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Voces de los pobres
Bienestar es un estómago lleno, tiempo para orar y una plataforma de bambú para dormir.
—Una mujer pobre en Bangladesh (Narayan-Parket et al, 2000: 234)
La conversación posterior a la II Guerra Mundial sobre la evolución y el replanteamiento de la idea de desarrollo se había dado principalmente entre los académicos del norte a los que eventualmente se les unieron académicos y luego profesionales del sur. No fue sino hasta finales de la década de 1990 que algunos empezaron a preguntarse si escuchar a los pobres articular sus propias descripciones de pobreza y bienestar humano podría ser un contrapunto útil.
Después de una década de hostigamiento por parte de las ONG y académicos de desarrollo, el Banco Mundial comenzó a aceptar la idea de que su equipo de economistas, financiado por los países más ricos del mundo, podría estar demasiado alejado del mundo real de los pobres. Trabajando con la asesoría de Robert Chambers, se envió un equipo de investigadores a escuchar a más de sesenta mil personas de las más pobres del mundo. A inicios de la década del 2000 el proyecto Vocesde los Pobres publicó tres libros con hallazgos del equipo (Narayan-Parket et al, 2000).
Además de escuchar a los pobres hablar sobre cómo la pobreza, la opresión y la injusticia estaban afectando negativamente sus vidas, también se incluyeron preguntas acerca de lo que los pobres creen que es el bienestar humano. Como se puede esperar, más alimento, mejor salud y acceso a educación formaron parte de la lista. El bienestar humano sin las cosas esenciales de supervivencia es imposible de imaginar. Aún más sorprendente fue el hallazgo de que tener suficiente materialidad para una buena vida no significa pedir mucho. Los deseos materiales de los pobres son modestos: “Que cada niño tenga al menos una cama, un par de zapatos, un toldo sobre sus cabezas, dos sábanas, para no dormir como lo hacemos en el suelo” (Narayan-Parket et al, 2000:25).
Pero la conversación rápidamente fue más allá de estos deseos materiales obvios. Muchas de las expresiones de bienestar eran relacionales, el bienestar social parece central para el bienestar humano de los pobres (Narayan-Parker et al,2000). El deseo de poder cuidar de la familia de uno, la armonía dentro de la familia y la comunidad, tener amigos y ayudar a otros surgió regularmente en las entrevistas.
Menos esperado por los investigadores, muchas de las manifestaciones de bienestar eran de naturaleza psicológica (Narayan-Parket et al,2000). Se escuchó del deseo de sentirse mejor acerca de sí mismos y el anhelo de un sentido de dignidad y respeto. Paz mental, falta de ansiedad, temor a Dios y ser feliz o estar satisfecho con la vida se mencionaron como elementos del bienestar humano. Para sorpresa de los investigadores occidentales, “una vida espiritual y observancia religiosa se entrelazan con otros aspectos del bienestar”(Narayan-Parker et al, 2000; 38).
Reflexiones de esta conversación sobre desarrollo.
Permítanme iniciar con lo obvio. Primero, la conversación de desarrollo occidental y sus exploraciones contemporáneas de bienestar humano son producto de la modernidad más que cualquier otra cosa. La fe en la idea del progreso humano parece intacta a pesar de la presencia continua de violencia y pobreza alrededor del mundo. Parece que no hay necesidad de lo trascendente. Nosotros, los seres humanos inteligentes, necesitamos aplicar nuestra razón y nuestras observaciones científicas al problema de la pobreza, y su solución está dentro de nuestro alcance. Con excepción de lo que los pobres dicen sobre su visión del bienestar humano, Dios no es parte de la visión occidental. Los puntos que presente en el capítulo uno siguen siendo serios y requieren atención.
Segundo, parece bastante claro que la conversación de desarrollo no ha terminado y que existe un espacio creciente para la contribución de los cristianos. La distancia que la conversación de desarrollo ha recorrido en sesenta años y la continua reinvención de ideas y enfoques sugiere que hay más por aprender tanto acerca del propósito como de los medios de desarrollo. La conversación de desarrollo generalmente no ha involucrado los ámbitos de la psicología y de la religión/espiritualidad hasta muy recientemente. A menudo la religión ha sido considerada parte del problema de la pobreza y, por ende,seguramente no será parte de la solución. Esto está cambiando y la puerta se está abriendo para permitir a las personas hablar desde una perspectiva religiosa.
