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Banerjee y Duflo concluyen con una advertencia que es una corrección útil para muchas de las teorías que exploramos en este libro:
Si resistimos el tipo de pensamiento perezoso y formulista que reduce cada problema al mismo conjunto de principios generales; si escuchamos a los pobres y nos forzamos a entender la lógica de sus decisiones; si aceptamos la posibilidad del error y supeditamos cada idea, incluyendo las aparentemente de mayor sentido común, a una evaluación empírica rigurosa, entonces estaremos listos no solo para construir una caja de herramientas de políticas efectivas, sino también para entender mejor por qué los pobres viven de la manera que lo hacen (2011: 272).
Lawrence Harrison — La cultura importa
Con la necesaria y apropiada desestimación de la versión original de la teoría de modernización y su tesis de que las culturas tradicionales son culturas de pobreza, mientras que las culturas occidentales modernas no lo son, se volvió inapropiado discutir de cultura y desarrollo por un buen tiempo. Harrison, ex director de la oficina de USAID y ahora director del Instituto Culture Change de la Escuela Fletcher de la Universidad de Tufts, resucitó la idea de que cultura y pobreza pueden tener conexiones que se deben tomar en serio. Su principal trabajo, Underdevelopment Is a State of Mind (El subdesarrollo es un estado mental, 1985), usó estudios de caso de América Latina para respaldar su afirmación de que la cultura ha sido un obstáculo para el desarrollo económico de la región.
En un volumen editado del simposio “Valores Culturales y Progreso Humano” de la Universidad de Harvard, de 1999, la pregunta de la cultura y el desarrollo se planteó de esta manera: “Si la cultura es importante y las personas han estudiado cultura por un siglo o más, entonces, ¿por qué no tenemos teorías bien desarrolladas, lineamientos prácticos y vínculos profesionales cerrados entre quienes estudian cultura y quienes hacen y manejan políticas de desarrollo?” (Harrison y Huntington, 2000:xvi). Mientras la idea de conectar la cultura y la pobreza aún pone muy nerviosas a algunas personas, esta pregunta es importante. Dejando por un momento de lado los puntos de vista particulares de Harrison sobre cultura y desarrollo, la idea de que la antropología pueda tener una contribución que hacer a la teoría y práctica de desarrollo es buena, aunque los antropólogos necesitaron de mucha motivación desde su propia disciplina para volver a comprometerse con el desarrollo (Para un resumen útil, véase Sillitoe, 1998).
La primera tesis de Harrison es que los valores y prácticas culturales pueden ayudar o entorpecer el desarrollo económico y por lo tanto necesitan ser parte de los análisis sociales antes de que se diseñen los programas de desarrollo. Él tiene razónen esto y veremos más acerca de cómo la antropología ha participado y mejorado metodologías de desarrollo participativas en el capítulo ocho.
La segunda tesis de Harrison causa más controversia. Se basa en su conclusión de que el desarrollo económico de los últimos cincuenta años es geográficamente desigual y que la cultura brinda una parte importante de la explicación de dos formas. Primero, considera que “la sociedad que es más exitosa ayudando a su gente —toda su gente—se da cuenta de su potencial creativo y es la sociedad que va a progresar más rápido”(Harrison, 1985:2). Haciendo eco de McCloskey, esto significa que esos valores culturales que motivan a las personas a ser creativas y productivas,que recompensan el mérito, la toma de riesgos, el ahorro y que promueven confianza y transparencia tienden a apoyar el crecimiento económico. Culturas y valores que limitan alguno o todos estos simplemente apoyan menos el crecimiento económico.
Segundo, Harrison argumenta que estos mismos valores culturales tienen,para bien y para mal, una profunda influencia en la efectividad de las instituciones sociales, y particularmente de las económicas (Harrison, 1985:2-3). Douglass North hizo un convincente caso sobre la importancia de dichas instituciones en cuando a su contribución al crecimiento económico de Occidente (North, 2005).
La conversación contemporánea sobre pobreza y cultura tiene varias debilidades. Primero, la idea de que las personas viven dentro de un único marco cultural no es cierta. Todos vivimos y nos movemos dentro de un conjunto complejo y fluido de realidades culturales y subculturales. Segundo, los valores modernos no se encuentran exclusivamente en extranjeros, con los valores tradicionales expresados únicamente entre los locales. Por ende, la conversación se complica y se confunde en el mundo real.
