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FIGURA 3.5. Rendimientos agrícolas en las primeras sociedades en litros por acre (véanse las fuentes en el texto)
Si queremos saber cómo, por qué y dónde se desarrolló la agricultura intensiva, un lugar donde buscar es en el influyente trabajo de Ester Boserup. En 1965 planteó que las presiones demográficas incitan a las sociedades a adoptar formas de agricultura cada vez más intensivas para alimentar a un mayor número de personas con la producción de una misma parcela.33 Si esto es así, entonces las sombrías predicciones de Thomas Malthus –que solo se podría mantener a raya el aumento de la población mediante el hambre y las enfermedades– no siempre serían ciertas.34
Boserup también consideró lo contrario del círculo virtuoso de la presión demográfica que estimula la innovación agrícola. Fue lo que llamó “círculo vicioso de las poblaciones dispersas y las técnicas primitivas”.35 En las sociedades donde la gente hacía un uso muy extensivo de la tierra –por ejemplo, cambiando el cultivo de un campo a otro con mucha frecuencia–, la población tendría que dispersarse en pequeños asentamientos a lo largo de un área grande. Pensaba que las sociedades como esta podrían quedarse atrapadas en un nivel bajo de desarrollo económico, cultural y social. La ironía del círculo vicioso de Boserup es que este es precisamente entorno donde cabe esperar que prospere la democracia moderna.
La cuestión fundamental que debemos recordar sobre el modelo de Boserup es que la intensificación agrícola depende del desarrollo de nuevas técnicas. La propia Boserup puso mucho empeño en recalcar que las presiones demográficas no conducían inevitablemente a los avances tecnológicos. Esto significa que, para entender de dónde viene la democracia, en el siguiente capítulo deberemos analizar las innovaciones en las técnicas agrícolas, así como en otras tecnologías, y cómo se produjeron.
conclusión
Hemos visto una evidencia variada en este capítulo que apunta a una conclusión clara: cuando los gobernantes estaban en una posición débil respecto a sus gobernados, floreció la democracia temprana. Las características del entorno natural fueron un factor determinante de esta debilidad: cuanto más difícil era para un gobernante observar lo que estaba produciendo el pueblo y cuanto más fácil era para el pueblo marcharse a otro lugar, más probable era que los gobernantes compartieran el poder con un consejo. Las características de la organización estatal también desempeñaron un papel fundamental. Cuando los gobernantes tenían la suerte de contar con una burocracia, su posición respecto a la sociedad se vio fortalecida. La siguiente pregunta es cómo influyó la tecnología en que una sociedad desarrollara o bien una democracia temprana, o bien la alternativa burocrática.
1 Véase North, 1981. Véase en Kiser y Karceski, 2017 una explicación más general de la economía política de los impuestos.
2 Véase Boas, 1913.
3 Véase Vehrencamp, 1983.
4 Véase en Ahmed y Stasavage, 2020, un modelo de la teoría de juegos que ejemplifica este fenómeno.
5 Véase en Aghion y Tirole, 1997 una explicación de cómo la información puede conferir así un poder no oficial a alguien, aunque carezca de poder oficial. Aghion y Tirole asumen, de un modo poco realista, que quienquiera que reciba la información puede comprometerse con una acción. Baker, Gibbons y Murphy (1999) consideran la misma cuestión en ausencia de compromiso. Véanse también los comentarios relacionados de Barzel (1997 y 2002).
6 Por tanto, se ha sostenido que la recaudación de impuestos surgió donde la burocracia era débil. Véase Levi, 1988, pp. 71-74. Johnson y Koyama (2014) consideran un elemento más de la recaudación de impuestos: los gobernantes recurrían a menudo a camarillas de recaudadores para otorgar préstamos. Un sistema como este permitía la financiación de la deuda, pero a expensas de que se revelara menos información debido a una menor competencia entre los recaudadores.
