro y me dieron su opinión sobre algunos de los capítulos: Nathan Penner, Josh Smith, Bobby Lynch, e Isaac Voss.
Medios
El capítulo de testimonio cristiano se basa en la investigación realizada gracias a la Iniciativa Dellenback, de Visión Mundial Estados Unidos, a fines de 1990. La investigación de campo de testimonio cristiano en el contexto de ayuda y desarrollo en África occidental y en otras partes del mundo y varias pequeñas consultas realizadas con profesionales y teólogos fueron posibles gracias a esta iniciativa. Estoy muy agradecido con el liderazgo y compromiso de Bob Seiple y de Ron Vander Pol, cuya visión hizo posible esto.
Esta segunda edición no hubiera sido posible sin el cambio ocasional desdeVisión Mundial Internacional a la Escuela de Estudios Interculturales del Seminario Teológico Fuller. Aunque nunca había anticipado dejar un ministerio activo por un escenario académico, y todavía me pregunto por qué un “chico de agencia” podría ser atractivo como posible miembro de la facultad, me he sentido bienvenido, respetado y apoyado aquí. Estoy particularmente agradecido con el decano de la Escuela de Estudios Interculturales (ahora rector) Doug McConnell, quien me acompañó, nutrió y motivó mi transición y quien fuera una gran fuente de estímulo para escribir esta nueva edición. Howard Loewen, decano de la Escuela de Teología, ha sido una fuente continua de apoyo personal y teológico, convenciéndome de alguna forma de que hay suficiente teología en mi pensamiento para no ser una vergüenza para una antigua tradición profesional. Mis compañeros de facultad han sido cordiales, motivadores y desafiantes.
El ritmo de vida del seminario me permitió ampliar mi lectura más allá de lo que se podía haber hecho en largos vuelos en avión. El acceso a una biblioteca académica de primer nivel me permitió explorar áreas de la literatura en estudios e investigación de desarrollo e investigaciónque en gran medida eran inaccesibles y, por lo tanto, desconocidas para un administrador mayor ocupado y que siempre estaba viajando. En un entorno académico, a uno realmente se le da tiempo y se le recompensa por escribir y enseñar, ambas formas de ampliar el pensamiento y el aprendizaje.
Agradecimiento personal
En la Biblia se nos enseña que lo último es realmente lo primero. Y así es con estos reconocimientos. Estoy en deuda con mi madre, Patricia Myers, por dejar a un lado su loft, por soportar mi pila de papeles y libros, y por hacerme el almuerzo durante los meses en que escribí la primera edición de este libro en su casa. Ella oró por un hijo perdido y sin esperanza por muchos años antes de que Dios finalmente se ablandara y me arrastra a su reino a los treinta y un años de edad. Estoy profundamente agradecido de que ella esté viva para ver el libro que resume por qué ella y Dios pasaron por tanto problema.
También estoy profundamente agradecido con Tom y Hazle Houston, que prestaron su casa de Oxford al clan Myers por cinco semanas en el verano de 1997. El primer manuscrito de este libro nació en el estudio de Tom, y nuestra familia se hizo más cercana entre sí y con Dios en su sala de estar.
También debo agradecer a Dean Hirsch, Presidente Internacional de Visión Mundial y a la Junta Directiva Internacional de Visión Mundial por otorgarme tiempo para completar la investigación y redactar la primera edición de este libro.
Bil Burrows, de Orbis Books, tuvo la visión del potencial de la primera edición y del espíritu ecuménico que se necesitaba para luchar por un acuerdo de publicación conjunto entre Orbis y Visión Mundial, una colaboración inusual en ese momento. Con gracia y paciencia, Bil me empujó a hacer esta revisión incluso cuando se estaba retirando y trataba de aminorar su marcha. Estoy agradecido con Bil por su amistad y por ver algo de valor que yo no podía ver.
Finalmente, y lo más importante, debo agradecer la impagable deuda que tengo con mi familia. Mis hijos, Brooke y James, de quienes estoy sumamente orgulloso, me han enseñado más de lo que alguna vez les enseñé yo. No hay un correctivo mejor o más severo para el pensamiento sobre la transformación y el desarrollo humanos que los propios hijos.
No hay suficientes palabras para transmitir mi agradecimiento, cariño y amor a mi esposa, mi mentora de toda la vida, mi amiga y mi más profundo amor, Lisa. Con un gran sacrificio de sus propias aspiraciones, ella me motivó, nutrió y apoyó. Solo puedo orar para que todo esto sea digno de todo suesfuerzo.