Permítanme compartir algunos ejemplos de ello. La comunidad internacional de desarrollo, un terreno generalmente seglar y moderno con suspicacias sobre la religión, ha comenzado a acercarse para hablar con quienes representan a las instituciones basadas en la fe. El primer paso ocurrió cuando World Development, la revista de la Sociedad de Desarrollo Internacional, dedicó una edición especial a la relación entre religión y desarrollo en 1980 y luego propuso una nueva agenda de búsqueda (Clarke, 2006). Casi veinte años después, en 1998, inspirado por James Wolfensohn, entonces presidente del Banco Mundial y por George Carey, el arzobispo de Canterbury, se lanzó el Diálogo de Desarrollo Mundial. Esto llevó a un proceso multianual de diálogo y exploración continua (Marshall, 2001; Marshall y Van Saanen, 2007). Una investigación posterior llamó la atención al hecho de que las organizaciones de la sociedad civil basadas en la fe fueran el principal—si no el mayor— contribuyente del bienestar social en buena parte del sur (Clarke,2006:837-841).
En 2005, un Programa de Investigación de Desarrollo y Religiones de cinco años fue lanzado por un consorcio que incluye las Universidades de Birmingham y Bath en el Reino Unido junto con otros socios e instituciones británicos en el sur. Financiado por el Departamento de Gobierno del Reino Unido para Desarrollo Internacional, el programa ya había completado una serie de documentos de trabajo interesantes sobre religión y desarrollo desde la perspectiva de la sociología, antropología y y economía.2
Más recientemente, se estructuró un serio reto desde dentro de la misma comunidad de estudios de desarrollo seglares. Séverine Deneulin y Bano señalan que existe un importante “traslape entre las tradiciones religiosas y seglares en temas de desarrollo”en las áreas de dignidad humana, justicia social, pobreza, ayuda, preocupación por la tierra, igualdad y libertad (2009;10-11). Aunque también existen áreas de importantes y posiblemente irreconciliables diferencias, Deneuline y Bano se preguntan si existe potencial para un diálogo entre estas dos perspectivas del desarrollo e incluso propósito usando el diálogo interreligioso como un modelo para realizar dicho diálogo.
Como reflexión final, es importante señalar que el tema de desarrollo o bienestar humano es el centro de conversaciones en una variedad de ámbitos hasta aquí desconectados. Dentro del área de la psicología, la investigación sobre florecimiento humano, la psicología positiva y la psicología comunitaria ahora están explicando el rol de las instituciones sociales y de la comunidad como un todo en términos de la salud mental de los seres humanos. Felicidad—en el sentido de tener una visión positiva de la vida de uno— es ahora un tema de creciente interés en Ciencias Económicas (Kenny y Kenny, 2006), Filosofía (S.Bok, 2010), y Política (D.Bok, 2010). La extensión continua del trabajo de Amartya Sen con Martha Nussbaum se enfoca en una visión holística o exhaustiva del bienestar humano (Nussbaum y Sen, 1993). Finalmente, los investigadores de desarrollo están creando herramientas para medir el bienestar en la práctica de desarrollo (White, 2009).
Incluso los teólogos están entrando en el acto. Inter Vartisy realizó una conferencia sobre florecimiento humano en el 2008. Miraslav Volf, David Kelsey y John Hare están supervisando un proyecto de investigación en Yale sobre Dios y florecimiento humano. El reciente libro de Nicholas Wolterstorff God, Justice and Love (Dios, Justicia y Amor) hace distinciones útiles entre la idea utilitaria contemporánea de una satisfactoria vida “experimental”, la “vida bien vivida”de Aristóteles y otros de la antigua Grecia, y lo que Wolterstorff llama “la vida que es tanto bien vivida como que va bien”(Wolterstorff, 2008). Esta formulación de bienestar humano une las capacidades humanas y la dimensión de la acción —los seres humanos deben poder disfrutar de una vida que valga la pena vivir y perseguir los fines de esa vida que desean— y ser los destinatarios de las condiciones que permiten ese tipo de vida —tipo de relaciones correctas y justas—. Ampliaremosesto más adelante. Existe una urgente necesidad de conversaciones multidisciplinarias entre estos silos académicos tradicionales. Los pobres lo requieren de nosotros.