Más importante, si bien la nueva conversación reafirma que el cambio cultural debe venir desde adentro y no desde afuera, la conversación de cultura y desarrollo ignora ingenuamente qué tan poco entendemos realmente en cuanto a cómo cambian las culturas en realidad. No hay acuerdo sobre si el crecimiento económico cambia los valores culturales o no, como sugiere Sachs (2005:317), o si los valores culturales permiten el crecimiento económico o no, como estipula Landes (1999:516).
No obstante, como Vijayendra Rao y Michael Walton dejan claro en Culture and Public Action (Cultura y Acción Pública), debemos tomar el tema de la cultura y el desarrollo seria y cuidadosamente. “Un enfoque en cultura es necesario para confrontar las preguntas difíciles sobre qué se valora en términos de bienestar, quién hace la valoración y por qué los factores económicos y sociales interactúan con la cultura para asignar de forma desigual el acceso a una buena vida”(2004:4).
Hay una pregunta relacionada que lleva el tema de los valores culturales al ámbito del profesional. Una de las controversias que surgió en el Simposio de Valores Culturales y Progreso Humano —del cual se desarrolló el libro Culture Matters (La cultura importa)— tiene que ver con el grado en que “se debe integrar el cambio cultural en la conceptualización, estrategización, planificación y programación de desarrollo político y económico”(Harrison y Huntington, 2000:xxx). Jeffrey Sachs, Hernando de Soto y Amartya Sen ven la conveniencia de convertir el cambio cultural en una meta de desarrollo con considerable suspicacia. Las culturas no parecen cambiar al ritmo de un programa de desarrollo y su vida útil. Simplemente no hay suficientes datos para apoyar esa afirmación y hay demasiada tentación de permitir prejuicios e incluso culpar a la víctima. Debido a la historia del colonialismo occidental y de los supuestos sobre la superioridad de las cosas de Occidente, el paso para tratar de cambiar la cultura parece un puente demasiado lejano para muchos.
Hernando de Soto -Los pobres como emprendedores
De Soto es un economista peruano que ha hecho dos contribuciones muy importantes a la conversación de desarrollo. En 1989, su primera pieza importante de investigación desde el contexto peruano demostró tres cosas sobre los pobres que pueden ser relevantes en algún otro lugar. Primero, demostró la vitalidad, creatividad y naturaleza emprendedora de los pobres urbanos de Perú. La investigación de De Soto demolió el prejuicio de que los pobres son perezosos y estúpidos. Segundo, comprobóel impacto altamente negativo en los pobres de ser relegados a la economía informal o no formal, con su crimen y su falta de Estado de derecho, protecciones legales y servicios sociales. Si bien los pobres son emprendedores que toman riesgos, De Soto evidencióque sus negocios informales no pueden crecer en el sector informal y son vulnerables a robo, extorsión y desastres naturales (1989:xix).
Finalmente, llamó la atención sobre la naturaleza excluyente de la economía formal en Perú (y en otros países latinoamericanos), que resulta de un arreglo mercantil por el cual el gobierno se mantiene en el poder siempre y cuando proteja la ventaja económica de las oligarquías que controlan la economía (1989:201-202). De Soto documentó un conjunto de reglas, tarifas y procedimientos, creados por la regulación gubernamental, que hacen del registro legal del mercado local o de la licencia del vendedor una pesadilla costosa y que requiere de mucho tiempo. Estos procesos convulsos pueden implicar más de cincuenta pasos diferentes, docenas de ministeriosy departamentos gubernamentales diferentes y con un valor de ingreso de dos a cuatro años para completarse (1989:131-132). El propósito de estas regulaciones es proteger los intereses económicos creados de la competencia. Friedmann llama a la “persistencia de los pobres dentro de un estado hostil… un acto de resistencia civil”(1992:23).En el año 2000, la segunda contribución importante de De Soto llegó como resultado de su exploración acerca de lo que él mismo llamó el misterio del capital y por qué el capitalismo funciona en Occidente y no lo hace tan bien en otros lugares (De Soto, 2000). La primera parte de su descubrimiento fue que nosotros en Occidente hemos cambiado nuestra forma de pensar sobre las propiedades. La tierra, o cualquier activo físico, se ha convertido en más que solo una parcela a poseer; esun activo que tiene valor como capital y por ende se puede apalancar. Una persona puede conservar la tierra, hacer un préstamo con base en su valor y comenzar un nuevo negocio para crear nueva riqueza. Así, la propiedad se transforma en capital. De Soto considera que los pobres del mundo están sentados en activos que valen cuarenta veces más que toda la ayuda extranjera que se ha dado desde 1945 (2000:4), pero no pueden convertir esa propiedad en capital; es “capital muerto”, descrito en su segundo descubrimiento.