Como Lisa leyó la primera edición, ella sigue exclamando:“Esta es mi posición en dirección espiritual. Así es como ayudo a las personas a escuchar y ver a Dios en sus vidas”. Solo entonces descubrimos que caminar con los pobres y caminar con quienes buscan una espiritualidad personal y más profunda emplean marcos y herramientas similares. Trasformación es transformación; debimos haberlo sabido. Como resultado de este descubrimiento y su experiencia de un cuarto de siglo de dirección espiritual y las innovaciones en dirección de grupo, Lisa ayudó a redactar dos importantes contribuciones de esta segunda edición.
1. En la página 26 se amplía el pensamiento de Newbigin.
Abreviaciones y Siglas
PDA Programa de Desarrollo de Área (Visión Mundial)
AI Consulta Apreciativa
ARVIN Asociados, recursos, voz, información y negociación
CA Centesimus annus
CBPM Monitoreo de desempeño basado en la comunidad
CV Caritas in veritate
DEEDS Servicios Educativos de Desarrollo (India)
DFID Departamento de Desarrollo Internacional (RU)
DME Diseño, monitoreo y evaluación
EFICOR Comité de Ayuda de la Alianza Evangélica de la India
EN Evangelii nuntiandi
PIB Producto Interno Bruto
IDH Índice de Desarrollo Humano
IDS Sociedad de Desarrollo Internacional (RU)
FMI Fondo Monetario Internacional
INTRAC Centro Internacional de Investigación y Capacitación de ONG (RU)
J-PAL Laboratorio de Acción de Pobreza Jameel (MIT)
LEAP Aprendizaje a través de la Evaluación con Responsabilidad y Planificación (Visión Mundial)
ODM Objetivos de Desarrollo del Milenio
CMS Cambio Más Significativo
ONG Organización no gubernamental
DP Desviación Positiva
PLA Acción y Aprendizaje Participativo
PP Populorum progressio
PRA Evaluación Rural Participativa
PRSP Artículo de Estrategia de Reducción de la Pobreza (Banco Mundial)
QA Quadragesimo anno
RN Rerum novarum
SRS Sollicitudo rei sociales
IDT Indicadores de Desarrollo Transformador
PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
USAID Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
OMC Organización Mundial de Comercio
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TRAZANDO EL RUMBO
EN EL PRINCIPIO
El propósito de este libro es describir una propuesta para entender los principios y la práctica del desarrollo transformador (cambio espiritual social y material positivo) desde una perspectiva cristiana. Mi intención es tratar de reunir tres corrientes básicas de pensamiento y experiencia. Lo mejor de los principios y prácticas de la comunidad de desarrollo internacional tiene que integrarse con el pensamiento y la experiencia de las organizaciones no gubernamentales (ONG) de desarrollo y ayuda cristianas. Estas corrientes de experiencia necesitan ser informadas y moldeadas por un marco teológico para el desarrollo transformador.
A lo largo de este libro lucharé por superar los problemas presentados por la creencia persistente que existe en occidente de que los ámbitos espirituales y físicos de la vida están separados y no se relacionan. Este supuesto ha invadido y controlado casi todas las áreas de consulta intelectual, incluyendo la práctica y teoría de desarrollo así como mucho de la teología cristiana. Buscaré un entendimiento de desarrollo en el que las dimensiones físicas, sociales y espirituales de la vida estén interrelacionadas de un modo perfecto.
Orígenes
El peregrinaje que este libro representa tuvo su origen en 1975, el año en que Visión Mundial recibió una subvención del programa de Desarrollo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) para ayudar a iniciar su ministerio de desarrollo y asistencia. Yo formé parte del equipo original. Fuimos a Washington D.C., tomamos un curso de tres días sobre planificación de desarrollo, luego fuimos liberados para ayudar a las siete oficinas de Visión Mundial en Asia para que empezaran a planificar sus primeros programas de desarrollo. Dios nos perdone por nuestros pecados.
La década de 1970 y principios de 1981 fueron tiempos interesantes para las agencias de desarrollo y ayuda cristianas. Fue un tiempo lleno de discusiones a veces divisivas entre los evangélicos sobre si los cristianos creyentes en la Biblia debían hacer desarrollo o no. Algunos estaban profundamente preocupados por considerar que incluir la acción social en la agenda cristiana podríamitigar el compromiso de la iglesia con el evangelismo. “El evangelismo debe ser lo primordial”, fue el argumento. La presunción moderna de que lo espiritual y lo material eran áreas de la vida no relacionadas ha infectado el pensamiento de la misión cristiana.