Pensamiento contemporáneo sobre desarrollo
Desde la discusión anterior de la evolución del pensamiento de desarrollo, algo significativo ha cambiado —una modificación desde las teorías globales sobre economía basada en investigación empírica—. A lo largo de los últimos quince años, una cantidad importante de investigación en desarrollo se ha realizado por parte del Banco Mundial, agencias gubernamentales de desarrollo y académicos. Aunque estamos lejos de un estado de conocimiento comprensivo, la agenda de investigación está dirigiéndose hacia el pensamiento de desarrollo de una manera que no hace mucho tiempo era diferente.
Además, existe muchamás coordinación y cooperación entre agencias. Los profesionales de desarrollo cristianos están más propensos a encontrarse a sí mismos en la mesa con otros profesionales de desarrollo de agencias seglares y gubernamentales. Un entendimiento básico de trabajo del pensamiento de desarrollo contemporáneo y la investigación que recae detrás puede hacer esas conversaciones más simples. Además, yo creo que nosotros los cristianos necesitamos esperar que Dios pueda estar trabajando en nuestros amigos seglares y su compromiso a ayudar a los pobres y, de esa manera, asumir que Dios pueda tener regalos para nosotros en su trabajo. Debemos de salir de nuestro gueto cristiano y ver lo que Dios tiene para nosotros.
Hablando sobre el desarrollo desde una perspectiva global, y como un problema global, hay tres grandes voces: Jeffrey Sachs, William Easterly y Paul Collie. Nosotros también tenemos que tomar nota de la reencarnación de un aspecto de la teoría de modernización: el enlace entre cultura y desarrollo. Finalmente, hay dos voces importantes que están agregando a la conversación perspectivas provenientes del sur: Hernando de Soto y Mohammad Yunus.
Jeffrey Sachs -El gran empujón
Sachs es el director del Instituto Earth y profesor de Desarrollo Sostenible en la Universidad de Columbia. Desde el 2000 hasta el 2006 fue asesor especial de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que eran los objetivos acordados internacionalmente para reducir la pobreza extrema, las enfermedades y el hambre para el año 2015.
En The End of Poverty (El Fin de la Pobreza), Sachs argumentó que hay naciones —que representan una sexta parte de la humanidad— que están encerradas en una trampa de pobreza creada por la enfermedad, el aislamiento geográfico y un ambiente limitante. Estos países no pueden escapar de esta trampa sin ayuda externa, ellos simplemente no tienen los recursos ni la capacidad. Todos los otros factores que exacerban el impacto de esta trampa de pobreza —demografía, gobernanza, cultura, innovación, temas fiscales, geopolítica—se pueden manejar con el tiempo, pero solo si se rompe la trampa de pobreza. (Sachs, 2005:56ff.). Por ello, estos países pueden necesitar ayuda externa significativa: un gran empujón (ibid., 19, 208).
Sachs clama por un “compacto global para acabar la pobreza”que establezca una meta a los países ricos para que inviertan 0,7% de su PIB en los ODM. Esto proveería hasta US$175 mil millones anuales en asistencia para el desarrollo (2005: 218). La ayuda sería coordinada a través de un sistema de asistencia relanzado que incluye al Banco Mundial, al FMI ya las agencias de las Naciones Unidas que apoyan el desarrollo y agencias gubernamentales para el desarrollo (2005:255ff.).
Usando medicina clínica como una metáfora, Sachs crea lo que él llama “economía clínica”para diagnosticar y, posteriormente, proponer soluciones para situaciones de pobreza local distintas (2005:74ff.). A través del Instituto Earth de la Universidad de Columbia, estableció un grupo de programas de Aldeas del Milenio en África, que combina salud, educación, agricultura y desarrollo de infraestructura para ilustrar su enfoque (2005:238-241). La evaluación de las aldeas se construye en torno a demostrar la factibilidad de alcanzar los ODM.
William Easterly -De abajo hacia arriba
Easterly es profesor de Economía en la Universidad de Nueva York, co-director del Instituto de Investigación de Desarrollo y fue economista del Banco Mundial desde 1985 hasta el 2001.