De Soto dio seguimiento a la historia del desarrollo de capital en Occidente y se dio cuenta de que la clave para poder hacer un préstamo sobre un activo que uno posea es poder probar que es de uno. El surgimiento de un sistema de derechos de propiedad en Occidente proporcionó este tipo de prueba a un prestamista, por lo que las propiedades se convirtieron en capital que se podía usar. En muchas partes del mundo en donde viven los pobres no existen sistemas de derechos de propiedad ni los medios legales para aplicarlos. Los sistemas de propiedad comunal, propiedad gubernamental o propiedad conflictiva o no documentada contribuyen a lo que De Soto denomina capital muerto, porque nadie va a prestar dinero sobre algo que una persona no puede probar que le pertenece (De Soto, 2000).
Muhammad Yunus—El derecho a acceso a crédito
Yunus es un profesor de economía de Bangladésy fundador del Banco Grameen y sus empresas relacionadas. En medio de la seria hambruna de la década de 1970, Yunus conoció a una mujer pobre que hacía bancos de bambú en las calles, en las afueras de la universidad, y se preguntó si su economía tenía algo que ofrecerle para aliviar su pobreza. Para su sorpresa, se enteró de que ella no estaba buscando limosna. Ella quería hacer cosas que la gente comprara, pero estaba limitada por las altas tasas de interés de los prestamistas y por el hecho de que ningún banco le iba a prestar dinero a alguien sin dirección ni bienes.
Sin ninguna experiencia en banca, Yunus tuvo una serie de ideas liberadoras: los pobres no tenían acceso a créditos asequibles; los pobres podrían ser buenos riesgos de crédito bajo las condiciones correctas.; y el monto de crédito que los pobres necesitaban para convertirse en partes productivas de la economía local era relativamente pequeño. El resultado es la muy conocida historia del Banco Grameen, que hoy tiene más de 5,6 millones de miembros (Dowla y Barua,2006: 29).
Al igual que De Soto, Yunus tiene una visión muy positiva de la disponibilidad de los pobres para trabajar en circunstancias difíciles.
Una de las contribuciones clave que Yunus hizo para pensar en desarrollo fue su idea de que simplemente transferir dinero de los no pobres a los pobres por medio de un arreglo caritativo no lucrativo podría no siempre ser lo mejor. Tiene dos debilidades. Primero, este enfoque tiende a crear dependencia y no siempre ha ayudado a los pobres a encontrar un rol sustentable dentro de la economía local. Segundo, la escala y la sostenibilidad de ese tipo de enfoque se ven limitadas por cuánto daría el no pobre y por cuánto tiempo. ¿Habrá en algún momento suficiente caridad para ayudar a dos mil millones de personas que viven con menos de US$2 al día? Yunus decidió crear lo que denominó negocios sociales, que tienen la capacidad de recuperar los costos mediante tasas de interés accesibles y con un sistema de precios de dos niveles (un precio subsidiado para los pobres y otro precio más alto para la clase media) por sus servicios. El resultado neto es una familia de veinticinco empresas de Grameen que brindan servicios como microcréditos, servicios de salud y bienestar, ventas y distribución de productos hechos a mano, garantías de préstamo para pequeñas empresas, capacitación de información tecnológica y servicios de teléfonos móviles (Yunus, 2009:78-79).
La última propuesta de Yunus es lo que él llama negocios sociales. Estos son negocios que crean un bien social y son administrados con principios empresariales al igual que las empresas de orientación lucrativa: sin subsidios y capaces de pagar el costo del crecimiento de capital. Como los modelos de negocios de Grameen, el costo de hacer negocios se recupera mediante cuotas y pagos de intereses, y ahora incluye el costo de capital nuevo para poder financiar el futuro crecimiento. La única diferencia con respecto a un negocio lucrativo es que crear un bien social remplaza la maximización de la rentabilidad. Los inversionistas recuperan su inversión, pero no reciben dividendos. Yunus llama a esto empresas sin pérdidas y sin dividendos y ofrece la idea como el elemento faltante del capitalismo (Yunus, 2009:21-25).
Resumen
Al mirar hacia atrás en este relato de la historia y el pensamiento actual sobre desarrollo desde una perspectiva global,vemos que hay profundas contradicciones, una perspectiva común e imperfecta, una ironía y una oportunidad.