A través de este peregrinaje, muchos de nosotros en la familia de Visión Mundial compartimos una preocupación profundamente arraigada de que, para que una agencia cristiana fuera cristiana, la programación de desarrollo debía ser holística, es decir que el desarrollo y el testimonio cristiano debían mantenerse unidos en una tensión creativa. En esos primeros días, entendimos de manera simplista e incorrecta que esto significaba que el testimonio cristiano era algo que alguien agregó a la mezcla de programa de desarrollo para completarlo: solamente era otro sector, un pedazo del pastel del desarrollo.
Al tiempo nos dimos cuenta de que esta conceptualización era errónea. Implicaba que todos los demás sectores del desarrollo no tenían nada que hacer con cosas espirituales y que estábamos tratando el trabajo espiritual como un sector separado de la vida. Eso significaba que, en las mismas comunidades en donde queríamos ser buenos modelos de la fe cristiana, estábamos presenciando el hecho de que los ámbitos material y espiritual de la vida estaban separados y no se relacionaban. Nuestra lucha para escapar de este supuesto moderno nos condujo a una gran cantidad de consultas relativas tanto a la teología como a la cosmovisión del desarrollo.
La década de 1990 fue de búsqueda de profesionalismo. Las buenas intenciones ya no eran suficientes. Los pobres merecían algo mejor que aficionados dotados con sus corazones en el lugar correcto. El mundo ha aprendido mucho sobre el desarrollo, y las organizaciones cristianas deben tomar esto en cuenta. Se estudiaron las ciencias sociales y nuestros empleados fueron enviados a Inglaterra, Canadá y Estados Unidos, a aprender de centros de aprendizaje de desarrollo en el occidente.
La primera edición de Caminar con los Pobresse escribió en 1998. Mucho ha sucedido en los últimos veintitrés años desde que nos propusimos “hacer desarrollo”. Mucho se ha aprendido. Desde hace mucho tiempo, como grupo de amigos compartimos nuestros éxitos y lloramos por nuestros fracasos; se han llevado a cabo cientos de talleres; se han estudiado cientos de documentos y se han leído muchos libros; miles de horas de discusión, angustia y descubrimiento han ocurrido en largos viajes por caminos polvorientos y en las mesas de hoteles poco interesantes. El resultado de todo esto es la fuente del pensamiento de la primera edición de este libro.
En 2006 salí de Visión Mundial para convertirme en profesor de Desarrollo Internacional en la Escuela de Estudios Interculturales en el Seminario Teológico Fuller. Aún sigo en contacto con colegas y amigos de Visión Mundial, continúo viendo un flujo constante de artículos de posición, evaluaciones, y artículos oficiales. Doy algo de consultoría de vez en cuando.
Pero mi mayor fuente de ideas y material nuevo proviene del mundo de estudios de Desarrollo e Investigación de Desarrollo, un producto de la profesionalización de la comunidad de desarrollo internacional que empezó en la década de 1990. Hoy día existe una gran variedad de vistas académicas, una serie de escuelas de estudios de desarrollo y miles de “documentos fugitivos” —investigaciones, evaluaciones, estudios empíricos— que se encuentran en los sitios web de la mayoría de las agencias de desarrollo, una serie de centros de estudio de desarrollo en Europa y los Estados Unidos y en el Banco Mundial. Al haber cambiado la agitada vida de un ejecutivo de agencia por la vida de un académico, finalmente tengo el tiempo para leer y graduar estudiantes. Gran parte del material nuevo en este libro es un resultado de ello.
Definiciones
Utilizaré dos frases una y otra vez en este libro: desarrollo transformador y testimonio cristiano. Puede ayudar al lector si los defino aquí al principio.
Desarrollo transformador es el término que utilizo como una alternativa al desarrollo más tradicional. Existen dos razones para ello. Primero, el término desarrollo está fuertemente cargado con un significado pasado, no todo lo cual es positivo. Cuando la mayoría de las personas piensan en desarrollo, piensan en un cambio material o un cambio social en el mundo material. Segundo,desarrollo es un término que muchos entienden como sinónimo de modernización u occidentalización (Escobar, 1995). Para algunos, el desarrollo se entiende simplemente como tener más cosas. Muchos en el negocio del desarrollo, incluídos muchos de nosotros en occidente, no estamos seguros de que este tipo de desarrollo sea bueno para las personas o para este planeta.
Utilizo el término desarrollo transformador para reflejar mi preocupación por buscar un cambio positivo para toda la vida humana materialmente, socialmente, sicológicamente y espiritualmente. El adjetivo transformador se usa para recordarnos que el progreso humano no es inevitable; requiere duro trabajo. Existe un adversario que trabaja en contra de nuestro deseo de mejorar la vida. El verdadero desarrollo humano incluye hacer elecciones dejando de lado aquellas que no son para nuestra vida ni la de nuestra comunidad, mientras buscamos y apoyamos activamente todo lo que sí lo sea. Esto requiere que digamos no a algunas cosas con el objeto de decir sí a lo que realmente importa. La transformación implica cambiar nuestras opciones.