La pregunta fundamental de Easterly es estratégica. Durante los sesenta añosde desarrollo que recién examinamos,se gastaron más de US$2,3 billones en ayuda extranjera. Si bien se ha logrado algún progreso, este ha sido muy desigual y lamentablemente el número de personas que viven en extrema pobreza es casi de mil millones. Sin embargo ninguno de los países que ha mostrado más progreso en crecimiento económico —los Tigres Asiáticos3 en los últimos cuarenta años y China e India más recientemente— ha seguido las fórmulas de desarrollo de Occidente ni han recibido tanto en ayuda exterior. Intrigado por esto, Easterly busca cambiar la pregunta de Sachs de “¿Cuánta ayuda exterior necesitamos para erradicar la pobreza?”a“¿Cuál es el mejor uso de la ayuda exterior para desarrollo?” (2006: 4,11).
Easterly ve el mundo dedesarrollo diferente a Sachs en una serie de formas importantes. Primero, no cree en el planeamiento de desarrollo global de arriba hacia abajo. Él ve esto como un vestigio de la era colonial, reflejando la idea de que “el Occidente sabe más”. Al contrastar “planificadores”con “buscadores”, Easterly considera que los problemas sociales se solucionancon innovadores que están lo más cerca posible de la acción ya que ellos intentan y fallan y lo vuelven a intentar (buscadores). Por otro lado, los planificadores viven en Washington DC, Londres y Pekín y asumen que saben suficiente para poder encontrar soluciones globales y así determinar qué es necesario suplir. Los buscadores saben que nunca conoceránlo suficiente y, más bien, examinan qué se ha estado pidiendo y tratan de cubrir esa necesidad. Los planificadores proporcionan soluciones que han desarrollado un largo camino desde la primera línea; los buscadores buscan lo que está funcionando localmente y tratan de mejorarlo (Easterly, 2006:14-19).
En segundo lugar, la teoría de cambio social de Easterly es fundamentalmente diferente de lo que piensan Sachs y muchas agencias de desarrollo occidentales. Planes maestros de arriba hacia abajo traicionan una cosmovisión moderna que asume que existe una teoría global unificada de todo, incluyendo pobreza y desarrollo. Descubrir esa teoría debería entonces informar todas las acciones de desarrollo en todos los contextos. Easterly no cree que este sea el caso. Admirador de Edmund Burke y de la Era Intelectual Británica (The British Enlightenment), opta por un enfoque de abajo hacia arriba, de descubrir lo que funciona y de conocer su camino hacia el futuro que asume que el descubrimiento incremental es un mejor ajuste en un mundo complejo y dinámico del que no podemos saber lo suficiente. Retomaremos este tema de conocer su camino cuando hablemos de sistemas sociales complejos en el capítulo ocho, dado que es sumamente relevante para el diseño de un programa de desarrollo.
El enfoque de Easterly es,en planes modestos, búsqueda local y mucha energía gastada en evaluación (2006:53, 193, 375). Dar pasos cortos, hacer las cosas de diferentes maneras y ver qué sucede. Alimentar esas cosas que están funcionando y no alimentar aquellas que no. Esther Duflo, una economista francesa y profesora de Alivio de Pobreza y Desarrollo Económico en el MIT y cofundadora del Laboratorio de Acción de Pobreza, ha retomado esta idea y está teniendo un progreso notorio en desarrollo al examinar y evaluar la vía al éxito (Duflo y Kremer, 2008).
Finalmente, Easterly no cree que la investigación de desarrollo apoye la idea de Sachs sobre la trampa de la pobreza, condición de la que las naciones no pueden liberarse sin una importante inyección de ayuda externa. Cita la investigación económica de Angus Maddison para mostrar como “11 de los 28 países más pobres en 1985 no estaban en el quintil más pobre en 1950. Ellos cayeron en pobreza al ‘caer desde arriba’” (Easterly, 2006:41). También coloca geografía, enfermedad y ambiente —elementos de la trampa de pobreza de Sachs— junto al conflicto y la “maldición de los recursos”4 como un conjunto de condiciones que interfieren con la erradicación de pobreza, pero no la evitan. Luegoprosigue para agregar tres factores adicionales que apoyan la erradicación de la pobreza: un ambiente institucional positivo, instituciones democráticas y estar conectados a la economía global (2006: 36-55).