7 Esta idea ha sido puesta de relieve por Diamond (1997). Véase en Childe, 1950 una propuesta anterior de este punto de vista. Véase en Ang, 2015 un ejercicio estadístico reciente. Olsson y Paik (2016) aportan evidencia econométrica para sostener que las regiones que hicieron antes su transición a la agricultura son hoy más pobres que aquellas que experimentaron una transición más tardía.
8 Véase Galor y Özak, 2015 y 2016.
9 En todos los análisis donde utilice el potencial calórico, utilizaré el logaritmo natural de valor de Galor y Özak, y le añadiré uno de modo que las áreas con un potencial calórico de cero sigan teniendo un valor definido. La alternativa de utilizar una transformación seno hiperbólica (en vez de log+1) produce unos resultados casi idénticos. Otro problema de esta medida es que excluye las posibles contribuciones del ganado, que se pueden considerar una fuente natural de insumos agrícolas por su estiércol. Los resultados que presento en esta sección no se ven afectados de forma significativa al restringir los análisis a las sociedades donde no se utilizaba el ganado para el abono.
10 Esta diferencia es también estadísticamente significativa. En una regresión de mínimos cuadrados ordinarios (OLS, por sus siglas en inglés) del Estado central (binario) sobre una medida continua de potencial calórico, el coeficiente sobre el potencial calórico es 0,27 y el error estándar es 0,009. En este entorno, un incremento estándar del potencial calórico se asocia con un aumento de ocho puntos porcentuales de la probabilidad de tener un Estado central.
11 Véanse en Mayshar et al., 2017 el argumento teórico y los resultados empíricos.
12 En una regresión de mínimos cuadrados ordinarios (OLS) de una variable para el Estado central sobre la medida continua del potencial calórico, el coeficiente sobre el potencial calórico es estadísticamente significativo (p = 0,044) en una regresión que no incluya variables de control, pero la adición de controles tanto para los efectos fijos de la región o las coordinadas geográficas (o ambos) produce un coeficiente sobre el potencial calórico que ya no es estadísticamente significativo.
13 Huning y Wahl (2016) adoptan una estrategia similar.
14 La SCCS provee una única ubicación señalada para cada sociedad, pero no información sobre las delimitaciones geográficas más generales en que existía la sociedad. Por tanto, el indicador de la variabilidad calórica se construyó utilizando la variación localizada entre cada celda y después promediando esta variación en una zona de veinte kilómetros alrededor de la sociedad señalada. Todos los resultados estadísticos relativos a la correlación entre la presencia de un consejo y la variabilidad calórica fueron insensibles a la elección entre zonas más grandes de hasta doscientos kilómetros y zonas más pequeñas de hasta cero kilómetros.
15 Véase el trabajo de Ahmed y Stasavage (2020), que muestra que esta correlación entre la presencia del consejo y la variabilidad calórica es estadísticamente significativa en un gran abanico de especificaciones de regresión.
16 Véase en Jorgensen, 1980 una descripción del conjunto de datos sobre los nativos del noroeste americano.
17 En las sociedades nativas americanas que no practicaban la agricultura, debemos esperar, lógicamente, que la variabilidad calórica afecte menos a la presencia del consejo y, en efecto, este es el caso. Si acotamos la muestra a aquellas que sí practicaban la agricultura, entonces observamos una correlación estadísticamente significativa entre la variabilidad calórica y la presencia del consejo en una regresión que controla por coordinadas geográficas.
18 Véanse los resultados estadísticos en Ahmed y Stasavage, 2020.
19 El término se deriva del título de Crosby (1972).
20 Véanse los resultados estadísticos en Ahmed y Stasavage, 2020.
21 Véanse Ayittey, 1991, p. 176; Greer Smith, 1925, y Lowie, 1927. Véase también Asiwaju, 1976 y Barfield, 1993.
22 Véase en Allen, 1997 una explicación de la circunscripción en el Egipto antiguo. Trigger (1993) describe los patrones de asentamiento anteriores y su posterior transformación.
23 Véase Knight y Steponaitis, 2007 a propósito de Moundville. Gramly (1977) explica que también pudieron surgir las presiones de la circunscripción entre las sociedades forrajeras.