El desarrollo transformador es un viaje de toda la vida. Nunca termina. Siempre hay más ante nosotros. Todos están en este viaje: los pobres, los que no son pobres y el personal de la agencia de desarrollo. El viaje transformador es acerca de tratar de encontrar y gozar la vida como debe de ser, como pretende ser. En este libro sugiero que las metas para este viaje de transformación sean recuperar nuestra verdadera identidad como seres humanos creados a imagen y semejanza de Dios y descubrir nuestra verdadera vocación como mayordomos productivos cuidando fielmente del mundo y de todas las personas que están en él.
Testimonio cristiano es la segunda frase que uso frecuentemente. Entender lo que significa requiere una breve introducción. Todos creen en algo y eso en lo que creemos moldea lo que hacemos y cómo lo hacemos. Esto no es menos cierto para quienes están preocupados por los pobres y desean ayudarles en su viaje de desarrollo. Este centro ideológico es un asunto de fe, ya sea que seamos cristianos, musulmanes, budistas, agnósticos o ateos. Nuestros valores y creencias centrales son de donde obtenemos nuestro entendimiento de quiénes somos y para qué estamos aquí. Estos principios guía moldean nuestro entendimiento de lo que es un mejor futuro humano y cómo debemos llegar ahí.
Soy cristiano y he estado trabajando entre cristianos en el negocio del desarrollo por más de treinta años. Mi identidad cristiana y mi entendimiento de la fe moldean mi opinión de para qué es el desarrollo y cómo se debe realizar. Parte de ese entendimiento es mi convicción de que las mejores noticias que tengo son el conocimiento de que Dios, por medio de su Hijo, ha hecho posible que cada ser humano esté en una relación de pacto con él. Todo lo que necesitamos hacer es decir que sí a esta oferta. No compartir estas noticias, no anhelar que todos compartan lo que se me dio sin ningún mérito propio, sería erróneo en el más profundo sentido. Testimonio cristiano es el término que uso para describir que el amor me obliga a compartir esta noticia.
Deliberadamente escojo esta frase por sobre la palabra evangelismo por varias razones. Primero, al igual que el término desarrollo, evangelismo es una frase cargada. Imágenes de evangelistas de la calle gritando con megáfonos y de evangelistas de cruzada exhortando estadios llenos de personas vienen a la mente, y ninguna de ellas se ajusta muy bien a la idea del desarrollo transformador. Segundo, y más importante, el evangelismo tiende a usarse en el sentido limitado de referirse a la proclamación verbal de la verdad del evangelio de Jesucristo. Necesito una frase que incluya proclamación, pero que no se limite solo a ello.
Entiendo el testimonio cristiano para incluir la declaración del evangelio según la vida, palabra y obra. Por vida me refiero al hecho de que los cristianos son el mensaje. Somos el libro sesenta y siete de la Biblia. Las personas leen nuestras vidas y nuestras acciones y escuchan nuestras palabras como una forma de determinar lo que significa ser un cristiano. Ahora porpalabra me refiero a la necesidad de decir lo que es la historia del evangelio e invitar a otros a hacer la suya. Por obra me refiero al hecho de que la fe cristiana, en el mejor de los casos, es una fe activa, comprometida con el mundo y que busca hacerlo más para la vida y el disfrute de la misma.
Hayun importante matiz aquí:no existe tal cosa como no dar testimonio. Los promotores de desarrollo cristiano están dando testimonio todo el tiempo. La única pregunta es “¿A quién o a qué?” Sus actos, tanto lo que hacen y cómo lo hacen, en quién declaran o en qué colocan su fe también demuestran el contenido moral de esa fe. La manera en que viven sus vidas declara a quién aman y de quién dependen. Y, si de veras demuestran su amor a Dios y a su prójimo con sus vidas, entonces llegarán preguntas para las cuales el evangelio es la respuesta y darán testimonio con las palabras adecuadas.
El problema de la cosmovisión moderna
Ya he mencionado que una de las principales características en la historia ha sido la creencia occidental de que los ámbitos espiritual y material de la vida están separados y no se relacionan. Esta suposición dominante controla casi todas las áreas de la consulta intelectual, incluidas la práctica y teoría del desarrollo. El resultado es un trágico par de reducciones. Primero, la pobreza se reduce a una simple condición material que tiene que ver con la ausencia de cosas como dinero, agua, alimento, vivienda, y la falta de sistemas sociales justos, también definidos y entendidos materialmente. Segundo, el desarrollo se reduce convenientemente a una serie material de respuestas diseñadas para superar estas necesidades.