Las contradicciones son evidentes. Las buenas noticias son que el porcentaje de personas que viven con menos de US$2 bajó más del 95% en 1820 a cerca de 43% en el 2008 (Banco Mundial, 2008). En los casi veinticinco años comprendidos entre 1981 y el 2005, el número de personas que viven en absoluta pobreza en el mundo bajó de 1,9 mil millones (52% de la población mundial) a 1,4 mil millones (25%), con los mayores descensos en China, India y, más recientemente, en Brasil e Indonesia (Banco Mundial, 2010).
Casi mil millones de personas en cincuenta países están inmersas profundamente en la pobreza y no está claro cómo el desarrollo, tal y como lo entendemos, puede ocurrir (Collier, 2007:5-7). Las buenas noticias son que la asistencia de desarrollo está en el nivel más alto de su historia. Las no tan buenas noticias son que no estamos seguros de cómo utilizar de mejor manera la ayuda internacional para facilitar el desarrollo efectivo y sostenible (Easterly, 2006:4;11; Banerjee y Duflo, 2011). Las buenas noticias son que conocemos mucho más sobre políticas económicas, métodos participativos, buena gobernanza y valores culturales útiles que permiten desarrollo. Las no tan buenas noticias son que la meta de desarrollo está “en el servicio de expandir la capacidad humana para producir y tener más —más cosas, más libertad, más años, más control—”(Hoksbergen, Curry y Kuperus, 2009:30). Finalmente, las buenas noticias son que el número de los no pobres está también en el punto más alto de su historia. Las no tan buenas noticias son que ellos están lidiando con obesidad, el consumismo y un ambiente natural en deterioro.
Si bien las propuestas de desarrollo de Sachs, Easterly, Collier, De Soto y Yunus nos condujeron más allá de simples modelos de crecimiento económico y de la tendencia histórica de tener percepciones negativas de los pobres y su potencial, todos estos contribuyentes y sus variados enfoques comparten una perspectiva común: la cosmovisión moderna. Todos son materialistas, con frecuencia tecnocráticos y reflejan una firme creencia en que el razonamiento humano, la tecnología y el dinero son las claves para resolver el problema de la pobreza. Su brecha común más grande recae en la ausencia de religión y cosas espirituales en su explicación de por qué las personas son pobres y qué se puede hacer para ayudarles.
La gran ironía en esta historia de la idea emergente de desarrollo es que la conversación de desarrollo ha olvidado sus raíces. Raíces que fueron integradas en la visión cristiana del mundo y de cómo este funciona (Stark, 2005; Gillespie, 2008). La ironía se agudiza más por el hecho de que la misma modernidad que gestó las ideas y los marcos conceptuales que conllevaron al concepto de que los seres humanos pueden cambiar la historia y que el desarrollo o erradicación de la pobreza eran posibles también condujo a problemas presentados por la modernidad a los cristianos que desean hacer desarrollo (descrito en el capítulo uno).
La oportunidad es que la denominada conversación de desarrollo secular está redescubriendo la religión y su importancia para con cualquier idea de cambio humano y social (Deneulin y Bano, 2009). Este producto del reto posmoderno significa que los cristianos y su perspectiva religiosa sobre desarrollo pueden estar en un lugar adecuado para realizar una contribución importante en el discurso de desarrollo, siempre y cuando estemos dispuestos a llevar nuestras prácticas y pensamientos de desarrollo hacia una comunidad de desarrollo más grande.
Nosotros los cristianos necesitamos estar anuentes a salir de nuestro exilio autoimpuesto, a dejar de ser tan apologéticos sobre ser cristianos y a empezar a contribuir con el material que nuestra tradición de fe tiene para ofrecer, la cual es considerable.
1. Sznaider está muy consciente del ministerio de caridad de las órdenes religiosas medievales, pero señala que no se desarrollaron exclusivamente para lo que él llama ayuda organizada. Las instituciones sociales organizadas exclusivamente para una misión de caridad fueron algo nuevo en el siglo XIX.
2. Disponible en el sitio web de RaD (www.rad.bham.ac.uk)
3. Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán.
4. La frase “maldición de los recursos” fue acuñada para referirse a la paradoja de que los países pobres, ricos en recursos naturales, por lo general no crecen económicamente. La tentación de buscar renta en contraposición a construir una economía moderna, malos manejos, corrupción y explotación es muy alta.
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