Paul Collier - Los mil millones de abajo
Paul Collier, profesor de Desarrollo Económico en Oxford, entra a la conversación de desarrollo desde un ángulo totalmente diferente. Él comienza preguntando cuáles países están padeciendo en términos de crecimiento económico y luego pregunta cuál es el diferenciador de estos, comparado con los países que están creciendo económicamente. Él descubrió que cerca de mil millones de personas viven en 58 países que han padecido un crecimiento económico negativo desde 1970, mientras que las demás naciones están experimentando crecimiento económico,aunque a diferentes tasas. Setenta por ciento de estos países está en África y la mayoría de los restantes está en Asia Central (2007:6-7). Al examinar los problemas comunes que estos países enfrentan, Collier identifica cuatro trampas de pobreza: experimentar conflictos crónicos, sufrir el impacto negativo de los recursos naturales (la maldición de los recursos), estar rodeado de malos vecinos, y mala gobernanza (2007:5-6). Estas cuatro trampas pueden significar que estos países se quedarán atrás debido a la globalización, que está sacando personas de la pobreza en países como Brasil, India y China. Además, Collier señala que ninguna de estas trampas se podrá superarúnicamente con un gran aporte de ayuda extranjera (Sachs) o por la solución de problemas de abajo hacia arriba por parte de los buscadores (Easterly).
El diagnóstico de Collier lo lleva a una interesante familia de soluciones propuestas. Al igual que Sachs, cree que la ayuda extranjera puede ayudar, pero solo si se usa selectivamente (2007:100ff.). La ayuda para el desarrollo inyectada en una situación de conflicto es claramente una fórmula para mal manejo o inefectividad. La ayuda que permite a los gobiernos seguir con un mal manejo de los ingresos de sus recursos naturales también parece poco aconsejable. Collier aduce que la ayuda debe estar dirigida a programas que motiven la reducción del conflicto y/o que recompensenla gobernanza mejorada. Dos de las propuestas de Collier se relacionan con la creación de un ambiente político a nivel internacional que promueva el crecimiento económico y la buena gobernanza. Dado que muchas de las políticas comerciales actuales del mundo desarrollado impiden a los países del sur ganar acceso a los mercados del norte, especialmente en el caso de los productos agrícolas, Collier señala que se necesita un cambio en las políticas comerciales del norte para que los países locales puedan conectarse y beneficiarse con los mercados internacionales (2007:157-58). Su segunda propuesta señala que se necesitan leyes y estatutos que motiven la transparencia y desincentiven la corrupción, y establece que se requieren cartas internacionales o reglas para transparencia presupuestaria, manejo de situaciones posconflicto e inversión internacional (2007:135-36).
La última propuesta es la más sorprendente en términos de asistencia de desarrollo. Cuando el conflicto es una barrera endémica para el desarrollo, Collier se pregunta si la intervención militar o policial puede ser una medida de desarrollo necesaria, para crear la seguridad que se requiere para permitir que los otros elementos de esta propuesta de desarrollo sean efectivos (2007:124-25). Obviamente,esta sugerencia inusual no ha sido bienvenida en los campos de estudio y práctica de desarrollo. Pero no está claro qué más puede ayudar con el problema al cual Collier ha llamado nuestra atención tan acertadamente.
Banerjee y Duflo -Economía de los pobres
Más recientemente, Abhijit Banerjee y Esther Duflo, codirectores del Laboratorio de Acción de la Pobreza Jameel del MIT (J-PAL), ofrecieron una nueva perspectiva para entender la pobreza y el desarrollo. Al evitar teorías —grandes y pequeñas—de lo que causa pobreza y las estrategias correspondientes para erradicarla por ser demasiado simplistas, optimistas einsuficientemente basadas en hechos, Banerjee y Duflo cambian su enfoque de los pobres en un lugar en particular y preguntan: asumiendo que los pobres saben lo qué están haciendo y tienen una razón para actuar de la manera que lo hacen, ¿qué tipo de investigación nos ayudaría a entender sus acciones y aspiraciones? “Para progresar, tenemos que abandonar el hábito de reducir los pobres a personajes de caricatura y tomarnos el tiempo para realmente entender sus vidas, en toda su complejidad y riqueza” (2011:viii).