24 Esto sería respaldado por la evidencia descubierta en Gramly, ibíd., aunque lo cierto es que deriva de los bosques del noreste americano, y no del oeste del continente norteamericano.
25 Esto se basa en los cálculos de la población en Durand, 1977.
26 En el caso de las sociedades que se alimentaban principalmente de la producción agrícola, no deberíamos esperar que los aumentos de la densidad de población se asocien con una menor presencia de consejos hasta que no se alcanzaran unos mayores niveles de densidad. En la muestra transcultural estándar, encontramos un resultado similar al que vemos entre los nativos del oeste de América del Norte. La presencia del consejo se vuelve menos probable una vez que la densidad de población supera el bajo umbral de las cinco personas por milla cuadrada. Entre las sociedades que sí practicaban la agricultura, la presencia del consejo solo es más probable una vez que se alcanza la densidad de quinientas personas por milla cuadrada. Esta es una evidencia más de que la democracia temprana era más probable cuando la gente tenía la posibilidad de marcharse.
27 Véanse Engels, 2010 respecto a lo primero y Greer Smith, 1925, pp. 73-77 respecto a las Grandes Llanuras.
28 La presencia o ausencia de burócratas fue codificada por Martin Whyte (1978). Por razones de viabilidad, Whyte codificó esta variable solo para la mitad de las sociedades de la muestra transcultural estándar. Puesto que eligió esta submuestra al azar, debería preocuparnos menos el sesgo de selección de la muestra que en el caso contrario.
29 Véase el trabajo de Ahmed y Stasavage (2020), que aportan pruebas estadísticas para respaldar esta conclusión.
30 Véase Erickson, 2006 a propósito del debate sobre esta cuestión. Él hace hincapié en que, si bien existían estos casos “verticales”, en muchos otros casos la población local desarrollaba por su cuenta un sistema de producción agrícola intensiva. Que la agricultura intensiva surja como parte de un proceso vertical de arriba abajo o de abajo arriba no tiene relevancia para el argumento que planteo aquí, ya que en ninguno de los casos la intensificación hace la producción más legible para los forasteros. Algunos han sostenido también que la agricultura intensiva, en especial si incluye riego, requiere la presencia de un Estado burocrático para gestionarla. En lo sucesivo tenderé a alejarme de dichos argumentos, porque, históricamente, muchos sistemas de riego han sido gestionados de manera centralizada. Ostrom, 1990 es una referencia clave al respecto. Véase también en Boix, 2015 su crítica a Wittfogel, 1957, pp. 89 y 125. Veremos a Wittfogel en mayor profundidad en el capítulo vi.
31 El rendimiento del trigo de la Inglaterra medieval proviene de Titow, 1972; el de Egipto (ca. 2000 a. C.), de Miller, 1991, y el rendimiento de la cebada de la tercera dinastía de Ur, de Maekawa, 1974. Estos son rendimientos en bruto que no tienen en cuenta cuántas semillas se necesitaban para producir resultados. Para tener en cuenta esto necesitaríamos considerar lo que comúnmente se llama “proporción de semillas”. Si se piensa en los términos de la proporción entre el rendimiento agrícola obtenido y las semillas sembradas, entonces esta cifra era entre tres y cinco veces más alta en Sumeria y China que en la Inglaterra medieval, y no hay razones para pensar que Inglaterra no era representativa de la Europa de la época. El rendimiento chino de la dinastía Tang provienen de Liu, 2015, p. 27.
32 Si bien muchos autores pioneros, desde Bloch (1966) y Duby (1972) en adelante, retrataron una agricultura europea atrasada debido al bajo rendimiento de las cosechas, otros trabajos más recientes han matizado esta conclusión, en particular para el periodo moderno temprano. Hoffman (2000, p. 99) reporta un aumento constante de la productividad total de los factores en muchas provincias francesas durante esta época.
33 Véase Boserup, 1965.
34 Véase Vasey, 1992, p. 183.
35 Este es el título del cap. 8 de Boserup, 1965.
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