Al realizar una amplia investigación de base en más de 18 países en comunidades pobres en donde se está llevando a cabo programación de desarrollo, los hallazgos de Banerjee y Duflo están desmantelando toda una serie de creencias comunes que impulsan la programación de desarrollo con base en supuestos simplistas de lo que un programa puede hacer por los pobres o hacer que los pobres hagan. Ambos ponen en duda la idea de que existen respuestas simples, como mosquiteros, inmunizaciones o educar a las madres para que traten su agua con cloro como solución a la complejidad de brindar una efectiva atención de salud a los pobres. Ellos muestran que mientras los microcréditos cubren una necesidad financiera de los pobres, manejar el riesgo con seguros y establecer una manera segura de ahorrar son igualmente importantes(Banerjee y Duflo, 2011:41-42;133-134;183-184). Además, la idea de que más de mil millones de personas pobres sean emprendedoras y que, por ende, la solución a la pobreza seael suministro de microcréditos es cuestionada por dos razones. Primero, la mayoría de los pobres que manejan sus propias fincas y empresas lo hacen así porque no tienen otra opción: la investigación sugiere que muchos evitarían esta vida de riesgos y retos si pudieran (ibid., 205-206), justo como la mayoría de nosotros escogeríamos hacer en Occidente. Segundo, no hay pruebas convincentes que muestren que lasmicroempresasse desarrollan en pequeñas empresas, lo cual es la clave para proporcionar trabajos para quienes no son emprendedores (ibid., 157-58).
En otro ejemplo interesante, Banerjee y Duflo brindan información empírica que sugiere que no es cierto que haya una trampa nutricional que mantiene a los pobres desnutridos y débiles y, por ende, incapaces de trabajar, lo cual se traduce en no poder ganar suficiente dinero para resolver el problema nutricional (ibid., 19). La solución asumida para esta trampa es incrementar los ingresos de los grupos familiares pobres. La investigación muestra que cuando los pobres reciben ingresos adicionales, el dinero extra se gasta en festivales, televisión, emergencias médicas, alcohol, tabaco y alimentos más sabrosos pero no más nutritivos. Parece ser que “la necesidad humana básica de una vida placentera puede explicar por qué el gasto en comida está ‘disminuyendo’ en muchos hogares pobres” (ibid., 37). Para no criticar a los pobres por esas malas decisiones, nos recuerdan que nosotros en Occidente, a menudo tomamos decisiones inesperadas y aparentemente irracionales cuando llega el momento de gastar nuestro dinero en alimentos y otras cosas. “Nuestras opciones de gasto no son siempre consistentes con lo que sabemos es mejor para nosotros, ¿por qué esperamos que los pobres sean diferentes?” (ibid., 68).
Debido a este comportamiento impredecible de parte de la mayoría de humanos en términos de qué es mejor para su futuro y tomando en cuenta el hecho de que existe un límite sustancial de lo que un extranjero puede saber sobre un contexto específico, Banerjee y Duflo nos instan a evitar diagnósticos simplistas y sus correspondientes programas de desarrollo de respuestas únicas. En su lugar, ellos han adaptado la idea de ensayos de control aleatorios —un enfoque muy comúnmente utilizado para probar nuevos fármacos—y lo han aplicado para desarrollo de planes de programa. Por ejemplo, en un área de la India con tasas de inmunización muy bajas a pesar de que existe inmunización gratuita en los puestos de salud del gobierno, los pueblos de la zona se dividieron en tres grupos. El primer grupo comprendía pueblos que no recibían intervención de programa; eran el grupo de control. El segundo grupo de pueblos se convirtió en el sitio de una feria mensual de saluden donde trabajadores de salud del gobierno dieron inmunizaciones gratuitas.El tercer grupo de pueblos también fue visitado por la feria mensual de salud, pero, además, a las madres se les daba un kilogramo de dal (frijoles) y un juego de platos de metal cuando los niños completaban su serie de inmunizaciones. Con base en los resultados empíricos, la tercera opción resultó ser la más efectiva. Este es un ejemplo de aprender el camino al futuro —algo de lo que hablaremos en los capítulos ochoy nueve—y que hace eco de la preocupación de Easterly por la importancia de un monitoreo y evaluación basados en la evidencia.